Capítulo 12
- Buenos días, Aiden...
Sonreí con diversión al verlo sonrojarse, murmuró un rápido "buenos días" tartamudeando en el proceso, antes de alejarse rápido y avergonzado. Me reí con gracia y ternura, sabía que lo que pasó le gustó pero es demasiado inocente para afrontarlo.
Seguí mi camino hasta fuera del castillo donde me dijeron que debía entregar las cargas que tenía en mano. Se las di al hombre con la carreta pero entonces escuchamos trompetas.
- ¡El príncipe Azriel, ha regresado!
Mi cuerpo entero reaccionó ante aquel anuncio, sin darme cuenta fui corriendo a mirar más de cerca como él, junto a muy poco soldados, comparado con la cantid con la que habían ido... cruzaban el puente hasta el castillo donde todos los recibieron.
Se veía bien, no parecía herido, solo sucio. Pero... caminaba un poco adolorido.
- Príncipe, Azriel... ¿Está... ?
- Estoy bien. Preocupense por los demás, iré a mi habitación. Que nadie me moleste.
Su mirada se encontró con la mía, sentí un fuego encenderse en mi interior, él lo causó. Su mirada era clara, no quería ni que me acercara a él, apartó la vista y fue hasta dentro del castillo.
Miré a todos lados encontrando a su familia preocupados por él, Larissa y la reina más que nadie.
- Oye, Lena ¿Por qué estás haciendo nada? Vamos, tenemos cosas que hacer.
- Sí, Serafín.
Miré una vez más hacia la familia real y los soldados heridos, para luego irme tras Serafín a terminar con mis tareas.
¿Realmente Azriel llegó con dolo suciedad y molestia... ?
Regresé dentro del castillo y de inmediato me mandaron a llevar las mantas limpias del príncipe Kayden. Las agarré y llevé escaleras arriba, pero mientras me acercaba escuché voces.
- ¿Realmente estás bien? No lo pareces.
- No tienes que preocuparte, Kayden. Solo ve a hacer tus tareas, yo solo necesito descansar.
- Azriel...
- Hablaremos luego ¿Si?
Los vi justo cuando Azriel se metió a su habitación y cerró la puerta antes de que Kayden pudiera seguir insistiendo. Él suspira profundo pero me ve y cambia completamente.
- Lena...
- ¿Todo está bien, príncipe?
- Te dije que me llamaras Kayden - sonríe de lado pero vuelve a suspirar - No lo sé, siento que Azriel está raro... pero supongo que por ahora debería dejarlo tranquilo.
- Sería lo mejor, no queremos que luego se enoje por tanto insistir.
Kayden ríe leve pero asiente dándome la razón, hasta que se fija en lo que traía en manos.
- ¿Son mis mantas? Déjame ayudarte con ellas.
- No es necesario, es mi trabajo llevarlas.
- Sí, pero yo también puedo hacerlo.
Me arrebata la mitad de lo que traía y yo resoplé rendida.
- Bien, pero que Serafín no se entere.
- ¿Quién dijo que quería que eso sucediera? Jamás.
Ambos reinos mientras comenzábamos a caminar hasta su habitación, la cual no era ni tan lejos, solo un par de puertas después de la de Azriel.
- Oye, parece que te llevas mejor con todos aquí. - menciona.
- Supongo... prefiero eso a que me odien, como otros.
Rodé los ojos pero Kayden ríe.
- Azriel es algo especial en el tema de confianza. Pero verás que dentro de poco se acostumbrará a ti y todo irá mejor.
- Espero.
Ambos entramos a su habitación y pusimos las cosas en un lugar provisional; sin darme cuenta, Kayden comenzó a ayudarme a tender su cama.
- Hey ¿Sabes que le ocurre a Aiden? Anda muy extraño.
Me aguanté la risa mientras pensaba en lo que le pasaba exactamente.
- Ni idea, pero sí... también lo noté.
- Hm... ¿Qué le pasará? Seguro volvió a encontrarse con una escena sexual en uno de sus libros.
- Tal vez... al parecer fue muy fuerte.
- Sí... seguro fue eso.
Acomodé las almohadas una vez terminamos con las mantas, Kayden solo me mira hacer mi trabajo por un momento y yo lo vi de reojo.
- ¿Y usted... digo, tú? - me enderecé y lo miré - ¿Nunca ha leído alguna de esas escenas?
- Claro, y las he vivido. - sonríe de lado - así que no soy tan sensible ni avergonzado.
Kayden se acerca a mi a paso lento, yo quería jugar con él así que retrocedí fingiendo nerviosismo por él.
- Se nota completamente.
Termina por acorralarme contra la pared y se acerca más para apegarse a mi.
- ¿Qué pretendes hacer, Kayden... ?
- Tengo muchas ideas en mente... ¿Qué dices tú?
- Me encantaría... - acerqué mi rostro al suyo y mis manos en su pecho para acariciarlo leve.
Él sonríe y entre cierra los ojos por el agrado de mi tacto y mi cercanía, pero me escapé pasando bajo su brazo sorpréndiendolo.
- Pero sigo con trabajos pendientes... no puedo perder más tiempo, así que... nos vemos, príncipe Kayden.
Hice una pequeña reverencia ocultando mi sonrisa divertida antes de alejarme e irme de su habitación cerrando la puerta tras de mi. Solté una risita pequeña antes de ir a continuar con mis tareas.
No era mentira, luego del día con Aiden... se me acumularon las tareas.
***
***
- Buenas noches, Lena.
- Buenas noches.
Me despedí de las demás para ir a mi habitación, Rey se me acerca y yo lo acaricié bastante.
- Lo siento amigo... hoy también saldré.
Escuché su chillido de protesta pero eso solo me hizo reír, besé su cabeza y me fui a preparar. Usé el mejor vestido que encontré y volví a escaparme hasta la habitación de Azriel.
Iba a tocar la puerta pero gracias al silencio de la noche pude escuchar lo que ocurría dentro de la habitación, eran gemidos... pero gemidos de dolor y masculinos.
Dudé en si debía tocar la puerta pero lo hice, mi cuerpo temblaba al escuchar el silencio momentáneo antes de escuchar las pisadas pesadas y fuertes. Entonces abrió la puerta y me vió con molestia.
- ¿Qué haces aquí? Creí que te había quedado claro que no quería que aparecieras.
Su voz me hizo dudar y asustar un poco pero antes de poder decir si quiera un murmullo, noté por el rabillo del ojo que la camisa que llevaba comenzaba a tornarse de un rojizo que se extendía bastante. Azriel sigue mi mirada y maldice a la vez que trataba de cubrirlo.
- Vete de aquí, no quiero nada de ti.
Fruncí los labios, ya no quería nada sexual, ahora quería saber que se supone que estaba escondiendo para no preocupar a los demás. Trató de cerrar la puerta en mi rostro pero lo impedía e hice que la abriera de nuevo y entré antes de que me echara.
- ¿Pero qué... ?
- Sé que no quieres preocupar a tu familia ni a los demás que te importan... pero yo no soy ellos, no planeo decírselos tampoco. Y puede echarme, hacerme desaparecer o lo que quiera por esto... pero me vas a mostrar la herida quieras o no.
Su rostro demostraba la sorpresa por mis palabras pero la cambió rápido por una de hastío.
- ¿Por qué debería?
- Porque si la herida no es atendida, va a empeorar. Ahora... no discutas más que parecer peor que un niño berrinchudo.
Agarre su mano y lo jalé hasta la cama para sentarlo allí y abrir su camisa mal puesta, estaba claro que al momento de que yo tocara la puerta de la puso rápido para ocultar la herida.
- ¡Hm!
Abrí los ojos de par en par al ver un zarpazo enorme en todo su pecho. Me alejé cubriendo mi boca con ambas manos, la sangre la detuvo al coser la herida a medias... pero seguía saliendo bastante de esta.
- Azriel...
- Puedes perder la cabeza por esto. Te dije que no...
- ¡Eso no importa! - me callé al instante y suspiré - Iré a buscar al doctor, no te muevas de aquí.
- No.
Azriel sujeta mi mano justo a tiempo antes de que pudiera alejarme más, sentí su agarre firme pero lo aflojó un poco y mi piel bajo su mano hormigueaba.
- Si despiertas al doctor le dirá a mi familia. Se preocuparan y no quiero eso.
- Claro que se preocuparán, ellos te aman y no quieren verte herido. Iré a buscarlo.
- Es en serio... no vayas... - resopla negando con la cabeza pero me mira - si tanto quieres ayudarme... hazlo tú.
- ¿Qué?
- Ayúdame a coser la herida, no puedo hacerlo yo mismo... lo puedes notar.
- Jamás he cosido una herida, yo...
- Es como coser ropa, solo que en piel humana... no es tan difícil.
- Tú no has podido hacerlo ¿Y dices que no es tan difícil?
- Claro que no pude yo mismo, me duele.
Jamás pensé que lo escucharía decir aquello, creí que era de esos que nunca admitirían cuando algo les duele. Lo miré un momento pero luego a su herida, suspiré profundo.
- Está bien... ¿Dónde tienes las cosas para... coser?
Azriel me mira antes de soltarme y apuntar hacia la mesa de noche.
- Allí.
Asentí. Caminé hasta la mesa y busqué por esta las cosas, las encontré fácil ya que las había tirado seguramente para esconderlas de su familia si era alguno de ellos y no yo. Agarré todo y me acerqué a él, me senté a su lado pero miré todo.
- Am... mejor será que te recuestes...
Azriel suspira pero me hace caso, se acuesta y yo miré los hilos mal puestos. Resoplé desesperandome un poco ya que jamás había visto una herida así, tenía miedo de hacer algo mal.
- Hm... no sé si pueda.
Me levanté dejando las cosas en la cama y resoplando varias veces.
- Por favor, Lena. Moriré si no me ayudas...
Y sería una primera victoria para mi. Podría usar eso de excusa, no tuve que hacer nada más que dejarlo tirado y el peor de los integrantes de la familia ya no estaría aquí. Estaría más cerca de volver a casa...
Sacudí mis manos como si con eso fuera a quitarme el temblor en mis manos. Me di vuelta y volví a acercarme a él con paso decidido. Comencé a estirar los hilos para sacarlos y así abrir la herida de nuevo.
- ¿Qué haces?
Me agarra la muñeca pero su agarre era débil, comenzaba a verse pálido por la pérdida de sangre. Empujé su brazo y segui quitando los hilos, la sangre comenzaba a salir mucho más que antes.
- Quieres matarme... realmente tú...
Agarré la aguja y el hilo, como nunca antes lo henebré rápido y comencé a coser su herida.
- Empezaré de cero, quédate quieto o no podré hacerlo bien.
Se queja cada vez que traspasaba la aguja por su piel, era obvio que lo haría pero también era obvio que intentaría no demostrarlo mucho, intentó aguantarse. Eran cuatro filas de cortadas las que tenía que coser, apenas terminé la primera, la más grande.
- ¿En serio... me ayudas?
- Silencio. No puedo concentrarme y tú no tienes que hablar más. Vi... quiero decir, leí mucho y en estas situaciones la víctima no tiene que hablar.
- Jm... no soy una víc..tima...
- Lo que sea, solo... cállate... y déjame concentrarme.
Terminé dos cortadas más pero en la última, Azriel comenzaba a desmayarse por el dolor. ¿Tenía que mantenerlo consciente? Am...
Le di un golpe en la frente que lo hizo despertarse un poco.
- No te duermas, creo que puede ser peligroso...
- ¿Crees... ?
- Solo no te duermas, Azriel. Si lo haces... - pensé en algo que decir - si lo haces iré a llamar al doctor y a decirles a todos lo que te pasó.
Él suspira profundo.
- Está bien... intentaré mantenerme despierto.
- Bien.
Seguí cosiendo y de vez en cuando miraba a Azriel para saber si estaba despierto o no, por suerte sí lo estaba. Finalmente terminé de coser la herida y yo me separé suspirando sorprendida y más aliviada.
- Listo... traeré para limpiar un poco...
Me levanté y fui al baño, agarré un recipiente de allí y lo cargué de agua, también encontré su camisa con la que había llegado así que la agarré y arranqué un pedazo, limpié esta y regresé con Azriel. Lo encontré sentado, tocando levemente su herida.
- No hagas eso. Puedes soltar los hilos, estos no son para coser heridas...
- No me digas...
Me acerqué y de forma automática me arrodillé frente a él, dejé el recipiente con agua a un lado y remojé la tela para luego acercarme a Azriel apoyándome en una de sus piernas y tocando leve la herida para limpiarla.
- Esto es un poco comprometedor... ¿No lo crees?
- ¿Eh?
Lo miré pero luego reaccioné, sin creérmelo o esperarlo... sentí mis mejillas arder, me alejé un poco.
- Yo... am... Bueno, no es mi culpa que tu mente sea tan sucia como para pensar en eso justo ahora. - me levanté pero dejé la tela en su hombro - límpiate solo, yo me iré a dormir.
- Hey.
Escuché su risa a la vez que sentía su mano sujetar mi muñeca, me mira con... una sonrisa. Me quedé sorprendida al verlo así, que no pude decir nada más ni moverme.
- Era una broma. Dios, que seria eres.
- Y lo dices tú ¿No?
- Pues si. - rodé los ojos pero él vuelve a reír - no diré nada más... pero en serio no puedo solo, si es por mi me detengo ahora por el dolor, pero tú no lo harás.
- Pues como a mi no me duele...
- Exacto, además... creo que en el fondo te agrada que me esté quejando y necesite tu ayuda. ¿Cierto?
Me crucé de brazos y aparté la mirada.
- Hm... tal vez...
- Entonces... ahora te lo estoy pidiendo.
Resoplé pero asentí, volví a arrodillarme frente a él, un poco más consciente de cómo estaban las cosas así que me repetía una y mil veces que esto solo era para limpiar su herida. Agarré de nuevo la tela y la remojé para volver a limpiar, el agua no tardó en tornarse rojiza pero justo a tiempo pude terminar.
- Listo...
Fui a tirar el agua limpié el recipiente y me llevé hasta su ropa sucia. Azriel se miraba el pecho para cuando regresé y trataba de no tocarse la herida, entonces me mira.
- Gracias...
- No... fue nada... Será mejor que uses algo como un vendaje, o la sangre se derramará. Mañana vendré temprano y limpiaré tus mantas, por si no quieras que alguien más lo haga y vea la sangre.
- Entiendo... está bien...
- Bueno... me voy.
Azriel asiente, no dijimos más nada y yo me fui rápido de allí. Cuando cerré la puerta tras de mi dejé escapar todo el aire acumulado inconscientemente en mis pulmones. Fui a mi habitación y vi a Rey durmiendo ya. Dejé la ropa ensangrentada escondida, me cambié y me acosté en la cama para intentar dormir.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top