Capítulo 11
- Lena... Lena, despierta.
Casi mi caí de donde estaba a la vez que sentía que me movían por el hombro.
- ¿Si?
- Tienes que llevar esto.
Me entregan una canasta con ropa sucia, hice una mueca por el olor, pero suspiré y miré quien me hablaba, dándome cuenta de que se trataba de Sarah.
- Seguro.
Bostecé y comencé a caminar hasta la lavandería en donde otras chicas trabajaban, yo se las dejé y me estiré para desperezarme.
- Wau Lena, trabajas mucho...
- ¿Eh?
- Sí, se nota que estás cansada. Eres la que más trabaja de nosotras.
- Concuerdo, suelo verte en la noche yendo y viniendo ¿Por qué no dejas lo que tienes que hacer para hoy?
Es porque mi nuevo trabajo también es complacer a los príncipes gemelos que me llaman todas las noches, a veces en la misma... además de que aprendieron algo nuevo... a compartir... o mejor dicho, a compartirme a mi. Ay Dios... es placentero pero cansado totalmente.
- Porque si lo dejo se me acumularán las tareas y estaré peor... así que es mejor seguir de este modo.
- Entonces déjanos ayudarte.
- Oh, no, no. No es necesario, además... me gusta hacer y terminar mis tareas por mi misma, sin ayuda...
- Ya veo... está bien, comprendemos.
Asentí sonriendo, me di vuelta y fui hasta la cocina de nuevo, solo que en el camino volví a mirar por la ventana... tenía la esperanza de ver a los soldados de Azriel regresar finalmente. Ya hace dos semanas que se habían marchado...
¿No habrán muerto... ?
- ¿Sucede algo?
Miré hacia un lado encontrándome con Aiden que llevaba un libro en manos. Me di vuelta completamente hacia él e hice la ya sabida reverencia, me sale automático ahora.
- No se preocupe, príncipe, todo está en orden.
- ¿Segura?
- Completamente... - miré el libro en sus manos, se veía interesante - ¿Cómo se llama ese libro?
- ¿Eh? Oh... "Nuestra última vez" pensaba empezarlo ahora... - lo mira pero parece tener una idea así que vuelve su vista en mi - ¿No quisieras leerlo conmigo?
- ¿En serio?
- Por supuesto. Leer acompañado suele ser una experiencia muy divertida.
- Siento lo mismo... pero me temo que no podrá ser, tengo tareas que hacer aún y...
Escuchamos a alguien caminando y vimos a una de las criadas que llevaba cosas en manos, Aiden la detiene sonriendo.
- Marie, dile a Serafín que Lena tendrá el día libre. Está muy demacrada por todas las tareas... solo mírala.
Lo último lo susurra cerca de ella quien me mira y sonríe con un poco de diversión antes de cerrar los ojos e inclinarse un poco.
- Entiendo. No se preocupe, príncipe, se lo haré saber a Serafín.
- Gracias.
- Con permiso.
Ella vuelve a hacer otra reverencia y se aleja, yo vi como Marie se iba pero regresé mi mirada a Aiden.
- Ahora estás libre.
- Está bien... pero yo no me veo demacrada. - me quejé de brazos cruzados y consiguiendo que Aiden riese.
- Sí, díselo a su reflejo. Vamos.
Ambos caminamos hasta el lugar donde Aiden quería leer el libro, el salón secundario. Allí fue donde lo vi por primera vez, lo recuerdo. Nos sentamos en el mismo sofá y Aiden coloca el libro abierto en medio de los dos.
- Antes que nada... ¿Cómo crees que termine? - pregunta Aiden.
- Pues... por como se lee el título cualquiera diría que mal, que o uno muere o se separan... pero por muchos años he leído libros engañosos, así que... realmente no tengo idea.
- Lo entiendo, me ocurrió lo mismo.
- Solo hay que leer para saber.
Aiden asiente y ambos prestamos atención al libro comenzando a leerlo. Era divertido porque nuestras reacciones eran similares y al mismo tiempo. Nos reíamos por aquello pero no tardábamos en volver a leer.
Para cuando terminamos de transportarnos a otro mundo gracias a un libro... ya era muy tarde.
- Wau...
Aiden asiente.
- Wou...
Sin embargo, yo sonreí.
- Era lo que esperaba. Realmente me encantan estos libros.
- A mi igual, aunque... esa escena...
Me reí al ver su sonrojada mirada apenada. Al parecer no se esperaba encontrar una escena caliente, además de que como yo leía con él se avergonzó más.
- Esas interacciones son importantes en una relación, y ponerlas en una historia es lo que le hace más realista y detallada ¿No lo crees?
- Pues si... pero aún así...
Me reí levemente otra vez.
- Pero si lo piensas mejor... es lindo, porque él no sabía nada de ese tema, era muy inocente... y ella no quería que muriera sin haber vivido esa experiencia.
- ¿Qué tiene de interesante eso?
Realmente era muy inocente y avergonzado. Me causaba gracia y ternura a la vez.
- Tiene muchas cosas de interesante y es algo que... ¿como decirlo? Bueno, es increíble.
- ¿En serio? - asentí - ¿Tú ya lo has hecho?
- Uff, un millón de veces, una vez que lo pruebas ya no quieres salir.
- Las drogas no son buenas.
Ambos nos reímos bastante, yo más por la expresión que había puesto al decir aquello.
- Totalmente, pero esto no es dañino... si te sabes cuidar.
- Hm...
Él no parecía muy convencido, y a mi se me encendió el foco, tenía la oportunidad de acercarme más a Aiden.
- Puedo enseñarte.
- ¿E..Eh?
- ¿No tienes curiosidad? Por todo lo que describen los libros... es algo que hay que probar, ¿alguna vez no te has..., disculpe mi vocabulario, tocado... al leer algo así?
Se sonroja muchísimo más que antes y aparta la mirada, aprieta sus manos en sus rodillas y yo solo esperé su respuesta.
- Bueno... t..tal vez... - sonreí.
- Entonces... ¿Por qué no intentas hacerlo? Tienes a tantas chicas dispuestas a hacerlo...
- E..Es que no quiero hacerlo con cualquiera...
- Entiendo... me lo imaginé.
- P..Pero...
Lo miré rápidamente mientras él continuaba nervioso y apenado por todo esto.
- Bueno... yo... am... luego de leer eso hoy... contigo...
Al instante miré lo que sus brazos estaban cubriendo hasta el momento, sabía exactamente lo que sucedía entonces me levanté y me puse frente a él, arrodillándome y queriendo abrir sus piernas.
- ¿Q..Qué qué... ? ¿Lena?
- No te preocupes, no tenemos que hacer todo lo que dice el libro pero... puedo hacerte calmar y... enseñarte a la vez.
- P..Pero yo...
- Está bien... Aiden... - se sobresalta y se sonroja - confía en mi, te haré sentir bien.
Él me mira a los ojos pero sentí que ya no hacia fuerza en mantener sus piernas cerradas. Así que pude abrirlas, me acerqué más a él y vi el bulto en sus pantalones, lo toqué ligeramente y él se sobresaltó.
- Mhm...
Lo saqué y lo tomé entre mis manos de una vez, él se contrajo varias veces y se sonrojó hasta los pies.
- Solo relájate...
Suspiré contra la piel de su miembro el cual parecía ponerse más duro y entonces lo besé, él estaba realmente sensible, se sobresaltaba por todo, yo lamí toda su longitud. Lo metí en mi boca y comencé a mover mi cabeza, él se aferró al sofá, lo saqué y volví a lamerlo.
- L..Lena... yo... ¡Ah... !
Cubrí la punta con mi pulgar y él se sorprendió por aquello, hizo una mueca.
- Aún no... déjame hacer que disfrutes más...
Traga grueso y yo volví a masajearlo y usar mi lengua con él. Volvió a contraerse y a aferrarse al sofá. Tiró su cabeza hacia atrás y no pudo controlar sus gemidos, eran suaves... delicados... muy inocentes.
- N..No puedo... no puedo más...
- Está bien... ya puedes correrte.
Solté la punta y una gran cantidad de semen salió disparada hasta mi rostro. Él soltó un gemido más largo y seguido por jadeos.
- ¡L..Lo siento!
Dice viendo mi rostro, pero yo sonreí y agarré la tela de mi vestido, no me importaba mancharlo, yo era la que lo lavaría luego. Me limpié y me levanté.
- ¿Quieres terminar así? Puedes tocarme si eso quieres.
Él me mira y luego a mi cuerpo, suspira un poco mirando mucho mis pechos entonces supe lo que quería. Agarré sus manos, a pesar de que trataba de alejarlas, reafirmé mi agarre en ellas y las llevé hasta mis senos apoyándolas allí.
- No temas... puedes hacer lo que quieras, Aiden.
Por el sobresalto de escuchar su nombre como un suspiro apretó mis senos y yo, para animarlo, solté un gemido.
- Ah...
Volvió a sonrojarse, pero pareció gustarle, así que volvió a apretarme y yo a gemir o jadear. Entonces hice que metiera sus manos dentro de mi vestido, mientras él me masajeaba, yo bajaba las telas para destapar mis senos, se sorprendió mucho más. Era obvio que jamás vio los pechos de una mujer.
- Aiden...
Él estaba hipnotizado por completo, sus manos se movían más animadas y apretaban mis pezones yo sonreí sabiendo que ya lo tenía. Me acerqué a él y besé su cuello antes de abrazarlo por este y acercarme a su oreja.
- Así... sí, Aiden...
Sus manos pasaron a mi trasero, lo hizo por encima y luego por debajo del vestido, entonces sonreí aún más. Todo estaba yendo bien.
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