capítulo 05

—¿Te molestaría decirme por qué hueles a perfume?

Jungkook se sintió un poco asustado. Había olvidado por completo tomar una ducha para que se fuera el olor del perfume porque sabía que Lalisa lo notaría y, por supuesto, le preguntaría acerca de ello. Honestamente no sabía por qué aquello se le había escapado.

Bueno, tal vez si lo sabía.

Tal vez era por cierto chico con hermosos labios.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

           

          
₍  ♡  ₎
          

          

         ⠀ 

Todo sucedió temprano en el día cuando Jungkook fue a Pretty a visitar a cierto rubio. Cuando el castaño entró a la calmada —casi vacía— tienda, inmediatamente vio a Jimin. La espalda de este estaba encarando a Jungkook y silenciosamente fue hacia él notando que estaba escribiendo en un portapapeles sobre el mostrador.

Era probablemente relacionado con el trabajo, de cualquier forma, esa no era la prioridad principal de Jungkook.

Se arrastró silenciosamente hacia Jimin y esperó unos cuantos segundos para asegurarse de que el rubio estuviera profundamente concentrado. Cuando contó hasta cinco, Jungkook agarró las caderas de Jimin y tiró de este hacia él. El más bajito abrió la boca sorprendido y tropezó hacia atrás, dejando caer su lapicero y su espalda chocando contra el pecho del castaño.

Jimin colocó su mano sobre su acelerado corazón hasta que sintió el pecho de Jungkook vibrar por su risa. Estaba en shock y su corazón latía irregularmente. Y tal vez puede que no sólo sea porque el más alto lo había asustado.

Jimin se volteó y Jungkook de alguna forma continuó sosteniendo sus caderas. Miró directamente hacia el castaño y lo golpeó con algo de fuerza. —¡Como te atreves, Jungkook! ¡Me diste un susto de muerte!

—Lo siento mucho, ¿me perdonas? —Jungkook lo miró con una mueca y soltó una risita, acercando a Jimin un poco más hacia él. El más bajito se sonrojó, mirando a su alrededor y alejándose un poco de Jungkook tímidamente.

Segundos después, el castaño miró hacia abajo encontrando el lapicero de Jimin, el cual rodó por sus pies, para luego agacharse y recogerlo. Jimin —curioso por ver lo que Jungkook hacía ahora— miró hacia abajo y vio a este con una sonrisa descarada sosteniendo su lapicero.

El rubio rió y tomó su lapicero de vuelta. —Levántate, Jungkook. El piso puede estar sucio.

Jungkook lentamente se levantó de su posición y continuó sonriéndole al rubio. Jimin caminó alrededor del mostrador y Jungkook tuvo tiempo de mirar alrededor de la tienda. Había unos cuantos clientes ojeando alrededor, absolutamente todos ignorandolos, lo cual estaba más allá de bien.

—Entonces, ¿qué hay de nuevo? —el castaño preguntó, colocando sus brazos en el mostrador mientras se acercaba al rostro del más bajo. Jimin, inconsciente de las acciones de Jungkook, estaba escribiendo algunos detalles finales en el portapapeles. Cuando terminó, lo colocó lejos y caminó hacia la sección de perfumes de la tienda. Jungkook lo siguió un poco confundido.

Jimin golpeaba su barbilla ligeramente con su dedo índice observando los estantes que estaban llenos de diferentes y lindas botellas de perfume. Finalmente decidido, tomó dos pequeñas botellas de plástico, una plateada y la otra de una mezcla entre azul y púrpura.

Se dirigió hacia el castaño, sonriendo inocentemente mientras sostenía las dos botellas hacia él. Jungkook alzó su ceja, aún confundido.

—Elige una. Ten suerte —Jimin rió.

Jungkook decidió ir por la botella azul-púrpura. El de hebras rubias asintió y alejó la plateada para abrir la mencionada. Rocío un poco en su muñeca y la olfateó. Asintió nuevamente para sí mismo, satisfecho con el olor.

—Cierra los ojos, por favor.

—¿Qué? De ninguna manera —el castaño negó y se cruzó de brazos, tratando de no dejar que las lindas mejillas de Jimin lo convencieran. Aquello se convirtió en una batalla interna.

—Oh, vamos, Jungkook. Cierra los ojos —pidió una vez más el rubio, soltando una risita encantadora para los oídos contrarios.

—No.

—Okay, enton... ¿qué fue eso? —el rostro de Jimin se tornó en uno serio mientras miraba detrás de Jungkook. Este último preocupado de que algo estuviera mal, giró su rostro y buscó a lo que Jimin estaba mirando; sin embargo, para entonces ya era muy tarde.

Jungkook sintió su cuello ser rociado. Giró rápidamente mientras Jimin soltaba una tierna risita, rociándolo continuamente. El castaño lo tomó de la muñeca antes de que pudiera rociarlo nuevamente y sostuvo la botella en el aire, por sobre sus cabezas. Caminó unos cuantos pasos hacia adelante para así poder acorralar a Jimin contra los estantes.

El más bajito continuó riendo, a lo que Jungkook no pudo contenerse y terminó por sonreír. Incluso con sus manos en el aire, Jimin lo rocío una vez más. Ambos podían oler el perfume cayendo en medio de ellos.

—Que divertido, Jimin, eso fue hilarante —Jungkook comentó, tomando la botella de las manos de Jimin y colocándola en un estante. El rubio sonrió, sin saber que Jungkook tomó una botella desde atrás y logró abrirla con una mano.

Jimin jadeó cuando vio al castaño con la botella, rociándole en ese momento. Usó su brazo libre para tratar de quitarle la botella a Jungkook, quien estaba ahora riéndose.

—¡Jungkook! Eres un idiota —Jimin bufó al momento de lograr quitarle la botella al más alto. Jungkook aún se encontraba riendo, había dejado ir la muñeca de Jimin para entonces.

Jimin al olfatear su camisa, estornudó cuando sintió demasiado perfume. Jungkook cruzó sus brazos regalándole al rubio una sonrisa burlesca cuando este comenzó a mirarlo amenazante.

—En mi defensa, tú preguntaste que había de nuevo —Jimin explicó y colocó una mano en su cadera. La sonrisa del castaño había caído un poco al resistir el impulso de llevarlo al baño para hacer cosas que no deberían.

—No sabía que tenías que atacar a los clientes para mostrarles los nuevos productos —soltó Jungkook burlesco. Jimin sonrió abiertamente, sus pequeños y visibles hoyuelos profundizandose.

—Primero que todo, no te ataqué; segundo, no eres un cliente —Jimin discutió nuevamente.

Jungkook tomó un paso adelante, sintiendo sus pies en medio de los de Jimin. La espalda de este chocó contra un estante mientras Jungkook rompió la barrera de espacio personal que había en medio de ellos. El rubio colocó las manos en el pecho de Jungkook rápidamente, mientras le miraba con una expresión que no se podía leer.

El castaño sonrió coquetamente. —Ya veo, ¿entonces que soy?

Un profundo sonrojo apareció en las mejillas de Jimin. La forma en la que miraba a Jungkook era tan inocente y hermosa que este sentía que se le iba el aire. Sus inocentes ojos mieles mirando los cafés de Jungkook. Eso únicamente hacía que el más alto lo quisiera besar. Y Jungkook se sintió a sí mismo inclinarse un poco, pero no podía. Él no podía hacerlo.

Se alejó despacio, tomando la muñeca de Jimin y acercándolo hacia el mostrador; este lo siguió sin tener opción alguna. Jungkook lo ubicó detrás del mostrador y se posicionó frente a él. El de hebras rubias funció el ceño ante la repentina acción, observando a Jungkook colocar su codo en el mostrador y posicionar su barbilla sobre él.

—Perdón, no quería distraerte del trabajo —fue lo que dijo Jungkook. Y no mentía, pues esa era una de las tantas razones. Las otras razones, aún no era capaz de decirlas en voz alta.

El resto del día, Jungkook y Jimin hablaban cuando el último mencionado no atendía a clientes. Era un día lento, era Lunes. Jungkook no podía negar que disfrutó cada pequeño segundo de ello. Él amó como Jimin reía, sonreía y hablaba. Todo fue tan tranquilo, calmado y relajado.

Jungkook estaba tan distraído por el rubio, que había olvidado encontrarse con Lalisa. Él realmente pudo haberse olvidado acerca de eso completamente sino fuera porque esta le envió un mensaje preguntándole donde se encontraba y si estaba listo.

Jungkook sólo se apuró en despedirse del más bajito, tocando de paso su pequeña nariz levemente para lograr que este entrecerrara los ojos tiernamente. Salió de la tienda tan pronto como pudo para ir a casa y cambiarse en ropa más decente.

Se encontró con Lalisa minutos más tarde frente a un teatro.

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

           

          
₍  ♡  ₎
          

          

         ⠀ 

—Estaba viendo algunos perfumes y quise traerte uno, pero al parecer dejé correr el tiempo —mintió, sonriéndole a Lalisa para hacerlo más creíble.

Esta sonrió encantada, entrelazando sus manos. —Aw, bebé, eso es tan lindo de tu parte. Me hace sentir alagada.

—Sí —Jungkook asintió y rió nerviosamente. Miró alrededor observando a las personas entrando al teatro. No sabía ni tenía la menor idea de que trataba aquello, sólo era Lalisa quien quería ir. Sintió su corazón latir desenfrenadamente cuando creyó haber visto a Jimin en un instante, mas se calmó y se dijo a sí mismo que lo más probable era que fuese algún otro chico.

Suspiró, sabiendo que no debería pensar acerca de Jimin de esa forma. Sus impulsos se hacían más fuertes cada vez que lo veía y no sabía que hacer al respecto. Necesitaba controlarlos antes de que hiciera algo de lo que se podría arrepentir más adelante.

Pero le asustaba que tal vez no se arrepintiera en absoluto de lo que haga con el bonito rubio de labios rosas.

Le asustaba que posiblemente Jimin se convirtiera en su mejor error.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top