XXIV. Un Lannister siempre paga sus deudas
Las Tierras de los Ríos
Meñique, Petyr Baelish
Los Gemelos estaban llenos de cadáveres.
«Arya entró a los Gemelos colocándose el rostro de una sirvienta para ir hacia Walder Frey… y ofrecerle una tarta hecha de sus hijos. Luego organizaron un banquete para el resto de Frey, su hermano y madre esperaban entre las sombras para brindar.
Luego rescataron a sus partidarios de las mazmorras para ir al Norte y sacar a los Bolton de Invernalia, de su hogar. Vió como Robb Stark estaba nervioso, su hermano observaba todo sin saber que decir.
Había perdido el Norte, y murió en una boda asesinado por sus aliados. Arya se ubicó al lado de su hermano y susurro:
-Eres el Rey.
-El Rey que Perdió el Norte-Protestó-. ¿Qué clase de Rey soy? Nadie querrá seguirme de nuevo-Sus ojos azules vieron a sus señores que estaban reunidos en el salón mientras los dos Stark y su madre esperaban alejados.
-También perdiste a tu esposa-Arya le sonrió en señal de disculpa a su madre luego de decirlo mientras la Tully Stark le echaba una mala mirada.
-Y a mis hijos-Suspiró él-. Y al de Jeyne que los Lannister la casaron con uno de sus vasallos.
-No era tuyo-Le recordó su madre, que poco a poco recuperaba el habla-. Era de un soldado Lannister, Robb.
-Lo sé-Jeyne lo engañaba.
Un hombre orgulloso y ruidoso que perdió dos dedos por un mordisco de Viento Gris, en un desafío a la capacidad de Robb Stark para liderar avanzó.
El Gran Jon siempre había sido uno de los apoyos más fuertes de Robb y ahora...
-¡El Rey del Invierno!-Exclamó.
-¡El Rey en el Norte!
-¡El Rey en el Norte!
-¡EL REY EN EL NORTE!
Robb sonrió y Arya lo abrazo, contenta. Ese día empezaron con los planes para recuperar Invernalia. Varys lo sabía gracias a sus avecillas y ayudaría a Daenerys Targaryen a aprovechar eso».
Ahí había muerto su querida Cat. Volteo al sentir unos pasos. Reconoció a la niña lobo.
-Lady Arya Stark-Le sonrió-. La Reina os busca. Luego de acabar con Stannis Baratheon recuperará Invernalia, su hermano esta con ella.
-¿Jon?-No pudo evitar preguntar, aunque iba contra el plan-. ¿Cómo está?
-Bastante bien, mi señora-«Enamorado de Rhaenys Lannister Targaryen».
-Regresad al Norte, tengo que ir a la Capital pero puedes volver al Valle con mis hombres.
Iba a espiar para Robb, tenía que ir. Asintió. Lo que no tenía en cuenta era que contra los deseos de su madre Robb iría al otro lado del Mar para hablar con la exiliada Targaryen.
Daenerys de la Tormenta.
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-Lord Tyrell está en Bravos, yo debería ir por Loras. Sé que él quiere a Stannis muerto pero no debí… debería estar con él.
-Adulterio-Le interrumpió Tyrion empujando la puerta para salir-. Te acusan de adulterio, Cersei está encerrada, debes saberlo.
-Nym, eso…-Recordó lo que le había prometido Nymeria sobre su tía-. Dioses-No sabía cómo habían hecho pero le debía mucho a Oberyn y a los Martell.
Tuvo una idea, le podía pedir a Tyene que estaba cerca del Gorrión Supremo que ayudará a Loras a escapar pero Dorne estaba demasiado lejos y enviar un cuervo no era seguro. Vió a Jon sólo mientras los salvajes pasaban el Muro y se acercó a él, olvidando el resto del mundo.
-¿Por qué me evitas?
-Majestad...-La miró, avergonzado, con esos ojos casi negros.
-Jon, tu me gustas-Aclaró, una vez que se habían apartado de todos.
-Robb...
-Está muerto, lo maratón los Frey, al igual que a lady Stark—Le recordó.
Jon la tomó por las caderas acercándose a Rhaenys y le dió un beso lleno de necesidad y ella sonrió, sinceramente como pocas veces.
-¡Rhae!-Apartaron a Jon de un golpe y él se estrelló contra la pared.
Harry Arryn estaba vivo y frente a ella. Lo apartó de Jon y le dió un abrazo.
-No-Se quejó él, alejandola de él-. ¿Que hacías? ¿Que hacían? ¿No deberías estar con Loras, o ir a por Stannis en vez de besarte con el hermano bastardo de Robb Stark?
-Harry-Espetó, tenía razón pero...
-Hay una amenaza Más Allá del Muro, el Rey de la Noche…
-Cállate, Nieve.
-Harry, tú no puedes juzgarme. Tu tienes dos bastardas, si se te olvidaba.
-Tengo algo para ti-Cambió el tema, con fastidio-. ¡Myrcella, ven, Su Majestad quiere verte!
La niña rubia apareció envuelta en muchas pieles, se acercó a abrazarla luego de ver con desconfianza a los hombres de la guardia de la Noche.
Ángelus suspiro, preocupada. Cersei iba a enloquecer y Tywin no iba a alegrarse al saber que perdió su alianza con Dorne. El más afectado iba a ser Loras, daba igual que le pasará a Margaery.
«Mi tía encontrará una forma de matar a Loras y librarse de la fe».
Tenía que decidir, y pronto.
-Cambia a Myrcella por Loras-Murmuró Tyrion, mirándola fijamente-. Padre aceptará. Tienes ventaja. Cersei querrá a su hija de vuelta. Estás a salvo al igual que Sansa y Robb. Y posees a tres dragones.
«¿Y Jaime?».
Asintió y dejo a su tío sólo para ir por su dragón. Harry tenía razón. Ya había pasado mucho tiempo, tenía que matar a Stannis, por Renly.
Cuando se alejaba del Muro recordó a Jon.
«Volveré». Quizá a su regresó el bastardo ya habría muerto.
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Cersei Lannister
Ser Kevan soportó el abrazo un momento antes de devolvérselo con torpeza, brevemente.
-Ya basta-dijo con una voz que seguía siendo fría, átona-. Te perdono. Ahora, siéntate. Lo que debo contarte no es halagüeño.
-¿Le ha pasado algo a Tommen?-preguntó, aterrada-. No, por favor, no. He pasado tanto miedo por mi hijo… Nadie quería contarme nada. Por favor, dime que Tommen está bien.
-Su alteza se encuentra perfectamente y pregunta por ti a menudo.-Ser Kevan le puso las manos en los hombros para apartarla.
-Entonces, ¿es Jaime? ¿Le ha pasado algo a Jaime?
-No. Jaime sigue en Dorne, no sabemos dónde.
«El hacha del verdugo resolvería enseguida el asunto de Margaery.-A Cersei no le importaban un bledo Stannis ni sus mercenarios-. Los Otros se los lleven, a él y a los Tyrell. Que se maten entre sí; mejor que mejor para el reino».
-Por favor, tío, sácame de aquí.
-¿Cómo? ¿Por la fuerza? -Ser Kevan se acercó a la ventana y miró hacia fuera con el ceño fruncido-. Tendría que organizar una carnicería en este lugar santo, y además, no tengo hombres suficientes. No dispongo de tiempo para reunir otro ejército.-Se volvió para enfrentarse a ella-. He hablado con su altísima santidad. No te dejará salir hasta que hayas expiado tus pecados.
-Ya he confesado.
-He dicho «expiado». Ante toda la ciudad. Caminarás…
-No.-Sabía qué estaba a punto de decir su tío, y no quería escuchar-. Jamás. Díselo si es que vuelves a verlo. Soy la reina, no una ramera del puerto.
-No te pasará nada; nadie te tocará…
-¡No!-gritó de nuevo-. Antes la muerte.
-Si eso es lo que quieres, se puede arreglar. Su altísima santidad ha decidido que se te juzgue por regicidio, deicidio, incesto y alta traición.
-¿Deicidio?-Estuvo a punto de echarse a reír-. ¿Cuándo he matado yo a un dios?
-El septón supremo es la voz de los Siete en la tierra, y quien lo ataca a él ataca a los mismísimos dioses.-Su tío alzó una mano para zanjar la protesta que estaba a punto de formular Cersei-. No sirve de nada hablar de eso, y menos aquí. Ya llegará el momento, durante el juicio.-Paseó la vista por la celda. La expresión de su rostro hablaba a gritos.
«Nos están escuchando». Ni en aquel momento podía hablar con libertad. Cersei respiró profundamente.
-¿Quién me va a juzgar?
-La fe-respondió su tío-, a menos que exijas un juicio por combate, en cuyo caso tu campeón será un caballero de la Guardia Real. Sea cual sea el resultado, tus días de gobierno han llegado a su fin. Yo seré el regente de Tommen hasta que cumpla la mayoría de edad. Mace Tyrell es la nueva mano del rey. El gran maestre Pycelle y ser Harys Swyft seguirán como hasta ahora, pero a Paxter Redwyne lo han nombrado lord almirante y Randyll Tarly ha asumido el cargo de justicia mayor.
«Los dos son vasallos de los Tyrell». El gobierno de todo el reino estaba pasando a manos de sus enemigos: los parientes y amigos de la reina Margaery.
-Margaery también fue acusada, igual que sus primas. ¿Cómo es que los gorriones las han soltado a ellas y no a mí?-Randyll Tarly insistió mucho. Fue el primero en llegar a Desembarco del Rey cuando se desencadenó la tormenta, y se trajo a su ejército. Las jóvenes Tyrell serán juzgadas, pero su altísima santidad reconoce que el caso contra ellas se sustenta a duras penas. Todos los hombres a los que se mencionó como amantes de la reina han negado la acusación o se han retractado, con excepción de tu bardo tullido, que por lo visto está medio loco. Así que el septón supremo ha puesto a las muchachas bajo la custodia de Tarly, y lord Randyll ha jurado por lo más sagrado entregarlas cuando llegue el momento del juicio.
-¿Y quién tiene a sus acusadores?-preguntó la reina.
-Osney Kettleblack y el Bardo Azul están aquí, en las criptas del septo. Los gemelos Redwyne han sido declarados inocentes, y Hamish el Arpista ha muerto. Los demás están en las mazmorras de la Fortaleza Roja a cargo de tu hombre, Qyburn.
-Hay algo más, y es peor. Siéntate.
-¿Que me siente?-Cersei sacudió la cabeza. ¿Qué podía ser peor? Iban a juzgarla por alta traición mientras la reinecita y sus primas volaban libres como pájaros-. ¿Qué pasa?
-Se trata de Myrcella. Hemos recibido malas noticias de Dorne.
-¡Tyrion!-exclamó. Tyrion había mandado a su hijita a Dorne, y ella había enviado a Jaime para recuperarla. Todos los dornienses eran serpientes, y los Martell eran los peores. Para colmo, la Víbora Roja había tratado de defender al Gnomo y había obtenido una victoria que había exculpado al enano del asesinato de Joffrey-. Ha sido él; ha estado en Dorne todo este tiempo, y ahora tiene a mi hija…
-A Myrcella la rapto un caballero del Valle, Harry Harding o Arryn...
-¡Rhaenys! Fue ella... Ella...-Cersei recorrió la celda, furiosa-, el rey tiene potestad para otorgar la capa blanca. Tommen es un buen chico; dile a quién tiene que nombrar y te hará caso.
-¿A quién quieres que nombre?
Para eso no tenía respuesta preparada.
«Mi campeón necesitará un nombre nuevo, además de una cara nueva». La Montaña.
-Qyburn lo sabrá. En este asunto, confía en él. Tú y yo hemos tenido nuestras diferencias, tío, pero por la sangre que compartimos, por el amor que profesas a mi padre, por el bien de Tommen y su pobre hermana, haz lo que te pido. Ve a hablar con lord Qyburn de mi parte, llévale una capa blanca y dile que ha llegado la hora.
-Esto es tu culpa, Cersei-Advirtió, observando la celda con nervios antes de irse.
-¿Mía? ¿Yo fui quien no envió a ser Gregor a matarla? ¿Acaso Jaime no la buscó a ella y a su hermano para que no les pasará lo mismo que a Aegon Targaryen?-Odiaba que su hermano hubiera sido tan tonto, siempre le había reclamado aquello.
Había elegido a su hermana mayor muerta y a Rhaenys sobre ella. Ahora estaba en el suelo, atrapada por una sucia celda.
-Tú padre…
-¿Por qué no viene?-Preguntó, furiosa. A su tío Kevan Lannister-. ¡Soy su hija!
-Lo sabe, él lo sabe. Traerá a Myrcella de vuelta... Tendremos que entregar a Loras Tyrell.
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Una sombra dorada cubrió el bosque y se posó entre los árboles. Sólo pudo sonreír al ver a Stannis tirado en el suelo, apoyado a un árbol.
-Cuñado-Saludó con ironía, mientras Rhenlyarr rugía.
-Rhaenys…
-De la casa Targaryen. Esposa de Renly Baratheon, estuve ahí cuando una sombra lo mato, su sombra-Recordó fríamente, acercándose al rey-. Lord Stannis Baratheon... Yo, Rhaenys Targaryen, la primera de su nombre, reina de los ándalos, los rhoynar y los primeros hombres, señora de los Siete Reinos, Protectora del Reino, lo sentenció a muerte.
»¿Dirá sus últimas palabras?
-Cumple con tu deber.
Ella asintió, silenciosa. Batió las espada y miró a Rhenlyarr.
-Dracarys-Susurró.
Un Lannister siempre pagaba sus deudas. Había vengado a Renly Baratheon, el legítimo rey.
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¿Qué creen que pasé entre Robb y Daenerys?
~Isabel~
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