XXI. Arya y Robb Stark
Lady Corazón de Piedra.
—Algunos la llaman así; otros le dan nombres diferentes: la Hermana Silenciosa, la Madre Inmisericorde, la Ahorcadora.
Arya iba a un juicio en una cueva. A ella le habían dicho que iría con su hermano..., Pero Robb había muerto en la Boda Roja.
—No estoy muerto, Arya—Le explicó alguien a sus espaldas.
Él empezó a reír mientras ella se volteaba.
—¿Cómo sobreviviste a un cuchillo en el pecho?—Miró a Robb.
—No lo hice.
Arya sonrió mientras corría a abrazarlo.
—Me habría servido tu ayuda con Sansa—Le dijo él.
—¿Dónde esta madre?
—En un juicio, vamos.
Al otro lado de la cueva, en un saliente de roca, había una mesa de caballetes. Detrás estaba sentada una mujer vestida completamente de gris, con capa y capucha.
Se puso la mano bajo la mandíbula y se agarró el cuello como si quisiera estrangularse... pero se limitó a hablar. Tenía una voz torturada, rota. El sonido parecía proceder de su garganta; era en parte graznido, en parte resuello, en parte estertor moribundo.
—No entiendo. ¿Qué ha dicho?
—Ha preguntado por el nombre de vuestra espada—dijo el joven norteño del jubón de piel de oveja.
—Guardajuramentos—respondió Brienne.
La mujer de gris se llevó la mano a la barbilla y siseó. Sus ojos eran dos pozos rojos que ardían en las sombras. Volvió a hablar.
—Dice que no. Dice que se llama Rompejuramentos. Que se forjó para el asesinato y la traición. Dice que se llama Falsa Amiga. Igual que vos.
—¿Con quién he sido falsa?
—Con ella—replicó el norteño—. ¿O ha olvidado mi señora que juró servirla?
La Doncella de Tarth sólo había jurado servir a una mujer. Arya se quedó quieta.
—No es posible—dijo Brienne—. Está muerta.
—La muerte es como la inmunidad de los huéspedes—murmuró Jeyne Heddle, la Larga—. Ya no es lo que era.
Lady Corazón de Piedra se quitó la capucha y se desató la bufanda de lana gris que le cubría el rostro. Tenía el pelo blanco como el yeso, seco y quebradizo. Tenía manchas verdes y grises en la frente, y también las marcas marrones de la putrefacción. La carne del rostro le colgaba en jirones desde los ojos hasta la mandíbula. Algunas desgarraduras estaban cubiertas de costras; otras dejaban el cráneo a la vista.
—¿Lady Catelyn?—Se le llenaron los ojos de lágrimas—. Dijeron... Dijeron que habíais muerto.
—Y así fue—aseguró Thoros de Myr—. Los Frey le rebanaron el cuello de oreja a oreja. Cuando la encontramos junto al río llevaba tres días muerta. Harwin me suplicó que le diera el beso de la vida, pero había pasado demasiado tiempo. No quise hacerlo, así que fue Lord Beric quien puso los labios en los suyos, y la llama de la vida salió de él para entrar en ella. Y... se levantó. El Señor de la Luz nos ampare. Se levantó.
—Yo no la traicioné jamás. Decídselo. Lo juro por los Siete. Lo juro por mi espada.
La cosa que había sido Catelyn Stark; la madre de Arya, volvió a llevarse la mano a la garganta; los dedos pellizcaron el espantoso tajo del cuello, y graznó más sonidos.
—Dice que las palabras se las lleva el viento—replicó el norteño a Brienne—. Dice que tenéis que demostrar vuestra fidelidad... De vos sólo quiere a Jaime Lannister.
—¡Madre!—Gritó Arya, sorprendida saliendo de su asombro.
—El Norte Recuerda—Le dijo Robb, solemne.
|♛♛♛———|
En el próximo capítulo, Rhaenys (Ángelus) llegará al Muro.
~Isabel~
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top