VII. Se Acerca el Invierno|Mitad león y mitad kraken

9 de noviembre de 299 Dc

Pronto irían a negociar con Euron Greyjoy alias Ojo de Cuervo. De todos modos, mientras estaba de pie en el balón de su habitación contemplando cómo sus dragones se perseguían mutuamente por el cielo azul sin una nube, Ángelus Lannister Targaryen se sentía más feliz que nunca sin importar que Robb estuviera sentado cerca con el ceño fruncido, envenenando el ambiente con mal humor.

Ella hizo una mueca.

Él no había comido nada
en todo el día. Nys le había pedido al mayordomo que le subiera una buena cena, costillas de jabalí con cebollas guisadas y cerveza, pero ni siquiera la había probado. Se había pasado toda la mañana escribiendo una carta pero al terminarla, la tiro al fuego. Ahora estaba sentado, consultando mapas. Ella le preguntó qué buscaba, pero él no le respondió nada. Parecía que ni la oyó. Ni siquiera se cambió de ropa. Llevaba todo el día anterior y la madrugada de ese empapado y lleno de sangre. Si fuera un Targaryen, Ángelus hubiese dicho que empezaba a enloquecer, quizás estaba cerca de la verdad o bien, estaba terriblemente equivocada.

-¿Cómo es que estas tan feliz? Por cierto, debería exigir un rescate de mil dragones de oro por ti, así tendría algo más para darle a los Frey además de que me libraría de ti-Al ver su rostro inexpresivo, Robb añadió-¿Cómo te sentirías con eso?

-Oh, yo pensé que ya me tenías cariño-Rió la Targaryen mientras se acercaba a él, bromeando-. Bien, me ofendería muchísimo, yo valgo por lo menos todo el oro de Roca Casterly. De resto, siendo tu prisionera estarías obligado a cuidarme no como ahora, no te irías con Jeyne, te mandaría, te haría callar y te obligaría a escuchar mis discursos y poemas (tengo varios, aproveche bien mi tiempo, no es como si solo conspirara). También me burlaría de tus pobres estrategias militares y siempre me dirigía a ti como si yo fuera la comandante y tú mi subordinado (lo que es lógico). Luego, al liberarme te mataría porque un Lannister siempre paga sus deudas.

-Eres odiosa, me prometiste ayudarme no molestarme y matarme-El Stark se mordisqueó el labio inferior.

-Oh, sabes que te quiero, corazón-Ángelus pasó sus brazos por los hombros de Robb y le besó la mejilla sin importarle si se ensuciaba de sangre-. Si no te quisiera no te regañara y te dejaría libre para hacer lo que quieras-Sonrió-. Eres como una mascota, por ejemplo le tengo cariño a Viento Gris aunque a él lo quiero más que a ti.

Por alguna razón Robb tenía los nervios a flor de piel ante la declaración de la Lannister. Hace tan poco tiempo había imaginado un futuro con la hija de Rhaegar Targaryen sabiendo que ella no era mala (o por lo menos no tan mala como todos los jugadores del Juego de Tronos mientras no "Despertaran al dragón") pero luego apareció de nuevo Jeyne y no se enorgullecía de engañar a su esposa con la chica Westerling..., pretendía terminar con aquello pero el asunto con Ojo de Cuervo lo cegó; no podía aceptar aquello.

De todas formas, quería a Ángelus, tenía que aceptarlo; por eso su corazón se agito al escuchar que la Targaryen dijo que lo quería, que haría lo posible para no decepcionarlo y no proteger a su familia, y no podía dejar de pensar en ella aún cuando le amenazó de muerte.

«Lo siento, lo siento tanto, no debí dejarte sola» Se lamentó mentalmente el Strak, entrelazó sus manos con las de Ángelus cariñosamente «Deje que hiciera el trabajo sucio por mí y la abandoné como cobarde» Recordó como se quedó en el Árbol corazón, furioso consigo mismo, con sus actos y no con los de Nys.

Atesoraba las pocas oportunidades que tenía de estar cerca de Ángelus y por eso estaba tan nervioso en su presencia.

-Yo también te quiero, mejor dicho te tolero, aunque me cae mejor Caraxes-Añadió lo último para no dejar sus sentimientos tan al descubierto.

Observó por la ventana de su habitación. Estaba nevando sobre Aguasdulces. Fuera, los copos descendían suaves y silenciosos como recuerdos. «¿Ha sido esto lo que me ha permitido dormir?» Pensó Robb. La capa de nieve ya era gruesa en el jardín, un manto que cubría la hierba y adornaba arbustos y estatuas con su brillo blanco al tiempo que empezaba a pesar en las ramas de los árboles. Aquel espectáculo devolvió al Stark a las frías noches de hacía tanto tiempo, al largo verano de su infancia.

La última vez que había visto nieve fue el día que partió de Invernalia.

«Fue una nevada más ligera que esta-recordó Robb-. Los copos que tenía en el pelo se estaban derritiendo, y la bola de nieve que intentó hacer Arya se le deshacía en las manos».

-¿Haz jugado con la nieve?-El Joven Lobo la miro pidiendo una respuesta sincera, sin malas intenciones, estaba nostálgico.

-No-Negó la Targaryen, confundida ante la pregunta.

-¿Nunca, nunca?

-Soy una Lannister de la Roca-Se justificó ella, incómoda-. No somos como los demás, tememos obligaciones.

-Bien, hoy lo harás-Sin previo aviso Robb la tomo por la cintura y la cargo como princesa para sacarla de la habitación.

-¡Debes bajarme!-Chilló Nys golpeando el pecho de su esposo y río ante su expresión mientras abría la puerta con un pie-¡Robb, por favor!-Ya iban por el pasillo atrayendo las miradas de los sirvientes-¡Stark, nos vamos a matar!

A pesar de sus gritos Ángelus estaba feliz, Robb había salido de su estado indiferente y estaba con ella; el Rey sólo centraba su atención en ella, lo que la complacía. Soltó una carcajada sonora al ver que el Joven Lobo se tropezó con alguien haciéndolos rodar por la nieve y se hundieron hasta los tobillos en la blanda superficie blanca sin hacer el menor ruido.

-¿No haz escuchado eso de que los Lobos no son ágiles? Además, los leones no jugamos en la nieve-Apoyó su barbilla en su mano, viendo con una sonrisa juguetona como Robb se acercaba a ella de nuevo.

-¿A los Lannister no les basta con dos lemas? Y, no lo olvides ¡Eres una Stark de Invernalia, Se Acerca el Invierno!

-¡Robb!-Reprendió al sentir como una bola de nieve la golpeaba y cerró los ojos.

Sintió la nieve en las pestañas, la saboreó en los labios... Era el sabor de Invernalia, el sabor de la inocencia, el sabor de los sueños. «Me llamó Strak de Invernalia, me considera su familia...» Pensó Ángelus. Cuando volvió a abrir los ojos descubrió que estaba de rodillas. No recordaba haberse levantado.

-¡Un Lannister siempre paga sus deudas, Stark!-Anunció divertida.

Cogió un puñado de nieve y lo apretó entre los dedos. La nieve era densa y húmeda, mantenía la forma sin problemas. Sonrió alegre, de la misma forma que lo hacía cuando jugaba con su padre en la Fortaleza Roja, cuando aún sentía felicidad total, sin preocupaciones, llena de inocentes, su día no había sido oscurecido con la sombra de Tywin Lannister. Se permitiría jugar como una niña, aunque sea ese día, una niña Targaryen-Lannister, una niña con cuatro dragones. Y lanzó una bola de nieve al Rey Stark, que hizo que los rizos broncíneos se volvieran blancos, él solo sonrió.

-¡Te costará caro, Targaryen!-Soltó la bola de nieve que tenía en su mano y Robb gritó:-. ¡Viento Gris!

Sin darle mucho tiempo a reaccionar una mancha color humo oscuro se abalanzó sobre ellos, los ojos que eran como oro fundido vigilaban a Ángelus, ella no se inmutó y acarició al lobo con cariño mientras se burlaba de Robb.

-No es justo-Bufo el Stark aunque no perdía la sonrisa-. Tienes cuatro dragones y a Viento Gris.

-Te prestaré a Caraxes, creo que es medio Tully, ya vez que es rojo, mientras...-Se encogió de hombros y le lanzó más nieve a Robb.

Cualquiera que los hubiera visto jamás diría que el matrimonio fue arreglado, hubiesen jurado que el amor era lo que originó la unión de los reyes, Harrold Hardyng que los observaba se sintió celoso; ni el hacia sonreír así a Nys, mientras que Jeyne decidió encontrar la forma de deshacerse de la Dragona de Oro, y sabía que Tywin Lannister estaría interesado en acabar con las rebeliones. A su vez, el resto de personas decidió algo: era imposible que el rey engañara a la reina Targaryen.

-¿Sabes qué?-Preguntó Robb Stark cuando luego de un rato jugando se sentaron juntos en la nieve. Ángelus negó, el Joven Lobo había estado actuando extraño últimamente y estaba confundida-. No te tolero-El dolor se debió ver reflejado en los ojos de Nys porque se apresuró a añadir:-. Te quiero mucho, Targaryen.

El Rey se sorprendió cuando Ángelus lo estrechó entre sus brazos y le dio un suave beso en la mejilla. Hasta que el Joven Lobo acuñó su rostro preocupado por haber dicho algo malo, no pretendía que le correspondiera inmediatamente pero si quería que ambos pudieran tener un buen matrimonio, como el de sus padres.

-Nys, si no quieres contestar esta bien yo...

-También te quiero, mucho.

-¿Qué pasa, Dragona de Oro?-Le limpio la mejillas con cuidado-. ¿Por qué lloras?

-El león no llora nunca, Robb Stark te equivocas-Sollozó para luego reír, alegre de al fin saber que tenía el corazón del Lobo.

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Patrek, el hijo del Lord Jason Mallister y heredero de Varamar no era un mal compañero de viaje, era amigo de Edmure Tully y guardia de Robb, también le había agradado a ser Robar Royce, mejor conocido como Robar el Rojo, que dirigía un fragmento del ejercito Arryn proporcionado por Lysa Tully pero movía el pie de una forma tan inquietante que le daba dolor de cabeza a Ángelus.

-Patrek, lo siento, pero realmente sí sigues haciendo ruido en vez de recibir a Euron Greyjoy con pan y sal le daré un flechazo-Suspiró la reina acariciando a Viento Gris que estaba a su lado.

Le encantaba el lobo huargo perteneciente a su esposo.

-No sería mala idea, mi señora.

-Lord Jason espero que mi hijo y mi nuera no deban recordarle que la alianza es necesaria y que en la traición de Theon Greyjoy a la casa Stark no tuvo que ver nada Lord Euron-Habló Lady Catelyn con tono férreo que estaba de pie al lado de donde Ángelus y Robb estaban sentados.

Ambos reyes estaban sentados en las tejas de arcilla precariamente inclinadas de la Torre Retumbante, que estaba en Varamar, llevaba su nombre por la inmensa campana de bronce que se utiliza para llamar a la gente de la zona a la seguridad del castillo cuando se ven barcos de los Hombres del Hierro.

Ángelus podía ver toda la ciudad y el valle extendidos debajo de ellos y todo lo que podían perder en la próxima invasión Lannister o ahora mismo, si Euron Greyjoy no se aliaba con la reina Targaryen y decidía atacarlos.

-¿Crees que llegue? Ya es tarde.

-Sería peor si llegara a la hora, me preocuparía mucho Robb-Ángelus jugó con su anillo de oro en forma de león-. Si todo está normal juró que alguien va a morir-Sonrío débilmente.

-¿Siempre es así?-Susurró el Stark.

-¿Qué?

-Tu vida.

-¿Si siempre me intentan asesinar?-Ángelus perdió la sonrisa, y frunció el seño para luego asentir.

-Yo no se que haría..., ni que hubiese hecho si siempre me persiguieran todo el tiempo-Robb parecía sinceramente apenado por ella, la compadecía y eso hizo sentir mal a la Targaryen.

«¿Soy un león o un gato llorón?» No pudo evitar preguntarse, el malestar debió reflejarse en su rostro porque Robb la consoló.

-Te dieron esta vida porque eres los suficientemente fuerte para vivirla.

Ella le agradeció con un beso casto. Para luego volver a una actitud inexpresiva «El Dragón no suplica». Las campanas empezaron a sonar, Lord Greyjoy había llegado.

-¡Rhaenys Targaryen, de la casa Lannister!-Saludó Euron, ella sonrió sarcástica mientras se sentaba en la tarima frente a él.

-Capitán del Silencio, Rey de Sal y de Roca, Hijo del Viento Marino, Lord Segador de Pyke, Rey de las Islas del Hierro...-Murmuró la Targaryen mientras acomodaba su capa de seda Roja sobre su traje de cuero negro, era parecido a los que usaba Robb pero la versión femenina. Le pareció que entre más sencilla la vestimenta menos la molestaría Greyjoy.

-...y el Norte-Añadió él.

-No me parece un título adecuado considerando que mi esposo es Rey del Norte y yo soy su consorte-Centró sus ojos en el cielo por unos instantes, esperaba ver en cualquier momento a sus hijos. Le había pedido a ser Barristan que los soltara.

-Vos podéis seguir siendo la reina del Norte pero vuestro Rey perdió el Norte-Nys rodó los ojos.

Se decía que Euron es un hombre de temperamento impredecible, conocido por su deleite por los juegos mentales y la guerra psicológica a todo aquel que se gana su ira. Y había caído en su trampa pero el León aún tiene garras y Lord Greyjoy lo vería.

»Si os casáis conmigo luego os regalaría el Norte y los Seis Reinos restantes.

Ángelus río secamente, Ojo de Cuervo; Euron Greyjoy, era guapo no lo podía negar. Según se decía había sido siempre el más atractivo de los hijos de Lord Quellon y, por lo visto, los años no afectaban a su belleza. Seguía teniendo el cabello tan negro como el mar de medianoche, sin una ola de espuma blanca, y todavía tenía el rostro terso y claro bajo la cuidada barba negra. Se cubría el ojo izquierdo con un parche de cuero negro, pero el derecho era azul como el cielo de verano.

-Gracias pero estoy felizmente casada, mi Lord Ojo de Cuervo.

-Nos podemos deshacer de lord Stark en el momento más oportuno. Los lobos caen como hojas en otoño-Euron se levantó de la tarima tranquilamente-. Llámame Alteza Ojo de Cuervo, majestad. Podéis ser majestad mientras vuestro esposo viva, mientras vuestro hermano no reclame el Trono de hierro. Sois una niña Lannister, un león, oro y leones para ca y oro y leones para allá..., pero no tenéis Roca Casterly si me permitís a cambio de vuestra mano os la entregaré en una pieza. Además, ¿si mato a Robb Stark que me impide que Rhaenys sea mi esposa?-pregunto a sus mascotas.

-Nada, alteza-respondió Orkwood de Monteorca.

-Nadie impide que os llevéis a la Reina Dragón-añadió Germund Botley.

-Ni si quiera estos guardias-aportó el Remero Rojo.

-Ya has oído a estos tres valientes-dijo Euron-. Lady Lannister; así os llamaba Tywin, y vuestros tíos, y los perros del Usurpador.

Euron sonrió. Tenía algo extraño en los labios. A la luz del sol parecían muy oscuros, magullados, azules.

-Mis hijos se lo impiden-La Targaryen extensión sus brazos y cuatro dragones sobrevolaron los cielos-. Mi ejercito se lo impide. Debería asesinarte, a ti y a tus sobrinos-Rhaenys se levantó y observó de reojo a Robb que se hacía pasar por un guardia normal. El Joven Lobo estaba furioso-. Hubo una vez incluso quien tuvo la ocurrencia de decirle a Aegon El Conquistador que limpiase las islas con llamas de dragón, a fin de terminar de una vez por todas con el azote de los hombres del Hierro. Aegon optó por otra solución.

»Tras reunir a todos los señores de las islas del Hierro que quedaban anunció que les permitiría elegir ellos mismos a su señor supremo, y como era de prever escogieron a uno de los suyos: Vickon Greyjoy, lord segador de Pyke, famoso capitán que descendía del Rey Gris. Aun siendo Pyke menor y más pobre que Gran Wyk, Harlaw y Monte Orca, los Greyjoy podían presumir de un linaje largo y distinguido. En los tiempos de las asambleas de sucesión solo los Greyiron y los Goodbrother habían dado más reyes que ellos, y de los Greyiron nada quedaba.

Euron la observó en silencio, con mucho interés, y camino hacia ella luego de mirar a los dragones. Rhenlyarr se posó en los hombros de Nys y ella siguió caminando hacia él como si nada.

»Incluso Lord Vickon le recordó a su hijo Goren que era vasallo de Aegon, y solo a un insensato se le ocurriría enfrentarse a Aegon Targaryen y sus dragones-Se colocó una mano en el pecho-. Una Targaryen y sus dragones. Ahora mismo no necesito una flota, los Arryn tienen una muy bonita que está defendiendo el Valle de las fuerzas Lannister-Tyrell. Si os alias con Cersei o con mi abuelo os tendrías que enfrentar con ser Harrold Hardyng y Robar Royce que actualmente defienden los dominios Arryn. Si os aliáis conmigo solo os pediré una cosa: ataca a mis enemigos, entre los que figuran los Lannister de Roca Casterly; mis primos, cuyas tierras están más cerca y son más vulnerables.

Ambos reyes estaban a centímetros, respiraban el mismo aire y sus alientos se mezclaban, Rhaenys se sentía tentada a buscar su espada pero no podía hacerlo, demostraría su miedo.

»A cambio os daría un puesto en el consejo privado, como lord almirante del reino. Quema la flota de los Lannister y saquea Lannisport, de las ingentes cantidades de oro, cereales y
bienes de comercio quiero el 50% de todo y tu te quedas con el resto. Y si quieren esposas de sal pueden llevarse a las hijas y esposas de los vasallos Lannister que no me juren fidelidad.

-¿Los barcoluengos navegarían por la costa occidental como en los viejos tiempos, dedicándose al saqueo?-Euron alzó ambas cejas, La Targaryen asintió.

-¿De acuerdo?-Así el Dragón y el kraken acordaron destruir al león.

-De acuerdo.

Euron "Ojo de Cuervo" Greyjoy era un guerrero hábil y manipulador, astuto, sagaz e implacable pero había caído ante Rhaenys Targaryen.

-Os ofrezco pan, queso y una copa de vino si es que para vuestro Dios son válidas las sagradas leyes de hospitalidad-Ofreció la reina, alejándose del Greyjoy.

-No pero no os despreciaré a diferencia de Robb Stark, se dice en los Siete Reinos que tiene una amante, una chica Westerling.

Ángelus Lannister Targaryen tuvo que hacer un esfuerzo para no gritar o lanzarle una copa de vino a Euron. Y se estaba empezando a hartar de Jeyne Westerling, tenía que hacer algo, es decir, tenía que obligar a Robb a hacer algo.

-¿Y a mi que?-Fue lo único que logró contestar, indiferente. Sus dragones se acercaron a ella.

-Sois su esposa-Insistió Euron.

-¿Y a mi que? Los bastardos no dan problemas a los dragones, el Dragón no teme a las bestias inferiores. Nada impedirá que mis hijos legítimos sean Reyes del Norte y el Tridente-Sus manos temblaban, estaba furiosa, claro que los bastardos le podían quitar su derecho a los hijos que tuviera con Robb si a ella le pasaba algo o si los señores vasallos se negaban a aceptar a un Targaryen-Lannister como Rey, pero eso no lo tenía que saber Euron.

El Rey Greyjoy empezó a recorrer el sitio estaba bastante cerca de donde estaba Robb. Él sonrió al llegar frente al Rey Lobo.

-¿Por qué la desprecias?-Preguntó burlón-. Disculpad, es que tengo curiosidad. Yo os mataría por tenerla como esposa pero a vos simplemente no..., no os importa.

-No sé que...

-Sé que sois vos Lord Stark, sois pelirrojo y tenéis ojos azules al igual que vuestra hermana, Lady Sansa.

-¡Eso no os interesa!-Robb cruzó los brazos furioso, y se convirtió en una fiera acorralada.

-Es mi problema, Greyjoy-Ángelus buscó un pedazo de panceta de un cuenco que tenía en la mesa y lo levantó para que los dragones pudieran verlo. Los cuatro lo observaron con expresión hambrienta.

Euron volteó bruscamente para ver qué hacía con los dragones. Rhaelann abrió sus alas lilas y agitó el aire, mientras el cuello de Ahegor se movía adelante y atrás como una larga serpiente pálida, siguiendo el movimiento de la mano. Mientras Caraxes se quedó quieto vigilando a Ojo de Cuervo.

-Rhenlyarr-dijo Rhaenys en voz alta para que todos los escucharan-, dracarys-Y tiró el trozo de carne al aire.

Rhenlyarr se movió con más celeridad que una cobra al ataque. De su boca brotó una llama dorada, cobriza y plata, que chamuscó la carne antes de que comenzara a caer. Cuando sus afilados dientes pálidos se cerraron en torno a ella, la cabeza de Caraxes se aproximó, como intentando robar la presa de las fauces de su hermano, pero Rhenlyarr se la tragó y gritó, y el dragón rojo, un poco más pequeño, se limitó a sisear de frustración.

-Para ya, Caraxes-dijo Ángelus, molesta, al tiempo que le daba un golpecito en la cabeza-. Tú te has comido el anterior antes de salir. No quiero dragones codiciosos, terminarás como Joff o Cersei-Se volvió hacia el Rey Greyjoy y sonrió-. Se encargarme de mis problemas como podrá ver.

-Eso veo. ¿Dracarys?

Los tres dragones volvieron la cabeza al oír la palabra, y Caraxes soltó una llama de un rojo vino tinto que obligó al kraken retroceder con rapidez. Rhaenys soltó una risita.

-Tened cuidado con esa palabra, o podrían chamuscaros la barba.

Ojo de Cuervo se echó a reír de una forma tan temible que inquieto a Nys, y se sirvió una copa de vino mientras se repantigaba en su asiento.

-Tenéis carácter, no lo niego-Dijo a Ángelus y Euron se rió con más ganas todavía-. Cuidado Robb Stark, Lady Lannister acabara matándote si la molestáis. Bueno, tengo un par de condiciones más, si por alguna razón Lord Stark llegase (en alegres circunstancias) a morir yo me caso con vos...

-¡No, claro que no!-Chilló Robb golpeando la mesa al lado del rey. El Stark estaba pálido, tenía los pomulos contraídos, los ojos entornados, sinceramente ofendido.

Si no fuera por Ángelus hubiese empalado a Euron con una espada.

-Calmate niño Rey, él quiere que te molestes, debes ignorarlo-Susurró la Targaryen tomándolo por los hombros y arrastrándolo hacia una silla lejos del Greyjoy-. Podemos arreglar otro matrimonio Ojo de Cuervo, se que si acepto tu oferta matarás a Robb y resulta ser que Sansa Stark es su heredera la que casualmente está en poder de Joffrey, y no puedo permitir aquello.

-Cierto, cierto porque no estáis embarazada es extraño ¿No lo creéis? Ni Renly Baratheon ni Robb os dieron un hijo.

-Basta ya-Rhaenys saco una daga y empezó a cortar una manzana causalmente, le ofreció un trozo al hombre de las Islas del Hierro-. ¿Manzanita?

-Manzanita-Él se la arrebato de las manos de un tirón y subió sus pies a la mesa-. Tenéis dos primas, una Lannister y una Targaryen. Yo quiero a Myrcella, así tendré un niño mitad león y mitad kraken me gustaría más un medio dragón pero...

-Myrcella, Myrcella es una niña dulce y de buen corazón, tan bonita como Cersei sin su mal carácter-Asintió Ángelus, ya vería como contentar a los Martell. Mordió un trozo de manzana y apuñalo la mesa con la daga-. ¿Algo más?

-Me imagino que queréis que os ayude a sacar a los hijos del Hierro en el Norte.

-¡No! Yo soy el Rey en el Norte y me encargaré de eso yo sólo-Gruñó el Joven Lobo.

-Bien, Rey necio, el Norte es todo tuyo-Euron alzó la copa de vino en su dirección.

-Lo único que necesito es que si por alguna mala casualidad aparece un bastado de mi padre con Lyanna Stark me ayudéis a asesinarlo. También quiero la cabeza de vuestro sobrino Theon Greyjoy, vivo de preferencia, Robb lo quiere matar.

-Okey, asesine a mi propio hermano-Se encogió de hombros-. Balon era un mal Rey. Sus hijos son unos tontos..., no será difícil.

-Y que me ayudéis a transportar mi oro.

-¿Que oro, Rhaenys?

-El oro que le he robado a Robert Baratheon en sus narices durante años, Robb, lo saque de Desembarco del Rey.

-¿Queréis que jure algo o me arrodillo os llamo reina y ya?

-Soy la reina, siempre lo he sido, Greyjoy.

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El chiste que hace Ángelus es algo que hizo Julio César cuando lo secuestraron unos piratas, entonces estaba descontento con el rescate que estaban pidiendo por él. Una banda de piratas de Cilicia tomó la desafortunada decisión de capturar al joven César mientras viajaba para estudiar en Rodas. César no fue el mejor rehén. Los mandaba, los hacía callar cuando quería dormir y los obligaba a escuchar sus discursos y poemas. También se burlaba de su analfabetismo y siempre se dirigía a ellos como si él fuera el comandante y ellos fueran sus subordinados.

¿Qué les pareció la declaración de cariño de Robb a Ángelus? No se han dicho que se aman pero van bien para ser un Stark y una Lannister Targaryen.

Oficialmente Euron Greyjoy es aliado de Ángelus que ya está usando su nombre oficial, el Trono de hierro se acerca y también Daenerys Targaryen.

Por cierto, en el próximo capítulo va a parecer un Martell.

~Isabel~

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