Capítulo N°9

Capítulo 9: Invitado de honor.

El día de acción de gracias llega más rápido de lo esperado, un mes se va en un abrir y cerrar de ojos. De pronto me encuentro frente a la casa mejor decorada del vecindario, hay un par de inflables de pavorreales y un colgante de plástico prendado de un tornillo en la madera de la puerta de entrada.

A mi familia le encanta festejar a lo grande.

Toco un par de veces contra la puerta de roble y mis padres abren ansiosos, me miran con los ojos bien abiertos y al observarme mejor, suspiran aliviados.

—¡Llegas tarde! —me toman del brazo con rapidez y me introducen de un jalón adentro de la casa. Dejo caer mis maletas, papá las levanta en un segundo, ignorando el problema lumbar de su espalda y me guían hacia el segundo piso.

—Rápido Lane, cambia tú ropa —los observo sin saber bien que es lo que les sucede. Mamá me lanza un vestido anaranjado y unos tacones negros de plataforma media. Al parecer ha tenido tiempo para hacer las compras y renovar mi armario, odio que haga eso, nunca compra cosas que en otro momento yo podría usar.

—Espera —le advierto cuando se dirige hacia mí con el peine en mano —Esperen. ¿Qué está pasando?

Mamá suspira y papá cierra la puerta con los ojos bien abiertos. Escucho un par de voces acercándose por las escaleras. ¡Oh!

—Tus tíos, llegaron hoy por la mañana, hace un par de horas —habla papá, recargando su frente contra el marco y dando pequeños golpecitos con su cabeza.

—Me están volviendo loca— exhala mamá y río.

—Solo son mis tíos, ¿Por qué están tan alterados?

—No son solo ellos, vinieron con tu primo y un desconocido —sisea mamá, como si fuera un delito mayor haber traído un invitado.

Tomo el vestido de su mano, sé cuán importante es que me arregle presentable para la familia para ellos. Pero están exagerando.

—Solo déjenme cambiarme —advierto, dándome por vencida —. Ahora bajo.

—Y por eso eres mi hija favorita —sonríe papá.

Suspiro y comienzo a cambiar mi ropa.

Estos días debería despejarme de tanto drama, últimamente las cosas se han vuelto mucho más interesantes en mi vida, pero no por eso menos complicadas.

Cuando termino de hacer mi mayor esfuerzo, me observo en el espejo y decido que es momento de lidiar con la familia de mi madre.

Mi cabello aún sigue siendo un desastre, ni siquiera me ha dado tiempo de darme una ducha y sé que apesto, pero también sé que si tardo más de quince minutos volverán a buscarme y sacarme como sea que me encuentre. Y más hoy, que hay invitados. Y vaya, qué invitados.

Cuando termino de bajar las escaleras me dirijo hacia el comedor que se encuentra detrás de una pared que le separa con el living, dónde se encuentra mi primo Julián sentado, sobando sus sienes con una mueca de estrés.

—Hola tú —me siento a su lado y alza la vista con una sonrisa apretada.

—Hola Lane, ¿Cómo estás? —deposita un beso en mi mejilla y me hace cosquillas con su barba incipiente.

—Mejor que tú, al parecer —le empujo con mi hombro animándolo y sonríe más abiertamente —¿Qué sucede?

Suspira con pesadez y se echa para atrás en el sofá.

—Complicaciones —bufa y niega — ¿Cuándo volviste?

—Hace menos de una hora —frunzo el ceño, quejándome —. Ni siquiera he puesto un pie dentro de la casa cuando ya papá y mamá se encontraban encima mío.

—Lo siento —se disculpa y muevo la cabeza de un lado a otro negando —Sé que mis padres pueden ser algo... especiales.

—No te preocupes, los míos ya deberían estar acostumbrados, es decir, lo hacemos cada año, no puedo creer que aún dependan de su hija para este tipo de cosas —rio y Julián me sigue, nos quedamos tumbados unos segundos más en el sofá y cruzo mis piernas —Me ha dicho mamá que trajiste a un invitado —notifico pícara, a la espera de los detalles jugosos que tenga para mi. Las novedades de mi primo siempre parecen telenovelas de las buenas, él siempre tiene una historia que contar.

Pero esta vez asiente frustrado.

—Si... —pasa una mano por su rostro y expira —. Ya no lo soporto más —yo suelto una risotada y Julián me mira con mala cara.

—¿Que ha pasado?

—Pues nada... que es un pesado. Ni siquiera se ha molestado en conversar, ni un mu le he escuchado decir.

—¿Cómo así? —bajo la voz al igual que él, el chico podría estar por ahí curioseando.

—Pues así como lo oyes.

— ¿Entonces no es amigo tuyo o algo? —le miro extrañada y gira sus ojos con obviedad.

—¡No! —exclama, como si fuera una tontería —. Es hijo de uno de los jefes de papá y lo trajimos con nosotros por qué al parecer va a empezar a trabajar con uno de sus amigos de la universidad y quiere establecerse definitivamente en este lugar —dice y por el tono puedo deducir que no lo soporta ni tantito, pero que se ha mantenido informado acerca de ese chico al que tanto desprecia.

—Vaya —sonrío —. Debe de caerte muy mal —recalco el muy y asiente.

—Lo que le sigue de eso —responde —. Se cree la gran cosa, como te digo, todo el camino se la paso ignorándonos, incluso cambió su asiento en el avión. Y no habla, ¿cómo puede no hablar?

Toda su expresión refleja inconformidad y me pregunto si el chico en realidad no le habrá hecho caso del tipo que él hubiera deseado, me ahorro la carcajada y asiento.

—Que grosero —me limito a responder y asiente, dándome la total razón.

Se pone en pie y me tiende una de sus suaves manos aterciopeladas, me apena tener las mías tan ásperas, tocar las suyas casi se siente como la seda. ¡Incluso tiene mejor postura que yo!

—Vamos, tienes que conocerlo —me conduce hasta el comedor y a mamá le brillan los ojos en cuanto me ve. Me dirijo hacia ella con una mueca y comienzo a saludar a mis tíos.

—Lane, no te he puesto un lugar, Julián puedes pasarme una silla —mi primo se levanta en seguida y corre su lugar para abrirme espacio entre él y lo que es un asiento vacío, frunzo el ceño, si no hay nadie ocupando el lugar pude haberme sentado ahí, entonces observo a los presentes y falta el chico que ha rechazado a Julián.

Cuando comienzo una conversación con papá y la tía Flor, él al fin entra, es alto y de cabello corto azabache, tiene un rostro perfilado y varonil con unos despampanantes ojos azules. Dave también tenía los ojos del mismo tono, pero hay algo diferente en la mirada de este chico, algo que incita a perderte en ellos. Entra cargando con sus vajillas desde la cocina, escucho a Julián resoplar y todos se dan la vuelta dándose cuenta de inmediato de la presencia del invitado en la habitación, todos se giran a seguir sus pasos en silencio.

Toma asiento en el lugar a mi costado y me mira sobre sus pestañas, luego ladea el rostro y se gira.

—Lane, no te molesta que Jax ocupe tu habitación, ¿Cierto hija? —pregunta papá mencionando por primera vez su nombre, un nombre que comenzaré a odiar desde ahora, abro los ojos replicándole con la mirada. ¿Qué acaba de decir?

—¿Y dónde dormiré yo? —la tía Flor me mira con reproche por mi tono e inhalo, intentando controlarme, no quiero ser maleducada pero acabo de llegar de un viaje de cuatro horas donde una anciana venía babeando sobre mi hombro. Debe de estar de broma.

—En el sofá —me mira apenado y observo al susodicho que no ha hecho ni un reparo en renegar, parece bastante cómodo con la idea de quedarse en mi habitación. Bufo y me pongo del lado del equipo de Julián está vez.

A petición de eewriter les público capitulo ahora. (Quién por cierto, ha hecho una hermosa portada para la novela, vayan a darle amor a su tienda de gráficos )


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