Capítulo N°15
Capítulo 15: ¿Quién es Jax North en realidad?
Abro uno de mis ojos y el sueño vuelve a abrumarme, no hago mucho esfuerzo y me giro hacia el otro lado, abrazo una almohada muy caliente y suave y la acarició de arriba a abajo, para darme cuenta de que está almohada probablemente sea de cuero.
¿Qué hace esa almohada en mi habitación?
Abro mis ojos con pesadez y me encuentro directamente con mi cuerpo rodeando el de un chico.
Oh, por Dios.
Es la segunda vez.
Miró a Jax mirarme con burla y por primera vez le veo sonreír con amabilidad. Aunque no podría decir si es una sonrisa sincera.
— ¿Estás cómoda?
Miró mi mano y la veo sobre sus abdominales.
¡Y qué señores abdominales!
Me quedo un minuto más ida, culpa del sueño o de mi estuperfacción por su bien moldeado cuerpo y después reaccionó alejándome de él rápidamente.
—No de verdad, ¿Dormiste bien? —inquiere, con un timbre bajo.
Asiento.
—Perdón por haberte molestado, de nuevo. —pido disculpas, aunque en realidad, como el caballero que se supone que es, debería de ser él el que pida disculpas por siempre ser tan... Él. Maldición.
No soy buena formulando insultos tan temprano por la mañana.
— ¿Quieres comer algo? —se pone de pie y notó como busca su pantalón en la orilla de la cama.
—Deberia de irme, mis amigas deben de estar preocupadas. —advierto, siguiendo sus movimientos.
Jax asiente, me mira un segundo y se burla de mí riéndose.
—Lo siento, deberías de ver tu cabello. —señala, alzó las manos y lo palpó, corro a cubrirme rápidamente con la cobija y escucho su risita ronca todavía con gracia.
—Cierra la boca. —murmurllo.
—Tus amigas bajaron hace rato, las alcancé a oír en el pasillo. Se quedaron acá también.
Descubro mi cabeza dejando entrever mis ojos sólamente y le miró.
— ¿De verdad?
Alza su mano y notó como sus músculos se tensan cuando lo hace. Maldición, qué es relativamente atractivo no lo puedo negar, pero sigue siendo un idiota.
—Te lo prometo. —asegura. — ¿Entonces, bajas?
Vuelvo a cubrirme.
—Esta bien, ahora salgo. —Jax se ríe unos segundos más y escucho la puerta de la habitación abrirse para luego cerrarse lentamente.
Salgo de las sábanas y miró a mi alrededor, la habitación está reluciente, casi como si no viviera nadie, a excepción de que hay ropa de chico en el armario y que huele en toda la habitación a perfume masculino. Inhaló profundo y saboreo el aroma grabándolo en mi mente.
Me pongo de pie y descubro que hay una puertita en el ala derecha del cuarto, giro la perilla y me encuentro con un baño. Me miro directamente en el espejo y cubro mis ojos con las manos. Qué vergüenza.
Mi cabello está hecho un jodido nido de pájaros y en un ladito de mi boca hay baba seca. Ya no hay manera de que salga de aquí dándole la cara a Jax de nuevo, eso sería mi fin.
Sin más remedio limpio con agua fría mi rostro y tallo con el jabón todo resto de maquillaje, sé que lo arruino más con ello, pero no creo que entre sus cajones encuentre un desmaquillante, por lo que continuó borrando los residuos del rímel con un pedazo de papel higiénico húmedo. Abro su dentrifico y con mis dedos comienzo a tallar mis dientes, repito la acción varias veces y logró borrar el mal aliento de la noche anterior.
Bajó las escaleras una vez he acomodado mi ropa y me he calzado los zapatos y me dirijo directamente a la cocina, donde ayer se encontraba un barril de cerveza sobre el desayunador. Jax calienta unas tortitas y Elle que se encuentra también en la cocina, con Violeta y Yahir a su lado, esperan pacientes por su desayuno.
Elle le mira asombrada, sin despegar la vista de su abdomen bien definido, no la culpo. El chico está como quiere.
Me acerco a ellos y saco una de las sillas.
—Buenos días. —Vi saluda y sonrío. Definitivamente buenos para ella, que no deja de lanzar corazones con la mirada.
Jax se gira a verme y ladea una mueca burlona.
— ¿En dónde dormiste? —averigua Adelle y por el tono, supongo que ya tiene una idea.
Me sonrojo y miró mis manos. No quiero que saque conclusiones erróneas, tampoco quiero que los demás se enteren, pero Jax se gira y deja la comida en varios platos y por segunda vez se hace cargo de la situación.
—Le he cedido mi cama. —se encoje.
— ¿Eso es cierto? —exclama una voz a nuestras espaldas.
Elizabeth entra a la cocina con la boca abierta y nos mira a ambos sin poder tragárselo.
— ¿Tú, el chico más amargado, haciendo algo por alguien? —inquiere y se roba una fresa de la tortita de mi plato.
Jax se la saca de la mano con seriedad y me la pasa, ese simple gesto me deja de piedra. Muerdo la fresa de sus dedos resignada, mastico y trago.
—No tiene nada de raro hacer algo solidario por alguien. —agrega él.
Elle me mira alzando una ceja y está vez no puedo reaccionar ante nada. Dave entra también con el entrecejo fruncido y sé que ha oído todo, pero por como Lizzi toma de su mano y se sienta sobre sus piernas también sé que se ha reconciliado con ella.
Bajo la cabeza y continúo comiendo, después de todo, eso era lo que quería, que buscará la felicidad con la persona correcta y en el corazón no se manda, si de alguna manera, Gérard hubiera tenido razón, Dave habría insistido más conmigo, pero no lo había hecho y había tomado su desición.
Evitó su mirada, Jax frente a mi en la barra alta lo nota e increíblemente me guiña un ojo, como si con eso todo estuviera bien y por increíble que parezca, de pronto todo pierde fuerza. Todo se desvanece y por primera vez logró pasar mi atención de un chico a otro. Está vez, con una nueva convicción en mente, Jax North no es ni tan imbécil ni tan odioso como me parecía antes.
Notó a Dave tensarse a un costado de Jax, pero no puede hacer nada al respecto para que sienta pena por mí misma y me lamente de que esté con ella y no conmigo. Eso sólo me convence cada vez más de que en realidad, Dave nunca fue el príncipe de mi cuento.
Elle aprieta mi mano en apoyo al nuevo evento y no la alejo, sin embargo mis pensamientos se encuentran muy lejos de aquella mesa.
Me encuentro a mí misma rememorando el tono cálido que Jax usa solo conmigo, su forma tan poco convencional de tenderme la mano, las miradas de comprensión y su discreción. Sin olvidar que está vez, ha sido a mí a quien le ha preparado el desayuno.
Sonrió ante lo último.
Él, acababa de sacarle una fresa a ella, para tendermela a mí.
Elle me mira preocupada, seguramente de que me haya vuelto loca, la ignoró y miró hacia abajo.
Deseando está vez, conocer a Jax verdaderamente, le miró comer con tranquilidad su comida y me preguntó si ha sido todo producto de mi imaginación, pero cuando alza su vista y me mira intrigado, tan sólo puedo aventurarme a navegar por su iris e intentar comprender su actitud tan bipolar y a la vez tan normal en él.
¿Quién es Jax North en realidad?
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