Capítulo 4.
Fríos ojos que lo miraban desde arriba, no había lastima, no había pena, no había ni el más mínimo ápice de empatía en ellos.
Sus manos trataron de sujetar las de ese hombre consiguiendo apenas tomar uno de sus dedos por el pequeño tamaño de su mano.
Lo miraba a él simplemente no quería aceptar la realidad, no quería ver lo que estaba en frente suyo, no quería verla en un ataúd, no quería que su rostro fuese cubierto con una tela blanca.
Aquel rostro que siempre le mostró una amable y cariñosa sonrisa, que le lograba calentar el corazón con el simple tono de su voz.
Al ver al que era llamado su padre lo supo, él se había quedado solo y aquellos inciensos al rededor del cuarto solo lo llenaban más de lamentos y melancolía.
Con lentitud miró hacia el frente sintiendo como su corazón parecía querer salir de su pecho por tal amargura que pasaba.
-Ma...mami -susurró con la inocente esperanza de que despertara, de que lo abrace y le diga que todo iba a estar bien.
Pero no fue así y tristemente no lo sería más.
Sintió sus ojos humedecerse y las lágrimas caer sin que pudiera contenerse.
Intentó usar las elegantes mangas de su costoso traje para secarse, pero era inútil.
-Goku, llora, porque luego de este momento ya habrán más, aprovecha esta oportunidad que yo te he dado para despedirte de esta mujer -aquel que era su padre habló con tono frío y sin el más mínimo dolor en sus palabras.
Goku conocía la razón y esa era que a su padre no le interesaba en lo más mínimo lo que le había pasado a su tan adorada madre.
Porque para él, ella solo era un lienzo más en su colección y probablemente él mismo era una molestia.
Había perdido su todo, su mundo, su ser más querido, el ángel que lo cuidaba el cruel mundo de los demonios, de la avaricia y maldad, ¿qué haría ahora?.
-¿Papi? -murmuró mirando tristemente a su progenitor y lo supo cuando sus miradas chocaron, el hombre ya sabía que hacer con su hijo.
.
.
.
.
.
Goku miraba serio al recién llegado, pero era notable la sorpresa en sus ojos. Frente a él, un hombre de cabello castaño, piel clara, en su rostro dos cicatrices y un lente sobre sus ojos verdes que de un momento a otro pasaron a castaños junto a una sonrisa divertida en su boca al ver la reacción del Son.
El hombre, de alrededor de 40 años vestía una camisa simple beige y pantalones marrones como sus zapatos.
-Es lo que quisiera saber yo, mocoso -habló el hombre mientras sacaba un cigarro de una caja dentro de un bolsillo trasero de su pantalón.
-Jin Tojo, el Dios de la guerra -habló Goku sonriendo confiadamente, quién diría que se encontraría con este hombre aquí.
-Ho, Son Goku, monarca de la muerte -al decir aquello último sonrió con ironía y burla pues causó que Goku borrara aquella sonrisa de su rostro y se pusiera más serio.
Hace mucho no lo llamaban de esa forma.
-Te agradecería que no me llames así, Tojo-san -habló Goku y aunque sus palabras fueron con respeto, su tono fue amenazante.
-Quién diría que aquel mocoso que acompañaba a Sapphire y se escondía en su falda se convertiría en esto, ja, no puedo evitar reír -dijo el hombre rascando su nuca riendo- ¿Cuántas veces fui desafiado por ti a una pelea en aquellas épocas de guerra? -preguntó mirando el cielo mientras soltaba humo.
Algo de nostalgia se podían notar en sus palabras, pero Goku no compartía aquello.
-Te aseguro que ahora puedo darte una mejor pelea que en esos tiempos -Goku dijo confiado, aunque se sentía subestimado por este hombre, justo como cuando fue niño.
-Oh, ¿estás seguro de eso? -preguntó el hombre un poco más serio mientras sus ojos desprendían cierto brillo esmeralda, pero eso se detuvo allí.
-Oye viejo, ¿quién es él? -un joven castaño muy similar al conocido Jin preguntó saliendo de detrás del mencionado mirando curioso y serio a Goku.
Goku miró al chico unos segundos y luego abrió sus ojos con leve asombro y dirigió su mirada a Jin que asintió.
-Él es mi hijo Basara, Goku y el es un... ¿viejo amigo? Algo así -el hombre decidió resolver las dudas de ambos chicos.
-¿Goku? Vaya nombre, un gusto -el castaño extendió su mano al pelipuntas que miró unos segundos para luego corresponder con una pequeña sonrisa.
La expresión de Goku cambio por unos cortos segundos, pero rápidamente volvió a la normalidad.
-Lo mismo digo -fue lo único que digo de una manera jovial.
La campana del inicio de clases resonó lo cual alertó de sobremanera al joven Tojo quien se despidió de su padre y Goku y corrió apresurada.
-Ese chico, su madre es la Diosa Raphaeline, ¿no? -Goku miró con seriedad al hombre de mediana edad quien simplemente respondió con una sonrisa burlona.
-Tremendo potencial el de tu hijo, se ve bastante prometedor -murmuró Goku sonriendo bestialmente.
-Oh, ahí está la cara del monarca -dijo divertido Jin mientras exhalaba el humo de su cigarrillo.
Aquello nuevamente molesto a Goku.
-No tengo problema si quieres poner a prueba a Basara, mientras no te pases -habló con tono algo más serio el castaño a lo que ambos chocaron miradas.
-Es bastante curioso que inscribas a tu hijo justo en esta academia, tú... lo sabes, ¿verdad? -habló Goku más serio.
-¿Qué la hija del antiguo rey demonio está aquí? Oh, no, no. Pura coincidencia -habló el hombre intentando atajar sus carcajadas.
-¿Qué es lo que planeas, Jin-san? -preguntó Goku caminando hacia el hombre.
Por alguna razón todas las personas de los alrededores habían desaparecido encontrándose el duo completamente solo.
-Aún eres un mocoso si no entiendes algo tan fácil, ¿crees poder hacerlo todo tú solo? -dijo Jin mientras arrojaba la colilla de su cigarro a un cesto de basura.
Los ojos de Goku se tiñeron de un brillante rojo mientras encaraba al héroe, quien no retrocedió emanando igualmente un gran poder que se reflejo en un aura verde esmeralda, aunque sus manos estaban en sus bolsillos no significaba que no estuviera en guardia.
-Me gustaría que ninguno cause problemas innecesario en este lugar -una voz femenina habló denotando madurez y monotonía a la vez.
La misma se trataba de una mujer increíblemente atractiva con cabello negro sexy hasta la cadera que tiene flequillo colgando en el lado derecho con dos ahoges, ojos verdes, un lunar debajo del ojo izquierdo, anteojos redondos rojos, un arete en la oreja izquierda y una figura voluptuosa. La misma vestía un cuello alto de punto verde, una minifalda negra ajustada junto con sus medias con motivos de liga cruzada y su bata de laboratorio blanca.
-¿Quien? -Goku no reconoció al instante a la mujer, pero tras unos momentos de analizarla se exaltó- ¡Tú eres Arifu...!
-Chisato Hasegawa, enfermera de esta Academia, si te lastimas no dudes en pedir ayuda -habló de forma monótona aunque esbozando una pequeña sonrisa.
Goku tuvo un tic nervioso en una de sus cejas ante tal presentación.
-Bien, es hora de irme, lo dejo a tu cargo, Chisato -Jin dijo acentuando con ironía el nombre y antes de que Goku pudiera detenerlo para obtener respuesta desapareció.
-Maldito anciano -Goku apretó sus puños con molestia y se giró a ver a la mujer- Tus poderes, ¿por qué no puedo sentirlos? Antes, incluso con inexperiencia podía temblar ante tu sola presencia -el pelinegro dijo totalmente serio mirando a la Hasegawa quien simplemente levantó los hombros en desinterés.
-Eso no es realmente de tu incumbencia -habló la mujer tranquilamente a lo que Goku simplemente suspiró.
-Aún recuerdo las palizas que me dabas, incluso cuando jugabas conmigo -Goku mencionó con nervios- Pero ahora quizás te arrepientas por haberme dejado vivir -el chico afirmó confiado lo que causó que los ojos esmeraldas de la muchacha se extiendan levemente.
-Sapphire me hubiese matado si te hubiera hecho algo, ella es un terror enfadada, nadie quiere eso -la mujer respondió con las manos en sus bolsillos- Aunque debo decir que... -comenzó a decir mientras caminaba hacia Goku parándose en frente suyo.
-¿Q....qué quieres? -preguntó Goku nervioso, pues no sentía malas intenciones.
-Has crecido bien, como dices te has vuelto tan fuerte como para desafiar el mismo Dios de la guerra -comenzó a decir mientras posaba suavemente su mano izquierda sobre la cabellera azabache de Goku- Ella estaría orgullosa -afirmó sonriendo de una manera algo maternal.
Un vago recuerdo pasó por su cabeza en esos momentos.
-¡No me subestimes, Diosa! ¡No sabes de lo que soy capaz! -una voz infantil dijo lleno de determinación.
Unos escombros se levantaron y de allí salió un Goku niño de apenas 1.25cm con las ropas destrozadas. Por su cuerpo habían varias heridas que derramaban sangre.
Respiraba pesadamente, su cuerpo lentamente se rodeaba en un rojo carmesí.
En frente de él un mujer de cabellos dorados y aura verde, hermosa sin comparación alguna vestida de una armadura de un incomparable tallado miraba seria.
-"No se rinde, lo he tumbado tantas veces y aún así se levanta" -pensó mirando como el suelo bajo los pies del niño se manchaban de sangre, pero aquella mirada retadora no mostraba dudas- Te haces más fuerte mientras luchas o al menos eso parece, curioso. Pero eso simplemente da a entender el peligro que representas para los Dioses incluso siendo un pequeño niño mestizo -habló la mujer seria mientras unas alas blancas se agitaban elevándola al cielo.
-¡Entonces usa todo tu poder! No te atrevas a contenerte -habló con seriedad el niño mirando directo a los ojos de la mujer quien por unos momentos se estremeció.
Un pilar de poder demoníaco rojizo se alzó hacia los cielos siendo el niño quien lo emanaba.
Sus cabellos se agitaban con violencia y sus ojos antes azabaches como la noche ahora eran de un rojo brillante y peligroso.
Lentamente caminó hacia la Diosa dispuesto a todo.
-Si debo dar la vida en este instante lo haré, no tengo nada más que vivir que la pelea, es lo único que me motiva -habló Goku sonriendo de forma bestial.
Aunque el recuerdo de su maestra sonriéndole con ternura lo hizo bacilar por un instante.
-"No, sí tengo algo por lo que vivir, maestra, le prometo que superaré esta prueba" -pensó el chico mientras llevaba el puño izquierdo hacia su costilla.
Cerró sus ojos para concentrarse mejor, sabía que la Diosa no lo atacaría hasta que él lo haga porque lo estaba subestimando, pero se encargaría de llenarla de arrepentimiento.
Todo el poder rojizo se comenzó a centrar en su puño mientras su rostro se contraía por el esfuerzo que realizaba.
-"¿Qué es lo que planea? Incluso luego de pelear por tanto tiempo contra él, aún no entiendo bien su poder, parece simplemente poder demoníaco, aunque las fuentes dicen que ya ha realizado un contrato" -pensaba la Diosa seria y tranquila esperando el movimiento del niño de pelos parados.
Goku abrió sus ojos rojos de golpe mirando a su objetivo. Las venas de su cuerpo resaltaron abruptamente de un momento a otro.
-Esto se ve peligroso -ella murmuró ahora más insegura.
-¡HAAAAAAA!
Con todas sus fuerzas extendió su puño hacia la mujer que desprevenida no pudo reaccionar correctamente ante aquella rafaga roja, apenas pudiendo crear un escudo divino que rápidamente parecía quebrarse.
Su defensa fue atravesada y no tuvo más opción que cruzar sus brazos siendo su brazo izquierdo quien recibió todo el golpe. Centró toda su magia curativa en aquel punto pero aquello le creaba un inmenso dolor.
Tras algunos segundos el ataque cesó y lo siguiente que vio fue al conocido Goku tumbado en el suelo agotado.
Miró su brazo impactada, la misma sangraba y por alguna razón su magia curativa ya no tenía efecto.
-¿Qué fue eso? -se preguntó seria, su rostro tranquilo fue reemplazado por confusión y nerviosismo acompañadas de gotas de sudor.
Su confianza le había costado caro, pero no le quitaba el merito al niño.
-Es una amenaza, con apenas esa edad ya puede hacerle esto a una Diosa de mi jerarquía... si llegara a madurar por completo... -miedo había surgido en el corazón de la deidad.
La decisión había sido tomada, lentamente bajó de los cielos y caminó hacia el niño cargando un poder en su brazo derecho el cual era el que se encontraba sano.
Se detuvo abruptamente cuando sintió una inmensa sed de sangre dirigida a su persona. Un simple movimiento en falso y estaría muerta, ¿qué clase de monstruo podría causar que su cuerpo tiemble de esa manera? No, no un monstruo, un verdadero demonio había llegado.
-¿Qué le has hecho a Goku? -la voz de otra mujer resonó en el campo de batalla.
Se trataba de Sapphire, una de las más importantes comandantes del infierno en esta guerra que emanaba un poder simplemente aterrador y oscuro, capaz de congelar el mismo infierno y hacer arder los cielos.
Hasta ahora no sabía como había hecho para sobrevivir aquel día, lo que sí es que no salió bien parada.
Miró su brazo descubierto unos segundos viendo una gran cicatriz en él, sí, el mismo que Goku le causó ya hace varios años. Nunca pudo curarse, pero le servía de recordatorio para nunca subestimar más al chico en frente suyo.
-"Sí, se ha vuelto muy poderoso" -pensó sintiendo mejor el poder del chico al tener contacto con su cuerpo.
-¿Qué haces? -Goku sujeto suavemente la mano de la mujer y lo apartó sin ser brusco- Quiero que me digas, ¿somos enemigos? -preguntó más serio.
-No creo, lo único que ahora buscas es proteger a la muchacha hija de Wilbert, mis objetivos son similares -respondió guardando sus manos en sus bolsillos- Incluso podríamos ser aliados, no tengo problemas, me caes bien después de todo -ella decía con total desinterés y honestidad.
Posteriormente se giró y comenzó a caminar hacia la academia mientras el pelinegro simplemente la veía.
Suspiro pesadamente e igualmente comenzó a caminar, quizá debería ir a buscar algo de comer.
Unos cabellos plateados se mecían suavemente por el viento de la altura, se escondió tras unas murallas respirando cansada.
-Es hora de presentarme ante Goku-sama y Mio-sama -murmuró con tono infantil la persona la cual no descubría su rostro.
El muchacho de pelos parados se encontraba degustando unas cuantas hamburguesas y papas fritas.
Todo iba bien hasta que alguien se paró al lado de su mesa.
-¿Hm?
Con curiosidad miró hacia arriba y vio un rostro conocido.
-¿Shella-san? -Goku preguntó genuinamente asombrado al ver a la bella chica a su costado.
La misma se trataba de una hermosa niña pequeña con cabello largo plateado y ojos morados. Se la ve vestida con un vestido negro que tiene volantes blancos la mayor parte del tiempo y lo que parecía ser un ojo de cerradura funcional en su cuello.
-¡¿Eh?! ¡No soy mi madre! -la otra habló completamente asombrada ladeando la cabeza confusa.
Goku igualmente ladeo su cabeza confundido mirándose uno al otro de esa forma por un buen rato.
-¿Madre? ¿Rukia? -habló Goku nuevamente rascando su nuca.
-¡Ella es mi onee-sama! -exclamó alterada, cómo conocía a su madre y hermana pero no a ella.
-¿Qué demonios es esto? -se preguntó Goku entrecerrando sus ojos- ¿Acaso eres Maria-chan? -preguntó completamente asombrado.
Al parecer sí la conocía.
La chica agitó su cabeza y cambió su expresión a una alegre sonrisa sentándose en frente del chico y tomó una de las papas fritas del muchacho llevándola en su boca.
-¡Así es! Vera, fui mandada para proteger a Mio-sama y ayudarlo a usted -habló la pequeña sonriendo con confianza.
-A proteger a Mio... No es necesario -habló el muchacho serio- Tú eres la hija menor de Shella-san, ¿no? Una succubus -habló el azabache analizando a la muchacha quien sonrió confiadamente por lo dicho por Goku.
-Así es, eso ahorra las presentaciones -habló la muchacha sonriente e inflando el pecho con orgullo.
-La última vez que te vi eras apenas una niña, que rápido pasa el tiempo -Goku esbozó una pequeña sonrisa viendo fijamente a la muchacha que no evitó sonrojarse.
-"¡Wuau! Madre no mentía, es bastante apuesto. Con razón mi onee-sama se ponía nerviosa cuando hablaba de él" -pensó la muchacha avergonzada- Debo insistir, incluso llegó antes que yo junto a Mio-sama, por favor déjeme ser útil -ella pidió más seria y rogando.
-No es necesario que te pongas en riesgo, conozco a tu madre y hermana, hicieron mucho por mí y no permitiría que te pongas en riesgo junto a Mio y yo -habló Goku mientras extendía su mano hacia la chica quien se exaltó un poco.
Rápidamente calmó sus miedos cuando el demonio mestizo posó su mano sobre su cabeza suavemente.
Con tranquilidad Goku se puso de pie tras dejar dinero en la mesa dejando a una Maria sonrojada e impactada por las palabras del joven.
-Oh... De esa manera harás que me enamore de usted Goku-sama -Maria habló sujetando sus mejillas sonrojada poniéndose de pie para seguir al chico- E...espere.
Goku simplemente caminaba por las calles de la ciudad tranquilo.
-Madre me dijo que diría algo así y me dijo que "confío en ese chico lo suficiente para ponerte en sus manos, él cuidará de ambas" -intentó imitar a su madre- Eso me lo dijo ella antes de venir.
Goku paró abruptamente inhalando. No tenía sentido, proteger a otra persona simplemente sería más problemas para él, si la pequeña se quedaba junto a ellos eso sin duda la pondría en peligro. Pero debía haber una razón por la cual fue mandada.
"Aún eres un mocoso si no entiendes algo tan fácil, ¿crees poder hacerlo todo tú solo?"
En ese momento entendió las palabras de Jin, no podía hacerlo todo solo. Se estaba enfrentando a una fracción completa del infierno.
Sus ojos se posaron nuevamente en la pequeña loli quien se veía nerviosa y asustada por el probable rechazo a la cual de vería sometida.
Suspiró pesadamente.
-Incluso hasta ahora, ese anciano sigue dándome clases -dijo sonriendo burlonamente- Sígueme, veremos que hacer -finalizó con una sonrisa.
Aquello alegró de sobremanera a la pequeña quien se arrojó hacia Goku en un fuerte abrazo.
-¡Kyaa! Sí, le prometo que no se arrepentirá de adoptarme, ¡Goku-sama! -la niña gritaba histérica poniendo nervioso al chico por las miradas clavadas de las personas en su alrededor.
-O...oye detente.
-¿Qué cosa? ¿No le agrada mi pequeño cuerpo? Aún puedo crecer -habló la niña mientras sonreía de forma pervertida causando que Goku por unos segundos se arrepienta a lo que acababa de acceder.
---Fin del capítulo---
Bueno, tardé con el capítulo pero aquí está, dejen sus comentarios y desde ya gracias por todo el apoyo a esta historia. Planeo actualizar un capítulo más al menos antes del fin de enero, así que estén pendientes.
Sin duda en este capítulo se ha mostrado la mayor cantidad de información respecto al pasado de Goku, pero aún queda bastante. Recuerden que él creció en el inframundo y de ahí que conozca a Shella y Rukia, su hija, pero falta por descubrirse lo que hicieron por él.
¿Puedo pedir 110 votos para el próximo capítulo UwU?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top