Capítulo 2.

Mio miraba a Goku, su rostro lleno de confianza hacia por ella le hacía sentir notablemente feliz y aliviada, él siempre conseguía transmitirle eso.

Ahora que lo pensaba, ¿hace cuánto conocía a Son Goku?

Toda su vida, estuvo en todos los momentos importantes, ya sean los mejores o peores, ella sabía que podría contar con él, incluso ahora él no la abandonaba.

Un rubor apareció en sus mejillas además de sentir como su corazón se aceleró de un momento a otro.

-¿Estás bien? -preguntó el chico algo preocupado pues habían pasado varios segundos y ella no decía nada.

-S...sí, estoy bien, es solo que... -murmuraba desviando su mirada- A tu lado sí creo que puedo volverme más poderosa -mencionó con timidez

-Jejeje, claro que lo harás -dijo el mestizo sonriendo, pero notó cierta expresión en el rostro de la chica que lo inquietó- ¿Qué ocurre? -preguntó.

-Podré vengarme de los malditos que me quitaron a mis padres -respondió mientras su rostro tomaba una expresión oscura- Aunque ellos no sean mis padres de sangre, me trataron y cuidaron como una hija, no puedo dejar esto así -siguió esforzándose para no llorar, cosa que logró.

-"Esos ojos..."

¿Cuántas veces ya había visto esos ojos en el campo de batalla? Ciertamente una gran cantidad y casi nunca terminaba bien, aunque igualmente esto era una motivación para ella.

-Hmmm, tú elegirás qué hacer con tu poder a futuro, pero por el momento no pienses en eso -habló el pelipuntas con una pequeña sonrisa posando su mano sobre la cabeza de la pelirroja que se exaltó levemente- Ya que no estarás en peligro mientras estés a mi lado -terminó tranquilo logrando formar un rubor sobre las mejillas de la muchacha.

-Hmpf, gra...gracias -la chica asintió avergonzada tratando de desviar su mirada, aunque una sonrisa se formó en sus delicados labios sin que ella misma se percate.

-Bien, ahora creo que lo mejor es aue vuelvas a la cama, mañana tendremos mucho que hacer -habló el chico poniéndose de pie confundiendo a la pelirroja.

-¿Y tú? ¿qué harás? -preguntó con inquietud.

-No te preocupes, no me alejaré de ti, además estoy pendiente de tu energía -respondió con confianza mientras formaba en su mano un círculo mágico rojo.

-¿Eso es magia? -preguntó la chica mirando con atención incluso acercándose a la mano de Goku.

-Así es, es un círculo mágico que puede tener muchas funciones -explicó con tranquilidad notando el interés de Mio- En todo caso, tu liberas mucho de esta energía y yo puedo sentirlo fácilmente debido a que entrené para eso por mucho tiempo -siguió con una pequeña sonrisa cerrando su palma y con ello el círculo mágico desapareció.

-E... entiendo, pe...pero, ¿dónde? -preguntó algo nerviosa recordando donde despertó.

-En mi habitación, yo dormiré en el sofá así que no te preocupes -respondió de forma alegre caminando hacia una puerta deslizante que llevaba al balcón de ese apartamento.

Mio pensó en la respuesta del chico, no podía simplemente quitarle lo que le pertenecía y disfrutar ella de esos lujos, además le daba pena que tenga que dormir en un sofá.

Una idea que no pensó ni un rato, pues Goku estaba por marcharse, pasó por su cabeza y sin pensarlo lo expresó.

-¡Podemos dormir juntos si quieres! -ella se cubrió su boca impactada por lo que acababa de decir- Di...digo, el sofá puede ser incomodo -ella se avergonzó aún más.

¿Qué rayos estaba pensando para decir tales cosas? Sumado a eso, Goku tenía un expresión en blanco y tras un par de parpadeos respondió.

-Jejeje, no te preocupes, no te imaginas la cantidad de veces que he dormido allí -respondió sin pensar que aquello podría ser mal interpretado.

-¿Duermes mucho en tu sofá...? ¿a...acaso traes muchas visitas aquí? -preguntó Mio entrecerrando sus ojos analizando las palabras de Goku.

-Para nada -fue la simple respuesta del joven sonriente antes salir al balcón.

Mio no pudo detenerlo, era cierto que pensaba en la comodidad de Goku, pero también había otra razón y esa era que no quería estar sola y eso Goku lo sabía.

-"Necesitas estar sola al menos unas horas, Mio" -pensó el chico sentado en el borde de la punta de su apartamento- Además debo arreglar esto -siguió con tono sereno.

Extendió su mano y de la nada un enorme campo rojizo casi transparente rodeó todo el edificio, que no era tan grande para suerte de Goku, aquel campo lentamente desapareció, aunque seguía allí para cumplir su función.

Esta barrera de magia no servía de nada para evitar ataques o cosas similares, pero sí para percibir el ingreso de seres indeseados.

-Bien, entonces... -el chico dio un salto poniéndose de pie- Esto servirá por un rato -habló con tranquilidad girándose a ver el paisaje oscuro alumbrado por las luces de los edificios y vehículos que pasaban por allí.

Esta ciudad ya no era segura, debían moverse, al menos hasta que la hija de Wilbert logre controlar parte de su poder y pueda defenderse por sí misma.

-Rayos, esto se va a poner algo difícil para Mio -murmuró rascando su cabeza para posteriormente recostarse por unas barandas mientras sus cabellos eran agitados por el viento- Pero haré lo posible para defenderla -terminó con determinación.

Un vago recuerdo de cuando era un pequeño niño que no tenía motivación alguna pasó por su cabeza, contrario a ahora que sí lo tenía y todo gracias a una persona.

-"Me vendría bien un consejo, maestra" -pensó mientras en su rostro se formaba una pequeña sonrisa- Me gustaría entrenar un poco, pero no debo llamar la atención -murmuró algo decaído esbozando una pequeña sonrisa melancólica.

Contrario a lo que muchos podrían decir o pensar, esa noche Mio la pasó tranquila, afianzada de que alguien estaba allí velando por su seguridad, aunque internamente no le molestaría que estén en el mismo lugar o al menos más cerca el uno del otro.

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-Debemos irnos de esta ciudad, Mio -dijo un Goku sin mirar a la pelirroja pues estaba centrado en el desayuno que había estado preparando desde temprano.

La pelirroja abrió sus ojos, aunque ciertamente ya se esperaba algo así.

-¿Y mi entrenamiento? -preguntó con tono concordante.

-En el momento que nos ubiquemos a salvo comenzaremos, por el momento queremos pasar desapercibido -respondió Goku con tranquilidad.

-Entiendo, ¿Tienes alguna idea de dónde ir? -preguntó nuevamente con bastante curiosidad.

-Lo verás cuando lleguemos, salimos dentro de unos minutos, preparate luego de que termines tu desayuno -habló Goku nuevamente con una sonrisa.

-¿Tan pronto Goku? -preguntó abriendo sus ojos incrédula.

-Claro, no hay tiempo que perder, no es que estemos yendo de paseo o algo similar -respondió con expresión más seria mirando de reojo la ventana del departamento- Por suerte ya tengo todo preparado, así que no tienes de que preocuparte -terminó.

-Pe...pero -trató de hablar, pero fue interrumpida.

-Me preocupa que no estés comiendo -mencionó fijándose en el plato casi intacto de la chica que se puso nerviosa al punto de sentirse irritada pues Goku parecía estar ocultando algo, pero ya tendría tiempo de sacarle algo.

-Sigh... Bien, entiendo -infló sus mejillas comenzando a comer ante la mirada divertida del joven pelipuntas.

-Le puse mucho cariño a la comida jejeje -habló aún divertido.

La pelirroja lo miró unos segundos algo asombrada, pero rápidamente volvió en sí con otra pregunta.

-¿Y la universidad? -preguntó cabizbaja, sabía del esfuerzo que había detrás del ingreso de Goku a la universidad y le sentaba mal que deba dejarlo.

-No te preocupes por eso, puedo retomarlo en un futuro, la prioridad eres tú -respondió el chico rascando su nuca ignorando el pequeño rubor en las mejillas de la chica.


Momentos después vemos a Goku vestido con unos jean, zapatos negros y camiseta azul parado en la puerta.

-Es hora Mio -habló Goku mirando con una sonrisa a la chica, pero no recibió respuesta.

La muchacha de pelo carmesí miraba por la ventada con rostro perdido, triste y decaído.

Goku sabía que ella se había estado esforzando en no demostrar tanto lo abatida que quedó por la muerte de sus padres, pero él sabía la verdad.

Analizó la expresión de la chica con detalle, llena de melancolía y agobiada por lo que vendría.

Su vida había cambiado por completo, un giro de 360°, realmente no sabría qué hacer si Goku no estuviera aquí para ella.

-Vamos Mio -una cálida mano se posó sobre el hombro de la Naruse quien se exaltó.

Rápidamente se giró viendo la sonrisa en el rostro del chico e inesperadamente se su corazón calmó.

-B...bien -respondió aún levemente atontada recogiendo del suelo una maleta.

Cosas que Goku fue a recoger en algún momento de la destrozada casa de Mio, sin que ella misma sepa cuando ya que la misma solo estaba a su lado cuando despertó.

Goku lanzó una pequeña mirada rápida que denotaba nostalgia al piso donde vivió un tiempo.

-"Adiós" -se despidió girando su rostro y finalmente terminando de cerrar la puerta tras de él ya que la demonio se había adelantado unos pasos mientras el se encontraba distraído.

_______________

Habían viajado un par de horas mediante el tren, durante el camino charlaban de alguna que otra cosa sin importancia, pero en aquel trayecto Goku pudo notar en los ojos rojos de la chica el dolor, uno que intentaba ocultar de él.

Quizá para no preocuparlo, quizá por vergüenza o simplemente porque no quería hablar de ello o demostrarlo, pero aún así el dolor seguía allí, clavado en su corazón y mente.

-En cualquier momento llegaremos, preparate -habló Goku sacando de sus pensamientos a Mio quien se encontraba mirando el paisaje a través de la ventana.

-¿En serio? -preguntó algo asombrada pues creía que al menos saldrían de Tokyo.

-Sí, piensa esto -habló confundiendo a la chica- ¿Qué es lo que creerá el enemigo? ¿Que nos marchamos de la ciudad al lugar más alejado posible o que no quedamos cerca del punto de partida? -preguntó esbozando una sonrisa socarrona.

-E...eso es -los ojos de la muchacha se ampliaron de sobremanera ante aquella explicación- Se nota que te has estado preparando -susurró algo decaída.

Goku no dijo nada bajando la cabeza.

"Atención pasajeros, estamos por llegar a la próxima parada, favor de preparar sus pertenencias y bajar con suma precaución"

La voz atraves de los parlantes del tren alertando a aquellos que debían bajar, entre ellos nuestro duo de protagonistas.

-Vamos -Goku se puso de pie mientras buscaba sus maletas en la parte se arriba de donde estaban sentados mientras Mio solo lo observaba ya parada.

Minutos después Goku y Mio ya se encontraban caminando fuera de la estación de tren.

La diablesa miraba los alrededores con interés, sentía que ya había estado aquí pero no recordaba cuando.

Era una suerte que ambos fueran demonios y tuvieran gran resistencia física pues caminaron casi 30 minutos hasta que Goku se detuvo en frente de una casa en un barrio tranquilo.

Normal, sí, bastante normal y para nada llamativo, como debía ser según Goku. Estas eran las características que debía poseer el nuevo hogar de Mio y su guardián.

Aunque ese ya no sería un probablemente pues al parecer el joven ya tenía todo preparado de ante mano, algo que probablemente aprendió de su maestra.

-Este es nuestro hogar -habló Goku inhalando algo de aire para posteriormente exhalarlo- Entremos.

-¿Co... cómo? -ella preguntó con los ojos abiertos pues era una casa completa, no muy grande, pero tampoco pequeño, básicamente un hogar de clase media.

Ella creía que se iban a hospedar en algún hotel o algo similar.

-Este es probablemente el último regalo que tus padres te dieron, Mio -respondió Goku girándose a ver a la chica, quien se sorprendió y confundió.

-¿De mis...?

-Sí -fue lo que dijo Goku posando su mano sobre la cabeza de la chica- A dentro te lo explico -se anticipó buscando algo dentro de su bolsillo.

Con tranquilidad Goku sacó una llave caminando hacia la casa y abriendo una pequeña rejilla.

El chico introdujo la llave en la puerta y la abrió.

Con ayuda de un interruptor prendió las luces notándose así la sala del lugar que estaba decorada con unos sofás al rededor de una mesa.

-Tus padres compraron esto, como primer objetivo tenía esto, ocultarnos de cualquier amenaza -comenzó a hablar Goku dejando la gran maleta que había estado cargando.

Mio rápidamente miró a Goku dejando de analizar el lugar prestando total atención a Goku.

-Pero ellos decían que si nada pasaba, que si la paz era permanente te iban a regalar esta casa a tus 18 años -siguió con una triste sonrisa.

-Entonces mis padres, ellos sabían que...

-No realmente, no estábamos seguros, pero intuíamos que pasaría algo por lo cual desde ya hace varios años preparamos las cosas -respondió mientras unas lágrimas comenzaban a caer de los ojos de la pelirroja.

-¿Tú también? -preguntó ella limpiando sus ojos con su antebrazo.

-Algo así, di un 30% para esta casa, mientras tus padres el resto -respondió el chico rascando su nuca recordando cierto acontecimiento del pasado- Ellos siempre pensaron en ti como su propia hija Mio, anhelaron tu bien estar hasta el final, así que no desperdicies la vida que ellos te dieron -terminó con una honesta sonrisa.

-¡S...sí! -llorando a no más poder exclamó Mio.

Pero ella no lloraba por tristeza, no, ella lloraba de alegría. Sus padres aún vivían en su corazón por siempre.

-Bien entonces, sube arriba y escoge una habitación para ti y deja tus cosas -ordenó Goku más tranquilo recibiendo el asentimiento de la chica que se dirigió unas escaleras.

Pero justo antes de subir dio una última mirada a Goku que se encontraba revisando algunas cosas de la casa.

-Oh, también ponte ropa cómoda -dijo el chico sin girarse a ver a la muchacha que se avergonzó levemente apresurándose en subir las escaleras- Jejeje, parece que está un poco mejor -susurró mirando con nostalgia cierto punto de la sala.

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-¡Te he dicho que no mocoso! Es nuestra hija y como tal debemos dar más del 50% -habló un hombre de mediana edad algo molesto acomodando sus gafas.

-Pe...pero, señor es que yo -trataba de hablar un joven Goku de baja estatura con nervios extendiendo sus manos.

El orgullo de un padre puede ser algo de temer.

-Sabemos que fuiste mandado por la señora, pero aún así déjanos hacer esto pequeño -una suave voz femenina habló notándose que era una bella mujer de mediana edad de cabello marrón con ojos azules vestida con una blusa blanca.

-E... está bien señora -Goku suspiró con cansancio pues habían estado discutiendo ya varios minutos.

-Recuerda que tu prioridad es la seguridad de Mio, esta casa es justamente para eso y solo por eso te dejamos dar tu opinión sobre ella -habló el hombre poniendo nervioso a Goku mientras la que parecía ser su esposa reía.

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-Ja...jajaja, Naruse-san era de temer -murmuró con nervios- Bien, ahora -el chico comenzó a caminar hacia una puerta que se encontraba al costado de las escaleras.

La abrió notando que era solo un pequeño cuarto donde habían algunas cosas de limpieza que usaría más adelante, pues lo que le interesaba no era eso.

-Hace rato no entraba aquí, ojalá no esté tan sucio -se dijo jalando un pequeño tapete que ocultaba una puerta en el suelo- Nah, no creo.

Mio en cambio ya había escogido su habitación la cual estaba muy bien amueblado con un escritorio, aire acondicionado, una gran cama y ropero.

La misma se encontraba sacando las cosas de sus maletas, la mayoría ropa, pero lo más importante eran dos cuadros, una donde estaba con sus padres y otra donde también estaban ellos junto a Goku.

Ambos cuadros los colocó sobre la mesa de luz al lado de la cama esbozando una pequeña sonrisa.

-Goku dijo que me ponga cómoda, entonces -con tranquilidad se sacó su camisa azul y sus pantalones jean quedando en ropa interior mostrando su hermoso y voluptuoso cuerpo que dejaba en ridículo a muchas muchachas de su edad e incluso a las adultas.

Mio se sacó su sostén pero rápidamente se puso una camisilla amarilla y unos pantalones cortos.

-Así está mejor -murmuró mucho más libre- Debería ir con Goku a ayudar con lo que pueda -se dijo parándose de su cama.

Dirigiéndose nuevamente al piso de abajo, pero no encontró a Goku en ningún lugar, incluso investigo la cocina que estaba muy bien equipada, probablemente por el mismo Goku.

-¿Goku? -llamó recorriendo cada parte del lugar, incluso salió al pequeño patio de atrás, pero nada.

Justo cuando iba a subir arriba para ver si se encontraba allí notó aquella puerta abierta al costado.

-¿Huh? -vio la pequeña puerta y con precaución se acercó.

-¡Baja rápido Mio! ¡Estoy aquí!

-¡Kya! -la chica cayó sobre su trasero por el susto inflando sus mejillas con molestia.

Pero negó rápidamente y con rapidez abrió la puerta notando unas escaleras.

Ella dudó, pero recordó que Goku se encontraba ahí por lo cual se calmó procediendo a entrar.

Bajó varios metros a su parecer hasta llegar a un gran habitación la cual tenía varias armas de todo tipo decorando el lugar en muebles y demás.

-¡Hola! -saludó Goku levantando su brazo.

-¡¿Cómo es que todo esto está debajo de la casa?! -preguntó Mio completamente asombrada.

-Tranquila, aún está en los límites del terreno así que no violamos ninguna ley jeje -habló Goku confiado.

-¡Ese no es el problema! -exclamó atontada Mio.

-Jeje, esto fue hecho por mí, en realidad me tomó un par de años terminarlo, pero lo logré, aquí es donde vengo a entrenar y será donde tú también lo harás -explicó Goku con una sonrisa confiada.

Mio miró a Goku asombrada.

-Respondeme una cosa Mio, ¿Tú sabes qué forma tiene la destrucción? -preguntó Goku confiadamente extendiendo su mano.

-¿Qué? No entiendo qué quieres... -calló cuando vio como un aura rojiza rodeaba a Goku que se encontraba tranquilo aún con el brazo extendido.

En la mano de Goku comenzó a formarse algo largo de energía que confundía a la diablesa.

-¿No sabés? -preguntó recibiendo una negación algo tonta de la muchacha- Ya veo, yo te lo puedo responder -dijo mientras en sus manos aquella energía por fin terminaba de tomar forma siendo esta la de una gran guadaña carmesí- No tiene -terminó posando la gran arma sobre sus hombros con una gran sonrisa confiada.

--Fin del capítulo--

Espero que lo hayan disfrutado y lamento mucho la demora. En fin, trabajo honesto xD.

Pueden comentar dejando sus recomendaciones u opiniones, que siempre son bien recibidas.

Además pueden votar que eso me animaría muchísimo, normalmente pediría meta de votos, pero es el segundo cap, ni yo soy tan mamon xD.

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