Capítulo 1.
¿Qué podría hacer en este momento? En esta situación tan cruel, tan malvada y despiadada, a la que él una vez estuvo acostumbrado.
No se lo esperaba, no, lo último que podría pasar era esto, un ataque de esta forma, aunque bueno, era un demonio quien hizo esto.
Era un demonio quien llenó de aquel importante líquido carmesí toda la habitación, quien había convertido un lugar familiar, donde deberían pasarse situaciones típicas y familiares, en un infierno.
Sesos, partes amputadas de cuerpos regados por todo el lugar que se encontraba en pedazos, aunque aquello no era lo que lo tenía en ese estado, es más, la sangre ya no le resultaba algo extraño.
Una batalla se había librado, y él no estuvo allí para cumplir la misión que le asignó aquella mujer tan importante para él.
-M...Mio, ¿Dónde...? -la voz de un joven, cuyo tono temblaba por preocupación llamó, llamó usando el último ápice de esperanza para encontrar esa persona.
Al menos hasta confirmar si estaba muerta o no, no iba a parar.
-¡Mio! -exclamó esta vez con más violencia, estaba preocupado- Esto... Esto es mi culpa -habló con tono quebrado aquel chico de peculiares cabellos en punta de color negro al igual que sus ojos, el mismo estaba vestido con una camisa azul con cuello y pantalones negros al igual que sus zapatos.
Su rostro lentamente cambiaba de una preocupada a una llena de ira mientras apretaba sus puños hasta hacer sangrar sus palmas.
Un aura roja comenzaba a ser emanada a la vez que se podía oír como los dientes del joven emitían un chirrido por la presión a la que se veían expuestas.
-Yo...
-¿Goku? ¿Eres tú? Y...yo, mis padres... -entre murmullos habló una bellísima joven de pelos rojos, tan rojos como la sangre que la manchaba a ella y su uniforme escolar saliendo de una puerta desquebrajada.
Su rostro estaba pálido, mejillas húmedas por las lágrimas que acababa de soltar con los brazos levantado manchados de sangre.
-¡Mio! -exclamó el joven nombrado como Goku apresurdandose en llegar junto a la pelirroja- ¿Estás bien? ¡Dime! -con mucha preocupación preguntó tomando de los hombros a la joven, algo de lo que se arrepintió pues ella lentamente lo miró a los ojos notándose de esta forma como sus bellos ojos rojos estaban en shock.
-Mi...mis padres, y...yo -su voz se iba quebrando lentamente mientras sus ojos perdían cada vez más brillo.
Pero la misma fue sorprendida por un fuerte abrazo del pelipuntas que hundió su rostro en los pechos del chico.
-Ya estoy aquí, no te preocupes y llora -habló el joven con una expresión de pena cerrando sus ojos, si él mismo sentía un tremendo dolor por esto, ni se podía imaginar cómo se sentía la chica en estos momentos.
Ella no dudó, no pensó ni un momento para gritar en llanto mientras abrazaba con mucha más fuerza al chico. Ella sentía impotencia, molestia, confusión, dolor y odio, un odio que llegaría a ser de temer en el futuro.
Goku podía sentir las lágrimas manchando su pecho, pero no le importaba.
-Ya estoy aquí, no te preocupes -murmuró el chico acurrucando la cabeza de la muchacha a su cuerpo en busca de que se tranquilice al menos un poco.
Algunos minutos pasaron y ellos seguían abrazados, pero él sabía que eso no podía durar mucho más, aunque fue sacado rápidamente de sus pensamientos.
-¿Cómo derrotaste a esas cosas? -preguntó la chica posando sus manos sobre el pecho del chico.
-¿Lo viste? -preguntó el chico mientras su expresión se arrugaba, no se esperaba para nada que ella haya captado la "pelea" que tuvo contra esos tres hace unos minutos.
-Sí -respondió ella fríamente.
-No te lo puedo contar aho -no terminó de decir ya que fue bruscamente interrumpido cuando la pelirroja lo apartó de ella empujándolo con sus brazos.
-Si hubieras estado aquí cuando todo pasó... -comenzó a decir la chica mirando al suelo notándose como unas lágrimas caían.
Él solo la miraba esperando lo que le diría, sentía en su interior como su pecho le apretaba.
-Yo debería haberte protegido a ti y a ellos, ese era mi deber -habló el joven agachando su cabeza con dolor.
-¡¿Por qué?! ¡¿Por qué no estuviste?! ¡¿Por qué está pasando todo esto?! ¡¿Que he hecho para merecerme todo esto?! -exclamó con ira la chica apretando sus manos con fuerza al punto de hundir sus uñas dentro de sus palmas causando un brote de sangre.
-Mio, tu mano -Goku habló con tono de preocupación, pero.
-¡Pero no estuviste! ¡En el momento cuando más te necesité! -exclamó la chica levantando su vista y de esta forma Goku siendo capaz de notar la rabia en sus ojos- ¡Si estabas aquí, quizá, quizá...! Quizá... ellos aún estarían -decía a la vez que un aura rojiza la comenzaba a rodear.
-Mio, lo lamento, no hay perdones sufrientes que pueda dar... -trataba de decir queriendo tranquilizar a la chica, mas no justificarse ya que eso era impensable para él.
-¡Yo lo lamento más! Yo.... Yo... ¡Te odio Goku! ¡Te odio por no ayudarme, por no salvarnos! -exclamó con ira mientras sus cabellos comenzaban a agitarse a la vez que esa aura carmesí incrementaba y causaba leves destrozos por debajo de ella.
Goku se estremeció ante aquella aura de poder que rodeaba a la chica, la energía emanada era tal que lanzaba poderosas ráfagas de aire teniendo como epicentro a la muchacha, quien parecía no notar aquello, ni la destrucción que causaba.
-"Si sigue así, ella podría terminar mal" -pensó el pelipuntas con preocupación viendo a la chica, sintiendo en su pecho un punzón de dolor.
-¡Quiero que esas personas mueran, quiero que todos mueran! ¡Quiero a mis papás, quiero...! -exclamaba la joven incrementando su poder.
-Mio, basta -pidió Goku con preocupación tratando de acercarse a la joven.
Todos sus pensamientos, todos sus sentimientos se encontraban colapsando dentro de la pelirroja y eso solo produjo que su poder en bruto sea expulsado sin parar, pero no duró mucho.
De la nada los ojos de la chica quedaron en blanco quedando su cuerpo completamente débil comenzando a caer, pero antes de chocar contra el suelo Goku la sostuvo entre sus brazos. Ella no aguantó su propio poder.
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-¿Lo entiendes Goku? -una voz femenina, adulta, suave y que denotaba amabilidad preguntó.
Su apariencia no se podía ver pues unas sombras la cubrían solo permitiendo diferir su exuberante figura, siendo lo más llamativo de esta unos grandes cuernos.
Al parecer se encontraban en una gran montaña la cual comenzaba a perder el brillo del sol ya que el horario nocturno se hacía presente.
-Cre...creo que sí, pero yo, en realidad no me gustaría apartarme de su lado -habló un pequeño Goku de unos 6 o 7 años vestido con una camiseta azul marino y pantalones negros al igual que sus zapatos cargando en su espalda una mochila.
-A mí tampoco pequeñin, pero es necesario -habló la mujer con amabilidad tratando de calmar al niño cuya expresión denotaba tristeza.
Dios o en este caso el demonio sabían que ella no mentía, por nada en este mundo quería alejarse del pequeño, pero es lo que debía hacerse.
Ante aquella respuesta Goku bajó su cabeza causando que sus largos cabellos cubran su rostro.
-Te he dado todas las herramientas necesarias para ser fuerte y ya lo eres -comenzó a decir la mujer mientras miraba al chico- Pero no te confies ¡Sigue volviéndote fuerte! ¡No te detengas, sé que puedes volverte más fuerte que yo, más fuerte que cualquiera! -habló con determinación la mujer mientras posaba su mano sobre la cabeza del niño.
-S...sí, sí ¡Lo prometo maestra, seguiré entrenando! -exclamó Goku apretando sus puños con determinación.
Ella quedó estática unos momentos, parecía estar mirando, para posteriormente dejar caer sus hombros con cansancio.
-¡Rayos! Ni yo puedo aguantarme, al menos por esta última vez... -murmuraba la mujer con un suspiro y de la nada sostuvo al chico por sus axilas levantándolo del suelo- ¡Un último abrazo! -exclamó realizando lo recién dicho.
Luego de aquello quién sabe cuando se verían las caras nuevamente.
Goku no reaccionó, como si ya estuviera acostumbrado, en cambio solo correspondió como pudo con una triste sonrisa al punto de soltar algunas lagrimas sobre los hombros de la mujer.
-"¿Estará bien esto?" -ella comenzó a dudar, sabía que esto pasaría si se tardaba mucho con este asunto.
Por eso odiaba las despedidas, en especial la que estaba teniendo con este pequeño pelipuntas.
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-Disculpame, no deberías pasar por todo este dolor, no hiciste nada malo, solo naciste y eres lo que eres -murmuraba Goku sosteniendo con un solo brazo a la chica acariciando la mejilla de la chica con suavidad limpiando vestigios de sangre- Pero no se volverá a repetir -dijo con expresión más fría.
Esto ya no era por su misión, esto se volvió personal en el instante que él se encariñó con Mio al punto de verla como una hermana pequeña.
Con tranquilidad, y con la chica entre sus brazos, Goku caminó hacia un gran agujero en la pared de la casa donde estaban, un agujero que quizá él mismo hizo.
De un salto salió a lo que parecía el patio de atrás, con desprecio miró hacia los costados, más específicamente dos enormes cráteres que ya tenían 2 metros de profundidad e iban incrementando.
-A.... ayuda, a....ayuda por favor, no vol -una débil voz resonó dentro de aquellos agujeros de 6 metros de diámetro.
-T...tú, ¿Q.... quién e....eres? -otra voz del otro oscuro cráter preguntó con dolor- ¡Caugh!
-No les di permiso para hablar, escorias -Goku murmuró con desprecio, causando a su vez que la tierra al rededor de ambos cráteres se destrozara aún más.
-¡AAAAH! -ambas voces exclamaron con dolor notándose como rápidamente se iban hundiéndose más dentro del agujero para ser cubiertos por tierra incapacitado ver sus apariencias.
-Sus vidas llegaron a su fin, y estoy siendo piadoso -hablaba Goku mirando a la chica entre sus brazos, más específicamente una lágrima en su mejilla.
"CRAAAASH"
Un fuerte temblor se hizo presente en el lugar agitando el terreno hasta el punto de tumbar un grueso y fuerte árbol. Aquellas dos voces ya no emitieron sonido alguno tras ese temblor.
-Nunca debieron volver por ella, es una vergüenza que se llamen a ustedes mismos demonios -Goku terminó con una fría mirada y de un salto desapareció con la chica entre sus brazos.
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Varios minutos pasaron luego de aquello y ahora Goku se encontraba dentro de su departamento. Algo simple; dos habitaciones, sala que se dividía en dos con la cocina/comedor y un baño dentro de la habitación.
Goku dejó a la pelirroja dentro de su habitación para que pueda descansar mientras él estaba sentado en el sofá de la sala, pensando seriamente.
Se había descuidado.
-"No puedo dejarla así de indefensa, ella ni siquiera fue capaz de expulsar su poder sin caer desmayada" -Goku analizaba todo con seriedad mientras posaba su mano sobre su mentón.
Y era cierto, el cuerpo de Mio era débil para todo el poder que tenía y heredó de su padre, el anterior rey demonio.
Eso era un problema que él no dejaría así como así.
-Tarde o temprano el momento llegaría, ellos ya lo sabían al igual que yo -murmuró el joven rascando su nuca teniendo en mente la pequeña conversación que tuvo con los padres de Mio hace tiempo.
"Sigh"
Un suspiro salió de sus labios, ahora mismo debía esperar a que la muchacha despierte.
Pero el temía aquello, quiera o no las palabras de la muchacha para él tenían razón, cosa que le generó tristeza.
-Si yo hubiera estado más atento -una expresión de furia se apoderó de su rostro mientras apretaba sus puños con fuerza- ¡Tch!
Quería destrozar todo el lugar, aunque no lo haya demostrado en frente de ella, él también estaba molesto, quizá no como ella, pero lo estaba.
Les tomó cariño, ellos también fueron como una familia para él cuando no tenía nada y dejó a la única persona importante en su vida.
-No es momento para pensar en eso, lo importante es Mio, solo ella -habló negando con su cabeza mientras acariciaba su frente- ¿Huh? Oh, quizá eso le alegre aunque sea un poco -se dijo mirando de reojo su cocina.
Un par de horas después, dentro de la habitación de Goku podemos ver a la hermosa pelirroja moviendo su cuerpo suavemente entre las blancas sabanas, buscando algo más de comodidad, pero no lo logró.
Lentamente abrió sus bellos ojos rojos que trataban de ajustarse al nuevo ambiente oscuro, tras unos segundos lo logró.
Un aroma invadió a su nariz antes de que cualquier idea o recuerdo se apodere de ella.
-¿Huh? -soltó un quejido cuando un destello la cegó notando que se trataba de una puerta semiabierta.
Se puso de pie caminando hacia la misma y la abrió reconociendo al instante aquella sala.
-¿Goku? -murmuraba la chica frotando sus ojos, aún no recordaba nada.
La chica se giró al origen de aquel aroma, y claro, el sonido de la cocina.
-Ya despertaste -habló Goku con una pequeña sonrisa del otro lado de una mesada en frente de una cocina.
-Sí, dime, ¿Qué hago en tu casa? -preguntó- Siento que tuve un horrible sue -iba a decir.
-Nada de eso... fue un sueño -dijo Goku seriamente.
-Sí... lo sé -respondió la chica mientras su expresión lentamente cambiaba y nuevamente de sus ojos comenzaban a brotar las lagrimas.
Ella ya lo sabía, trataba de ignorar la realidad, pero eso no era bueno y Goku lo sabía.
-No es mucho, no, esto no es nada, pero quizá esto te calme un poco -Goku hablaban mientras se sacaba un delantal blanco cargando en sus manos dos platos- Come por favor, no es bueno que estés con el estómago vacío -habló dejando sobre la mesada la comida que se trataba de hamburguesas con arroz.
La imagen de Goku con la comida humeante, con esa amable sonrisa y esa aura de tranquilidad que le emanaba la hizo recordar algunas cosas que dijo hace unas horas abriendo sus ojo.
-Y....yo, l....lamento to...todo lo qu -ella trataba de decir con sus mejillas rojas al igual que sus ojos que no paraban de soltar lagrimas.
Goku caminó con tranquilidad hasta ella y con una expresión tranquila posó su mano sobre la cabeza de la chica.
-No te preocupes.
-Pe...pero te dije tantas cosas horribles -habló nuevamente tratando de parar las lágrimas con sus antebrazos.
-No importa.
-¡Goku! -exclamó la chica abrazando con fuerza al joven quien correspondió.
-Yo soy el que lo siente -habló Goku cerrando sus ojos- Pero no volveré a dejarte sola, nunca más pasarás por algo así porque no lo voy a permitir -habló Goku con determinación abriendo sus ojos que extrañamente tenían un leve brillo rojizo.
-¡S...sí! -exclamó la chica acurrucándose al cuerpo de Goku quien esbozó una triste sonrisa ante aquello.
-Ahora come, ¿sí? -habló el pelipuntas apartando con suavidad a Mio, quien se frotaba los ojos para posteriormente asentir.
Ella se sentó sobre una silla de madera en frente a la mesada tomando los palillos para cortar la carne y luego comerlo.
Cada bocado, cada vez que disfrutaba el sabor de aquella comida sentía calidez y alivio pues le recordaba algo, que ella no estaba sola.
De reojo miró a Goku, quien lo notó y en respuesta esbozó una gran sonrisa mostrando sus dientes, una sonrisa que parecía ir arraigada a su propio ser.
Rápidamente ella desvió su mirada volviendo a centrarse en su comida y tras algunos minutos ella terminó.
Mio estaba allí, algo inquieta por la mirada analítica del joven.
-Go...Goku, tengo muchas preguntas que hacerte -habló la muchacha determinada.
-Lo sé y trataré de responderte lo mejor posible -habló dando a entender que respondería sus preguntas, cosa que alegró a la chica.
-¿Por qué? -fue la pregunta que la carcomía desde aquel sangriento momento.
-Porque en tu interior corre la sangre y poder del antiguo rey demonio Wilbert -respondió con seriedad.
-¿Q... qué? ¿R.... de demonio? E...eso quiere decir -incrédula dijo sudando por los nervios.
-Sí, y yo también lo soy -agregó con una pequeña sonrisa- Aunque no del todo -terminó con nervios rascando su nuca.
-¿No del todo? ¿A qué te refieres? -preguntó la chica confundida, aunque Interesada.
-Veras, soy un mestizo, un mitad demonio, mitad humano y tú también -respondió sonriente asombrando más aún a Mio- Pero por ahora eso no es lo importante -dijo el chico tratando de desviar el tema.
-¿Soy también una mestiza?, ¡Ah! pe...pero entonces, mis padres...
-Tus padres adoptivos también eran demonios a quienes se les encargó el labor de protegerte por parte del mismísimo rey Wilbert antes de caer débil por una enfermedad que tristemente le arrebató la vida -explicó el chico viendo el asombro en los ojos de la pelirroja, pero esto cambió a una más decaída, cosa que Goku entendió- Pero no confundas las cosas, ellos te veían como si fueras su propia hija, te amaban muchísimo Mio -dijo con una pequeña sonrisa.
-Me alegra oírlo -murmuró la chica llevando su mano sobre su pecho- ¿Tú también fuiste enviado por mi pa...padre? ¿Y mi madre? -preguntó pronunciando aquellas dos palabras con dificultad.
-No, yo fui mandado por otra persona, pero lo importante es que estoy aquí por la misma razón -respondió con tranquilidad.
-¿Quién...? -preguntó, pero al parecer Goku no escuchó.
-Como sea, lo importante ahora es prepararte para aquellos codiciosos que van tras tu poder, Mio -habló Goku sonriendo- Y para eso yo te voy a entrenar para que seas capaz de usar tu poder, al menos una fracción -dijo con seguridad, cosa que asombró a la chica.
-¿Tanto poder crees que tengo? -preguntó la chica incrédula mirando sus manos.
-Tal vez no lo recuerdes, pero en la cass tu liberaste algo de ese poder que me hizo sentir como si estuviera en frente del rey Wilbert -dijo Goku buscando animar a la pelirroja, cosa que logró en cierta medida.
-¿Tú confías en mí? -preguntó bajando la cabeza levemente- ¿Confías en que pueda volverme fuerte?
-¡Claro que lo hago! -sin siquiera pensarlo un segundo él respondió lleno de de confianza.
--Fin del capítulo--
El último reto del año, ya tenía ganas de usar Shinmai en un fic, creo que incluso lo mencioné, en fin, ya se hizo jeje.
Espero que les haya gustado, si fue así apoyen esta y la historia de Destroit10K con quien estoy haciendo el reto jeje.
Si tienen alguna duda, crítica o cualquier cosa, comenten que eso también anima y más de lo que se imaginan, al menos en mi caso :'D.
A parte de eso les deseo un buenísimo año 2022, que todas sus metas se cumplan y que la pasen super bien :).
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