Me drogaba.

Con tan solo 14 años de edad me escapaba para ir con unos amigos a drogarme. Ellos eran más grandes que yo por 2 años pero eso no era inpedimento para que estuviera con ellos.

Todos me decían "puta" porque según me iba a tener sexo con todos ellos. Que haciamos orgias entre nosotros.

En realidad ellos nunca me tocaron ni un cabello. Ellos eran los únicos que me escuchaban y me entendían. Por eso cada noche me escapaba para ir con ellos y distraerme.

Todo se fue a la mierda cuando el estúpido que me violó le dijo a mi padre que me vió en la madrugada con unos tipos drogadictos.

Me encerraron en mi casa, no podía ni ir a la tienda. Lloré y grité de coraje muchas veces pero de nada sirvió.

Recuerdo las súplicas que le hacia a mi padre, hasta que un día di por vencida.

—Papá por favor déjame tan siquiera despedirme de ellos

—Tú solo quieres que te vuelvan a coger Laia— gritó furioso

—Solo son mis amigos papá— dije llorando más fuerte

—Son drogadictos Laia

—Eso no tiene nada de malo— intenté hacerlo entrar en razón

—Calláte. Suficiente tengo que digan que tengo una hija loca como para que ahora también digan que tengo una hija puta y drogadicta

No volví a tocar el tema desde ese día.