Lagrimas de dolor, lagrimas de alivio.
Por fin, por fin lo había encontrado, por fin había dado con el Uchiha, Naruto Uzumaki no podía sentirse más feliz, más aliviado. Pero había un pequeño problema, Sasuke Uchiha no deseaba regresar a Konoha con él.
—Vamos teme. Regresa—suplicaba el rubio de ojos azules—
—No regresaré a Konoha, dobe.
—Entonces tendré que obligarte—dijo haciendo una muy conocida pose de manos— Kagebushin no jutsu*.
A la par que el rubio atacaba y rodeaba a Sasuke con sus clones, el Uchiha preparaba su katana y activaba su Sharingan, era Naruto, no necesitaba el Mangekyo Sharingan.
En medio de la batalla ambos recordaron todo su pasado juntos, tanto los buenos como los malos momentos, y en un movimiento del rubio que el azabache no notó, éste se encontraba sobre él, con sus manos rodeando el níveo cuello, a punto de ahorcarlo; y Sasuke en defensa había puesto el filo de su katana en el cuello contrario. Un movimiento y ambos morirían.
—Sasuke, regresa, por favor... No deseo matarte y deberé hacerlo si vuelves a negarte...—suplicaba el ojiazul una vez más, apretando el cuello entre sus manos, intentando retener las lágrimas—
—Hmp. Lástima que yo no desee lo mismo, dobe—aseguraba de dientes para afuera el azabache, hundiendo su katana en el cuello de Naruto provocando que finos hilos de sangre corriera por el frío metal—
—Entonces no me dejas más opción, teme—dijo finalmente el rubio acercándose más a Sasuke, apretando sus manos alrededor de su cuello y enterrando aún más la katana en el propio, mientras lágrimas traicioneras resbalaban por sus mejillas—
Naruto se acercó lo suficiente como para poder besar a Sasuke, para poder darle un último beso que fue lentamente correspondido mientras la katana cortaba definitiva y letalmente el acanelado cuello y las fuertes manos impedían la respiración en el Uchiha, ocasionando la muerte de ambos chicos.
En ese último beso las lágrimas de Naruto corrieron por sus mejillas hasta empapar las pálidas de Sasuke y mezclarse con las opuestas antes de completar su recorrido hasta el suelo.
Las amargas lágrimas de ambos shinobis eran de tristeza, por matar al ser amado; y de alivio pues morían en manos del ser amado. Eran también de alivio porque sabían que estarían juntos en la otra vida, sin impedimentos ni ataduras.
Fin.
*Jutsu de clones de sombra.
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