#9
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ɴᴜᴇᴠᴇ :
ʟᴀ ʜᴀʙɪᴛᴀᴄɪᴏɴ ʙʟᴀɴᴄᴀ.
El tour por la segunda planta de la casa de Alex se redujo a una palabra, arte, arte en varias de sus expresiones más hermosas, diversos cuadros de la familia luciendo trajes elegantes como si vinieran de otra época, algo bastante pretencioso pero divino.
—¿A que parezco un Rey? —Me muestra un cuadro de él, pintado en óleo, es El con un traje de lo que me atrevería a apostar es una especie de duque, sobre un caballo.
—Falta la corona. —Respondo caminado frente a él por el interminable pasillo, mirando como a poco parece que avanzamos en el tiempo hasta las fotografías primero varias en blanco y negro y luego a color, cabe destacar que unos metros tras de nosotros hay lo que parece una antigua escultura con la cara del padre de Alex. —Siento que estoy recorriendo la historia de los retratos. —No evito el tono emocionado. —Teneís una colección divina, incluso me sorprende que alguno de los pintores de hoy en día pueda hacer un cuadro tan hermoso, que pareciera hecho por alguno de los pintores famosos de la época renacentista. Y ni hablar de las fotografías. —Parece que fueron hechas con cámaras prehistóricas. —Lejos de una ofensa es un alago. —Es increíble.
Me volteo para verlo observarme con una sonrisa en sus labios, eso me confunde un poco, es una sonrisa sincera, pero en ella hay algo diferente, algo que nunca antes había visto en su mirada.
Con una lentitud casi agónica levanta su mano, y mi respiración se agita como si acabase de terminar una carrera de velocidad, el contacto de sus dedos con la piel de mi cuello, crea explosiones en los puntos de contactos, explosiones que electrifican todo mi cuerpo. En estos momentos siento como si mi corazón fuese una central eléctrica que está enviando energía a todas las zonas de mi cuerpo. Mis labios se abren cuando una de las comisuras de los suyos se levanta más.
«Nos suspires , no suspires»
—Eres tan hermosa.
«Suspira»
Mi cara se calienta ante tan inesperado alago, definitivamente Alex sabe como conseguir que me sonroje sin ningún esfuerzo, y lo odio un poco por eso, no puedo ir de chica interesante si ando sonrojándome como colegiala.
—Con las mejillas color sangre también eres hermosa. —Susurró mientras la distancia entre nosotros cada vez mermaba más.
—Que manera tan rara de decir que tengo las mejillas rojas. —Fue lo único que mi atolondrado celebro fue capaz de pensar mientras mis ojos estaban perdidos en su demasiado tentadores labios.
Cuando apenas quedaban milímetros entre nosotros, mis dientes se clavaron en mi labio inferior y mis marrones ojos en los suyos azul infinito. Dios, necesito besarlo, ya, aquí, como sea, estoy tan desesperada por sentir sus labios sobre los míos que no me conozco.
Y cuando siento que me complacerá, los colores y la luz desaparece de mi alrededor, dejándome en una oscuridad infinita.
«Otra vez no, por favor »
Sé que mi mente me está jugando otra mala pasada. ¿Estaré loca? Debo ver a algún psiquiatra, no soy espera en estos temas, pero que de un momento a otro desaparezca el mundo a tu alrededor no puede significar nada bueno. Pero por alguna razón sentía que debía probarle a alguien o algo que no iba a vencerme, que no estaba loca y que podía sola salir de la oscuridad.
Después de todo era como tener los ojos cerrados, no puedes ver, pero si sentir y como una luz el tacto en mi cuello y mi cintura, me hizo volver poco a poco al mundo real. Cuando volví a ver la luz al final del túnel, en forma de dos grandes ojos azules, que me observaban confusos dejé ir un suspiro de alivio.
«Todo se trata de saber que es real y que no»
—¿Estás bien? —Hay auténtica preocupación en su mirada que no deja de evaluar la mía. Yo asiento. —¿Segura? —Parece más extrañado aún.
—Solo me perdí en mis pensamientos. —Traté de sonar convincente y para que no viera la mentira en mis ojos llevé la vista hacia una bonita fotografía en blanco y negro de Myrna frente a la Torre Eiffel.
Se notaba que no era el París actual, sin duda photoshot, pero uno tan fiel que asusta, he visto miles de fotografías antiguas de París y de la torre Eiffel y podría jurar que esta es tan fiel que podría ser hasta real. Claro tuviera sentido que fuese real si Myrna tuviera más de noventa años.
Por un momento me tensé al sentir los dedos de Alex entrelazarse junto a los míos, pero luego una extraña calma me invadió por completo y sonreí, se sentía bien, demasiado bien, como unir piezas.
—Vamos a mi lugar favorito. —No protesté, ni siquiera hablé, me dejé hacer.
En menos de un minuto. habíamos llegado al final del laberintico pasillo del arte, nos detuvimos frente a una puerta roja, había algo misterioso en ella, demasiado, su color resaltaba de una manera increíble con las oscuras paredes y estaba tan alejada del resto de las habitaciones que eso la hacía más llamativa.
—No sabía que tenías la puerta que da a Narnia.
—Yo creía que era un armario.
—Tecnisismos. —Vi como introducía una llave en la puerta sin soltar nuestras manos, eso me emocionó de una manera tan fuerte que jamás lo admitiré un público
Bueno, no era la puerta a Narnia pero si a otro mundo. Me parece imposible que esta habitación tan blanca forme parte de una casa tan oscura, hermosa, pero oscura, su estilo victoriano mo tiene nada que ver con esta habitación, simplemente de verla siento...
—Paz.
—Ese era el objetivo cuando la decoré. —Entramos, yo no dejo de mirar cada rincón. —Tener un rincón donde pueda sentir paz, dónde pueda huir del mundo exterior, ser yo mismo.
—Eso ha sido poéticamente hermoso. —Clavo la vista en las paredes perfectamente pintadas sin una mancha siquiera.
Parece habitación de las película futuristicas, hasta los muebles son blancos, impolutos, demasiado perfectos, pero aún así dan la sensación de tranquilidad cuando los observabas.
—La verdad es que no luce nada como tú. —Me sinceré asomándome por la gran ventana de cristal, mientras el me observaba desde el marco de la puerta.
—¿Cómo pensaste que sería? —Sonrío observándome atentamente.
—No lo sé. —Vi como Myrna conversaba con su madre fuera de la casa, llevando entre sus manos unas cestas con comida, seguro del supermercado. —Una habitación común de chico.
—¿Estás llamando afeminada a mi habitación? —Sonaba divertido.
—No, solo que no es la común habitación de un chico. —La sonrisa no despareció de mis labios. —Ya sabes esas con pósters de mujeres desnudas.
—Están en una caja bajo la cama.
Puse los ojos en blanco.
—Una guitarra.
—No soy bueno con la música.
—Equipo de algún deporte.
—Soy demasiado bueno, para jugar algún deporte. —Aunque no lo estaba mirando, supe que estaba sonriendo petulante.
—¿Cuál es tu hobbie? —Me volteo a verlo. —Debes tener alguno.
Entonces veo en un rincón de la ordenada habitación, una agenda, la cuál se notaba que había sido usada bastante y sobre ella, algunas piedras, podrían ser cuarzos o algo así, dudo que los diamantes se dejen en un lugar tan desprotegido.
—Es la joyería. —Sonrío respondiendo a mi propia pregunta.
—¿Ahora eres adivina?
—No. Pero tú hermana me contó sobre el colgante que le regalaste. —Me volteo a verlo. —Esa agenda tiene varias hojas añadidas y es de mucho uso. —Seguro allí haces tus diseños. Su sonrisa se extendió mucho más. —Y los pedazos de cuarzo sobre ella, tienen todos la misma forma, sin duda hacías alguna pulsera.
—Casi te llevas el crédito de investigadora privada. —Camina hasta la mesita con la agenda y apartando los cuarzos, la toma. —No era una pulsera, era un collar.
Hago una mueca de fingida pena mientras ojeo la agenda viendo sus diseños y debo decir que me ha dejado con la boca abierta, son jodidamente fabulosos, Alex podría trabajar si quisiera para una compañía de joyería, sus diseños van desde lo sencillo hasta lo extravagante, una clara muestra de años de estudio. A mitad de la agenda veo el diseño del colgante de Myrna, como todos está en blanco y negro, a excepción de el diamante que está pintado del azul exacto del real.
—Me encantan. —Dejo ir un suspiro. —Se nota que lo diseñaste para alguien especial.
Acaricio con delicadeza la hoja.
—¿Por qué una lágrima?
—Porque quiero que cuando mi hermana llore, lleve una lágrima con ella para que recuerde que no es la única que sufre. —Sonríe. —También es una lección de vida.Myrna debe aprender que no es el ombligo del mundo.
—Myrna es una chica muy tierna y atenta.
— No la conoces. —Se limita a decir. —Como sea... También diseñé uno para ti.
—¿Eh?
El collar de cuarzos,es tan tierno.
—Quiero ver el diseño. —Sonrío poniéndome de pie.
—Nop. —Quita la agenda de mis manos. —Es un secreto.
—Ya vi los cuarzos. —Me cruzo de brazos y sonrío con suficiencia.
—¿Qué te hace pensar que te regalaré esos simples cuarzos? —Me mira burlándose de mi. —No vayas de listilla, te llevo años de experiencia.
Toca mi nariz y luego desapareciendo de mi vista la agenda nos saca de su habitación.
—Es hora de la cena.
Ni hablar de que la cena quedó deliciosa, amé cada bocado, definitivamente la madre de Alex acaba de caer entre mis cocineras favoritas. Conocí además un poco más de las personalidades de los Lieberman, siguen siendo una familia algo misteriosa, pero sin duda una unida, el padre es el más callado de todo, Myrna es como una pequeña princesa, la madre es la mujer más dulce sobre la faz de la tierra y Alex, bueno, Alex es Alex.
Él se ofreció a llevarme a casa en el coche de su hermana, todo el viene fui preguntándole sobre la joya que estaba diseñando para mi, pero era como hablarle a una roca, a una atractiva roca.
Siempre había considerado los silencios incómodos, pero la verdad, mientras el conducía, cuando ya yo me había rendido(por ahora) sobre la joya, lo que quedó fue un agradable silencio que amé disfrutarlo con su compañía y con la música de Michael Jackson.
Una vez frente a casa de mi tía, el detuvo el coche y se quedó mirándome mientras con una mano jugueteaba con mi cabello.
—¿Tienes algo que hacer el fin de semana?
Me paralicé ¿Acaso...?
«Te va a invitar a una cita idiota»
No me ofendas conciencia.
«Idiota»
¡Conciencia!
«Ahora hablas contigo misma, sin duda estás loca»
—Leah ¿Te hice una pregunta? —No me perdí el brillo de diversión en su mirada.
—No... No tengo nada planeado.
—Genial, porque te vas conmigo a la feria del otro pueblo.
—¿Qué?
—Lo que oíste.
Hola soy yo de nuevo!!! Espero que hayan disfrutado del cap. No olviden darle a la estrellita y dejarme su opinión
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top