#7
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ sɪᴇᴛᴇ :
ᴇʟ ᴄᴀʟʟᴇᴊᴏɴ
Definitivamente este chico está mal de la cabeza, se ha quedado en boxers, en boxers frente a mi. Estoy segura de que no planea desnudarse completo y solo lo hace para molestarme, la diversión es muy notable en sus ojos.
Seguro piensa que me voy a escandalizar y voltear, pero no, me apetece ver más, mucho más. Sonrió y eso lo toma desprevenido.
Conmigo no se juega rubito. Doy pasos lentos hasta él que parece confundido, mientras le doy una larga mirada, veo sus ojos que brillan ante la anticipación, veo sus muy apetecibles labios por los que pasa su lengua. Bajo mi mirada hasta su perfecto torso me detengo en los oblicuos y luego en los abdominales, me apetece micho pasar mi lengua por esos lugares
Como si mis ojos tuviesen vida propia siguen descendiendo, mis mejillas se sonrojan aún más viendo la sugerente silueta que se forma bajo el bóxer negro, pero pedo asegurar que no es de vergüenza.
Cuando vuelvo a subir la mirada, con una media sonrisa dibujada en los labios, noto que su sonrisa de superioridad ha desparecido, ahora me mira fijamente, la tensión es tal que podría cortarla con una tijera, me desea, lo deseo, definitivamente entre nosotros hay una gran química, una que me encantaría explotar.
Camino lentamente hacia él, que se encuentra sin moverse al final del muelle, mis pisadas suenan en la madera vieja, y el sonido de mis pasos hacia él solo aumenta más la expectativa.
En estos momentos no me siento su presa, no me siento su verdugo, me siento como una leona caminando hacia su león, en busca de placer, del placer más bruto y puro.
Traga saliva cuando solo estoy a unos pasos, está totalmente hipnotizado por mi, y eso me hace sentir poderosa.
La naturaleza es su mirada cambia a la para que mi sonrisa se vuelve maligna y usando toda la fuerza que poseo, lo empujo haciéndolo caer al agua.
Joder eso fue intenso.
No evito reír cuando vuelve a la superficie mojado y enojado.
—Parece que se te volteó la broma. —Me burlo a lo que el pone los ojos en blanco y se pasa la mano por el rubio cabello desordenado. —Es que estabas tan caliente que decidí enfriarte un poco.
—Graciosita. —Extiende la mano hacia mi y yo hago lo mismo para ayudarlo a subir.Pero justo antes de que tome mi mano las alarmas en mi mente comienzan a sonar, y el sonido aumenta al ver la sonrisa malvada en sus apetecibles labios, soy lo suficientemente rápida para retirarla y eso lo sorprende. —Así que eres una chica lista, cookie.
—He visto ese truco demasiadas veces. —Sonrío con suficiencia. —Estás perdiendo originalidad.
Por enésima vez vuelve a poner los ojos en blanco, para luego sujetarse del muelle y subirse sin fuerza aparente, yo hubiese caído por lo menos cinco veces al agua de manera poco elegante antes de conseguir subir. Pero en cambio ella, simplemente estira las manos y sube, dándome una deliciosa vista de su espalda húmeda.
Enserio tengo que controlarme, este chico es demasiado atrayente para mi. Me con tan solo mirarme me hace sentir como una mosca frente a un dulce.
—Creo que la sesión fotográfica se acabó. —Sonrío agachándome para tomar mi cámara. —Nos veremos en otro sitio inesperado.
Orgullosa de mi misma y de mi actitud de leona, vuelvo a la casa de mi tía, dejándolo solo en el muelle.
...
—¡Joder! —Me sobresalto al escuchar el grito de mi tía desde la cocina.
—¿Que pasa? —Pregunta Grecia, que esta comiendo fruta a mi lado, mientras miramos un documental sobre murciélagos en el televisor.
—Olvidé comprar las medicinas. —La veo llegar preocupada hasta nosotros. —Y no puedo volver ahora a la farmacia, si lo hago no terminaría la cena nunca.
—Mamá. —Protesta la pelinegra a mi lado. —Susy vendrá pronto, si no estoy aquí seguro pensará que no quiero estar con ella o algo así
Bueno parece que hay problemas en el paraíso Gusy (si, acabo de ponerle nombre a la relación de mi prima con su novia), no lo parecía esta mañana cuando las dos competían por ver quien gemía más alto.
—Voy yo. —Me pongo de pie. —Cuando Grecia me llevo de compras pasamos por la farmacia, sé donde queda. Puedo ir en bicicleta.
—Si quieres te presto el coche. —Mi tía sonríe mientras anota en un papel los medicamento que necesita. —Eres un ángel, Leah.
Sonrío tomando la hoja y el dinero. —Gracias tía, pero si este será mi hogar, es hora de que también realice tareas.
—¿Llevarás el coche? —Me pregunta Grecia cuando salimos al porche.
—Na, quiero disfrutar del paisaje. —Tomo la bicicleta morada de mi prima. —De todas maneras muchas gracias.
Me subo en la bicicleta y comienzo mi camino hacia la farmacia. Es un poco chocante, el hecho de que antes cada que iba en bici o a pie o como fuese, el camino estaba rodeado de grandes edificios, ahora, son arboles, árboles que ni siquiera están bien cuidados.
No se puede decir que la visión mejore mucho cuando le adentro en el pueblo, por los menos los árboles tenían algo de vida y color, las casas cutres y todas iguales solo consiguen que se me hiele la piel.
Lo único que no niego, es que aquí el aire es mucho más fresco, y todo este ambiente oscuro, le da un toque de misterio que sinceramente es muy atrayente.
Las personas me miran con curiosidad mientras, pedaleo por la calle, soy la nueva,y supongo que a este pueblo vienen pocos visitantes, además, no he sido formalmente presentada por mi tía o prima, apenas me he relacionado con menos de diez personas.
Me adentró en la calle donde se supone que se encuentran las tiendas y la farmacia, dejo fuera la bici, y entro al lugar, debo admitir que todo este ejercicio me tiene sudada y algo cansada, supongo que mi aspecto tampoco debe ser el ideal porque los pocos clientes me miran raro.
Camino hacia la chica que atiende y le dedico una gran sonrisa, mientras que saco el papel de mi bolsillo trasero.
—Hola. —La muy mal educada se mantiene mascando lo que debe ser chicle mientras juega con su cabello, mi sonrisa se borra ante su actitud hostil. —Necesito esto.—Le entrego el papel y ella lo toma sin mirarme.
—Espera un momento. —Se voltea como si fuese lo más doloroso del mundo y se va hacia los estantes.
Me mantengo observándola mientras hecha todo en la bolsa, su cabello está teñido de rojo de un tono demasiado chillón, y se uniforme está bastante desgastado. No paso por alto el pañuelo en su cuello, no pega para nada con su ropa. Sin duda el sentido de la moda fue por una dirección y ella por otro.
—Aquí tienes. —Me entrega de mala gana la bolsa. —Son cincuenta y cinco dolares con veinticuatro. Si no tienes para pagarlo, no te lo puedes llevar.
Saco el dinero de mi bolsillo y cuando lo va a tomar lo dejo caer. A mi no me trata nadie así.
—Quédate con el vuelto.—Le digo con altanería.—Úsalo para comprarte un nuevo pañuelo, uno que pegue con tu horrendo uniforme.
Normalmente soy una chica amable, pero si eres hostil y desagradable conmigo sin razón aparente no esperes que ponga la otra mejilla, espera que te devuelva el golpe y mucho más fuerte.
No sé si es que he perdido la esperanza en la especie humana o es que he vivido demasiado como para que nada me sorprenda, pero sinceramente cuando salgo de la tienda y veo a un chaval huyendo en la bicicleta, ya me lo esperaba.
Pero aún así no voy a dejar que me roben en las narices.
—Ladronzuelo. —Grito y hecho a correr tras él. —Detente ahí.
Soy muy veloz, he pasado gran parte de mi vida corriendo por el simple placer de hacerlo, pero al parecer no soy lo suficiente rápida como para alcanzar al ladrón de bicicletas. En cambio ¿Dónde termino? En un callejón digno de película de pandilleros.
Sujeto con fuerzas la bolsa con medicinas y me aseguro de que mi móvil esté en el bolsillo oculto de mi chaqueta, no tengo deseos de otro robo.
Las paredes de piedra tienen una ligera falta de pintura y enserio les sobra moho. La pintura que tienen en debido a los grafitis con símbolos raros y terroríficos. Camino despacio y el sonido de mis pasos resuena por todo el lugar. «Que diferente a esta mañana, la sensación que provoca »
Mi corazón se acelera poco a poco y para sumar a la ecuación del miedo, comienza a salir niebla de no se dónde.
«Genial»
Todo el lugar huele a basura y enserio estoy asustada.
Comienzo a caminar apresuradamente hacia el lugar por dónde entré, pero me detengo, hay una cortina de niebla en la salida, pero no es lo terrorífico. Lo que verdaderamente tienen a mis oídos escuchando el latir errante de mi corazón, es la silueta que se divisa allí.
No tiene una forma muy humana que digamos, es demasiado grande y corpulenta para se humano, sus dedos se notan largos y delgados.
Y de ninguna manera voy a acercarme allí, no me considero una mujer temerosa, pero hay situaciones y situaciones.
Me quedo absolutamente quieta, esperando a que la figura desparezca y sea alguna ilusión visual creada por la paranoia.
Pero no, no lo hace, se mantiene igual de inmóvil que yo.
—Leah. — Automáticamente los vellos de mi cuerpo de ponen de punta a la vez que una sensación fría recorre mi columna, jamás mi nombre me había dado tanto miedo.
No lo pienso dos veces y le doy la espalda echando a correr con todas mis fuerzas, sé que lo que recorre mis venas en estos momentos es adrenalina pura, porque de otra forma no podría correr tanto sin cansarme y ya hoy he cumplido mi cuota de carreras. Primero en bici, luego con el ladronzuelo y ahora.
Mis extremidades duelen como el demonio, pero no me detengo, mi respiración cada vez está más agitada y temo que me de jn ataque de asma.
Siento que la misteriosa silueta me persigue aunque no escucho sus pasos, aunque no lo veo, pero sé que está ahí, asechandome esperando por atacar. Por lo que no le detengo. No quiero morir.
Los ecos de la voz siniestra aún están en mi cabeza y funcionan como incentivo para aumentar la velocidad de mis pasos.
Mi pecho se agita y busco descontroladamente una puerta o algo que me ayude a escapar, pero nada, solo muros y grafitis.
«Este jodido callejón no tiene fin»
Cometo el error de mirar hacia atrás y entonces no veo nada, ni la niebla, ni la silueta, la salida está despejada.
—Leah.
El grito que abandona mis labios es descomunal, y mi susto es tal que mis piernas se enredan entre ellas y termino siendo un reguero de huesos y carne en el suelo. Mi respiración sigue acelerada y mi corazón martillea por escapar de mi pecho.
Unos grandes ojos de azules y una mirada angelical me observa con curiosidad.
—Estás bien. —Myrna extiende su mano hasta mi y observa con curiosidad el camino por el cuál venía corriendo.
Trato de controlarme mientras sujeto su mano y me pongo de pie.
—Si, solo me asusté. —Tomo su mano, mientras me pregunto que hace ella aquí en este callejón tan terrorífico.
Limpio la tierra mi mis jeans mientras vuelvo la mirada a la salida del callejón, comprobando que todo está absolutamente normal y tranquilo, la veo abrazar su bolso de perlas azules y sonrió.
Me convenzo de que solo fue una ilusión creada por mi paranoia, de que todo está bien, de que ahí no había nadie y todo fue imaginaciones mías.
Aunque se sintió muy real.
Hola personas hermosas!!! Espero que hayan disfrutado de la montaña rusa que fue fue el capitulo.
Capitulo dedicado a debbie_cavill, por seguir cumpliendo labores de musa y ayudándome cada que me estanco. Te aloviu mitad Aleborah.
Nos leemos la próxima. Les recuerdo que la velocidad de mis actualizaciones depende de sus votos y comentarios. Así que si quieren capitulo rápido, no olviden dejarme su estrellita y su opinión en los comentarios.
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