#22

ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴠᴇɪɴᴛɪᴅᴏs :
ᴜɴ ᴘᴏᴄᴏ ᴅᴇ ғʀᴀɴᴄᴇs

Lo primero que hago es buscar con la mirada a Alex cuando veo a Andrew caminar junto a sus acompañantes directamente hacia mi. Pero no lo consigo ver,  al parecer ya se marchó.

«Y extrañamente me alivia »

—Leah.—Me saluda el chico con quien tuve una aventura muy alegremente. —Qué chiquito es el mundo ¿A qué si?

«Eso no se lo cree ni la madre que te parió. Usted se trae algo entre manos »

—Bonjuor, Andrew. —Le doy dos besos en las mejillas como estaba acostumbrada a hacer en Francia, sé que entiende el inglés pero se me antoja un montón hablar en mi segunda lengua.  —¿Qué te trae por estas tierras?

—C'est quelque chose d'important. —[Es algo importante]  Susurra y puedo escuchar como Grecia y Susy suspiran desde el otro lado del mostrador. «No las culpo, ese acento francés es la octava maravilla » —¿Podemos hablar? —Mira a mi prima y luego a su novia. —En un lugar más privado.

«Tiene que ser urgente si vino a Estados Unidos para hablar conmigo »

Recuerdo las palabras de Alex y por alguna razón que desconozco y más por instinto propio lo último que quiero es que pasen juntos más de dos segundos.

—C'est impossible maintemant. —Respondo [Es imposible ahora].

Voy a retirarme del mostrador cuando sujeta con fuerza mi mano y me mira directamente a los ojos. «Gran error »

—C'est trés important por tua. —[Es muy importante para mi] Ahora quién sujeta con fuerza su mano soy yo para conseguir que suelte la mía. —Sil vous plait.

[Por favor]

Mientras más rápido hable con él, más rápido se irá, no lo odio, tampoco lo quiero, simplemente no siento nada por él, puedo vivir con su existencia tanto como sin ella, hay que admitir que la pasamos bien pero eso ya pasó, y sinceramente me tiene descolocada su presencia aquí.

«No es como si lo fuera a dejar embarazado »

Limpio mis manos con un pañuelo que le lanzo a Grecia quien se mantiene atenta a nosotros de una manera bastante mal disimulada.

—Cúbreme. —Le tiro el pañuelo a ni prima y salgo por la puerta trasera seguida de Andrew y sus acompañantes. —Tienen quince minutos. —Musito recostando mi espalda en una de las columnas.

—Verás, Leah... —Comienza a hablar Andrew, con los nervios claramente a flor de piel—Quería presentarte a alguien.

—¿Enserio? —Me cruzo de brazos. —¿A estas alturas de la vida? Recuerdo haberte dejando claro el hecho de que entre nosotros no había ningún compromiso.

Ni siquiera entiendo por que lo estoy tratando tan mal, solo siento que soy repelente a él y que debo alejarme cuanto antes, porque de alguna forma y no entiendo como su presencia afecta a Alex.

«La paranoia debe ser un efecto secundario de la marca »

—¿Por qué estas tan arisca? —Andrew mira confundido retrocediendo.

—¿No es obvio? —Habla con un acento británico demasiado marcado a su espalda en hombre que lo acompaña. — Está marcada por el vampiro.

Automáticamente retrocedo quedándome totalmente descolocada, podría jurar que ninguno de los cuatro es un vampiro... Bueno del hombre no estoy tan segura, hay algo en el que me confunde.

—No sé de que hablas.

—Si que lo sabes. —Sonríe con suficiencia acercándose a mi y llevando sus largos dedos a mi collar —Todo en ti indica que estas marcada, desde la joya que cargas en tu cuello hasta su peste.

—¿Quién demonios eres? —Tomo su muñeca alejándolo de mi y mirándolo directamente a los ojos. —Deberías saber que no puedes andar jugando conmigo.

El tipo río y las chicas que los acompañan le hicieron el coro yo simplemente estaba ideando planes de escape.

—¿Por qué?¿ Por ser la perra de Alexander Lieberman o por ser una cazadora de nacimiento? —El tipo se acercó más escrutandome con los oscuros ojos que carga. —Soy como tú, Leah, también tuve que matar a un vampiro.

«Así que es vampiro... ¿Por qué Alex no lo detectó? »

—Básicamente la mitad de los vampiros han tenido que matar a otro. —Recuerdo las palabras de Alex. —Es un paso demasiado necesario para la transformación.

—Si, lo es. —Metió las manos en los bolsillos de su pantalón. —Pero como tú, yo tampoco tuve opción, era asesinar o morir asesinado.

—¿Ah sí? ¿A qué vampiro mataste?

—Al más famoso, pequeña avecilla —Me entrega una punta de flecha que luce muy antigua. —A Drácula.

—¿Qué?

—Mi nombre es Gabriel Van Helsing

No puedo retener a tiempo la carcajada que sale de mis labios resonando por todo el lugar, cada días la situación se vuelve más ridícula, es como si me hubiesen metido de lleno en una película de vampiros.

—Esto tiene que ser una maldita broma. —Digo secando las lágrimas que se me escaparon producto de la risa. —¿Quien sigue? ¿Damon Salvatore? Lo siento pero no tienes cara de Hugh Jackman

—Leah, por favor.

—¡Y tú cállate! —Miro mal a Andrew. —¿Quién demonios te crees para venir a al otro lado del mundo con la momia andante esta?

—Leah, somos cazadores, solo queremos ayudarte a alcanzar tu destino. —Habla la del cabello rosa. —Mi nombre es Helena y ella es Sophie. —Señala a la niña que no hace otra cosa que teclear en su teléfono celular. —Solo queremos ayudarte. Entrenarte, prepararte

—Yo no necesito vuestra ayuda. —Retrocedo. —Estoy bien como estoy, me niego a asesinar a nadie, así que pueden largarse.

—Leah, nosotros no somos tus enemigos. —Veo como Andrew trata de acercarse. —Es necesario que nos escuches. Posiblemente seamos los únicos de tu lado en esos momentos.

—¿Saben que? —Resoplo exasperada —Vayanse a la mierda los cuatro. —Comienzo a alejarme sin mirar a atrás. —Y por su bien, espero que no toquen un solo cabello rubio de Alex.

Entro nuevamente al local hecha un autentica furia, mi paso es acelerado e ignoro a Grecia y a Susy quienes me miran con gesto la duda reflejada en su expresión. 

Veo como Alex entra en el local luciendo aterradoramente despreocupado, y yo solo corro hasta él  sin importar la vista de los niños curiosos y lo beso, lo beso como si acabase de llegar de la guerra, poniéndome de puntillas y guindandome de su cuello como una mona.

—Uau ¡Cuánta efusividad! —Dice una vez consigue separarse. —¿Tanto me extrañaste?

Simplemente pongo los ojos en blanco sintiéndome algo nerviosa y estoy segura de que Alex lo nota pero es tan educado como para pasarlo por alto.

No sé si contarle sobre los cazadores, o sobre las constante pesadillas que tengo cada noche donde lo mato. Probablemente esté tomando una mala decisión al no hacerlo, pero... Simplemente no puedo.

—¿Qué pasa? —Pregunta cuando llegamos a su coche y yo sigo en mis cavilaciones.

—Rien, juste que la nuit dernière, il n'a pas très bien demandé à dormir.—Le respondo en francés

[Nada, solo que anoche no pude dormir muy bien]

—Si tu es fatigué, tu peux aller chez moi... — Responde dejándome totalmente anonadada, su voz que normalmente es sexy, en francés es la cosa más deliciosa del mundo ¡¿Por qué  había  tardado tanto en escucharla?! —Pour dormir.

[Si estas cansada, pierdes ir a mi casa... Para dormir]

«Si claro..  Dormir, es la invitación más clara a tener sexo después de la de ver Netflix »

—Me encanta tu idea. —Sonrío enganchandome de su brazo. —Aunque solo duermo si me dejas abrazarte.

—Creeme si me meto en la cama, lo último que harás será dormir. —Me guiña un ojo lleno de lascivas promesas que seguramente no dudará en cumplir. 

...

Me dejo caer sobre el duro pecho de Alex, una vez terminada la intensa cesión de sexo, mi respiración está hecha un autentico caos y el sudor perla mi piel en su totalidad, por más que trato no consigo normalizar mi respiración, me siento como asmática.

Observo al señor perfecto que tienen la mirada perdida en el techo y acaricia mi espalda con la mano que no tiene bajo su cabeza, lo único que tiene desordenado es el cabello, cosa que conseguí yo cuando me dio un oral celestial.

Lo observo con mayor detenimiento y encuentro unos pequeños detalles que me alarman. Sus labios están algo secos y su piel se ve más pálida de lo usual.

—Estás pálido . —Susurro sentándome para observarlo mejor.

—Llevo días sin alimentarse. —Se pone de lado y lleva su mirada hacia mi. —Mi hermana está en crisis y lo último que quiero es acercarle sangre.

—Pero..  Ayer

—Ayer no bebí tu sangre. —Acaricia el interior  de mis muslos en el lugar exacto donde me mordió. —No te niego que una gota podría haber entrado en mi sistema, pero no lo suficientemente ¿Recuerdas? Tu sangre puede crear adicción.

Asiento acariciando su cabello.

—¿Has descubierto como ayudarme con ello? —Pregunto en un susurro consciente de que debo salir fue este lío cuanto antes.

—No. —Me mira directamente a los ojos. —Pero siento que cada vez estoy más cerca de encontrar algo. —Hay tanta confianza en sus palabras que asusta. —Te prometo que resolveré esto Leah.

Sonrío y luego vuelvo a reparar en su palidez que no deja de preocuparme, más que blanco luce casi gris, y aunque no sea fácil de notar a primera vista siento que está perdiendo fuerzas, su manera de sujetarme, incluso su voz es más débil.

«¿ Qué podrá estar pasándole a Myrna, para que Alex se ponga así ?  »

—¿No es dañino estar sin beber para ti?

Entrelaza sus dedos con los mios y lleva nuestras manos juntas a sus labios para besar la mía.

—Tranquila. —Ma jala para envolverme nuevamente entre sus brazos. —Aún me quedan unos días antes de perder el control.

Capitulo por el 14 de febrero!!! Dedicado a todas esas personas que aman desde lo profundo de su corazón.

Con amor
Hielo.

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