#20
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴠᴇɪɴᴛᴇ :
ᴇʟ ᴀᴊᴏ
Amanece y a mi entender los pájaros suenan mejor que nunca, una sonrisa amenaza con partirme el rostro, me siento como si estuviera flotando en un mar sereno, ni siquiera me molesta el sol, culpable de mi despertar. Un delicioso olor a café inunda mis fosas nasales y dudo que este día pueda mejorar.
Salgo de la habitación luciendo mi mejor pijama con estrellas por doquier y moviendo las caderas al ritmo de la musica que suena en la cocina, Try Everything de Shakira. Mi cabello revuelto me importa poco a la hora de dar brinquitos por la cocina y vocalizar la canción.
-Alguien se despertó con buenos ánimos. -Me sonríe mi tía mientras prepara una taza de café para mi. -¿Te drogaste? Por que si es así quiero esa droga.
-A menos de que la droga sea popó de unicornio. -Escucho la voz de Grecia quien lleva un par de gafas oscuras y capucha. -O vómito, tía, pareces un arco iris andante sientate que tu luz empeora mi resaca.
Si perder la sonrisa me siento junto a ella y llevándome la mano a la barbilla la observo fijamente ansiosa porque me pregunte dónde estuve anoche. Su cabello también está hecho un desorden por lo que puedo observar de lo que se le escapa de la capucha de la sudadera negra.
Ella lleva lentamente su cabeza hacia mi y baja las gafas hasta la punta de su tabique para observarme mejor, puedo ver sus marcadas ojeras, sus ojos oscuros recorren mi rostro y un poco más hasta detenerse en un punto de mi cuello.
-¡Asshhh! -Resopla dejando caer la cabeza sobre la mesa. -¡Que injusta es la vida! Yo de viaje al país de las resacas y tú de vuelta del de los orgasmos.
Con el grito que dio al final de su discurso, imagino que se le halla borrado la resaca. Miro hacia mi tía que se encuentra observándome con la taza de café en los labios.
-¿Y se puede saber quien te llevó? -Pregunta recelosa.
-Alexander Lieberman. -Digo algo cohibida. -No te preocupes tuvimos sexo seguro.
«Mayormente porque los vampiros no pueden embarazarme »
Ella baja la taza lentamente y puedo ver el astibo de una sonrisa en sus labios, sus grandes ojos verdes brillan con algo que desconozco y se acerca a la mesa.
-Me alegro tanto por ti, querida. -Sonríe. -Se ve que es capaz de dar buenos orgasmos.
Sonrío por el alivio que me causa su aprobación y miro directamente hacia Grecia que está dormida y babeando sobre la mesa.
...
En mis oídos suena una canción de Rita Ora mientras retoco una fotografía de Alex en el portátil, no he podido resistirme y no dejo de pensar en él a pesar de que no se ha pronunciado en todo el día.
Hago los arreglos necesarios que son más bien pocos tratando de no perderme en lo atractivo que es.
Algo extraño llama mi atención y es que cuando hago zoom para arreglar el fondo, puedo observar una forma humanoide saliendo de un árbol, por más que trato de mejorar la imagen, no consigo ver a quién pertenece pues está en la esquina.
-Mierda. -Mascullo notando que no se ve en ninguna otra foto. -Debo llamar a Alex.
Tomo el móvil apartando a Suggar que estaba durmiendo encima del aparato y sonrío cuando veo que me ésta llamando.
-Justo iba a llamarte. -Hablo en el momento que acepto la llamada. Se escucha un grito de fondo.
-Si lo siento por eso. -Ríe incómodamente. -Estoy tratando con una hermana algo hormonal y loca en estos momentos.
-¿Myrna?
-La única que tengo. -Se escuchan más quejas y reclamos de fondo. -Y está en modo barbie sanguinaria.
-Oh ¿Está todo bien? ¿Necesitas ayuda?
-No, normalmente se le pasa con un poco de atención. -Ríe. -Como sea te llamé para invitarte a comer.
Automáticamente siento como si me cantaran las mañanitas y me regalaran un poni de pelo rosado.
-Qué te parece si yo cocino para ti. -Muerdo involuntariamente mi labio inferior y juego con un mechón de mi pelo. - Mi tía y prima van esta noche a la cuidad y tengo la casa para mi sola. Podríamos... ver una peli después.
Lo escucho inhalar con fuerzas y siento como todo mi cuerpo se calienta en cuestiones de segundos.
-Dime que esa es la frase que se usa hoy en día para tener sexo.
-Del salvaje contra la pared. -Afirmo. -¿Crees que puedas dármelo Alex?
Vuelve a inhalar y juro que siento su mirada fría sobre mi endureciendo mis pezones en el acto. Pero un grito enojado corta la electricidad de la atmósfera.
-A las ocho estaré en tu casa cookie.
Cuelga y yo me quedo embobada hasta que la razón por el motivo de mi llamada llega a mi mente y vuelvo la vista al portátil viendo la sombra en primera plana.
¿Casualidad? No lo creo.
Vuelvo a la cama lanzándome sobre las sabanas rojas que me regaló mi tía hace unos días y abro el buscador colocando lo primero que se me viene a la mente.
"Cazadores de vampiros "
Me nutro de información que no se si es verídica hasta que doy con un nombre que me hiela la sangre, que despierta un sentimiento oscuro en mi, el cuál no soy capaz de identificar aún.
«Van Helsing»
Cierro la pantalla del portátil de un tirón. No puedo empezar a martirizarme. Voy a confiar en Alex, él me va a ayudar con mi problema.
Sonrió mientras camino directo a la pantalla que está conectada con el sistema de audio que suena por toda la casa y coloco Season of the witch de Lana del Rey.
Luego camino hasta el baño y comienzo a llenar la bañera y a echar sales aromáticas en el agua, tía Rosalind y Grecia ya salieron por lo que me permito usar toda la casa para mi cita.
Voy a la cocina y comienzo a preparar lo que mejor se me da. Camarones al Mojo de Ajo. Ahora suena Ariana Grande y no puedo evitar mover las caderas al ritmo de Dangerous Woman, uso la botella de Aceite de Oliva como micro y la fiesta está montada.
Comienzo a sazonar los camarones agregando un poco de sal, pimienta, comino y paprika, casi al instante toda la estancia se inunda con el delicioso olor. En otro sartén con el fuego medio bajo añado un poco de mantequilla y aceite de Oliva. Agrego ajo y cebolla y lo dejo sofreír el tiempo suficiente para ir al baño y cerrar el grifo. Miro el reloj notando que estoy perfecta en tiempo. Agrego los camarones y lo dejo cocinar por unos siete minutos mientras tomo un poco de vino blanco.
Cuando los camarones están dorados y perfectos agrego un poco de perejil y jugo de limón.
Preparo unos pocos paltos más, quiero que tenga para escoger, pero entonces el plato de camarones llama mi atención.
¿Qué fue lo que dijo Alex sobre el ajo?
...
Me sumerjo en el Jacuzzi que huele delicioso con una sonrisa de satisfacción en mi rostro al sentir el agua con temperatura perfecta cubrirme. Me quedo un tiempo en la ataraxia que me provoca estar bajo el agua, dónde ni siquiera respiro, donde estoy en calma absoluta.
Abro mis ojos cuando escucho el timbre de la puerta «Debe ser el champán que encargué » pero mente me juega una extraña jugarreta donde creo ver dos manos dirigiéndose hacia mi y luego moverse muy veloz.
Saco la cabeza del agua y miro a mi alrededor dándome cuenta que estoy absolutamente sola, toco el rubí en mi cuello «¿Estará funcionando bien? »
Trato de calmarme cuando vuelvo a escuchar el sonido del timbre, me seco lo más rápido que puedo y me coloco el albornoz. No me me importa que el repartidor me vea así, total no me da tiempo ponerme el vestido que tengo preparado para Alex.
Corro a abrir la puerta ocultando mi cuerpo tras ella y solo saco la cabeza pero cuando veo un ramo de rosas rojas frente a mi, me doy cuenta que no se trata del repartidor.
-Hola cookie.
Abro la pirata dejándolo pasar, y timando las rosas, está demasiado guapo para ser real, usando camisa blanca y unos pantalones ajustados que seguro le marcan su espléndido trasero.
Me observa de arriba a abajo y aunque solo estoy en albornoz su mirada enciende mi piel.
-Creo que traje demasiada ropa. -Habla levantando una ceja.
-Llegaste temprano. -Es lo único que digo.
Pero lo mal vestida mo me quita lo cortes y cambiando mi expresión de perplejidad lo hago pasar. Lo llevo directo a la cocina y él camina tras de mi. Sospecho que mirándome el trasero.
-Espero que tengas hambre- digo mostrándole la mesa perfectamente arreglada, pero él solo me mira a mi.
-Estoy famélico.
Mis mejillas se tiñen de rojo, pero no me permito demostrarle cuanto me afecta y lo mandona sentarse, quedamos uno frente a otro y como temía lo primero que prueba es el camarón.
La calentura se me borra con el temor de su reacción.
Creo que nunca he deseado tanto que un tenedor se le callese a alguien como lo deseo mientras veo a Alex llevarse el tenedor lentamente a sus labios, en otros momentos me hubiese detenido a apreciar lo bello y carnosos que son, pero me interesa más la mueca que lleguen a hacer.
Mastica de manera muy lenta hasta detenerse y observarme con los ojos muy abiertos.
-¿Y?
-No le encuentro sabor.
-Debe ser porque eres vampiro y tu paladar es diferente...
-Naah, le falta algo, algo esencial, le falta ajo. -Mis mejillas se sonrojan con verdadera fuerza. -¿No le echaste ajo, cookie?
-No. -Digo con pena. -Yo pensaba.... No recordaba...
Una fuerte carcajada me interrumpe y lo miro mal.
-Eres un caso cookie. -Ríe acercándose a mi y separando mi silla de la mesa. -Y me encantas. -Toma mi tenedor y se lo lleva a la boca con mis camarones que si tienen ajo. -Delicioso. -La palabra la la dice mirándome directamente a los ojos. -Pero. -Mueve su índice por el límite entre la tela y mi piel. -Tú lo estarás más.
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