#19
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 19:
ᴠᴏʟᴀʀ ᴀʟᴛᴏ
Sus labios se mueven contra los míos, chupan y muerden como si no hubiese mañana, robándome gemidos, mientras que su lengua me explora con maestría, siento que si pudiera ser adicta a algo lo sería a sus besos, porque no hay manera posible de que no quiera más de estos.
Apenas hay contacto entre nuestros cuerpos a no ser por nuestras bocas y estoy ardiendo, no es de fiebre, es de todo lo que me provoca. Entre mis piernas hay un anhelante desastre que espero, Alex lo solucione.
—Nunca dudes de mis intenciones hacia ti, cookie. —Susurra con la voz ronca en mi oído. —Jamás, porque jamás te fallaré.
La mano que tiene libre la lleva a mis costillas y allí desliza sus dedos, incendiando mi piel a su paso hasta la base de mis pequeños senos. Mis pezones se ponen como piedras amenazando con romper la tela de mi vestido ante el efímero contacto.
«Y solo me esta tocando por encima de la ropa»
Gimo en protesta cuando sus labios sueltan los míos. Desde aquí puedo verlos más rojos e hinchados por la sesión de besos, los míos incluso arden un poco.
—No quiero parar cookie. ¿Qué quieres tú?
Sus dedos se deslizan hacia uno de los tirantes de mi vestido, juguetea con el, mientras me observa con esa intensidad tan común en él.
—Alex...
—¿Qué?
—No te detengas, por favor. —Mis piernas se abren más como una invitación especial, mi corto vestido se desliza ante el movimiento , dejando al descubierto mis muslos y mis bragas. Debo verme como una vulgar a ojos de terceros pero me da bastante igual, cuando la única opinión que me importa es la mía y me siento genial tan expuesta al chico que me trae loca.
Una media sonrisa aparece en los labios de Alex y comienza a molestarme que yo esté aquí, tan desesperada por su toque, mientras que él luce completamente controlado, imperturbable.
Quita su chaqueta sin dejar de observarme desde arriba. Con el pelo revuelto, las mejillas sonrojadas los labios hinchados y las piernas abiertas,debo ser la personificación de la lujuria.
Su chaqueta cae a mi lado y en menos de nada, Alex me estar moviendo hasta dejarme sobre ella.
Sus ojos están oscuros y su pupila dilatada, la sonrisa siniestra que me regala solo me prende más. Desliza su índice por el escote de mi vestido.
—Ojalá pudieses verte a través de mis ojos.—Susurra, mi corazón está a punto de huir de mi pecho, y él solo se dedica a calentarme más que el sol.
«Cómo me deje con las ganas... »
—Alex. —Suplico. —Bésame.
Y lo hace, me da un beso profundo pero corto que me deja anhelante de más, pero cuando sus labios comienzan a descender hacia el sur.
—Aún es tiempo para arrepentirse Leah. —Murmura tocando mis pechos sobre el vestido. —Una vez que mis labios prueben tu piel, no habrá vuelta atrás.
Gimoteo en protesta, quiero sentirlo dentro ya. Voy a morir por combustión espontánea, eso ya es un hecho.
—¿Has visto algún indicio de que quiera detenerme? —Protesto. —Sé que en tu tiempo todo era más "elegante "pero yo solo quiero que me folles. Ya.
Supongo que esas eran las palabras que necesitaba porque en segundos está liberando mis pequeños pechos y devorándolos. Casi literalmente. Chupa y muerde el derecho mientras que masajea el izquierdo con su mano enrojeciéndolo.
—Alex por favor. —Gimo inconexa.
¿Cómo es posible que una boca de tanto placer?
Mis partes bajas duelen de la necesidad de tenerlo allí y la exagerada dureza que quiere romper sus vaqueros y está sobre mi vientre no ayuda mucho. Mis caderas se mueven como si estuviesen poseídas en busca del contacto más mínimo.
Una sonrisa arrogante se dibuja en si rostro cuando la mano que jugaba con mi pecho llega hasta mis muslos aumentando la necesidad de ser llenada.
—Como seas el tipo microondas, te mato. —Me quejo.
—Parece que mi chica está desesperada por sentirme. —Ríe contra mi piel y el sonido aumenta los estragos en mi parte baja. —Y parece que yo me he vuelto adicto a estos limocitos.
Lo miro mal ante la burla indirecta hacia mis senos.
—Mejor te doy lo que quieres. —Uno de sus dedos acarició el encaje de mi ropa interior —Tan húmeda.
—Alex por favor. —Supliqué
Lo próximo que escuché fue el sonido de mis bragas siendo destrozadas.
—Prometo que entro momento probaré de tu dulce néctar, cookie. —Susurró con voz salvaje sujetando con fuerzas mi cintura. —Pero en estos momentos me muero por entrar en ti.
Fue entonces cuando entró en mi, ni siquiera esperó a que estuviese acostumbrada a su tamaño para comenzar a moverse, duro, salvaje, sin una pizca de delicadeza (tampoco la necesitaba) rotó sus caderas profundizando mucho más llegando a lugares inexplorados de mi interior, la mezcla entre el dolor y el placer fue deliciosa, me hizo tocar el cielo, un prolongando gemido atravesó mi garganta, mi espalda se levantó del suelo por la magnitud del placer que apenas estaba empezando.
Mis manos se movían desesperadas buscando algo a lo que agarrarse mientras el me movía como si de una muñeca se tratase.
Sus labios se unieron a los míos y lo envolví en un abrazo acabando con cualquier mísero espacio entre nosotros. Mis uñas se encargaron de tatuar mi placer en su espalda y cuando pensé que los arañazos lo molestarían, terminaron poniéndolo más y haciendo que aumentase la potencia de sus envestidas.
—Me vas a partir. —Susurré en medio de la nube de placer donde el me había llevado.
—Y te mueres por ello.
La noche se llenó con mis gemidos y sus gruñidos, Alex me había tomado, sacado de la azotea y me había llevado al reino de los orgasmos.
—Me encantas. —Susurró con nuestras mejillas unidas. —Quiero marcarte.
En ese momento no entendí a lo que se refería, estaba tan perdida en el placer que hubiese dicho que si a todo.
Un azote en mi trasero fue lo único que necesité para saltar por el precipicio y hundirme por completo en el mejor orgasmo de mi vida. Poco tiempo después y aumentando mi placer, Alex me acompañó.
...
—Me hubiese gustado que fuese en un lugar más digno de ti—Lo escuché decir recostada en su pecho mientras veíamos las estrellas.
—Fue perfecto para mi. —Susurré. —¿Lo fue para ti?
Sus ojos azules se encuentran con los míos a través de sus largas pestañas mientras que su mano traza figuras invisibles en mi espalda.
—Te hice mía de la forma más pura y sincera que existe, con las estrellas como únicos testigos...
—Las estrellas y cualquiera que pasara y escuchar mis gritos. —Lo interrumpo con una sonrisa.
—Tengo un serio problema de amor-odio hacia tu habilidad para arruinar mis intentos de ser romántico. —Resopla. —Respondiendo a tu pregunta de manera firme y concisa si, fue perfecto.
—Tengo otra pregunta.
—Algo me dice que tienes más de una, muchas más.
Ignorándolo por completo vuelvo al ataque.
—¿Qué era esto de marcarme?
Su pecho vibra con la risa que suelta lo que provoca que mi ceño esté mucho más fruncido.
—Es una especie de ritual. —Vuelve la mirada hacia el cielo. —Antiguamente la usábamos para marcar presas, pero esa tradición se fue perdiendo con el aumento de cazadores y la disminución de vampiros originales, luego algunos los más posesivos lo usaban para marcar amantes.
—... Entonces eres alguien posesivo. —Lo miro mal. —Porque supongo que si quisieras que fuera tu presa no lo preguntarías..
Su mano se hunde en mi cabello y se inclina lo suficiente para rozar nuestros labios.
—Nunca he sentido tal sentimiento de posesión con nadie. —Su intensa mirada no me abandona. —Quiero que nadie se atreva a mirarte por el simple hecho de que eres mía.
¿Cómo decirle que sus palabras me volvieron a prender? ¿Qué quiero más del súper orgasmo que me regaló?
—Desde aquí huelo tu excitación, cookie. —Sonríe mientras me acuesta sobre mi espalda. —¿Te gusta que sea posesivo contigo? Te encanta
Veo sus labios acercarse a mi y entonces recuerdo que debía hacerle otra pregunta.
—Espera... Espera.
—¿Qué?
—No usamos protección. —Me aparto de su calor como puedo. —No te molestes pero no quiero pequeños vampiros chupando mi sangre desde adentro.
Alex, río, pero río enserio tuvo que tirarse a un lado para poder sujetar su barriga y seguir riéndose. Claramente de mi y de mi ignorancia para con su especie. Sus carcajadas eran sonoras, hermosas, pero sonoras y estábamos en una azotea de en una pequeña tiendecita. Cualquiera que pasase por la calle podría oír su risa.
Así que me abalancé sobre el y cubrí sus labios con mis manos quedando ahorcadas sobre su cintura.
—No entiendo la causa de tu risa. —Me enojo. —Era una pregunta normal.
Una vez calmada su respiración aparté mis manos de sus labios y por fin pudo hablar.
—Hubieras visto tu cara. —Sonrío colocando sus manos en mi cintura. —Y habrías entendido mi risa.
—Tonto.
Se sentó dejando nuestras caras a centímetros y acercando más nuestros cuerpos. Tuve que dejar escapar un suspiro cuando sentí cierta dureza formarse entre mis piernas.
—Somos especies incompatibles cookie. —Sonrió. —Estamos destinados a destruirnos. —Un hermoso brillo palteado cruzó su salvaje mirada a la vez que tomó el rubí de mi cuello entre sus dedos. —Pero a pesar de todo, seremos indestructibles mientras estemos juntos.
—Y llorarán lágrimas de sangre quien quiera separarnos.
Y con estas palabras volvió a hundirse en mi para llevarnos al cielo y volar alto.
Juntos.
🍒🍒🍒🍒🍒
Hola!!! Alguien por aquí?? Espero que les haya gustado el capítulo.
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