#15
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ǫᴜɪɴᴄᴇ :
ɴᴏ ᴇsᴛᴏʏ ʟᴏᴄᴀ
—¿Qué demonios?
“Hay que ver para creer ”Una frase muy popular que no se aplica a mi en estos momentos, nunca he creído ni en dios a pesar de que fui a un colegio religioso, a pesar de que iba todos los domingos a misa en mi infancia, siempre me fue imposible creer en una existencia superior.
Para mi todo se resume a ciencia si la ciencia no lo puede explicar no existe, para que yo creyese algo tenía que ver pruebas concisas.
Y ahora, en este arroyo, me encuentro sentada mirando pruebas concisas y precisas de que los vampiros existen, joder que Alex tiene hasta los colmillos afuera y no soy capaz de creerlo.
Mi mente busca probar de que se está equivocando de que no es un vampiro, limitándose a mis conocimientos en cultura popular.
—Pero... —A pesar de que sus ojos están plateados se notan divertidos. —Pero... No brillas en el sol. Ni ardes, bueno ardiente estás de lo sexy que eres... Pero no te estás quemando. —Justifico. —¿Cómo vas a ser un vampiro?
—Soy eterno y chupo sangre. —Se encoje de hombros.
—Pero... Pero Edward, Daemon... Drácula. —Tartamudeo. —No eres como ellos.
Ahora si, sin poderlo aguantar más deja escapar una carcajada que estaba conteniendo desde que soltó la idiotez de “Hola soy Alexander Lieberman y soy un vampiro ”. Mi expresión de confusión cambia a una de enojo y golpeo su pecho. Me vale tres tiras de mierda que sea un vampiro.
—Muchos de los mitos sobre vampiros los creamos nosotros para no ser descubiertos. —Murmura cuando sus carcajadas se calman. —Por ejemplo :El efecto de la luz del sol sobre nosotros.
—¿Eh?
—El sol no nos daña, ni el ajo, somos perfectamente visibles ante los espejos ¡Imagínate privarme de ver esta belleza! —Se señala a si mismo. —Si la gente veía que caminamos a plena luz del sol rápidamente nos descartaría.
—Movimiento inteligente. —Alcanzo a murmurar. —Y lo de dormir en ataúdes.
—Nunca lo he probado —Se encoje de hombros. —Pero debería ser incómodo dormir en una cosa de esas, prefiero hacerlo en mi cama.
Me muerdo el labio mientras mi cabeza maquina toda la información a una velocidad aterradora ¿En que momento mi vida se convirtió en una novela para adolescentes?
—¿Y los hombre lobos? —Pregunto. —Si tengo un Edward, también quiero un Jacob, siempre fui Team Jacob.
Eso pareció ofenderlo, pero la verdad me importaba poco, yo aún estaba muy molesta con él, por lo que hizo con otra en el cine, me da igual que sea vampiro o el príncipe de Inglaterra.
—Primero que nada cookie. —Enumeró. —Los hombres lobo no existen. —«Adiós Jacob»—Y segundo eres Team yo.
—Eso es muy prepotente. —Murmuro. —Da igual que seas, eso no arregla que esté loca y que te lo hayas montado con otra en el cine. —Ignorando el dolor en mi rodilla me levanté. —Me voy a casa.
—No estás loca. —Sujetó con decisión mi mano. —Cuando mi hermana volvió a casa noté que algo raro te estaba pasando... Lo confirmé en la feria.
Llevé la mirada hasta el con el ceño fruncido, parecía extrañamente culpable.
—¿Recuerdas cuando te lanzaste al lago?
—Si. —Murmuré. —Debí ignorarte.
—Cuando no me viste. —Explica haciendo que volviese a sentarme sobre la roca. —¿Recuerdas que dije que me había ocultado? —Asentí. —Era mentira, fue un juego mental, los vampiros tenemos la habilidad de meternos en las metes humanas, una vez nos dejan entrar.
Siento mi corazón detenerse por enésima vez en la semana, siento como el pedestal donde lo tenía puesto terminara de caerse, y una montaña de estiércol le cayera encima.
—¿Quieres decir qué...? —Llena de rabia aparto mi mano.
—Yo no te hice nada en el callejón, ni en el pasillo de mi casa, tampoco en la feria. —Se apresura a interrumpirme sujetando nuevamente mi mano. —La única vez que he estado en tu cabeza fue en el puente, solo quería comprobar mis sospechas, jamás violaría tu privacidad de esa manera.
—¿Entonces...?
—Fue demasiado fácil entrar en tu mente. —Susurra. —A lo que me refiero es que otro vampiro debió haberlo hecho, luego de que entran por primera vez pueden hacerlo en cualquier momento aunque estén a kilómetros de distancia.
—¿Qué?
—Una vez que miras a los ojos a un vampiro le das la posibilidad de entrar en tu cabeza. —Explica. —Más si lo haces desprendiendo algún sentimiento fuerte, enojo, rabia,deseo amor son ejemplos.
—¿Ahora soy el juguete de algún vampiro desconocido? —Lo miro aterrada. —Creo que prefería estar loca, no se si soy tan fuerte de seguir soportando esos ataques.
Alex lleva su pulgar a mis labios para este punto sus ojos han vuelto a la normalidad, al igual que él, cualquiera que nos encontrar en estos momentos vería a una simple pareja de excursionistas conversando en un arroyo.
—Por eso me líe con Sonya. —Acaricia mi rostro. —No hay ser que deteste más que a ella, espeta, y supe que la habías encarado, por lo que sospecho que es ella quien juega con tu mente, me dijo que te liberaría si iba a una cita con ella.
—Menuda....
Alex vuelve a interrumpirme y lleva su mano a su bolsillo trasero, yo me quedo observándolo expectante, esperando por la nueva sorpresa que me dará, mi mundo ha cambiado tanto en éstos últimos minutos que a mi cabeza le duele asimilar toda la información, me siento como cuando trataba de entender lo de los viajes temporales en la serie The Flash.
De su bolsillo saca otra cajita se madera, bastante parecida a la primera que me dio, en la que venía el collar con el rubí.
—Cuando te di el collar. —La abre permitiéndome ver el colgante que apenas hacía un día había arrancado de mi cuello. —Te dije la verdad sobre su significado, quiero que lleves mis lágrimas en tu cuello, porque tu serás la única razón por la que las derramaré... Lo que no te dije fue que el, está bendecido por los dioses, es la llave que cierra la puerta de tu mente... Mientras lo lleves nadie jugará contigo.
—Por eso la mirada tan rara que recibí de Sonya en el cine. —Musito acariciándolo pensativa, ignorando lo fuerte que había latido mi corazón con sus palabras. —Quería jugar con mi mente.
—Por eso no quiero que te quites nunca el collar. —Espeta acercándose a mi para colocármelo. Por un momento el calor de su cuerpo a pesar de que no me toca me envuelve y su perfecto aroma se mete en mis fosas nasales. —Te proteje, te protegerá y es un grito al mundo de que estás bajo mi protección. —Susurra en mí oído. —No podrán entrar en tu cabeza, ni tocarte un pelo.
Un suspiro escapa de mis labios. Hace unas horas estaba segura de que lo odiaba y he me aquí envuelta en está aura eléctrica que aparece cada vez que estamos cerca.
—No sientes.... —Uno mi mirada con la suya. —No sientes tentación estando tan cerca de mi.
Sus cejas se alzan dándome a entender que mi frase tenía doble sentido que claramente el no pasará por alto.
—Siento mucha tentación al estar cerca de ti. —Susurra nuevamente. —Quiero hacer de todo contigo, quiero comerte, de una forma casi literal. —Debería huir, en ligar de eso quiero tirarme al agua para apagar la calentura que tengo, aunque dudo que lo consiga. Sus labios rozan mi mejilla. —Pero, en cuanto a tu sangre, no me siento tentado.
¿Eh?
—¿Eh?
—La sangre es para los vampiros como el agua para los humanos, nos mantiene vivos y fuertes, con un litro al día somos felices. —Ríe ante mi expresión, no me puede juzgar yo pensaba que era algo más fuerte. —Es cierto que si no tomamos ni un poco en días nuestro cuerpo comienza a secarse lentamente, y perdemos las fuerzas... Pero aún así no morimos.... En esos casos si nos vemos tentados.
—Yo... Yo pensaba
—Claro, a veces se me salen los colmillos de forma involuntaria cuando estoy cerca de tu cuello. Pero puedo controlarlo.
—Son los vampiros más aburridos y más acomodados de la existencia. —Me burlo. —¿Dónde está la emoción? ¿Dónde está el peligro?
El ríe esta vez con fuerza, pero su sonrisa desaparece para dejar una expresión salvaje en su rostro. Me toma por las cintura y apenas me da tiempo a dejar escapar un pequeño grito cuando me atrae hasta él metiendo las caderas entre mis piernas, la diversión vuelve a ser opacada por la excitación.
—Puedo olerlo cookie. —Lleva sus labios a mi oído antes de dar un pequeño mordisco en mi lóbulo demasiado sensual. —El deseo que corre por tus venas, me deseas y es totalmente recíproco.
Mierda.
Llamen a los bomberos que me estoy incendiando.
—El peligro está—Desliza sus labios por mi mejilla a la vez que sus manos se mueven por mis muslos, aumentando el calor en mi. —En todo lo que quiero hacerte, en todo lo que te haré.
—¿Y... —Trato de encontrar aire porque a este paso he olvidado hasta como se respira.—... Y que es lo que quieres hacerme?
—Esta es una pregunta muy peligrosa cookie. —Sus labios comienzan a bajar por mi cuello. —Y aún no estás lista para ello.
—Virgen de los personajes literarios... Gracias por mandarme uno. —Cuando siento su risa soy consciente de que lo dije en voz alta y enserio quiero desaparecer. —Dime que no lo oíste.
Su risa se vuelve carcajada lo que consigue que golpeé su hombro.
—¿Cómo me encontraste? —Pregunto.
Sus manos viajan a mis caderas y sus pulgares comienzan a trazar círculos sobre la tela de mi blusa.
—Fui a tu casa, para hablar, tratar de justificar de alguna forma lo de Sonya. —No me mira a los ojos. —Iba a mentir, pero a tratar de recuperarte... Odio mentirte, pero más odio estar lejos de ti.
—Alex...
—No te vi por la ventana de tu habitación, por lo que supuse que habías ido a correr. —Sus precisos ojos azules vuelven a encontrarse con los míos. — Comencé a temer cuando no te vi en tu usual ruta, estaba asustado, mis ex han muerto en circunstancias sospechosas en las montañas y me niego a dejar que mueras, no sé que les pasó a ellas, pero prometo que a ti no te pasará lo mismo. —Entrelaza sus dedos con los míos. —Lo peor fue cuando sentí el olor de tu sangre.
—Culpa a la osa solterona, si no hubiese sido una madre sobre protectora no me hubiese herido.
—Le agradezco. —Ríe. —Me permitió sincerar me contigo.
—En ese caso yo también le agradezco. —Dejo escapar un suspiro de alivio al entender el significado de mis próximas palabras. —Gracias a eso se que no enloquecí.
—Por cierto ¿A qué huelo? Digo si puedes identificar mi olor sobre el de los demás debo olor a algo especial.
Ahora sus muy expresivos ojos, muestran ternura, enserio amo que en sus ojos se reflejen sus sentimientos, que me permita leerlo, es como si abriese una puerta para mi.
—Los vampiros podemos cantar el triple de olores que ustedes los humanos, con más fuerzas aún. —Acaricia mi cabello. —Por lo que podemos identificar a cada persona por su olor característico.
—¿Y el mío es...?
—Lo más cercano que tu nariz respingona puede apreciar son galletas con chispas de chocolate recién hechas....
—Cookies. Ya veo, y se resuelve el gran misterio. —Hablo grandilocuente.
—He ahí la respuesta. —Ríe. —Ahora dejame ayudarte a curas esas heridas antes de volver.
Nuevamente sus ojos se vuelven plateados y aparecen las feas venas en su rostro, pero no temo, no sería capaz de temerle, lleva su muñeca a los labios y yo como toda una curiosa no puedo evitar mirarlo fijamente, ver como clava sus blanco colmillos en su propia piel.
—Supongo que sabes como funciona esto. —Me muestra su muñeca, de donde brota la sangre.
Yo asiento, vi muchas veces The Vampire Diaries como para no entender a lo que se refiere. Su sangre es curativa. «Cool»
Tratos de imaginar que no estoy tragando sangre cuando lo hago hasta que inevitable y sorprendentemente su herida se cierra mientras absorbo todo lo que puedo de ese líquido con sabor metálico, incluso un par de gotas se escurren por mis labios.
Miro hacia mi rodilla y veo la herida comenzar a cerrarse, lo que no advierten en la serie, es que la sangre mo desaparece, solo deja de fluir y la herida pica como el demonio. La de mi muñeca y el resto corren con la misma suerte.
Yo en cambio me siento más enérgica.
—Supongo que se aplica la regla de no morir en veinticuatro horas. —Murmuro limpiando la sangre con un trozo de mi camisa que el cortésmente ha arrancado. —Para no se como tú, digo, no me apetece ser una muerta viviente.
—Si mueres antes de las veinticuatro horas, tendrá el mismo resultado que si murieras después. —Espeta. —La gente no se convierte en vampiro así.
—¿Ah no? ¿Cómo entonces?
—Tienes que matar o ser la principal causa de la muerte de un vampiro. —Se encoje de hombros.
—Así que si quiero se una momia como tú, solo tengo que matarte.
—Exactamente.
—Cool. —Me limito a decir. —Menos ganas de serlo aún.
—Ya vámonos, tú familia debe estar preocupada.
Sus labios fueron directo mi frente, depositando allí un beso para nada sexual, pero cargado de promesas,que tengo la seguridad, cumplirá, limpio, sin secretos, el beso en la frente que toda chica necesita que le den. El beso que jamás olvidaré.
Fuif. Digamos que hoy si me extendí.
XD
Anyways
Más shippeadora Aleah que ayer, menos que mañana.
Esperemos que mi cruelad se mantenga dormida por un rato.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top