#14
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴄᴀᴛᴏʀᴄᴇ:
ʜᴏʟᴀ, sᴏʏ ᴀʟᴇxᴀɴᴅᴇʀ ʟɪᴇʙᴇʀᴍᴀɴ ʏ sᴏʏ ᴜɴ...
Despertar y que te moleste hasta el sonido de los inocentes pájaros, solo sucede una vez al mes, cuando la tan temida regla viene a golpearte en los ovarios, esta no es la ocasión, lo que se siente golpeado en mi corazón.
No solo por Alex, no puedo culparlo de todo en la vida, desde que llegué aquí me comentaron con era él, sabía de sobra que no tenia relaciones y las pocas que había tenido terminaron en desgracia, pero aún así me atreví a entrar en su juego y demostró ser mucho mejor jugador que yo.
No puedo decir que tengo el corazón roto, porque nunca se lo llegué a dar por completo, pero si tengo esa amarga sensación de que un chico que me gustaba enserio jugó conmigo y creanme es molesta. Pero aunque esté ardiendo por dentro, no voy a derramar una lágrima, no demostraré mi dolor, no verá que me dañó.
Tomo mi ropa de hacer deporte y voy directo al baño, necesito pensar y correr es la mejor opción.
Una vez lista, me encuentro en la cocina con mi tía y prima, Grecia ha tratado de hablar conmigo sobre el tema, pero me he mostrado indiferente, no soy fan a hablar de los sentimientos, no me gusta que me vean débil.
—¿Un café? —Pregunta mi tía y niego, ya he desayunado hace media hora. —Eso de seguro cambiará tu cara.
—Voy a correr. —Anuncio. —No volveré temprano.
...
Mi mente es un torbellino de pensamientos, no consigo relajarme como siempre, solo corro corro, me alejo todo lo que puedo de casa, del pueblo, trato de huir incluso de mi misma, quisiera apagar mi mente aunque solo fuese un día. Pero es imposible.
Me limito a buscar pistas en mis recuerdos, pistas que me indicasen que Alex solo jugaba conmigo, solo quería tener de primero a la chica nueva del pueblo.
Aún recuerdo su rostro cuando me vio en el cine, estaba confundido, demasiado, luego se molestó cuando arranqué el collar que me había regalado ¿Quién demonios le regala un rubí a una chica con la que pretende jugar? Ha de estar muy perturbado.
Comienzo a cansarme cuando noto que el terreno pasó de ser plano a comenzar a elevarse, el clima También se siente algo diferente. Por primera vez desde que salí esta mañana miro algo que no esté al frente y compruebo lo que ya estaba imaginando. He llegado a las montañas.
Mi tomo un momento para tomar agua, mis piernas arden, he corrido con tanta furia que no fui consciente hacia donde me dirigía, quería alejarme al parecer lo he conseguido.
No tengo ganas de volver a casa, pero tampoco las tengo de quedarme aquí sentada sobre una roca, saco mi móvil, no tiene cobertura pero si batería, unas cuantas fotos distraerán mi mente.
Me adentro en el tupido bosque en busca de arboles, ave, cualquier cosa que pueda fotografiar para hacer luego una increíble edición sobre el cuidado de la naturaleza.
Si hay algo que consigue hacer que me olvide de el mundo a mi alrededor, de mis problemas, que desaparezca mi enfado o por lo menos lo pause, es la fotografía, ese arte de inmortalizar momentos, de captar felicidad, tristeza, amor o cualquier otro sentimientos, siempre ha sido el bálsamo para mis heridas.
Y en estos momentos mientras fotografío una hermosa familia de osos tomando agua en un arroyo. Admito que quizás debí ver más Animal Planet de pequeña. Ya que digamos que no fui consciente del peligro y por tal de tomar unas divinas fotos, he tenido que salir huyendo, ya que a mamá oso no le ha gustado ni un poco que sin querer tocara a su osezno.
En conclusión:
Estoy corriendo por un bosque desconocido con una osa muy enfadada tras de mi. Agradezco grandemente mi buen estado físico que me ha permitido escalar un árbol.
—Osita. —Musito con voz temblorosa cuando veo a la criatura comenzar a trepar mi árbol. —Te juro que solo lo tocaba, no iba a dañar a tu bebé. —Pero ni al caso, soy una persona mo grata en este bosque y la osa me lo está demostrando.
Uso mis manos y piernas para trepar un poco más, pero la vengativa osa hace que con su peso el árbol donde me refugio se remueva, provocando que casi caiga. Yo simplemente me sujeto como un coala al tronco que tengo debajo.
Mi rodilla sangra a grandes cantidades en una herida que probablemente lleve puntos, la cual me hice tratando de subir a este árbol de la salvación o la destrucción.
Cierro mis ojos con fuerza esperando que la mamá vengativa desaparezca, no me muevo ni un milímetro, trato de calmar mi respiración, enserio espero que sea una mala jugada de mi mente todo lo que está pasando, porque comienzo a ver las estadísticas de supervivencia, o bien termino con un implante de piel o seis metro bajo tierra.
¡Joder! si solo toqué el pelaje del osezno ¡El fue quien vino a mi!
Estoy segura de que si un extraño me hubiese tocado de pequeña en un parque mi madre no lo hubiese perseguido por toda la cuidad con un arma.... «Bueno, hablamos de mi madre, ella probablemente me hubiese regalado al extraño »
Abro con cuidado los ojos, cuando siento que el árbol ha dejado de balancearse, no veo a la osa a los pies de la mata, aunque el tronco está lleno de marcas de sus garras.
Garras afiladas y mortíferas
Mi pierna duele como nunca, pero supongo que el peligro ha pasado estoy a salvo.
Quiero suspirar a de alegría cuando un gruñido me hace levantar la mirada temerosa, y empañada por lágrimas que no sabía que corrían.
¿En que momento pasé de estar tomando fotos a ser acordada por una osa vengativa?
—Tus bebés podrían estar en peligro. —Susurro apoyándome en mis manos para levantarme, mientras ella camina muy lentamente hasta mi.
El contacto visual no desparece en ningún momento y juro que en sus ojos veo sus intenciones. Va matarme.
No, no estoy dispuesta a morir, si me atrapa, va a ser luego de haber luchado, porque no voy a convertirme en una presa fácil, no me quede llorando por un chico, no voy a morir devorada por una osa, con problemas de confianza madre soltera.
—Si no pudiste atrapar a tu oso. —Espeto con furia. —No me vas atrapar a mi. —Noto algo por el rabillo del ojo y mi sonrisa aparece sobre aquella rama, frente a esa osa que me quiere muerta. — Además soy descendiente de Tarzán —Corro hasta ella y antes de que me parta el alma con una de sus enromes garras tomo una liana a su lado que le lleva hasta el otro árbol.
No lo pienso, me bajo,» seguro que bajar le toma un buena tiempo» y comienzo a correr. No puedo morir, no quiero morir, es mi momento. Mi rodilla sigue sangrando al igual que una herida en la palma de mi mano. Pero tengo la adrenalina a full por lo que ni siquiera me duelen.
Siento mi caja torácica arder, el aire no parece ser suficiente y mis piernas tiemblan pero no me detengo, no puedo, escucho gruñidos tras de mi, estoy segura de que no es un juego de mi mente, lo que lo hace todo más aterrador.
¡Estoy a punto de morir!
Unos gruñidos a mis espaldas me dicen que mamá osa está cada vez más cerca y que yo tengo cada vez más imposible salir completa de aquí.
Siento mi corazón detenerse cuando choco con una dureza que me envía al suelo.
«Ahora si que me atrapó »Es lo primero que pienso, pero entonces levanto la mirada y una mezcla entre confusión y seguridad se hace presente en mi cuerpo. Mi respiración ya no solo está agitada por la carrera, también lo está por lo que veo, por lo que siento.
—¿Alex? —Pronuncio con voz jadeante.
Él apenas me mira, y yo apenas tengo fuerzas para ponerme de pie, es real, lo sé, siento que mi mente nunca podría engañarme con él, siento que si no fuera real, ya lo hubiese notado, pero... ¿Por qué luce tan diferente?
Sus hombros están más anchos, luce un poco más alto y hay un brillo que no consigo ver bien, plateado en sus precisos ojos azules.
Soy consciente del peligro en el que nos encontramos, él no podrá sacarme de aquí, no es posible y no está armado, si no se va moriremos los dos, no importa cuna mal se haya portado conmigo, tiene una familia que lo espera en casa.
¿Qué tengo yo?
—Alex vete. —Mis palabras salen llenas de seguridad. —Hay un oso en cualquier momento...
El fuerte gruñido a mis espaldas me silencia, comienzo a temer por la vida de él cuando da un paso para ponerse cubrirme, se pone en la línea principal de ataque.
¿Este se cree el César Milán de los osos ? Tiritas de Alex es lo que quedarán
—Alex... —No puedo continuar porque cuando me volteo para hablar lo encuentro moviéndose a una velocidad digna de los mejores efectos de las pelis de acción hasta la Osa que se encuentra en dos patas.
¿Qué mierdas?
Usando una sola mano ¡Una sola mano! Coje por el cuello al animal, levantándolo del suelo.
Okey, ya me volví loca, de aquí yo misma me llevo al psiquiátrico, estoy chalada completamente... Pero se siente tan real...
Noto uno de los oseznos escondido tras un árbol y no lo pienso para gritar.
—¡Alex no la mates! —Alexander mira en mi dirección y mi corazón se detiene, no queda nada de azul en sus ojos, ahora son de un plateado brillante, y las venas de alrededor son bastante visibles y negras, unas pequeñas puntas blancas sobresalen de sus hermosos labios entreabiertos, pero no tengo miedo. —No la mates, ella solo protegía a sus bebés.
Alex mueve la mirada hacia la osa que hace lo imposible por defenderse, para luego lanzarla como si de un peluche se tratara contra un árbol.
Es lo ultimo que consigo captar porque mi visón se vuelve borrosa hasta desaparecer y mis fuerzas nulas, pero mi cuerpo inerte nunca llega a toca el suelo, unos fuertes brazos y la mejor colonia masculina es lo ultima que captan mis sentidos antes de acariciar la dulce inconsciencia.
Mis piernas duelen un montón, al igual que mis manos y cuello, mejor dicho mi cuerpo duele como el demonio, los recuerdos de mi ultimas vivencia llegan a mi mente consiguiendo que abra los ojos asustada.
Lo primero que veo y no me sorprende son los hermoso ojos azules de Alex, un suspiro de alivio escapa de mis labios, sus ojos son azules, no plateados, su hombros están normales y no hay rastro de las feas venas negras en su rostro.
—Alex.
Sus manos acarician mis mejillas y la preocupación es evidente en su mirada, todo se siente tan agradable que casi me olvido del dolor.
—Oh cookie. —Un cálido beso cae sobre mi frente, siento en el la necesidad, el miedo, el alivio, es como si con un simple beso en la frente me dejase ver un pedacito de su alma —Pensé que no llegaría a tiempo.
Mi mente está aturdida, sé que lo que pasó no fue un sueño, la herida en mi pierna me lo dice, pero... ¿Hasta que parte fue un juego mental? ¿Por qué fue tan diferente al resto?
—Alex no estoy bien. —Me sincero porque necesito hacerlo porque ya no puedo ocultar ni ignorar más lo que me pasa, debo ver a un especialista. —Mi mente... No está bien.
Una triste sonrisa se dibuja en su perfecta boca, hasta ahora soy consciente de que nos encontramos en un arroyo, de que mis piernas están sumergidas en la deliciosa agua.
—Tú mente está bien. —Afirma lleno de seguridad. —No hay nada mal contigo.
—Veo cosas que no debería —Trato de explicarme. —Algo no está bien conmigo.
Vuelve a sonreír y eso me molesta, si algo odio yo en esta vida es que me lleven la contraria, y él no está en muy buenos términos conmigo como para estar buscando una discusión por gusto.
—No hay nada mal contigo. —Espeta.
—Alex... —Lo miro furiosa. —Te vi con ojos plateados y cargando una osa vengativa como si de un peluche se tratara.
Como si no pudiese evitarlo más rompe a reír y desearía tener fuerzas para darle con una roca en la cabeza, pero en ligar de eso lo veo cerrar los ojos.
—¿Qué...?
Cualquier cosa que fuese a decir queda en el aire cuando al abrirlos veo el plateado sustituyendo el azul, las venas negras nuevamente haciendo acto de presencia y los famosos colmillos blanco cuando una sonrisa es dibujada en su rostro.
—Creo que tenemos mucho que hablar Cookie, y comencemos con... —Mi corazón late cada vez más lento y siento mi presión arterial descender. —Hola, soy Alexander Lieberman y soy un vampiro.
Hola!!! Definitivamente este ha sido el capítulo más difícil de escribir hasta ahora, demasiadas emociones para mi pobre mente jjjj
Pero creo que podemos cantar victoria.
¡Ya Alex lo confesó!
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