#12
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴅᴏᴄᴇ :
ᴇʟ ʀᴜʙɪ
¿Recuerdan la sensación de ir a la playa en un día de mucho calor? ¿Recuerdan el alivio que se siente al hundirte en esa agua? Da igual, si es playa, piscina, río, o simplemente una ducha, resulta lo mejor del mundo si es en verano, y si tienes muchísimo calor.
El punto es que no estoy sintiendo esa sensación ahora mismo. Hace tanto frío que siento como si mil cuchillas se clavasen en mis músculos, mi corazón late demasiado acelerado y siento que mis pulmones me arden, pero eso no es lo peor. Lo peor es que no veo a Alex. ¿Y si se golpeó? ¿Y si ya salió? ¿Y si nunca se lanzó?
Temo que mi mente me este jugando otra mala pasada. Trato de subir a la superficie pero me es imposible. Había olvidado un pequeño detalle.
No se nadar.
Trato de subir, enserio trato de mover mis entumecidas piernas, pero no consigo avanzar nada, mi cuerpo sigue hundiéndose haga lo que haga.
Voy a morir y me iré con la duda de si Alex está bien o no. En vez de ayudar he empeorado todo.
Levanto la mirada, enfocándome en la luz del exterior probablemente de alguna farola. «Si no hubiese sido tan impulsiva»
De repente la luz se ve corrompida por una forma cayendo al agua, alguien seguro me vio tirarme. Estoy a punto de sonreír de alivio, cuando una mueca de confusión aparece en mi rostro.
Es Alex.
Nos quedamos por algún tiempo mirándonos allí, iluminados por la luz de la luna que consigue llegar a nosotros, haciendo que hermosos destellos brillen a nuestro alrededor, que sus ojos se vean más azules. Olvido mi falta de oxigeno y simplemente lo contemplo, tan hermoso, tan perfecto.
Me es imposible no acariciar su rostro bajo el agua.
Si los ángeles decidiesen diseñar un rostro, sin duda sería al suya, mirarlo directamente hace que todo se vuelva mágico, tanto que la confusión desaparece, y solo da lugar a la fascinación absoluta.
Sus manos caen en mi cintura y sin despegar su morada de la mía nos lleva arriba. Nada hasta la superficie conmigo, si aparente esfuerzo.
-¿Estás bien? -Pregunta cuando me siento respirar.
Y no sé si es por haber estado tan cerca a la muerte o con todo lo que ha estado pasando con mi cabeza, que rompo a llorar y por instinto me pego a él, lo abrazo y él no duda en de volverme el abrazo.
-Me estoy volviendo loca. -Susurro entre las lágrimas con la cabeza escondida en su cuello, mientras el trata de acercarnos a la orilla. -Pensé que te habías tirado. -Lloriqueo -¿Qué demonios me está pasando?
Cuando por fin siento el suelo bajo mis pies, las manos de Alex sujetan mi rostro entre sus manos, no pasa por alto la pizca de culpabilidad que hay en ellos.
-No estás loca. -Susurra. -Yo solo te jugué una mala broma, me había escondido y lanzado una piedra considerablemente grande, quería ver tú mirada al pensar que había caído... No pensé que irías por mi.
Quiero protestar quiero gritarle que aunque me hubiese jugado una broma, me había pasado más cosas, que mi mente estaba igual de bromistas que él. Pero la cercanía me tiene demasiado embobada como para hablar.
-Tienes un fabuloso corazón Cookie. -Susurra mientras salimos del agua. -Te lanzaste al agua por mi. -Por su tono de voz supe que estaba sorprendido. -Y ni siquiera sabias nadar.
-¡Oye! -Lo miro divertida, lo ultimo que quiera es que se sienta culpable. -No es mi culpa que mis padres nunca me llevaran a clases de natación cuando pequeña.-Quiero reír, pero el frío fuera del agua parece que se ha multiplicado y termino temblando.
-Creo que deberíamos volver al coche. -Me mira con una sonrisa, su cabello luce más oscuro por el agua y le caen algunos mechones por la frente, ser tan atractivo tiene que ser un castigo. -Antes de que te congeles.
-Siempre podrías darme calor. -Musito con voz trémula, provocándolo.
Su mirada cambia en una milésima de segundos y siento que me va a atrapar, así que antes de que me envuelva en un abrazo de oso, comienzo a correr, no me importa quien pueda vernos, simplemente lo hago porque quiero, porque soy joven, porque quiero sentirme libre.
Alex corre detrás de mi y sinceramente sé que no me alcanza porque no quiere porque se nota que es mucho más rápido que yo. Supongo que también quiere jugar al gato y al ratón. No puedo evitar la sonora carcajada cuando llego al coche.
Estoy apunto de abrir la puerta y refugiarme en él, cuando la manos de Alex pasan cada una junto a cada lado de mi rostro e impiden que abra la puerta.
Esa maldita aura eléctrica lo llena todo en segundos.
Su respiración agitada calienta mi nunca, por un segundo es todo lo que se escucha, no nos estamos tocando con ninguna parte del cuerpo, pero aún así siento su calor, lo siento a él, lo quiero a él.
Pienso que somos gasolina y fuego, cuando nos demos el lujo de unirnos, quemaremos todo a nuestro paso... Y joder cuanto lo deseo.
Me volteo con cuidado, encontrándome con su azul mirada, fija en mi, esperándome, tentándome. Un suspiro involuntario escapa de mis labios consiguiendo que baje su mirada a ellos, yo trato de no hacerlo, porque en el segundo que lo haga perderé toda la cordura.
Estamos tan cerca, tan cerca que con un simple movimiento sentiría esa anhelada caricia de nuestras bocas. Por otro lado siento que aún así estamos demasiado lejos, mi piel arde por el contacto de la suya,mi cuerpo está pidiendo a gritos todo lo que me torturo negándole.
Mis dientes se clavan en mi labio inferior y el mundo desaparece cuando sus pupilas se dilatan aún más.
-Leah. -Mi nombre susurrado en sus labios es el detonante que necesito, el llamado a liberarme.
Pero antes de que piense mi próxima acción la lluvia comienza a caer helada sobre nosotros consiguiendo que aparte mi rostro.
-Será mejor que entremos. -Murmura abriendo la puerta.
Entramos al coche y agradezco seriamente la calefacción. Una vez dentro del coche volvemos a mirarnos y sin decir ni una palabra rompemos a reír.
¿Qué puedo decir? Estamos idiotizados.
-Eso fue intenso. -Masculla echando la cabeza hacia atrás. -Muy intenso.
-Creí que iba a arder. -Río.
-Probablemente seamos los únicos seres sobre la tierra burlándose luego de un momento así. -Ríe.
-Claro porque el resto estaría teniendo sexo.
Y no fui consciente de lo que había dicho hasta su sonrisa malvada aparecer y casi instantáneamente mis mejillas adquirieron el color de la sangre.
-¿Eso fue una indirecta Cookie?
-Oh Cállate. -Me crucé de manos.
Alex me miró durante unos segundos, evaluándome y después volvió a sonreír.
-Si te es muy incomoda la ropa en el asiento trasero hay. -No pude evitar verlo con una ceja enarcada, eso había sido una retación en toda regla. -Claro, si quieres cambiarte, no es obligado, aunque no me gustaría que enfermases y queda un largo tramo hasta casa.
Yo no tengo el cuerpo perfecto, pero tampoco me avergüenzo de él, de hecho estoy muy orgullosa y creo que todas las mujeres deberíamos amarnos tal y como somos, con libras de más o libras de menos.
Sin pensarlo dos veces ante su atenta mirada, me estiro divisando lo que luce como una camiseta negra doblada y la tomo. Luego sin pararme a pensar en la palabras pudor, tomo mi blusa y me la quito, quedando con mi hermoso sostén negro.
Siento la mirada de Alex sobre mi, pero no lo miro, sé que si lo hago me quedaré hipnotizada con su deslumbrante atractivo, así que me concentro en ponerme su camiseta, que mo era de imaginar me queda enorme.
Me encanta.
Y huele a él.
Creo que no se la voy a devolver.
-Te queda mejor que a mí. -Responde divertido, creo que notó mis suspiro.
-¿Porque traes ropa ahí? Digo, no la tienes ni en el maletero. - Pregunto para cambiar de tema mientras el pone en marcha el auto, parece que la lluvia no cesará
Alex se encoje de hombros con la vista fija en la carretera que aparece frente a nosotros.
-Muchas veces la que llevo se ensucia y tengo que cambiarla. -Es su única respuesta y algo me dice que hay mucho más tras esa respuesta. -Tengo algo para ti. -Cambia de tema, pero yo soy como una niña pequeña que ama los regalos y con eso consiguió que dejara de insistir.
-¿Ves en los asientos traseros la cajita de madera? -Pregunta y yo asiento. -Tomala.
Vuelvo a estirarme a hacia la parte trasera de su coche tomando la caja, es pequeña, pero alargada, tiene unas hermosas rosas talladas en la madera, con mucha precisión.
-Es hermosa. -Musito acariciándola como si fuese de cristal.
-Prométeme que sea lo que sea que haya adentro, nunca te lo quitarás. -Su voz suena demasiado seria para ser un simple coqueteo.
-Mientras no sea una araña asesina. -Suelto con tal de acabar con la tensión que se ha formado.
-Abrela.
Con demasiado cuidado, incluso temerosa, abro lentamente la caja, siento que en cualquier momento alguna víbora saldrá a atacarme, pero cuando diviso un destello rojo mi corazón se acelera.
No es una víbora.
Es un rubí, un collar de hecho, con un divino rubí en forma de lágrima.
-Es hermoso. -Susurro fascinada por la belleza de la joya.
-Quiero que lleves siempre mis lágrimas contigo Cookie, porque siento que el día que vuelvan a salir, serán solo por tu causa. -Su mirada es demasiado intensa. Hay demasiadas promesas en esas palabras aunque en estos momentos no puedo entender ninguna. -Prométeme que lo llevarás siempre.
-Te lo prometo.
Pasamos otro rato en silencio, él conduciendo y yo admirando la hermosa joya entre mis manos, incluso me quedo dormida en el auto, algo muy común en mi, pues tengo la fabulosa habilidad que puedo dormir donde sea, eso incluye unas discoteca.
-Llegamos. -Siento su cálido aliento sobre mis labios.
Al abrir los ojos me encuentro frente a frente con esos divinos zafiros. El se aleja un poco al notar mi cara.
-Ya estamos en su dulce morada Cookie. -Sonríe. -Espero que hayas disfrutado de la aventura.
Sonrío, la verdad es que él ha hecho todo porque fuese perfecto, sin importar los sabotajes hechos por mi mente, de los que él no tiene culpa, ha sido una noche absolutamente perfecta, la primera cita que todas las chicas necesitan.
Una idea aparece en mi mente y la sujeto con fuerza.
-Solo falta algo. -Como era de esperar, Alex me dedica una mirada confusa. -Y es algo muy importante.
-¿Qué es? -Pregunta con el ceño fruncido.
-La pregunta.
-¿Qué pregunta? -Estoy a punto de reír, parece que se intercambiaron los papeles y el niño inocente es él.
-¿Besas en la primera cita? -Me acerco sin ningún tipo de temor a él, tanto como me lo permite estar dentro del coche. Sujeto su cuello y lo miro a los ojos, su mirada está en mis labios. -Y la respuesta es... Si beso.
Y fue entonces cuando el fuego se unió con la gasolina, cuando todo explotó, cuando se unieron nuestros labios, cuando sentí su sabor, cuando descubrí que ningún beso seria igual.
Hola!!! Soy yo de nuevo. Espero que hayan disfrutado del capitulo, no olviden comentar y darle a la estrellita.
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