Capítulo Nueve
Para cuando Victoria volvió en sí, las primeras luces del alba ya se asomaban por el balcón.
-No,no,no.- le susurró Jeremy al observar sus intenciones.- no te incorpores, llevas toda la noche con fiebre, debes descansar.
Victoria lo observó confundida sin entender que hacía ahí, en su habitación, hasta que, de golpe, todos los recuerdos de la noche anterior acudieron a su mente.
Horrorizada, ocultó su llanto entre sus manos.
Jeremy no dudó ni un segundo en sentarse en la cama junto a ella y atraerla hacia sí, lugar donde estuvo horas y horas con el corazón en un puño y Victoria llorando en su pecho.
El sol ya estaba muy alto cuando su llanto se calmó.
-No...-le susurró Victoria.- No te vayas, no me dejes tú también .- le rogó cuando notó, entre la bruma del sueño que el cansancio hizo que se apoderara de ella, como la depositaba en la cama e intentaba levantarse.- quédate conmigo Jer. No me abandones.
Jeremy se abstuvo de comentar el hecho de que tan solo se había levantado para ir a por comida y, con una media sonrisa ladeada y tranquilizadora, se descalzó y se metió debajo de las mantas que Victoria había levantado como invitación a acompañarla.
Tan pronto se tumbó boca arriba ella posó la cabeza en el hombro de él y rodeó su torso con sus brazos.
Jeremy besó su cabeza,dejó una de sus manos en la cintura de ella y, con la otra, acarició su cabello.
-Nunca, nunca voy a dejarte sola. Siempre me tendrás ahí para ti. Aunque... no en la forma que a mí me gustaría.- le confesó en un trémulo susurro unos instantes después.
Pero Victoria, quien había encontrado la firmeza y seguridad que tanto anhelaba entre los brazos de su mejor amigo, ya se había quedado dormida.
...........................
Victoria contuvo la respiración antes de tocar la puerta del despacho de su padre y entrar.
Si, sin duda debía de verse tan mal como se sentía, porque tanto Jeremy como Geric pararon de hablar de golpe para observarla.
-Papá ha dicho que confiaba en mi criterio mejor que en el suyo en estas situaciones y que me dejaba a mí al mando de la situación, así que...- comenzó Geric.
-¿Papá ha dicho eso?- preguntó extrañada mientras lo observaba. Geric la miró y sin palabras le dijo con sus ojos lo que ella ya suponía, que su padre se había desentendido de su hija mancillada y deshonrada y que le daba igual la suerte que corriese.- Por supuesto, a papá no le suele gustar tratar estos asuntos.
Los tres en la sala sabían de la falsedad de aquella afirmación, pero ninguno se atrevió ni quiso hablar más del tema.
Con el paso de los años habían aprendido que en lo referente a la actitud y comportamiento de Lord Adams era mejor, simple y llanamente, dejarlo pasar.
Tan pronto cómo Victoria se acomodó en su asiento, delante de su hermano y al lado de... Jeremy, este comenzó a hablar de nuevo.
-16 de enero.- dijo sin más.
-¿Perdón?- preguntó desconcertada.
-La fecha de la boda.- le contestó Jeremy mientras tironeaba del cuello de su camisa claramente angustiado, nervioso y ansioso por la situación. Por no añadir incómodo.- la fecha de nuestra... boda.
Ambos entablaron contacto visual después de aquella afirmación.
Aquella era una frase que desde luego Victoria nunca había ni imaginado que oiría salir de sus labios. Labios que miró unos instantes, sin poder evitarlo, recordado lo que había pasado la noche anterior.
Grave error, porque Jeremy se dio cuenta y Victoria se percató de que él lo había notado, así que ambos acabaron mirando al suelo avergonzados y sonrojados.
-Ay, si hubierais sido tan pudorosos y tímidos anoche, cuantos disgustos nos hubierais ahorrado.- comentó resignado.- Mira que no tuviste años y años para besarla Jeremy, pero solo a ti se te ocurre hacerlo ahora, en un balcón, a plena vista de... pues al parecer todo la sociedad.- les ragañó Geric.
Pero ninguno de los dos contestó ni se movió un milímetro de su posición.
Geric suspiró frustrado y rendido.
-Voy a por algo, tardaré un rato y saldré por la puerta de atrás, por lo que nadie sabrás qué estaréis aquí solos. Es lo máximo que puedo hacer por vosotros, porque solo ustedes dos solos pueden solucionar sus... lo que quiera que os haya pasado.- dijo para después pasar su mirada de uno a otro, negar con la cabeza ante la falta de reacción y salir de la habitación.
Victoria se levantó lentamente de la silla y se dirigió al ventanal de la habitación, que daba una gran vista del jardín, y se mantuvo contemplándolo pensativa con la barbilla apoyada en una mano y la otra cruzada sobre su pecho.hasta que sintió como alguien posaba sus manos sobre sus hombros.
-No tienes por qué hacerlo.- le dijo mirándolo a los ojos.- sé que... no es que a mi me queden muchas opciones ahora mismo, y no quiero que creas que me creo superior a ti y por eso te hago replantearte tu oferta. Es simplemente que... ¿Tú y yo casados? ¿Te lo das imaginas?
Jeremy pensó divertido que sí. Muchas veces. Muchas, muchas veces.
-Últimamente te has comportado como un... bueno, digamos que como alguien "especial". Pero eso no ha hecho que cambien mis sentimientos por ti. Te sigo queriendo como a un hermano.- esas palabras le quemaron.- y porque te quiero como un hermano es que no puedo permitir que te cases conmigo. Mereces una buena mujer, dulce y tranquila que te dé hijos obedientes a los que amar tanto como a ella, una mujer honesta y humilde a la que venerar, así es como te imaginaba yo siempre casado. No con un paria social, en una boda apresurada, después de él escándalo más bochornos de las últimas ... diez temporadas. Deberías retirar tu proposición, yo podría arreglármelas. Ya casi tenía cerrado un acuerdo como institutriz con una buena familia y...
- Espero no ofenderte, Victoria, al indicarte que nadie querrá como institutriz a alguien que califiquen que tiene "baja moral".- se apresuró a interrumpirla Jeremy.- Voy a hablar claro, porque en esta situación y conociendo tu enrevesada mente, siento que es lo que debo hacer.-acularon con voz pausada.- No tienes ninguna propuesta de matrimonio de un hombre honorable y a partir de ahora no la vas a tener. No tienes a un hombre enamorado que le de igual lo que ha pasado y quiera casarse contigo a pesar de todo. No tiene una moral intachable, por lo que no podrás conseguir un trabajo y ahora no tienes ni dote de la que disponer para retirarte al campo, a un lugar alejado donde nadie reconozca tu nombre.- le aclaró fríamente.- Por lo que nos quedan dos opciones. La primera, que no quiera casarme contigo y me vaya en este momento, lo cual implicaría mayor deshonra para ti y para tu familia y haría que tuvieras que permanecer la mayor parte de tu vida en tu casa, para no ser vista y humillada. Y la segunda, casarte conmigo.
Victoria lo miró con sus ojos empañados de los que no pudo evitar que cayera una lágrima.
Jeremy cogió su cara entre sus manos y se la limpió con el pulgar.
-Triste pero cierto. Y asumo que la mayor parte de la culpa es mía por no querer verte y enfrentarme a los demonios que me atormentaban y aún me atormentan. Por lo que lo mínimo que puedo hacer es pedirte matrimonio.- afirmó con convencimiento.- Pero quiero que sepas una cosa también para que te quede bien claro. Si hubieras sido pillada con otro hombre, de igual forma te hubiera propuesto matrimonio. Y si fuéramos completos desconocidos y te hubiera visto en un baile, hubiera intentado cortejarte.
Porque eres perfecta Victoria; inteligente, hermosa, ingeniosa, graciosa, sarcástica, tímida y atrevida, humilde y altanera... Siempre antepones a todos antes que a ti, siempre tienes una palabra de consuelo para el que lo necesita, un abrazo confortable para el que sufre y un hombro en el que llorar si se precisa. Tú eres todo lo podría desear en una mujer y mucho más de lo que creo merecer. Tienes razón, me merezco a otra mujer y no a ti, porque tú eres demasiado buena para mi, pero el destino a jugado con nosotros y nos ha unido y yo, escúchame bien, soy el hombre más afortunado del mundo por que esto haya pasado y por tenerte tanto todos estos años como, al parecer, por el resto de nuestras vida.
Más lágrimas silenciosas escaparon por los ojos de Victoria, emocionada por lo que le había dicho.
Pero aún así, un resquicio de rencor y duda se asomó por su mente.
Porque, si era así... ¿ Por qué se había marchado a la guerra? ¿Por qué la había rehuido al volver? ¿Cuáles eran esos demonios que lo atormentaban? ¿Por qué antes su mirada iba siempre acompañada por tanta duda, miedo y angustia y ahora por tanta determinación y seguridad? ¿Qué había cambiado?
Victoria pensó entonces, entre sorprendida y levemente divertida ante la ironía que esto suponía, que tenía toda la vida para averiguarlo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top