Capítulo Dos
Para cuando Jeremy cumplió seis años pasaba más tiempo en la casa de su amigo Geric que en la suya propia , y más tiempo con Victoria del que pasaba con nadie .
Aquella tarde en concreto había decidido jugar un rato con su amigo , al que tenía descuidado y que se estaba empezando a poner un poco celoso.
Estaban en la sala de juegos , discutiendo sobre si su ejército había ganado la batalla o el de su amigo , cuando la puerta se abrió .
Por ella entraron la madre de su amigo, que dado la cantidad de tiempo que pasaba en su casa le había pedido que dejara de llamarla Lady Adamas y comenzara a llamarla Aurora, embarazada de suficiente tiempo como para que se notara ya una abultada barriga , sujetando las manos de una Victoria de apenas dos años que iba dando pasitos muy sonriente .
-Venga cielo, ahora.- le dijo entonces su madre al tiempo que la soltaba .
La pequeña, para asombro y contento de Jeremy, comenzó a caminar hacia él con pasos pequeños y torpes pero muy decididos.
Este extendió los brazos dispuesto a recibirla, pero justo cuando estaba a punto de llagar , la pequeña se resbaló y se calló al suelo .
El llanto no se hizo de rogar .
-Cariño...- dijo Aurora acercándose , pero Jeremy ya estaba allí , levantándola y acogiéndola entre sus brazos .
Victoria dejó de sollozar pero pequeñas lagrimitas silenciosas caían por sus mejillas .
-Sana, sana...- murmuró Jeremy mientras acariciaba la frente lastimada de Victoria . Cuando acabo con la canción , le besó la frente y esta dejó de llorar y comenzó a reírse .
Jeremy también rio entonces, al verla sonreír, y a pesar de estar aún en tan tierna edad, fue consciente en ese momento de que; si ella sufría, él sufría; si ella se enfadaba, él se enfadaba y de que él solo lograría ser feliz si ella también lo era.
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Victoria bajó los escalones que llevaban hacia el salón de baile con la barbilla alzada .
Todo el que la veía se asombraba de su porte y presencia, su belleza e inteligencia y ese aura de "esta soy yo y estoy aquí " que tanta fascinación y asombro causaba a los que estaban en su presencia.
Era perfecta en todos los sentidos. Nadie se atrevería nunca a intentar rebatir tal verdad.
Nadie excepto ella.
Que bonitas son las apariencias que, como niebla, disipan una realidad tan clara como la luz de sol.
Aquella noche bailó con siete caballeros diferentes las siete primeras canciones , habló cordialmente, sonrió , bromeó , coqueteó y miró cada una de las veces que lo hacía alguna de estas cosas a Jeremy para ver si la observaba también, por no era así .
Al principio, cuando entró en la sala, lo vio sonreír a su amigo Harding y tomarle el pelo junto con Arturo a William por algo referente a su hermana Amberly que no sabía, ni quería saber, en que consistía.
Después, sus miradas se habían cruzado y esa sonrisa se había desvanecido.
Victoria, consternada, se había contemplado repetidas veces en el reflejo de cualquier superficie que le permitiera hacerlo. ¿Qué era lo que estaba tan mal con ella como para hacerlo reaccionar así? ¿Tan fea estaba que ni se dignaba a mirarla dos veces ? ¿ Es que acaso tenía algo entre los dientes ? Jeremy siempre había sido muy fino para esas cosas... no, se los había cepillado a consciencia, no podía ser eso, pero...
¿Entonces cuál era la razón de aquella indiferencia actual después de toda una vida de amistad?
Desde luego no quería averiguarlo, temía demasiado la respuesta a sus preguntas, por lo que se había mantenido toda la noche bailando con cualquiera que se lo propusiese, incluso ese pretendiente suyo tan molesto, Lord Clinton, que bebía los vientos por ella hasta tal punto que la aburría en sobremanera .
Pero lo inevitable había pasado, sus adoloridos pies requerían de descanso y su hermana, al verla al fin desocupada, había reclamado su atención y le había pedido que se uniera a su grupo.
Victoria armándose de todo el valor que poseía se acercó lentamente y Cristal, contenta, nada más llegar le cogió la mano y se la apretó mientras le señalaba con la cabeza la escena que todo el grupo contemplaba con diversión, Amberly con una sonrisa de oreja a oreja bailando con un serio William quien la observaba malhumorado.
Divertida, negó repetidas veces con la cabeza observando a su hermana, tan distraída que no se percató de lo fijamente que Jeremy la miraba a ella.
Pero Harding sí lo hizo.
-Sí Jeremy, definitivamente concuerdo contigo, mi cuñada está muy hermosa esta noche.- dijo divertido al ver el furioso sonrojo que se acumulaba en las mejillas de su amigo.
-Qué curioso, justo Victoria me estaba diciendo lo apuesto que le parecía que estaba Jer esta noche.- le siguió el juego Cristal haciendo sonrojar esta vez a Victoria.
- Y yo que estoy en medio de los dos he podido oír en ambas conversaciones como Victoria y Jer expresaban sus ganas de bailar.- alegó entonces Arturo para romper así de golpe el juego de semidiscreción con una incitación a juntarlos muy directa.
-En efecto. Me apetece bailar . - dijo Jeremy mirando hacia las damas .- Cris. ¿Bailarías conmigo la siguiente pieza ?
La aludida negó divertida y aceptó el brazo que este le ofrecía .
-Lady Adams...¿ Le gustaría...? - comenzó Harding.
-Si lo que quiere es ofrecerme bailar para solapar su metedura de pata, ni se atreva, prefería besar a un sapo en este instante.
Arturo contuvo la risa al ver salir a Victoria hacia el balcón.
Y Harding la contuvo cuando fue al rescate de su esposa, quien se había quedado sola en mitad de la pista de baile tras la marcha de su pareja hacia el balcón con una vaga excusa totalmente innecesaria .
-Les doy un mes .- dijo Harding a su recientemente proclamada mujer.
- Dos semanas. Recuérdame que vaya mañana a la modista , tengo que ir encargando el vestido de dama de honor.- le contestó ella a su marido mientras le guiñaba un ojo haciéndolo así sonreír .
Mientras tanto, en el balcón ,Victoria se limpiaba la única y solitaria lágrima de autocompasión que se había permitido derramar.
Ya estaba harta. Más que harta.
¿No quería saber nada de ella? No le importaba . ¿ La despreciaba ? No le importaba . ¿Nunca mas iba a hacerle caso? Pues no le ...
Pero cuando Jeremy apareció detrás suya, la giró hacia sí y la abrazó por primera vez en cuatro años, todo lo pensado instantes antes dejó de tener sentido entonces.
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