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La sangre le picaba en las mangas de su vestido y se pegaba en su piel, impregnando la sala con un aroma metálico y repugnante.

Sus uñas estaban negras después de haberse cubierto de tanta sangre, su cabello, rojo como la sangre, se hallaba cubierto por una gran capa de suciedad y lodo. Al mirar hacia abajo notó como el cadáver de su padre parecía ponerse más y más pálido mientras seguía corriendo el tiempo. Ni siquiera llevaba horas de muerto y la putrefacción parecía llenar el salón.

Por primera vez en más de diez años podía respirar en paz al saber que su peor pesadilla se encontraba muerto. Ya no podía hacerle daño, ni a ella, ni a nadie más.

Soltó el metal de su espada, sintiendo como sus articulaciones pesadas comenzaban a ceder ante su agotamiento. Sus músculos estaban entumecidos por la presión de cargar con su espada por horas, pero finalmente, todo su entrenamiento valió la pena.

Lo había logrado.

Había vengado a su madre.

Y había ganado lo que más ansiaba.

Poder.

Ese día fue el que todos conocieron como "La Purga Frey", donde Alora Frey tomó el control de su casa y decidió darle final a la dinastía Frey por manos masculinas y traer un nuevo prestigio a su familia.

Fue el día en que todo comenzó.

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Atte.

Nix Snow.