2.

- ¡Eh ladrona de poemas! ¿Dónde está «la chica de ojos de mar»? - le grité a la castaña.

- No de qué me hablas... ¿Quién es esa? - dijo intentando parecer inocente.

- No me hables como si no supieras de qué te hablando, ambos sabemos que no buscabas precisamente tu goma. - le grité extendiendo mi mano.

- Te digo que no de qué me hablas.

- ¿Ah no? - señalé un papel sobresaliendo de su bolsillo - ¿Y eso qué es?

- Lo encontré tirado, por ahí.- dijo mirando hacia otro lado.

- Ajá, la primera vez se me cayó, pero ya no cuela. - cogí mi mochila para meter mi poema pero estaba abierta y caí todos mis libros y poemas al suelo.

- Ah, espera te ayudo. - ella agarró rápidamente 3 poemas y los escondió entre sus libros.

- ¿Sabes que te he visto no?

- ¿Y? - rió y me ayudó a recoger mis libros - Haz como si no lo supieras, ¡Ahí está la gracia!

- Memorias de Ben

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