15.
Llamé al telefonillo de su apartamento algo nervioso. Una mujer, (su madre supongo) respondió. Le dije que venía a hacer un trabajo y me abrió.
Subí por el ascensor al llegar a su planta vi a la madre de Holly estaba en la puerta.
— ¿Eres tú Ben? ¡Holly me ha hablado mucho sobre ti! ¡Pasa pasa!
— ¿Holly le ha hablado sobre mí?
— ¡Sí! Su cuarto es el último a la derecha del pasillo. — me indicó y fue hasta allí.
El pasillo era bastante más largo de lo que imaginé, las paredes estaban decoradas con fotos familiares y pude distinguir a una pequeña Holly en una foto.
Llegué al cuarto.
Llamé a la puerta tembloroso. No escuché ningún sonido en el interior.
— ¿Holly? — entré y me vi rodeado de pilas y pilas de libros.
La habitación era luminosa y blanca. Estaba ordenada excepto por algunos libros y hojas por el suelo, (es cosa mía, ¿o esos no son mis poemas?) y allí estaba ella. Estaba completamente dormida. Llevaba unas mallas negras, una sudadera amarilla y en su regazo descansaba un libro.
— Holly, — susurré en su oído y puedo jurar que la vi esbozar una fugaz sonrisa — Despierta pequeña ladrona.— ella sigue roncando como una foca.
— Mhmmm, puto poeta—. me da una bofetada suave medio dormida y río.
— Tú me has obligado — inspiro — ¡DESPIERTA! ¡HOLLY! ¡DESPIERTA! ¡DESPIERTA!
— ¿¡Qué!? ¡Estoy despierta! ¡Estoy despierta! — dice levantándose de un salto algo confundida — ¡Mierda me quedé dormida!
— ¿Hacemos el trabajo sí o no? — pregunto después de un largo suspiro.
— Vale, pero te advierto de que yo a aquí no soy la poeta.
— Tú sólo dame tu opinión.
— Está bien, está bien. — dice mientras bosteza y asiente ligeramente.
— Okey. — empiezo a escribir en mi pequeño cuaderno.
Le echo un vistazo a la chica que se ha vuelto a quedar dormida en el sillón marrón.
Sopeso un largo rato mis pensamientos, garabateo el papel con varios versos, y logro acabar un poema que no me convence.
Tras un largo rato tengo escrito un poema cutre, simplón, pero algo es algo.
— ¿De quién habla? — Holly me arrebata el poema, no sé en qué momento se ha despertado.
— De nadie.
— Sea quién sea, ¡sacaremos un diez! — me abraza y yo suspiro relajado.
— ¿Ya no estás enfadada?
— ¿En qué momento lo he estado?
— Memorias de Ben
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