14.
«Maldito Ben. ¿¡Cómo se atreve a gritarme!?»
Con el ceño fruncido y los ojos cristalizados empecé a "ordenar" mi habitación que estaba hecha un desastre. Tiré algunos de sus poemas por el suelo y caí rendida.
— Ni siquiera sé por qué hago esto, ¡cómo si me importara lo que piense de mi desordenado cuarto! — me dejo caer en mi sillón marrón y empiezo a leer un libro.
Me siento cansada, pero no me dejo caer en los brazos de Morfeo tan fácilmente...
— No... Ben... — murmuro pero el sueño puede más que yo.
— Memorias de Holly
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