ladrón.
A pesar de que actuara siempre tan alocado y que sus amigos los describieran como el alma de la fiesta, contrario a lo que muchos creen, Jackson no es del tipo que suele pasar de fiesta en fiesta. Es invitado a muchas, sí, pero raramente asiste. Siendo un atleta como lo es él, no puede permitirse llevar aquella vida de vicios, tampoco es que se lamentara de nada, a Jackson le gustaba estar como estaba, durmiendo a las ocho y media de la noche para estar de pie desde las cinco de la mañana para empezar con su rutina, incluso los fines de semana. Esas eran las únicas veces que Jackson era llamado aburrido, cuando rechazaba una salida por ocuparse en el ejercicio, pero la esgrima no es tan fácil como todos piensan y el chino no puede permitirse errar.
De cualquier modo, había veces en las que, pasadas las temporadas importantes del deporte, Jackson se permitía asistir a alguna fiesta, aunque después de estar tan acomodado con su horario, era más bien cuando sus mejores amigos le insistían hasta hartarlo. Y ésta era una de esas veces.
Sus amigos le insistieron tanto con que era "la fiesta del año, no te la puedes perder" y Bambam incluso le había amenazado, diciendo "te voy a funar si no vas", cosa que al chino le parecía un poco exagerado, pero finalmente accedió, porque Bambam no bromeaba con las funas. Así que ahí estaba esa tarde, saliendo de la ducha después de haber hecho un poco más temprano de lo normal su rutina de ejercicios para poder tener la noche libre y disfrutar sin restricciones. No se esmeró mucho en su atuendo, con el miedo de que terminara arruinando ropa cara con vómito como la última vez que cuidó de su amigo mala copa YoungJae, por lo que se colocó una simple camiseta blanca fajada dentro de sus jeans de tiro alto. De cualquier modo, estaba seguro de que se veía bien sólo con eso. Poco y más y estuvo listo, aunque aún era algo temprano.
A pocos minutos de estar sentado en su sofá y viendo su celular en busca de algo que lo entretuviera mientras, a punto de estar cansado de esperar ya, el timbre resonó por su apartamento, lo cual agradeció. Se levantó de un salto y fue a ver quien era, encontrándose así con su mejor amigo de toda la vida, Mark, el cual apenas abrió la puerta se hizo paso para entrar en el lugar, como si fuera su propia casa. La única razón por la que no entra sin tocar, es porque Jackson coloca el seguro desde que una vez entró y casi muere de un susto creyendo que habían entrado a robar, casi golpeaba a Mark.
—Bambam estaba paranoico porque creyó que estarías matándote haciendo ejercicio y no irías a la fiesta —. Explicó la razón de su presencia sin detener su paso hacía la cocina, Jackson ya no debería estar sorprendido de aquel comportamiento, pero siempre le daba risa cómo su normalmente reservado amigo era tan confianzudo estando con él. Enseguida cerró la puerta y siguió a su amigo hacía la cocina, quien ahora intentaba saquear su refrigerador.
—Oh, hola. Claro, pasa Mark, ¿qué te trae por aquí? ¿Te ofrezco algo? ¿Una bebida, una botana? —. Más que una queja, fue una burla ante la actitud del pelinegro. El mencionado simplemente le restó importancia con una gesto con la mano.
—Como si tuvieras algo que ofrecerme —. Se quejó el pelinegro a la vez que finalmente sacaba una botella de jugo de sábila del refrigerador —Aquí sólo tienes agua y jugos extraños y asquerosos. Enserio, ¿no tienes algo con más azúcar aquí? Y esas barritas que comes dan asco —. El mayor hacía una mueca mientras continuaba quejándose de la excesivamente saludable alimentación del menor, antes de abrir el jugo y darle un sorbo. El contrario rodó los ojos.
—Lo siento, a la próxima que haga despensa recordaré comprar comida chatarra para cuando mi mejor amigo venga a saquearme —. Ironizó, aunque bien era cierto que solía tener alguna chuchería para que sus molestas amistades no se enfadaran con él por no alimentarlos "como se debía" cuando lo visitaban, sólo que esta semana habían venido mucho y lo acabaron pronto. No era tan común que Jackson tuviera visitas pues solía estar siempre ocupado.
—Te lo agradecería mucho —. Continuó bromeando Mark, mientras dejaba la cocina para ir a tirarse al sofá en la sala, seguido detrás por el castaño.
—Y sobre Bambam, ¿nunca va a superar la vez que lo dejé plantado? —. Retomó el tema por el que estaba en un principio Mark ahí. Su amigo soltó una risa al recordar lo molesto que estaba el tailandés aquella vez.
—Y nunca lo hará. No superará que no hayas ido a la fiesta que te hizo jurar que lo acompañarías por haberte quedado dormido —. Quien rió ahora fue Jackson, recordando claramente la indignación de Bambam, no había querido hablarle por días, el chino no comprendía del todo el porqué del terrible enojo si sólo era una fiesta. Aunque, a diferencia de Jackson, Bambam no salía de fiestas. Ya sea fiestas de compañeros de la universidad, fiestas suyas, fiestas de su familia, fiestas de gente importante o simplemente iba a algún club pero el tailandés estaba casi cada fin de semana -e incluso a veces entre semana- en alguna movida.
—Pero bueno, veo que sí irás esta vez. Aunque estoy seguro que se va a decir algo por tu vestimenta —. El americano lo señalo con el dedo y Jackson arqueó una ceja, volteándose a ver a sí mismo.
—¿Qué tiene? Me veo bien —. Cuestionó casi indignado.
—Yo no he negado eso. Pero ya sabes cómo es él de vanidoso y así —. Explicó vagamente, y el castaño tuvo que admitir que era cierto.
—Bueno, en eso tienes razón. Pero no puedo permitir que YoungJae vuelva a vomitarme encima y arruine mi ropa —. Mark se carcajeó casi al instante que terminó aquella oración, pues el recuerdo de aquella noche saltó a su mente. Wang debía decir que se sentía indignado por haberle dejado así a su amigo esa noche, pero en sí la anécdota era graciosa —Ni te rías tanto, parece que sólo quieren que vaya a sus fiestas para cuidarlos —. Se cruzó de brazos mirándolo con fingida molestia. La verdad era que no estaba del todo seguro de cómo sobrevivían a las fiestas donde no iba él.
—Por supuesto, mi querido Jackie. ¿Dónde más podríamos conseguir un conductor designado y niñero tan bueno como tú? —. Se mofó aún más el mayor, sonriendo burlón.
—Pues se les acabó su niñero. Esta noche no conduciré, voy a tomar —. La expresión de Mark cambió a una totalmente de sorpresa, Jackson casi quiso carcajearse esta vez. Si bien era cierto que Jackson solía tomar, nunca era suficiente como para no poder conducir, de ahí la sorpresa en el rostro de su mejor amigo, que pronto cambió a uno de incredulidad.
—Nah, no te creo. Faroleas —. La respuesta tan segura del americano hizo a Jackson arquear una ceja, casi ofendido. ¿No lo creía capaz? Aunque ciertamente lo había dicho como una broma, se estaba planteando hacerlo enserio.
—Yo nunca faroleo —. El pelinegro alzó sus cejas también, no terminando de creer que hablara enserio. El otro le mantuvo la mirada, de alguna forma convirtiéndose esto en alguna especie de desafío. Jackson odió por un momento su naturaleza tan competitiva, porque ahora se estaba viendo obligado a hacer algo que realmente no estaba en sus planes y no lo quería del todo. Bueno, tampoco era que alguien lo hubiera retado como tal ni estaba siendo obligado, pero sentía que debía defender su orgullo de alguna forma ¿eso tenía sentido? Seguramente no. Después de intensos segundos en los que se miraron a los ojos Mark finalmente levantó sus manos en son de paz.
—Ok, ok. Te creo —. Intentó apaciguarlo, aunque una parte suya pensaba que no lo haría, había también otra que lo creía muy capaz. Y, al mismo tiempo, había una tercera parte que entraba en pánico por la estupidez que estaba seguro había desatado.
La conversación siguió sin más percances hasta que se dio la hora de emprender camino hacía la dichosa fiesta. Mark debía admitir que su miedo se incrementó cuando vio que el menor pedía un uber en vez de llevar su auto como siempre hacía. Tenía miedo del monstruo que muy probablemente había creado. Jackson no solía tomar casi nada, así que no estaba seguro de cómo lo llevaría esta noche.
La noche ya estaba entrada y finalmente estaban ahí, frente a la gran casa del anfitrión, o mejor dicho, mansión. La música ya resonaba fuertemente y la habían escuchado incluso desde antes de llegar al punto, por lo que Jackson se preguntaba si no había algún vecino que se quejara y se vía la luz dentro parpadeante. La figura de Bambam y YoungJae acercándose hacía ellos fue lo que le hizo quitar la vista de la casa.
Como era de esperarse, el tailandés criticó el outfit tan simple del chino, quien simplemente le restó importancia y volvió a salir el tema del niño vomitón, quien se vio sumamente avergonzado golpeando a Jackson, que por supuesto se quejó por el maltrato, e hizo reír al grupito. Finalmente entraron juntos a la casa, que a Jackson le parecía casi una mansión, y se adentraron entre el tumulto de gente, que se preguntaba cómo cabía tanta y, además comenzaba a creer las palabras de Bambam sobre "la fiesta del año". Ni siquiera estaba seguro sobre quién era el anfitrión, él sólo estaba ahí.
Mark por momentos se sintió aliviado al ver que los chicos habían comenzado a beber y Jackson sólo bebía una pepsi, pero no supo en que momento se descuidó y ya había una botella de tequila en la mesa donde se encontraban ¡sólo había ido unos segundos por un vaso! Volteó a ver a Bambam recriminante, pero este se veía igual de sorprendido.
—Oye, no me mires así. Lo dije de broma como siempre, no sé qué pasó —. Parecía que no terminaba de creerse cómo Jackson agarraba el vaso donde anteriormente bebía pepsi y se servía tequila.
—¿Quieres morir de un coma etílico o qué? —. Reclamó al colocarse a su lado a la vez que le daba un codazo, el castaño le hizo una mueca porque casi le hace derramar.
—No es como si fuera a beberlo todo yo solo. Es un vasito nada más —. Aunque ciertamente a cualquiera que le preguntaras eso no era un "vasito". Pero Mark esperaba que fuera sólo ese vaso y que no fuera ta bruto de tomárselo todo de una.
Que equivocado había estado. No supo en qué momento ocurrió, se confió y perdió de vista a Jackson menos de treinta minutos, cuando menos se dio cuenta el castaño no estaba en la mesa donde de lo había dejado y la botella de tequila estaba a menos de la mitad. Quiso golpear su cabeza al haber sido tan descuidado ya que, YoungJae tan mala copa como era no sabía en qué mundo estaba y Bambam seguramente estaría bailando como desquite con algún tipo que se habrá encontrado.
Mientras tanto, nuestro querido Jackson se preguntaba porqué era que de repente había un árbol y pasto pegado a la pared. Oh, esperen, sólo era Jackson viendo todo de lado debido a que, en algún momento, había acabado en el patio acostado de lado. Ni siquiera él lo sabía. Al sentarse tuvo que quedarse quieto unos segundos debido a que todo a su alrededor se movía, y realmente se preguntaba si había bebido tanto. Por unos instantes se preguntó qué hora era, porque no veía nadie y eso le asustó.
—No me jodas... ¡¿Estoy en el bosque?! —. Pensó en voz alta, preocupándose. Como pudo se puso de pie, ignorando totalmente que sintiera que la tierra se moviera debajo suyo. La vista era bastante graciosa, parecía un bebé que apenas aprendía a caminar, lo que provocó risas de un par de personas que lo veían. Jackson comenzó a centrarse mejor, dándose cuenta que la música seguía resonando fuerte, por lo que se dió la vuelta para ver que, efectivamente, seguía en la fiesta, pero de alguna forma había llegado hasta el final de patio. Hey, no lo culpen, al mirar al frente lo único que veía eran los árbolitos del patio, perfectamente pudo haber sido un bosque. O al menos eso era lo que se decía a sí mismo para consolarse.
Decidió que era demasiado pronto para ponerse de pie, por lo que se dejó caer en el suelo sobre su trasero, arrepintiéndose de todas sus decisiones estúpidas. Al menos se daba cuenta que estaba siendo muy torpe, por lo que tal vez no estaba tan mal.
—Oh —. Dejó salir cuando vio a un gato pasar no muy lejos de él. Atraído por el animalito, se arrastró como pudo por el pasto para poder acariciarlo un poco. Después de varios intentos fallidos en los que el gato parecía renuente a que un simple mortal borracho siquiera se acercara a él, finalmente se quedó quieto y dicho mortal borracho pudo acariciarlo. El gato intentó huir en un principio, pero finalmente le agradaron las caricias que le eran brindadas e incluso terminó acercándose más hasta acabar en su regazo. Se mantuvo así algunos minutos en los que se sintió sumamente relajado gracias al suave pelaje y el ronroneo, de repente una idea llegó a su cabeza.
—Quiero un gato —. El pensamiento llegó tan repentino y fuertemente que ahora era un necesidad. Unos segundos después el gato pareció escuchar algo y se escurrió de entre las manos del hombre para irse lejos, Jackson apenas pudo reaccionar por lo que al ya no tener al felino un puchero se asomó en sus labios.
Pareciendo que finalmente parecía a sentirse mejor, pensó en que era momento de levantarse e ir a buscar agua. Aunque, por alguna razón, tomó los lentes de sol que llevaba colgando en su camisa -los cuales por cierto no eran suyos y no sabía cómo habían llegado ahí pero tampoco iba a averiguar- y se los colocó, provocando que no viera prácticamente nada, pues era ne noche.
Apenas tuvo un pie dentro de la casa otra gran idea cruzó por su cabeza. Joder, iba a empezar a beber más si es que así le llegarían ideas tan fabulosas. O al menos era lo que Jackson pensaba. Poniendo en marcha su plan, visualizó en el otro lado de la casa un punto en la pared vacío de donde tendría gran visual del salón que fungía como centro de baile. Sin más, fue y se paró recargado ahí.
—¡Hey, ¿Jackson?! —. A unos minutos de estar ahí observando todo, un viejo amigo se le acercó al reconocerlo. Jackson con sus dedos bajó levemente las gafas para así poder ver al sujeto que lo llamaba, quien le miró extrañado —¿Tomaste? —. Fue la primera conclusión que sacó, nada errada la verdad. Pero estaba curioso, tenía algún tiempo sin verse con Jackson, pero cuando lo topaba en alguna reunión o fiesta no solía beber mucho, así que se preguntaba qué era lo que había hecho al chino decidir tomar más de lo normal, ¿tal vez alguna chica lo había rechazado y se estaba desahogando...? No lo juzguen, nadie se resiste al chisme.
—¡JooHeon, hermano! —. Después de unos segundos en los que parecía estar procesando, finalmente saludó a su amigo frente a él con una gran sonrisa.
—¿Qué haces aquí parado? ¿Eres guardaespaldas o algo así? —. Bromeó el rubio, aunque ciertamente se había llevado un gran susto cuando, en medio del baile, vio una figura que parecía verlo fijamente. Claro que con esos lentes, seguramente estaría viendo alguna mosca pasar.
—No, no, nada de eso —. Negó con la cabeza y sus manos, JooHeon rió levemente ante su reacción. El castaño pareció pensarlo durante algunos segundos, hasta que finalmente decidió que podía contarle su brillante plan. Le hizo una seña con la mano para que se acercara y los ojos del rubio brillaron con deseos de chisme, por lo que sin dudarlo mucho acercó su oído, desde ahí podía percibir el olor a alcohol en Jackson pero se abstuvo de quejarse por ahora —Estoy esperando a que todos se duerman para robarme al gato —. Trató de hablar lo más bajo que la música le permitía, que no era mucho.
Como era de esperarse, la reacción de JooHeon fue de confusión total. Frunció el ceño, volteando a mirar a Jackson quien le veía sonriente expectante de los halagos a su increíble plan. El rubio, mientras, se preguntaba si tal vez había escuchado mal. Pero no, no había forma de malinterpretar aquellas palabras. El chino arqueó ambas cejas al ver que la reacción no era la esperada.
—Bien, iré a buscar a Mark —. Decidió el contrario, quien incluso aún parecía tratar de procesar todo. Sin decir mucho más se dio la vuelta y apenas haberse alejado unos pasos comenzó a carcajearse fuertemente. Jackson lo miró como si el raro fuera él y rodó los ojos, ahora era un genio incomprendido.
Le restó importancia y volvió a colocar en posición para vigilarlos a todos. Bien, tal vez había sido un poco exagerado. No pasó ni media hora cuando ya se estaba cansando, bufó y se quitó los lentes, sintiendo que su plan no estaba progresando como él quisiera. Para su suerte, visualizó al adorable gato que había acariciado antes entrando por una ventana y escabullirse entre toda la gente hacía el piso de arriba, casi sin ser notado. Los ojitos de Jackson brillaron y, sin importarle que no debería ir al segundo piso, subió con prisa las escaleras en busca de su futura mascota. Subía a gatas pero, aún con los efectos del alcohol, se sintió de repente tan sofocado y con tanto calor, que tuvo que parar un momento para quitar su camiseta, sin importarle nada dejándola en medio de la escaleras y continuar su camino hacía el segundo piso. No se molestó en fijarse hacía dónde se dirigía, él simplemente siguió al gato gateando por el piso, el gato se paraba en frente de las puertas y Jackson le abría, pero apenas se paseaba por la habitación el gato lucía totalmente desinteresado en éstas y se iba. Finalmente entraron a una habitación, que parecía ser la del dueño del gato y que ahí estaba su cama y plato con comida, lo que despertó el interés del felino.
—Oye, ¿no te quieres venir a vivir conmigo? —. Preguntó al gato, como si realmente le entendiera. El gato volteó a verlo por unos momentos y maulló para después alejarse de él y subir a la gran cama de su humano, ignorando totalmente que él tenía la suya. Jackson le siguió y se acostó a su lado —Mira, no hablo idioma gatuno, pero te prometo que lo aprenderé —. Insistió, aunque obviamente el gato siguió sin entender, se acercó a él y se acurrucó a su lado, el humano sonrió ampliamente —Lo tomaré como un sí —. Susurró, comenzando a acariciar el suave pelaje y acurrucándose, sintiéndose totalmente relajado ante el ronroneo del félino.
Más pronto que tarde, comenzó a caer en los brazos de Morfeo.
Su ceño se frunció cuando, al subir a la segunda planta de su hogar, habían varias puertas abiertas, cuando él se había asegurado de dejarlas cerradas antes. Creía haber especificado que no podían subir a menos que fuera urgente ir al baño, la planta baja y el patio era lo suficientemente grande como para que no buscaran hacer su desastre arriba. Suspiró, de cualquier modo era difícil mantener a raya a tanta gente, es sólo que era temprano para empezar con sus cochinadas. Se acercó lentamente a la primera habitación abierta, rezando con todas sus ganas que no encontrara gente intimando, ya estaba harto de que le pasara siempre lo mismo.
Exhaló cuando al asomarse al interior no había nadie dentro, aunque se extrañó cuando al encender la luz ni siquiera estaba desordenado. De cualquier modo, no quiso indagar más y cerró la puerta, preguntándose por qué no simplemente cerraba las habitaciones con seguro y se ahorraba problemas. Fue a la siguiente habitación y, aunque sí habían algunas cosas fuera de lugar, era mínimo y tampoco había nadie. Cerró la puerta y tragó en seco cuando notó que, la última habitación abierta era la suya, esperaba que estuviera intacta igual que las anteriores.
—¿Qué es esto? ¿Risitos de oro? ¿Por qué coño tengo que revisar las habitaciones en plan "ooh alguien ha entrado aquí"? ¿Acaso entraron a todas las habitaciones para ver cuál les gustaba más? ¿Qué sigue, "alguien se comió la comida de mi gato"? ¿"Hay una niña durmiendo en mi cama"? —. Murmuraba para sí mismo mientras se acercaba hacía su habitación, casi en un tono violento. Cualquiera que le mirara pensaría que el alcohol ya le había hecho efecto, y quizás era así. De cualquier modo, se replanteaba el volver a hacer fiestas en su casa. O eso decía, pero en menos de un mes ya está planeando otra.
—¡AHH! —. Un agudo grito salió de lo más profundo de su garganta cuando, al asomarse por la puerta vio a alguien acostado en su cama, tapó su propia boca para evitar hacer ruido. Eso no era una niñita rubia de rizos, era un hombre musculoso sin camisa en su cama. Aunque, si lo pensaba, tal vez le asustaría más que hubiera una niña en su cama. ¡Como sea! Ese no era el tema.
Volvió a asomarse para volver a ver al tipo que estaba en su cama y... ¿Esa era su gata? ¡Sí, lo era! Regresó a esconderse detrás de la puerta, el tipo ni siquiera pareció inmutarse por su grito, pero de hecho lo agradecía porque sería humillante que alguien lo hubiera escuchado. De cualquier modo, ¿qué carajo hacía ese tipo con su pobre gatita Nora? Juntó sus manos fuertemente frente a su rostro y cerró los ojos mientras imploraba a cualquier Dios que no fuera algún fetichista raro y perverso que hiciera daño a su pobre hija.
—Un momento... —. Murmuró, reaccionando casi al instante abriendo sus ojos. ¡Esa era su casa! ¿Por qué se escondía? Debía correrlo.
Dispuesto a tomar acciones, volvió a asomarse, sin tener nada más a su lado decidió tomar su tenis y sin pensarlo lo arrojó directo al hombre en su cama, quien recibió en golpe directo en el hombro y despertó al instante y asustado, tomando al felino a su lado de forma protectora y sentándose en la cama mientras buscaba a su atacante.
—¡Suelta a mi pobre Nora, pervertido! —. Terminó de entrar en el cuarto, mientras apuntaba con su otro zapato al tipo que ahora sostenía a la gata, quien lucía confundida.
—¡¿De qué hablas, grosero?! Es mi nueva gatita —. Ignorando el hecho de que Jackson ni siquiera había sido consciente del sexo del animal hasta que él lo dijo, lo puso frente a su rostro y comenzó a lanzarle besitos a Nora. El verdadero dueño pareció totalmente confundido, pero claro él no sabía la cantidad de alcohol en el sistema del chino, quien ni siquiera notó que había pasado de estar a la defensiva a mimoso con el gato.
—¡Quita tus sucias manos de mi gata, pervertido ladrón! —. Volvió a exigir el pelinegro, lanzando de nuevo el zapato hacía el tipo, mostrándose totalmente sorprendido cuando éste lo esquivó como si nada.
—¡¿Por qué nos atacas?! —. Sostuvo a la gata en su mano izquierda mientras con la derecha se quitaba su zapato y le apuntaba con él. El contrario se asustó por un momento al no tener más municiones, pero enseguida visualizó un cojín en el suelo, el cual agarró con velocidad y lo lanzó al rostro del invasor, pero lo volvió a esquivar y contraatacó, lanzando su zapato el cual lo golpeó directamente en la frente, lo que lo hizo retroceder.
—Ugh, ¡desgraciado! ¡¿Cómo que por qué?! ¡Estás secuestrando a mi gata para tus fines perversos! —. Bien, si algo era seguro era que ambos debían dejar de ver películas de acción, porque actuaban como si estuvieran sus vidas en riesgo.
—¡Estás loco, sólo tomábamos una siesta antes de irnos, aceptó venir conmigo! —. Esto ya parecía una escena de rancho donde el pretendiente se robaba a la novia, pero era turbio si te detienes a pensar que la "novia" era una gata, quien por cierto ya luchaba por salir de los firmes brazos de Jackson, pues estos estúpidos humanos no la dejaban dormir.
—¡Ella no quiere! —. Defendió el otro al notar a su gata queriendo escapar. No lo pensó mucho y tomó del librero de atrás suyo lo primero que su mano alcanzó -un libro, válgame la redundancia, ¿qué más podría ser?- y lo arrojó con fuerzas hacía el supuesto secuestrador, quien muy apenas alcanzó a agacharse para esquivar el posible golpe.
Al agacharse el libro fue a dar directamente a la ventana, rompiendo ésta con facilidad y, por lo tanto, cayendo en el patio donde los gritos y maldiciones no se hicieron esperar. Ambos hombres miraron la ventana y luego se miraron entre ellos, ambos con la boca abierta de sorpresa. Jackson incluso aflojó el agarre en el gato y ésta logró escapar.
—Mierda —. Fue lo único que pudo musitar el pelinegro, ¿qué carajo había hecho? Por su parte, el chino comenzó a parpadear saliendo del trance y su primera reacción fue comenzar a reír fuertemente, mientras se dejaba caer en el piso.
El contrario se extrañó al principio, pero finalmente dejó salir el aire que había estado conteniendo y soltó una risita nerviosa, contagiándose pronto con la otra risa y riendo con la misma intensidad.
—¡¿Estabas tratando de matarme o qué carajos?! —. El castaño dejó de reír abruptamente y se puso agresivo, descolocando al otro quien ni siquiera alcanzó a reaccionar porque cuando menos se dio cuenta el hombre estaba cruzando la cama y se abalanzó sobre él, cayendo duramente al suelo, quejándose enseguida por el dolor.
—¡¿Estás loco?! ¡Además tú estabas en mi cama sin camiseta y con mi gata, ¿qué querías que pensara?! —. No conocía al sujeto pero se estaba tomando demasiadas libertades con él, por lo que reaccionó igual de agresivo que el castaño. Sin saber de dónde sacó las fuerzas, o si el otro estaba muy débil, lo jaló y con alguna maniobra extraña que no supo dónde aprendió le dio vuelta y quedó él encima de él —¡No me importa que seas tan bonito, te voy a denunciar! —. La declaración sacó un poco de lugar a Jackson, y no supo si fue porque le llamó bonito o porque amenazó con denunciarlo. Quiso responder, pero fue interrumpido.
—¡¿Qué mierda está pasando aquí?! ¡¿JaeBeom qué coño haces?! —. Para el mencionado JaeBeom, ese era el peor momento en el que podía entrar alguien, totalmente compremetedor. Para Jackson, un ángel llamado Mark había llegado a su rescate.
—¡Espera, yo sólo me estoy defendiendo! —. Para no ganarse más malas mirada, se levantó de prisa con las manos arriba, queriendo demostrar su inocencia.
—¡Maaaaark! ¡Viniste a rescatarme! —. Lloriqueó mientras se ponía de pie y prácticamente se trepaba en el mencionado, quien miraba la escena entre confundido y molesto, pero más que todo molesto ¿cómo reaccionarían ustedes si encontraran a su mejor amigo sin camisa siendo atacado por un sujeto? —¡Éste loco me atacó porque adopté una gatita! —. Esa simple oración hizo que el enojo de Mark disminuyera y su confusión aumentara. Antes de poder preguntar más, JaeBeom trató de defenderse.
—¡Era mi gata, ladrón! —. Eso fue suficiente para que Mark soltara a Jackson, quien cayó al suelo y golpeó su propia frente, casi arrepintiéndose de haber ido a buscar a su amigo.
—Jackson, por favor no vuelvas a tomar nunca más —. Fue lo único que pudo decir, sin querer saber nada más al respecto, la situación se miraba tan bizarra que algo le decía que estaba mejor sin saber lo que ocurrió.
...
—No volveré a ir a una fiesta nunca jamás de los jamases por siempre —. Dramatizó Jackson en su sofá hecho bolita mientras sus dos amigos presentes se reían de él, casi quiso maldecir a Mark por no estar para defenderlo de esos rufianes, pero algo le decía que él también se burlaría así que por ahora estaba bien así.
—Calmate, nadie los vio más que Mark y tal vez JB no recuerde mucho —. YoungJae fue el primero en intentar tranquilizar al chino.
—¡De todos modos no quiero! —. Tal cual como un niño pequeño haciendo un berrinche, se metió debajo de la cobija.
—Sólo no vuelvas a ir a una fiesta de JB, quién sabe lo que pasaría —. Como no queriendo se burló BamBam, provocando que YoungJae soltara una risa.
No pudieron seguir burlandose del pobre chino porque enseguida llegó Mark con la sopa para la resaca que le traía a Jackson.
—Ya deja de lloriquear, JaeBeom es mi amigo y le expliqué todo, no te va a odiar o algo así —. Calmó Mark apenas llegó, colocando la sopa en la mesita de centro para que comieran.
—Puede que no, pero a mí me daría vergüenza haber atacado así a un chico tan guapo —. Soltó BamBam con malicia. Jackson salió de su escondite sólo para arrojarle una almohada en la cara, que para su suerte acertó, sin poder evitar sentirse avergonzado.
—Hablando de... —. Volvió a hablar el americano. A veces les sorprendía la habilidad de Mark para ignorar los desastres que hacían —Ten, me dijo que te diera esto —. Le extendió una carta al castaño, quien la tomó casi con miedo.
—Huh, te llegó tu denuncia —. Bromeó YoungJae, causando la risa de BamBam y el sufrimiento de Jackson, quien ahora tenía más miedo de abrir la carta.
La miró por unos momentos, el sobre era totalmente blanco y no tenía escrito nada, por lo que obligatoriamente debía abrirlo para saber qué quería. El recuerdo de anoche le vino a la cabeza, causándole tragar saliva pues claramente podía escuchar la voz del hombre decir "¡No me importa que seas tan bonito, te voy a denunciar!", por lo que al mismo tiempo se sintió apenado al recordar que lo había llamado bonito.
—¡Ya abre el sobre, no va a explotar! —. Exigió BamBam, lo que hizo que se diera cuenta que los tres chicos le miraban expectantes por la carta.
—¡Callate, ya sé! —. Quiso volver a arrojarle un cojín, pero ya estaban muy lejos. Exhaló aire y finalmente se atrevió a abrir el sobre, sacando la carta que se encontraba dentro y desdoblandola para poder leerla. Ignoró totalmente las formalidades como el saludo y demás y fue directo a lo que le interesaba —"Por medio de la presente le comunico mi descontento con los últimos acontecimientos... "—. Mientras iba leyendo, Jackson se iba asustando más —"Le informo que estaré presentando una de... denun... ci..." ¡AHH! —. Sin querer terminar la palabra, gritó al saber de lo que se trataba y soltó la carta como si le quemara, ¡no podía ser denunciado! ¡¿Y si eso arruinaba su carrera?! Ya con los ojos llorosos, volteó a ver a Mark quien se encontraba consternado —¡Mark eres mi abogado, ayúdame! —. Chilló mientras se acercaba a él. Bien, técnicamente Mark no era su abogado, pero ya se había graduado y como su amigo debía ayudarlo.
YoungJae y BamBam se encontraban igual de sorprendidos y miraban boquiabiertos, sólo habían estado bromeando, ¿cómo era posible que enserio quisiera demandar a Jackson? Mark se limitó a agarrar la carta del suelo, terminando de leer con el ceño fruncido la carta, esta mañana cuando había visto a JaeBeom no lucía nada enojado, ¡casi lucía feliz!
Conforme fue leyendo fue que su expresión se fue relajando, hasta llegar al final fue que no pudo evitar soltar una risa. Los chicos lo miraban confundidos y Jackson quien estaba a nada de llorar quiso llorar con más ganas.
—¡¿De qué te ríes?! —. Exigió saber BamBam, ahora que Mark reía sabía que no era nada malo, pero tenía curiosidad del contenido de la carta.
—Dios, JaeBeom es tan idiota como tú —. Se dirigió a Jackson quien le miró totalmente indignado y ofendido, pero a la vez se preguntaba si era bueno porque la denuncia no procesaría o... —"Estaré presentando una denuncia, si usted no se presenta el día domingo a las 18:00 horas en mi casa para llevarlo a comer, esto como compensación psicológica por el trauma que he vivido anoche. De otro modo, me veré en la obligación de llevar esto al juzgado. Posdata: si aún está interesado en mi gata, podrá tener la oportunidad de ser el otro papá de Nora. Firmado: Lim JaeBeom" —. El silencio que se presentó en la sala era... No hay forma de describirlo. Mark observaba divertido sus reacciones.
El primero en soltar la risotada y salir del trauma fue YoungJae, que ocasionó la risa de BamBam. Jackson estaba entre llorar y reír, pero su rostro se mantenía boquiabierto aún incrédulo del verdadero motivo de la carta. En cuanto pudo reaccionar cubrió su cabeza con la cobija, queriendo ocultar su vergüenza y rostro rojo.
—Hay que admitir que fue muy original —. Rió Mark, dando palmaditas en la cabeza de Jackson por sobre la manta —Como tu abogado, te sugiero aceptar —. Bromeó, Jackson no solía tener citas pero esta vez se veía prometedor.
...
Las risas inundaron el lugar y JaeBeom casi se arrepintió de haberles contado lo sucedido en la fiesta y, luego, la carta que le envío.
—¿Cómo es que nunca nos habías contado esto, JaeBeom? —. Entre risas JinYoung preguntó a su mejor amigo, de no ser porque estaban muy ocupados riendo YuGyeom y él estarían muy indignados.
—¡Por esto! —. Le dio un manotazo en el hombro al menor, ya que era el más cercano, quien sólo dejó de reír para quejarse.
—¿Seis meses saliendo con Jackson y hasta hora les cuenta la maravillosa historia de cómo "conectaron"? —. Negó BamBam con desaprobación, aunque en realidad se resistía a comenzar a reír, recordar la historia siempre era tan divertido.
—Nos dijo que lo había conocido en una de sus fiestas pero nunca dijo cómo, joder Jae no creí que fueras el tipo de los fetiches raros —. Volvió JinYoung a burlarse y era precisamente la razón por la que había evitado el tema.
Después de haber aceptado la cita, Jackson y JaeBeom habían... hecho "click", como dice la chaviza. Sin una pelea por un gato de por medio, se habían entendido bastante bien y, más pronto que tarde habían comenzado a salir. Por lo que ya tenían seis meses de relación y ambos estaban felices porque incluso sus grupos de amigos se habían relacionado bastante bien, pero al mismo tiempo los odiaban pues eran los receptores de todas las burlas. Bueno, otra cosa en común.
Un par de burlas más y la cena continuó con normalidad. Claro, si es que la normalidad era una palabra apropiada para describir a este grupo de amigos. Como sea, al final del día las cosas no eran tan malas cuando se miraban y sabían que se tenían el uno al otro.
—¿Sabes qué? Debí denunciarte cuando pude —. Soltó de repente JaeBeom, una vez estuvieron en la intimidad de la habitación de Jackson. Éste lo miró confundido y con sus ojitos de cachorrito que a JaeBeom tanto le gustaban —Piénsalo bien, intentas robar mi gato, rompes mi ventana y no contento con eso vas y robas mi corazón, ¿tú sabes lo grave que es eso? —. Declaró como si estuviera realmente indignado, el rostro de su novio no tardó en colorearse de rojo.
—Eres tan tonto y cursi —. Se rió dejando un suave beso en sus labios —Y lo de la ventana fuiste tú, bobo —. Agregó, a lo que JaeBeom simplemente se rió y volvió a acercar sus labios a los del menor en un beso más profundo.
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