Capítulo 1: La llegada de dos hermanas

La noche amenazaba con ser terrorífica y silenciosa de esas que anunciaba una muerte segura y lenta. Crystal, una eriza blanca de ojos rojos y pelo rizado le tendió una taza de chocolate caliente a Amy y a todo el Sonic Team mientras la mencionada trataba de ocultar su mueca de preocupación y nerviosismo.

- Tranquila, ya llegarán -le aseguró Sonic, un erizo azul de ojos verdes y sonrisa encantadora.

- No mientas, faker -Escupió un erizo negro mientras se recostaba en el espaldar de la silla-. Ya deben de estar aquí.

- Concuerdo con Shadow, Sonic -comentó un zorrito amarillo moviendo energéticamente sus colas a tal grado que sin querer quebró un jarrón-. Lo siento.

- No importa -sonrió despreocupada Crystal mientras le daba una pequeña mirada a la puerta-. No era de importancia.

Amy estaba a punto de hablar cuando un ruido en el segundo piso los alarmó, se suponía que no había nadie allá arriba, ¿quién podía ser? Los presentes se miraron entre sí y asistieron al erizo azabache que con un suspiro comenzó a subir silenciosamente las escaleras desenfundando su pistola.

Sonic les hizo una seña a las chicas de que se quedarán abajo mientras los hombres iban a averiguar, sin embargo, ellas comenzaron a hacer alboroto con tal de que las dejarán ir con ellos, por lo determinaron que terminaron aceptando a regañadientes.

Una que otra tabla de madera del suelo chirriaba por el contacto de los air-shoes de Shadow mientras este tenía su mirada clavada en la puerta entreabierta, logrando ver un celaje blanco moverse confundido en el interior de la habitación.

Una eriza blanca trataba de identificarse en el mapa de Mobious que tenía entre sus temblorosa manos, tenía la sensación de ser observada.

- ¿Iris? -inquirió Crystal mientras le daba un leve empujón a Shadow y se aseguraba que la joven que tenía enfrente fuera la misma que la de la foto.

Está dio un brinco y se volteó dejando ver unos ojos rojos llameantes-. ¿Crystal?

- La misma -está miro más a fondo de la habitación, notando que sólo estaba ella-. ¿Qué no eran dos?

- Si -balbuceó nerviosa al ver que más personas entraban a la pequeña e incómoda habitación llena de polvo-. ¿Quiénes son ellos?

- Oh, tranquila, solo son unos amigos que me vinieron a tranquilizar ya que me encontraba preocupada por ustedes -le quito importancia con un movimiento de manos, Iris asintió-. ¿Dónde está Anwar?

- Déjame explicarte. Siéntate, será para largo.

- ¡Anwar, estamos perdiendo oxígeno! -le informó una eriza blanca de extraño vestido negro y verde bebé.

- ¡Ya lo sé, ya lo sé...! -le contestó otra vestida de diferentes tonos azules mientras su corazón latía a mil-. Jamás pensé que este viaje nos costará tanto -susurró para sí misma.

- ¡Activa las cápsulas! -Gritó desesperada-. Es lo único que nos salvará.

Esta la miro molesta-. ¿¡Sabes lo que eso implica, no!?

Ella asintió triste y dirigió su mirada a estas-. Sea la que sea que se pierda la otra la buscará, ¿prometido?

- Prometido.

La eriza de estatura mediana activo las cápsulas y corrió hacia estas para quedar junto a su hermana mayor.

Las turbulencias no tardaron en hacerse presente en la nave desprotegida, Anwar se aferró al barrandal que había en el interior de la cápsula mientras su hermana, Iris, se agarraba de las empañaduras de cristal. Pequeñas luces de a colores comenzaron a respetarlas mientras las turbulencias se intensificaban, y, segundos después las luces rojas comenzaron a parpadear desesperadas; eso solo decía una sola cosa: la nave esplotaría en cualquier momento.

Ambas se miraron tristes preocupadas, sabían que las cápsulas las mandarían a su destino, pero eran conscientes de que las dejarían en lugares diferentes.

- Suerte -susurró Iris cuando las luces se fundieron con su cuerpo y, tras un destello desapareció.

- Suerte, hermana -susurró Anwar para segundos después desaparecer al mismo tiempo que la nave estallaba, desgarrando los cristales de su cápsula y hiriéndola con ellos.

- O sea, ¿que ella está en Mobious, pero en otro lugar, no? -Cuestionó Tails, el zorrito de dos colas mientras posaba su dedo índice en su barbilla; esta asintió con la cabeza-. Interesante.

- Debemos de buscarla... -expresó desesperada-. Es solo una niña indefensa.

«¿Indefensa? Ojalá la hubieran visto cuando me defendió.», pensó, pero sabía que si decía la verdad nadie le ayudaría a buscar a la joven eriza.

- ¿Cuántos años tiene? -cuestionó Blaze mientras se levantaba de la silla.

- Dieciséis.

- Manos a la obra -se adelantó a decir Sonic al ver que iban a bombardear a la joven con preguntas.

(En un bosque...)

Una eriza soltaba maldiciones mientras frotaba sus manos contra sus brazos en un intento desesperado de hacer que sus heridas dejarían de sangran más el frío que había en aquel lugar, ¿qué más pensaba? ¿Estaba en un bosque! No iba a ser caliente como los de su planeta.

- Que extraño... -dijo en voz alta mientras miraba sorprendida la enredadera que apretaba su pierna derecha-. ¿Qué es esto? ... -Se preguntó mientras tiraba con fuerza de su pierna, pero la enredadera no cedía-. ¡Sueltáme! -Chilló molesta y confundida-. No me obligues a utilizar la fuerza bruta.

No obstante, cuando pensaba usar sus poderes un gruñido detrás de ella la sobresaltó al mismo tiempo que una respiración revolvía su larga cabellera blanca.

Se volteó asustada, después de tanto tiempo lo volvía a sentir, aquel temible e asesino sentimiento; chilló cuando sus ojos rojos se clavaron en el mounstro que estaba detrás de ella, sediento de sangre y acechando a su presa.

Tiró con más fuerza de su pierna y logró liberarse, corrió con todas sus fuerzas mientras la tierra temblaba y podía apreciar mejor como las enormes patas de la bestia arrancaban a los indefensos árboles.

- ¡Ayuda! -Grito desesperada mientras sus piernas flaqueaban por el inestable terreno-. ¡Ahhh!

Una rama rasgo su hombro mientras la bestia se lanzaba con un rugido sobre la joven indefensa, pero escurridiza. Gimió de dolor cuando las garras de este se clavaron en sus brazos extendiéndolos horizontalmente; las lágrimas de dolor e impotencia no tardaron en hacerse presentes.

La bestia trató de arrancarle la cabeza, sin embargo, había un campo pixeleado que la protegía, entre gemidos y sollozos una ráfaga de polvo de estrellas se estrelló contra el caparazón de la bestia de un recóndito lugar, no obstante había sido la eriza sollozante.

- Alejate de mi -siseó entre dientes mientras se inclinaba hacia al frente furiosa; la bestia mostró sus dientes a modo de negación-. Alejate o lo lamentarás, bestia.

De un zarpazo la bestia la mando contra un árbol grueso y joven, su muslo sangraba y su vista se nubló, sin embargo, la imagen de la bestia seguía intacta frente a sus ojos.

En un extraño movimiento de brazos una estela pixeleada destrozó uno de los brazos de la bestia, no obstante, en unos segundos se volvió a regenerar.

- Maldición -maldijo la eriza mientras su brazo caía sin fuerzas sobre su regazo.

Nuevamente la bestia se preparaba para atacar, cuando una esfera violeta le arrancó nuevamente el mismo miembro que anteriormente ella le había destrozado.

La bestia se tambaleó en un charco de sangre, mientras rugía de dolor. Otra esfera se lanzó contra la bestia dislocándole el cuello y, tras su cabeza estar colgando de un hilo de piel, cayó a sus patas, incapaz de regenerarse.

Un cuerpo masculino cayó del árbol que estaba detrás de ella y la protegió de la explosión que la bestia sufrió, su mirada era fría, calculadora, vacía... Dolorosa... Unos hermosos orbes azulados brillaban con fuerza debajo de aquella coraza.

Ella jadeo, en su mundo jamás había estado tan cerca de un varón, y, ahora que tenía la oportunidad, miles de sentimientos fueron desatados.

- ¿Qué hace una chica tan bonita como tú en este bosque tan peligroso? -Cuestionó burlón y con una risilla ronca.

- Me he perdido -logro decir.

Chasqueo la lengua sonriente-. Lástima.

- ¿No me ayudarás?

- Ni lo sueñes, preciosa, tengo cosas que hacer -dio un paso hacia al frente, pero enseguida su bota fue manchada por una sustancia rojiza: sangre. La miró alarmado y ella le dio una sonrisa triste a la misma vez que caía en la inconsciencia.

(Casa de Crystal...)

Sonic caminaba de un lado al otro confundido, angustiado... Sin ideas en su mente.

Amy le pedía que se sentará, que caminando de un lado al otro no iba a conseguir nada, pero este seguía sin hacerle caso a la eriza rosada.

- ¿Tus hijos no pueden ir a buscarla, Shadow? -cuestionó desesperado el erizo azul mientras se detenía y lo miraba desesperado.

- Ambos sabemos que mis hijos están en contra suya, que no les gusta su "trabajo" -informó aburrido-. Además, salvar doncellas en peligro no es lo suyo.

- Tal y como su padre -gruñó mientras volvía a caminar en círculos-. Al menos inténtalo.

- Veré que puedo hacer, pero no te prometo nada -espetó mientras se levantaba de un suspiro estrangulado por el aburrimiento-. Aunque... -movió juguetonamente su dedo dándose la vuelta-. ...¿qué ustedes no son el Sonic Team y no necesitan ayuda?

- Situaciones drásticas, requieren acciones desesperadas -comentó molesta Crystal mientras aparecía de la nada enfundado su espada-. Si ustedes no piensan hacer nada, bien, pero no esperen a que yo me quede con ustedes igualmente.

Iris se levantó de golpe con los ojos espabillados y comenzó a correr hacia la puerta, abriéndola de par en par, encontrándose con el hijo menor de Shadow, serio y indiferente, tal y como su padre.

- ¿Zy? ... ¿Hijo, qué haces aquí? -Le cuestionó mientras se acercaba a la puerta.

- ¿Qué no es notable? -gruñó mientras levantaba a la joven inconciente en sus brazos.

Crystal y Iris estaban en un estado de "shock" cuando vieron el cuerpo inconsciente y mal herido de Anwar en los brazos de aquel individuo.

- ¿Qué no piensan hacerse cargo? -Cuestionó aburrido el joven y, acto seguido, colocó a la joven en los brazos de su padre quien gruñó al sentir el tacto frío de la sangre manchar sus guantes-. Bien, eso fue lo que vine a hacer... Adiós.

Las dos hermanas parpadearon cuando la tiniebla comenzaba a disiparse en el interior de la casa; ambas corrieron a Shadow quien aún no entendía porque su hijo se había tomado la molestia de traerla aquí cuando podía haber tocado la puerta y simplemente desaparecer.

- ¡Anwar! -Gritaron las dos mientras la herida comenzaba a gemir de dolor, sus heridas tenían una sustancia verde maloliente-. Sus heridas están infectadas por un veneno -informó preocupada Crystal.

- ¡Quitensen! -Rugió Knuckles, un equidna rojo mientras cargaba hábilmente a Anwar y la llevaba escaleras arriba seguido de Vainilla, Cream, Blaze y Silver.

(En una casa, no muy lejos...)

Un erizo negro entraba despreocupado a la casa y aventaja su chaqueta al sofá, indiferente, llamando la atención de sus dos hermanos quienes se encontraban viendo televisión.

- Vaya, horas de llegar, Sombra -gruñó un erizo negro de vetas doradas-. Papá se va a molestar cuando te vea.

- Abran la boca y lo lamentarán, además, papá ya me ha visto -se encogió de hombros restándole importancia.

- ¿A si? -Se acomodó en el sofá con la idea de seguir molestando a su hermano menor-. ¿Y, que te dijo?

- ¿Qué te importa, imbécil? -Espetó enojado.

Este rió y no tardó en avalanzarse contra el joven quien con un chasquido de lengua se teletransportó a otro lado de la sala. El del medio comenzó a reír a carcajadas al ver como había caído el mayor.

- Esto va para Facebook -comentó entre risas mientras le tiraba una foto.

- ¡Borrala en este mismo instante, Israel! -gruñó mientras se levantaba del suelo, dispuesto a golpear a su hermano menor.

- ¡Israel, Black, Zack! -Rugió una voz masculina lo bastante conocida para ambos.

- Oh, oh -dijeron al unísono Israel y Black para luego correr escaleras arriba, segundos después Shadow abrió la puerta de entrada.

- ¿Dónde están tus hermanos, Zack? -cuestionó mientras cerraba la puerta.

- ¿Las niñatas? -se mofó-. Subieron corriendo las escaleras, ya sabes como son -contestó.

- Bien, porque quería hablar contigo -se cruzó de brazos-. ¿Porqué lo hiciste?

- Sabía que vendrias con eso... -gruñó mientras se encaminaba a la cocina por un vaso de agua-. No lo sé, solo la quise ayudar.

- No me es relevante esa contestación.

- Pues, no se, papá... Hasta yo mismo desconozco la respuesta -expresó con enojo mientras azotaba la puerta de la nevera y escuchaba pequeños e insignificantes murmullos bajar por la escalera-. ¡Joder! ¡Contigo no se puede...!

- Zack... -lo llamó molesto su padre mientras lo miraba con reproche, sin embargo, este siguió con su discurso.

- ¡...aprende a no meterte en la vida de los demás! ¿¡Qué no te bastó con haber acabado con la vida de mamá!?

- ¡Cállate! ¡No hables, Zack! Que tu fuiste el único que mató a tu madre... Todo estaría bien si no te hubieras empeñado en llegar a este mundo. ¡Todo el mundo se lo dijo, todos le dijeron que era un embarazo arriesgado! Pero ella te eligió a ti por encima de todo. ¡Fuiste tu el único que tiene la culpa! -negó con la cabeza dolido y cegado por la ira-. Todo es tu culpa.

Israel y Black jadearon al escuchar las palabras de su padre, después de la muerte de su madre jamás lo habían visto en aquel típico ataque de enojo de él.

Zack asintió con la cabeza furioso, no obstante, se mordió la lengua para no insultar a su padre-. Bien -espetó alejándose de éste-. Soy yo el que tiene la culpa... Ya no haré que me odies cada vez que me mires a la cara, padre.

Los ojos de Shadow se espabillaron al escuchar las palabras frías, pero tras ellas aquella ráfaga de dolor que trataba de callar hasta que se alejara de aquel lugar, de mala muerte como debería de estar llamándolo en aquel instante.

- No, Zack, yo no quise decir eso... Yo... -se trabó con su propia saliva mientras veía como sus hijo lo miraba enojado, sin aquella pizca de admiración que había anteriormente en sus ojos-. Yo... No pensé bien...

- Deja de pedir perdón, joder. ¿Es lo único que sabes decir? -gruñó luego de que el sabor metálico de la sangre lo invadiera por la mordida.

Shadow agachó la cabeza, Zack tenía razón, luego de la muerte de María era lo único que el decía constantemente, no recordaba ningún momento en donde le decía a sus hijos que los amaba, ¿era por eso que Zack había crecido en el lecho del odio, la frustración y frialdad? ¿Porqué no había crecido junto al amor de una madre?

Entonces, lo entendió. Su hijo menor había pedido a gritos su compañía en su niñez, pero él estaba tan cegado por el dolor que no se había dado de cuenta. Su hijo había aprendido a sobrevivir por si sólo, sin la ayuda de nadie y mucho menos la de sus hermanos que sólo se desvivian por el sexo.

Su familia estaba rota, por el mismo... Y, podía ser demasiado tarde para recuperar lo que se había perdido.

- Vamos, Zack, no seas duro con él -apoyó Black mientras ingresaba serio a la cocina-. Él no lo quiso decir.

- Lo dijo de todos modos -espetó con la cólera en la garganta.

- En las discusiones siempre habrá cosas que están de más, y está, es una de ellas -aportó Israel bajando las escaleras y paseándose entre medio de los dos implicados-. Somos una familia, ¿¡qué nos está pasando, mi gente!? ¡Deberíamos de estar juntos, no discutiendo! -los miro a ambos-. ¿A dónde se está hiyendo esa mierda que se llama unidad, amor de familia? -Su padre gruñó-. Lo siento, papá, pero hasta que lo sienta eso que sentiste por mamá seguirá siendo una mierda.

- Por primera vez en la vida, Israel tiene razón -volvió a comentar Black mirando a Zack quien seguía con su mirada pérdida en el suelo-. Deberíamos de estar unidos y... No peleando como gatos y perros.

- Perdón... -habló repentinamente Zack haciendo que ellos se sobresaltarán, mirándolo atónitos-. Ni piensen que lo volveré a repetir.

(En la casa de Crystal...)

- ¿Estará bien? -inquirió Crystal mientras entraba a la pequeña habitación en donde tenían a Anwar.

- Eso esperamos... -suspiro Vainilla mientras se limpiaba las manos en el lavamanos del baño-. Algunas de las heridas son profundas por lo cual las tuve que suturar; debe de guardar reposo por una semana o quien sabe.

- Eso es un sí -dijo Cream mientras ingresaba a la habitación con una sonrisa-. Mientras este en reposo dele esto... -le entregó un pequeño frasco verde monte-. La ayudará a que vaya sanando con más rapidez.

- Gracias... -susurró con una sonrisa tímida-. ...a las dos.

- Todo por una amiga -expresó sonriente Cream para luego, desaparecer por la puerta dando pequeños saltitos.

- Ummm... -miro a Vainilla quien entendió el mensaje.

- Oh, ya me voy -rió mientras recogía sus cosas desaparecía a la velocidad sónica por la puerta.

Crystal miro a Anwar quien tenía un sudor frío en su frente y se removía incómoda en la cama-. ¿Qué te atacó, hermanita? -susurró con lágrimas en los ojos.

Las facciones delicadas y juveniles de Anwar se fruncieron mientras su espalda se arqueaba, para segundos después, soltar un alarido de dolor.

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