Capítulo 7:

Cuando conocí a Malcom era una torpe ignorante en las artes sexuales, y le resultó fácil a Alec adueñarse de mi alterado deseo, de aquella rutina salvaje que me había impuesto su inhumano sobrino menor a punta de golpes y amenazas. Y ahí estaba yo como una completa idiota, suspirando de adoración por haber logrado esfumar el enojo del alcalde, me había conformado con una mísera ración de placer. Exhausta me quedé dormida sobre su pecho desnudo, él dejó vacíos mis senos de leche, quería que continuara obedeciendo sus órdenes como siempre había ocurrido entre nosotros en la finca del terror, y eso me dio mayores esperanzas de recuperar su amor.

—¿Mi amor...? —Murmuré entre sueños, sentí sus manos rodeando mi cuerpo pero me resistía a despertar—. ¿A dónde vamos, papi?

—Soy un hombre intolerante, Mari... Y bastante anticuado, me apena confesarlo...—el miedo golpeó en mi pecho y abrí mis ojos de golpe, no quería que me echara de su finca.

No quería perderlo, era lo único bueno que conservaba en mi vida...

—¿Qué sucede, mi amor...? —Quedé en trance por la impresión, me estaba llevando en brazos como una novia recién casada—. ¿Qué haces?

—Puedes culpar a tu extraña aura celestial que seguramente heredaste, al parecer mi hijo no puede dormir sin ti, y no hay nada más importante para mí en este mundo que mi querido Ray... —subió las escaleras de prisa, al llegar al tercer piso entendí a lo que se refirió, el llanto del niño se escuchaba muy fuerte—. Te ordeno amamantar a mi hijo está noche... Yo... Necesito dormir...

—¡Mari! —Ray corrió a mis brazos cuando su padre me bajó de los suyos, sus preciosos ojos azules estaban rojos, hinchados y su nariz enrojecida, todo indicaba que había llorado todo el día—. Mari... Ne khodi... Ne khodi...

Me alegraba verlo, pero a la vez me dolía encontrarlo en esas lamentables condiciones.

—No me iré, Ray. Nunca más... —Levanté al niño para meterme a la cama, y lo acomodé bajo las cobijas para darle de lactar—. Ven aquí… Toma tu leche.

—Raymond tiene miedo... Raymond muy solito...—se quejó el hermoso niño y se me partió el corazón, pataleó desesperado mientras lo arropaba.

—Nunca más te abandonaré... Lo prometo, cariño...—saqué uno de mis senos por fuera de mi camisón y de inmediato comenzó a succionar de mi pezón—. Aquí podemos escondernos de los monstruos, Ray. 

Acariciaba sus cabellos rubios con amor maternal, ese niño era perfecto igual a su padre. Alec se acercó a la cama con cautela, parecía contrariado al vernos y apretaba sus puños con fuerza.

—Perdón por lo de hoy, cielo. Lamento... En verdad siento haberme comportado como un perfecto imbécil contigo esta mañana...—se inclinó para besar la frente de su hijo, y luego besó la mía—. Buenas noches, descansen bien.

La luz que se colaba por la ventana iluminaba el semblante de un padre atribulado, exhausto, y muy cansado. No era la primera vez que contemplaba ese lado humano de Alec Mulroy, un hombre que aparentaba gran fortaleza pero que era capaz de arrodillarse para complacer las necesidades de quién amaba, un padre soltero obligado a criar a su hijo en soledad por azares del destino, y parecía perdido. Muy confundido... Tal y como lo conocí en la finca de su aterrador hermano.

—No te vayas, papi. Puedes quedarte esta noche con nosotros, todos alguna vez necesitan ser abrazados. ¿Lo recuerdas? —Lo detuve antes de que lograran alejarse de la bonita cama—. Escondámonos juntos otra vez...

—Será un placer, bebé...

El alcalde se quitó el saco y el cinturón, dejó caer sus zapatos antes de acomodarse a mi lado, me abrazó de la cintura suavemente soltando un hondo suspiro y luego se quedó dormido igual que Ray. Padre e hijo eran tan parecidos que daba miedo. ¿Quién lo diría? Y ahí estaba mi condena, nuevamente el bello rostro de Alec sumergido en mi pecho sepultando todas las pesadillas que pudieron torturarme, por alguna extraña razón se sentía más cálido en medio de las cobijas, sus fuertes brazos rodeando mi cuerpo como estaba acostumbrada me hicieron sentir protegida. La leve claridad que se filtraba por mis párpados dejó de importarme por su cercanía, solté un suspiro y me dediqué a disfrutar el placer de estar siendo acompañada por ese hombre sensual en la cama, su aliento caliente me rozaba en la boca, su lenta respiración me encantaba, sus sincronizados latidos me arrullaron un poco más, no quería levantarme aunque era mi trabajo hacerlo.

—Mari...—sentí los golpes de sus manitas en mi pecho, y luego tiró de mi camisón—. ¡Mari!

Me negaba a abandonar mi delicioso abrigo acurrucándome más entre las mantas, me hice un ovillo de pereza pegándome más al cuerpo de dios griego que me brindaba calor.

—¡Mari...! ¡Mari! —Ray comenzó a patalear, intenté abrir los ojos pero el sueño volvió a vencerme—. Marííí... ¡Moloko!

—Mi cielo...—La voz ronca de Alec invadió mis oídos, fue casi un ronroneo grave, se desperezó un poco y su pierna se escabulló entre las mías mientras apretaba mi cuerpo entre sus brazos—. Tu hijo tiene hambre...

—Permíteme corregir, es "tu hijo" y es tu deber alimentarlo...—me quejé sintiendo un raro estremecimiento cuando Alec movió su pierna entre las mías, cuanto más lo hacía golpeaba levemente estimulando mi excitación—. Papi...

—¡Mari...! —Raymond lloriqueaba en medio de una ruidosa pataleta matutina.

—Pues te lo acabo de endosar, en las madrugadas es "tu hijo"... ¡Tu hijo! —Soltó un gruñido y posó su barbilla en mi hombro, su aliento caliente golpeaba en mi cuello, me hacía sudar, estaba excitada como una idiota—. Necesito dormir más, cielo…

—Estoy despierta... Te escucho, Ray... La leche está en camino —murmuré entre bostezos para calmar su llanto, me saqué un seno y lo metí en la boca del pequeño—. ¿Hambriento tan temprano...?

—Mi hijo es voraz por herencia —comentó el alcalde elevando su rodilla golpeando directamente, estimulando más mi deseo, gemí fuera de mis cabales restregando el trasero, esperaba que se diera cuenta que no me urgía tener su rodilla entre las piernas, más bien otra cosa dentro de mí—. Mi niña...

—Papi...—solté un gemido para provocarlo, estaba jugando con fuego pero moría por quemarme.

Alec metió su mano debajo de mí camisón y celebré mentalmente haber conseguido que cediera, sus dedos se pasearon por mis caderas y el elástico de mi braga. Mi piel reclamaba sus enormes manos recorriéndome entera, esculcando cada pliegue de mi cuerpo con aquella destreza que sólo un pervertido con una basta experiencia tiene. Mis labios clamaban por sus besos ardientes, y mi matriz por sus descargas violentas, audaces, aquellas que me llenaban de placer por completo. Era sorprendente la interpretación que tenía del amor en ese momento, un elegante hombre dispuesto a devorar cada suspiro en un lecho caliente era suficiente para tenerme rendida a sus pies. Alec me había adiestrado de esa manera, me había educado para pensar de esa forma tan perversa y carnal. pero sólo me acarició el vientre muy despacio.

—Perdóname...—susurró de manera pacífica, calmada, rompiendo toda mi absurda alucinación sexual. El dolor estalló en mi pecho vacío mientras sentía sus caricias en mi barriga sensible—. Debe ser doloroso para ti, mi niña... Si algo le pasara a mi pequeño yo no podría... Es impensable, horrible... En verdad lo lamento mucho, Mari...

—Tampoco soportaría que le sucediera algo a Ray... Ni lo menciones...—dejé de menearme, me sentí sucia y muy estúpida cuando mi calentura bajó, entonces, a los pocos segundos retiró su mano de mi vientre y apretó mi seno libre con fuerza—. ¿Mi…Mi… Mi amor?

El rubio estaba encendiendo una bomba dispuesta a estallar a su ritmo.

—¿Tienes una maldita idea de lo que significa para mí compartir mi leche con otro?—Susurró apretando mi pezón con dos de sus dedos, estaba en graves aprietos, solté un gemido largo y volví a menearme—. Está escurriendo...

—¿Qué...? —Mi fuego aumentó cuando me imaginé lo que dijo, maldije mis hormonas alborotadas y a mi estúpida mente sucia—. ¿Qué escurre, papi...? 

—Mi leche...—lo escuché sonreír malévolo cerca de mi cuello, y bajó la mirada a mis pechos, apretó mi pezón logrando que la leche saliera disparada, luego metió sus dedos húmedos a su boca—. Me excita toda la leche que ordeño de ti, vaquita...

—¡Alec…! —Gemí sin remedio, eso había sido erótico al extremo, y acompañé mis gemidos bamboleando mis caderas buscándolo.

—Me gusta beber la leche de mi vaquita... Tiene sabor a ti... Es algo... —el sátiro saboreaba mi leche materna a gusto, me estaba volviendo loca, tiró de mi hombro obligándome a acostarme derecha, y acercó sus labios a mi seno succionando mi pezón como un bebé. Raymond estaba dormido a mi lado—. Dulce... Leche suelta pero distinta...—se apartó un poco y su aliento caliente me hizo delirar, para colmo de mi tortura volvió a succionar mi seno—. Dulce... Muy dulce... Una mezcla láctea muy aguada y dulce...

—Alec por favor... No... Justo ahora no...

Lo tenía montado sobre mi cuerpo tanto como quería, su endemoniada pierna presionó justo en mi urgencia hinchada, y comencé a moverme contra su rodilla en busca de alivio. El rubio estaba sin camisa, y me tomé el atrevimiento de pasear mis manos por su ancha y fornida espalda apretando su cuerpo contra el mío como tenía costumbre, pero esa ocasión fue distinta. Acaricié su cuerpo con suma hambruna sexual logrando que se atragantara porque mi seno estaba dentro de su boca. Esa ardiente mañana de Rusia logré darme cuenta qué el alcalde era dueño de mí, lo dejaría invadir mi cuerpo sucumbiendo a su deseo con gran facilidad a sabiendas que después no iba a arrepentirme.

—Mari... Vamos a nuestra alcoba, aquí está Ray —capturó el aire con dificultad intentando alejarse pero yo estaba enloquecida, no podía más, necesitaba aquel violento modo que me atrapaba entre sus perversas garras. Sujeté su mano derecha poniéndola entre mis piernas, y sus bellos ojos azules se abrieron enormes. Quiso escapar pero no lo permití, me había excitado y debía cumplirme, abrió su boca para decir algo pero justo en ese momento un flash iluminó la habitación—. ¡Mierda, Maksim! 

—Debe ser muy excitante montar con su esclava junto al niño en la cama, ¿es alguna nueva clase de fetiche, querido tío? —Interrumpió Mak burlón, y todo el preámbulo lujurioso se derrumbó—. Tú no pierdes tiempo, rata. Me están asustando tus habilidades para engatusar al honorable alcalde de este pueblo.

—Disculpe, patrón. El joven Maksim aseguró que usted lo citó a esta hora y lo dejé entrar... —la voz del pajarraco rojizo sonó igual de herida, como un alarido agudo pero no me importó, no podía moverme por la frustración.

—Mak, ¡no...! —Me cubrí la boca dándome cuenta de lo que estuvo a punto de ocurrir y no sucedió por su maldita culpa, quería llorar—. ¿Por qué no te mueres…? Dios mío...

—No es tu incumbencia, bufón... Y tampoco te compete saberlo, te pido que midas tus modales en mi casa —Alec se inclinó hacia mí, me plantó un beso corto en los labios y se levantó malhumorado, me quería desmayar—. No se preocupe, Dasha. Lo que asegura mi tonto sobrino es cierto, yo lo cité. Quiero fotos de Raymond dormido, carezco de esas capturas.

—Esperan su presencia para el desayuno, patrón —fría y mecanizada. Dasha sabía recuperar el temple muy rápido, en cambio yo estaba temblando por retener con fuerza mi llanto de rabia, deseaba que la tierra me tragara—. ¿Algo más en que le pueda servir, jefe...?

—Sí. Traedme un cambio de ropa, es todo —ordenó el alcalde, Maksim se acercó para acomodar su enorme cámara, pero yo no podía moverme—. Cielo debes apartarte, sólo necesito fotografías de Ray por ahora.

—Hazlo pronto antes que despiertes a mi sobrevalorado primo, esclava...—Mak continuaba mofándose de la situación, soltó otro flash que nubló mi visión.

—Solo lo aclaro esta vez, mocoso impertinente. Mari no es mi esclava...—corrigió el alcalde, se paró al pie de la cabecera y me ofreció su mano para levantarme.

—Permítame refutar su aclaración, mi estimado alcalde. Acabo de descubrir a la esclava muy sometida debajo de usted —Mak y su peculiar manera de ironizar todo—. Es porque es una Hardy, ¿cierto? Esa rata está condenada a una cruel burla del destino...

—Todos somos esclavos de algo en esta vida, mi estimado ingeniero. Resulta difícil vivir en nuestro presente y tener un futuro cuando no has superado tu pasado...—se defendió mientras Mak seguía en lo suyo, luego tomó mi muñeca suavemente—. Mi niña, es tarde... Estamos retrasados para la primera comida...

—Voy... Lo siento.

Me dejé guiar, mi cabeza estaba por estallar y no entendía los cambios de humor del alcalde. Avancé todavía en trance por lo ocurrido, entramos al cuarto de baño y abrió el grifo para que la tina se llenara de agua, se desnudó frente a mí y cuando sentí su cuerpo completamente desnudo pegado al mío toda la realidad y mis sentidos volvieron a impactar en mi sistema nervioso. Temblando como una hoja caminé lentamente a la puerta para escapar pero él corrió detrás de mí, me aprisionó entre la madera y sentí su fuerte pecho en mi espalda.

—No tienes idea de cuánto he esperado este momento, vaquita —susurró en mi oído—. Y tú también, mi amor. Lo sé...

—Oh dios mío, Alec... Es que Mak... Mak y el niño están en la alcoba...

—Pero tú estás aquí bien mojada para mí, bebé. No te imaginas todo lo que estuve evitando partirte todo como tanto te gusta…—pronunció esa verdad que me sometía, que me quemaba el alma, subió mi falda y me bajó la ropa interior. Sujetó fuerte mis caderas embistiendo sus dedos dentro de mí, cada empuje de sus dedos chocaba en mi entrada—. Tienes esta urgencia que deseas saciar solo conmigo... Lo sé, mi niña. Por eso estás conmigo, te conozco bien... Lo sé bien. ¿Bebé quiere su leche…?

—Dios... Papi… La quiero toda —abrió mis nalgas quedando su piel al contacto con la mía, y se metió dos dedos a su boca, los sacó bien mojados para hundirlos en mi trasero, yo sudaba entregada a sus provocaciones, me estaba preparando—. ¡Ahhhhh! Mi amor... ¡Papi por favor! 

—Finalmente estás encerrada en mis dominios, mi amor. Dímelo... ¿Quién te sacó de esa maldita finca del terror?

—Tú... ¡Papi llegaremos tarde a la primera comida!

🕉️NOTA: Con el debido respeto que te mereces; por favor evita el plagio. Tú vales más que un "copia y pega", te envío todo mi amor.💕

Besos de chocolate.🍫

👁️‍🗨️Melissa Vilca.☪️

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