Capítulo 5:
Horario general; página #1: Bienvenida a la mansión municipal, usted fue elegida como nodriza del alcalde Mulroy.
—¿En qué piensas, Mari...? —Susurró en mi oído después de un exquisito baño, el maldito solo jugó entre mis piernas pero no metió nada, sin embargo eso no impidió que me retorciera hasta suplicar que se detenga.
—Pienso que el dolor es inevitable, igual que la muerte... Por más que intente escapar de ti siempre te encontraré, para recordarme lo bueno que tuve en la vida, para que aprenda a diferenciar lo que es realmente importante, y lo que no valoré...
—Veré que puedo hacer por eso, por favor deja de preocuparte. Me encargaré de vestir a Ray, tranquila, tómate tu tiempo. Te espero abajo para cenar —Alec se puso una bata rosa de felpa encima, me ofreció una toalla, y se fue dejándome sumergida en muchas dudas y burbujas.
¿Qué fue todo eso...?
El vacío en mi pecho era aún más grande que yo misma, sumergida en una profunda pena por la ausencia de los dos sentía una rabia intensa conmigo misma. La perdí y no pude hacer nada para evitarlo, mis brazos estaban clamando su pequeño cuerpecito, mis pechos estaban implorando servir de alimento, pero mi hija no estaba conmigo. Lo perdí y no entendía mi error, me lamentaba de cada acción, de cada palabra que le dije, debí culpar a Malcom por todo, debí tirar de la bonita corbata del alcalde y obligarlo a quedarse en la tina conmigo. Decirle que junto a él mi pena era menos intensa, que entrañaba sus mimos.
¿Cómo se atrevió a rechazarme?
Debió continuar con sus perversos juegos bajo el agua como antes, tenía palabras atoradas en mi garganta mientras terminaba de asearme sola dentro de la tina, fue un baño distinto y aburrido sin su compañía. Debí expresarme mejor, gritarle, Alec debía saber que estaba muriendo.
"Cielo, por favor quédate conmigo".
Luego de intentar encontrar una explicación lógica a lo ocurrido me rendí, de prisa me calcé el vestido y bajé al comedor dispuesta a darme un merecido festín al menos de alimento. Quedé asombrada, la mesa era inmensa y ocupaba gran parte de ese espacio, supuse que por ser político recibía muchos invitados frecuentemente, pero igual era una exageración. La vajilla de plata trinaba al chocar con la madera fina, y los candelabros eran tan brillantes como las estrellas. Había demasiadas velas a pesar que la casa contaba con luz eléctrica, era todo un derroche innecesario de dinero que adoré. Raymond tenía su mesita especial para cada hora de comida, decorada con detalles del clima que le correspondía, la que utilizaba en ese momento era de color azul noche, en el tablero central estaba pintada la luna llena acompañada por muchas estrellas dispersas hasta lo extenso de las patas.
—¿Yerik no cena con nosotros? —Con ese comentario puse fin al horrible silencio que se formó en la mesa.
—Romanov está indispuesto, se retiró a sus aposentos hace una hora —mi rubio seguía indiferente ojeando un periódico mientras comía.
—¿Vive aquí? —Farfullé rascándome la cabeza, habían demasiados cubiertos.
—En efecto, niña. Esta es mi casa —aseguró mordaz, como si mi pregunta hubiera sido la más estúpida del planeta.
—Me refería a Yerik, idiota...—le aclaré enfurecida.
—Mi asistente ocupa una habitación de huéspedes en el ala oeste de lunes a viernes, los fines de semana no necesito sus servicios, por ese motivo los asigné como sus días libres. Hablando de necesidades y sin ánimos de ofender, lo que sí necesito es silencio durante la cena. ¿Sería tan amable de callarse, señorita Hardy?
—¿Siempre eres tan encantador durante la cena? ¿O solo te conviertes en un completo imbécil dentro de tu finca? —Corté mi carne con furia, ese hombre era imposible.
—¿Siempre eres tan indecente frente a un infante? —Alec me lanzó una mirada reprobatoria recorriendo la falda de mi vestido.
—Tú me acostumbraste a usar vestidos cortos y los prefiero así, es más ligero que vestir como una jodida momia. ¡Lo sabes!
—El hecho que esté enterado del motivo de tu vestuario no quiere decir que lo apruebe.
—Mi escasa ropa no te molestaba en nuestra casita de chocolate, papi...
Quise reírme de sus gestos de vergüenza que pasaron rápido a unos reprobatorios, pero me concentré en que Ray no dejara caer el puré al suelo. Los vestidos de Annika eran muy largos y pesados para mí gusto, así que busqué unas tijeras y corté la falda a una altura más adecuada para que mi cuerpo soportara el peso de la seda. Al alcalde le pareció un verdadero horror mi experimento de costura, y no se cansó de repetir que me cambiara de ropa.
—Debes de dejar de vestir de esa forma indecente, niña —colocó el periódico en mis piernas para cubrirlas.
—También debería dormir en su alcoba, pero veo que su palabra vale una mierda —me defendí quitando el papel, y sin querer azoté el periódico en su cara por la fuerza que utilicé—. Mucho menos debería haber perdido a mi padre por el capricho de un idiota, ¡y mírame aquí toda huérfana por tu culpa!
—¡No sabía lo que pasaría con Jojo, Mari! Yo amaba a John mucho más que tú —se levantó furioso para enfrentar mi reproche.
—¡¿Acaso no conoces a Angus?! ¡¿Aquel hermano que tienes esclavizando a personas inocentes como yo?! —Me puse en pie dándole la cara, quería que supiera que estaba dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias en nuestra discusión.
—¡No…! Digo, ¡sí! ¡Sí, pero no! —Él agitaba sus manos, eufórico.
—¡¿No lo sospechabas!? —Pegué mi cara a la suya aguardando su respuesta pero se quedó en silencio, y me alteré más—. ¿No lo creyó capaz de matar a una persona? ¿No lo vio venir? ¿No sabes que tu hermano es inhumano? ¿No son hijos de la misma matriz? ¿Ustedes no se hablan nunca? ¡¿Qué fue lo que pasó...!?
—¡No sabía que Gus te mataría, mi amor...! Perdóname —Alec sostuvo mi cara con ambas manos para obligarme a mirarlo, sus ojos estaban llenos de dolor—. No soy adivino, Hardy... Aunque pagara por ello... Te amo como no te das una idea... Lo juro... No quería perderte, en verdad lo lamento...
Mis lágrimas salieron sin control, y él me estrechó entre sus brazos con fuerza.
—¡No es justo! Todo es muy injusto en el mundo para mí —me aferré a los brazos del alcalde, quizás porque necesitaba calor humano, o porque era la única persona dispuesta a brindarme consuelo.
—Lo lamento, mi cielo... Perdón... Por favor perdóname... Volviste a mí por una razón, otórgame la oportunidad de enmendar mi error, líbrame de este tormento, te suplico que elijas quedarte conmigo...—acunó mi cara entre sus manos y me miró de aquella forma que acostumbraba—. Esta vez lo haré bien, no habrá errores ni complacencias. Amo tus ojos, amo cuando me miras y no sé cómo controlarme... Tus ojos oscuros y claros a la vez, tan profundos y serenos... Son bellísimos.
El rubio se lanzó a devorar mi boca y muy gustosa recibí su beso apasionado, besándome con el alcalde junto a la mesa del lujoso comedor me tenía excitada entre sus fornidos brazos, hasta que el sonido de una loza estrellándose en el suelo nos hizo separar de golpe.
—Lamento interrumpir... Muero de hambre —Yerik hizo su aparición en el comedor, Dasha estaba detrás del asistente sosteniendo una bandeja en las manos que estaba vacía, se notaba perturbada por lo que acababa de presenciar—. Aunque creo que mi toda cena acabó en el suelo...
—No es... Yo sólo... —Alec se apartó de golpe muy nervioso, y Dasha se inclinó a recoger los trastes rotos en silencio—. Me retiro, camaradas. Debo estar despierto muy temprano, con permiso.
—Si desea privacidad sólo tiene que pedirlo, señor Mulroy. No tengo ningún inconveniente de cenar en mi alcoba —Yerik ofreció mordaz, y fue cuando el llanto de la empleada se dejó escuchar.
¿Qué ocurría entre ese par?
—Realmente necesito descansar, Mari. Por favor te pido encarecidamente que consigas hacer dormir a mi hijo de cualquier modo, ¿podrás hacerlo? —Alec ignoró a sus empleados sujetando mis hombros para capturar toda mi atención, me sentía muy nerviosa por su cercanía, era mi primera experiencia como niñera.
—No te preocupes, dormirás esta noche como un bebé, te lo aseguro —sonreí confiada, él me devolvió el gesto para luego desaparecer tras la escalera de la segunda planta—. De acuerdo, precioso. Esta noche seremos tú y yo batallando sin cerillos, ¿te parece?
Cargué a mi hijo en brazos despidiéndome del asistente y la empleada avanzando a mi nuevo reto de vida.
—Trabajo para el señor Mulroy desde hace cinco años, y jamás lo había escuchado reír tan fuerte como hoy durante su baño… —el asistente pronunció antes que pudiera subir los escalones, giré en dirección a él, lo notaba afligido—. No haga caso de mis estúpidos comentarios… Continúe haciendo al alcalde reír de esa forma, Marina Hardy.
—Mi nombre es Marina Mulroy, y también me gusta la risa de Alec... Buenas noches, Yerik.
Cada escalón me pesaba de una manera preocupante, la vida me estaba mostrando otro reto distinto al anterior y para ser sincera tenía mucho miedo de fracasar. Unos guardias me recibieron en la tercera planta, era hora de asegurar las puertas, y me había demorado más de la cuenta durante la cena. Descarté la idea de encontrar un pijama entre las horribles prendas de Annika, y me dediqué a cambiar a Ray adecuadamente para dormir, afortunadamente la agenda del niño estaba en tres idiomas y fue fácil entender lo que seguía. Un exhaustivo régimen de aseo, ropa de cama limpia y bien planchada, lavado de dientes, cepillar sus cabellos cien veces, perfume justo, un vaso de agua, una canción de cuna y acostarse para dormir. Rápidamente logré darme cuenta que conseguir que el niño se quede quieto en la cama era una misión imposible, intenté de todo pero sólo lloraba, pateaba las cobijas y gritaba al quedarse solo en ese enorme colchón frío. Fue cuando entendí la súplica de Alec, su hijo no dejaría dormir a nadie gracias a sus gritos, y yo era una más en esa lista negra.
¿Cómo despertaba Raymond tan temprano si no dormía? No quería renunciar, no le daría el gusto a la pelirroja escuálida.
—¡Quédate en la cama, Ray! —Grité exasperada, estaba agotada por el forcejeo.
—¡Ne! ¡Ne, Mari! —Chillaba el diabólico infante, mi paciencia se agotaba—. ¡No quiero estar solo!
—¡¿Hablas inglés!? —Debía ser una maldita broma—. ¡Ven aquí, pequeño rufián!
Inicié una persecución que terminó en el suelo de la cocina donde lo ataqué a cosquillas, él reía fuerte y pataleaba pidiéndome perdón para que lo suelte. Las baldosas estaban frías como yo, y fue cuando entendí por qué no dormía, sería horrible conciliar el sueño en soledad con semejante clima. Era un gigantesco piso para Ray solo, un pequeño niño carente del calor maternal, debía sentir mucho miedo cada noche en esa habitación silenciosa. Nadie en esa enorme finca se dignaba acompañarlo por las noches por culpa de las estúpidas normas de conducta, descubrir ese horrible detalle me partió el corazón, era un pequeño niño clamando a gritos un poco de amor y compañía, como cualquier infante de su edad. Abracé a Ray con fuerza para consolarlo.
—Si te acompaño a dormir, ¿te quedarás conmigo en la cama? Por favor, cariño. Estoy exhausta, y tú también estás cansado. Debemos dormir... Si no duermes tendré que irme de esta casa, y no quiero dejarte solo...
Raymond me abrazó bostezando en mi regazo, tomé su gesto como una afirmación y lo conduje a la cama. Él me observó acomodar las frazadas, aguardando por mí.
—Mari...—me reclamó.
—Voy. Déjame desatarme esta cosa —solté el listón de mi vestido y me acosté a su lado, pasaron horas pero no dormía, sólo se dedicó a jugar con mis rizos, adormilada lo abracé fuerte para que se quedara quieto y comenzó a gritar—. ¡Duerme, Ray!
—¡No!
—¡Duerme o te juro que te ahogaré con la almohada!
—¡No! —Comenzó a golpear mi pecho con sus pequeños puños, y uno me dolió tanto que se mojó la pechera del vestido.
—¡Mira lo que hiciste! ¿Y ahora qué vestiré para dormir? ¡Ash! —Me bajé la parte de la blusa descubriendo mis senos hinchados, me dolían mucho porque estaban repletos de leche, en ese momento el querubín se lanzó a uno de mis pezones succionando con desesperación—. ¡No! ¡No, Raymond! Eres demasiado grande para esto...
🕉️NOTA: Con el debido respeto que te mereces; por favor evita el plagio. Tú vales más que un "copia y pega", te envío todo mi amor. 💕
✒(*)= Marina hablando ruso, mal ruso por eso pronuncia raro.
Besos de chocolate.🍫
👁️🗨️Melissa Vilca.☪️
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