Capítulo 24:

De la manera más increíble sucedió algo que jamás imaginé, Maksim estaba platicando conmigo entre risas y bromas absurdas. Fue la primera vez que tomé licor y precisamente en la compañía de ese joven lunático que me acababa de abrir los ojos a una verdad perturbadora, aquel cruel fotógrafo me había revelado un detalle sumamente importante de mi historia familiar. Nadie sabía hacerse cargo de mi mal humor, mi carácter sólo lo dominaba mi sensual esposo. La gente se enoja fácilmente frente a los cambios bruscos, dice cosas que luego piensa y debería ser al revés, pensar y después hablar, porque el hecho de que guardara silencio no quería decir que era inmune a las palabras que no merecía escuchar, y aguanté mi juicio por temor a enfrentarme a ese lado oscuro de Alec y por amor a él. Mak no quiso aportar más detalles al asunto por ese día, y me aseguró que su tío se encargaría de contarme el resto, y tal cual como acordamos permanecí encerrada en esa habitación lujosa disfrutando de unas pequeñas vacaciones de lujo siendo atendida como una reina egipcia. En la tarde siguiente abrió la cortina para enseñarme el ejército del pueblo recorriendo las calles en mi búsqueda, los soldados entraban a las casas sin el menor reparo.

—¿Mi padre mandó a revisar todo el pueblo? ¡Dios mío! ¿Estás seguro? Eso es demasiado exagerado —el fotógrafo me había traído dulces para degustar, también me aseguró que mi rubio estaba ahogado en alcohol por mi causa—. Eso es imposible, papi se pone malo cuando bebe…

—Tu lobo padre recorrerá hasta el último rincón de este maldito pueblo, tiene el poder para hacerlo, es el alcalde. Todavía es muy pronto para darle gusto, dejemos que sufra más.

—Eres muy cruel, Mak. Estás hablando de tu propio tío, ¡por dios! 

—Soy el digno heredero de Angus Mulroy, ¿no te parece, rata? —Mak se levantó de la cama, acomodó su saco sonriendo de forma macabra—. Mi tío podrá ser un maldito inhumano, pero debo reconocer que está excesivamente obsesionado contigo, y de una macabra manera. Jamás lo había visto en ese estado, ¡se volvió loco!

—Lo sé, también lo extraño demasiado... ¿Cómo está Ray?

—Inconsolable, es el único que se está llevando la peor parte de tu pleito marital. Pero es necesario, debemos medir hasta dónde es capaz de llegar por ti ese maldito demente. Por la seguridad de Mish.

—¿Crees que mi padre intente hacer algo contra tu hermano? No es posible, es su sobrino y la familia es sagrada para Alec. Estás paranoico, cálmate.

—El alcalde será capaz de eliminar a cualquiera persona que represente una amenaza, lo hizo con Malcom…

—¿Malcom? ¿Qué hizo con él?

—Lo quitó del camino, es obvio. Mi torpe hermano menor te embarazó y eso le costó su libertad. Lo mandó a encerrar en un horrible manicomio.

Dejé mi curiosidad por prudencia, además, el castigo de ese desgraciado me importaba poco, cualquier cosa que Alec hubiera hecho con Malcom sería poco, y lo merecía. De todas formas quería darle una pequeña lección a mi esposo, y el plan maestro del bufón me sirvió de maravilla. Deseaba que me supiera lejos de él y descubriera que no era tan fuerte, quería que se diera cuenta que nadie más que yo sabía manejar su extraño carácter, que solo conmigo podía disfrutar de esos ataques de locura, que sólo yo poseía la paciencia que a sus otros amantes le faltaron, y no buscaría restringir nada a todo lo que pasara entre nosotros porque yo lo aceptaba como era. Añoraba que me encerrara otra vez en su alcoba, en donde solo hablaba con Alec como si él fuera el único que entendiera mi lenguaje en el mundo entero, y de todo se apoderaba. Así funcionaba nuestro amor…

Mi adopción se había ido por el tapón de aquella tina de baño, habíamos cruzado una línea que jamás imaginé desafiar junto a ese elegante caballero. Era su línea sanguínea, su divino porte, su hermoso color de ojos y cabello, hasta tenía su apellido, pero no era igual que una adopción, era una forma más maravillosa. Y lo amaba en la misma medida que Alec me amaba a mí.

—¿Acaso te importa tu estúpido perro? No lo creo —Mak me acusó tajante, voltee a mirarlo, y esa sonrisa irónica estaba plasmada en su rostro—. Te noto muy entretenida con la entrepierna de tu lobo padre, rata. Estás tan obsesionada por tu marido como ese desgraciado lo está de ti, ustedes son el matrimonio enfermizo perfecto.

El estúpido fotógrafo tenía razón, estuve demasiado ocupada recibiendo las descargas de esperma de mi amado esposo como si no existiera un mañana, teníamos un sexo demasiado adictivo para dejar de hacerlo. Alec era dominante, delirante, abrumador, un exótico paraíso. 

—Hace algún tiempo llegué a pensar que no le importaba a nadie, aunque para mí eso era más bien un alivio —suspiré volviendo la vista a los guardias de la calle esperando ver a mi adorado padre—. Sabía que podía desaparecer en cualquier momento sin dejar el menor rastro, y nadie me echaría de menos porque soy huérfana. No sabes lo feliz que soy de tener a quien darle explicaciones el día que acabe esta corta reprimenda, me hace sentir sumamente dichosa saber que ese apuesto hombre cruzará esa maldita puerta y me pedirá cuentas de mi ausencia desde el momento que introdujiste aquella anticuada llave por esa lujosa perilla… Soy valiosa para Alec y lucharé por continuar siéndolo para siempre.

—Excusas absurdas que te dices a ti misma para defender lo indefendible, rata. Tú marido es un maldito abusador inhumano, admítelo, mi tío es mucho peor que Malcom, pero te niegas a aceptar que te encanta ser abusada por ese enfermo obsesionado. ¿Cierto, bebé lobezna?

Y sí, yo adoraba con locura a Alec Mulroy. Amaba desesperadamente al alcalde mucho antes de recibir su pene entre mis piernas, lo necesitaba más que a cualquier cosa, y no iba a perderlo por culpa de un maldito empleado homosexual.

—Vete a la mierda, Mak. Jamás entenderás mi relación con el alcalde, nadie lo comprende, solo nosotros lo sabemos y me gusta así. Es un pacto para toda la eternidad —ni siquiera yo lo entendía.

—Es sencillo de descifrar si lo piensas de una manera objetiva. ¿No te parece raro que ese hombre se haya transformado en todo lo que te gusta? Resulta ser que por obra divina un amargado y homosexual alcalde de pronto se convierte en una bestia sexual dispuesta a devorar a una inocente muchacha. ¿Por qué no sucedió antes?

—Alec no sentía atracción por mí, jamás intentó sacar ventaja de nuestra cercanía. Tú tío y yo solo éramos buenos amigos aunque no lo creas, Mak...

—¡Oh claro...! Ustedes tenían una amistad sincera, y de la noche a la mañana tu amigo fiel se volvió mejor amante que mis estúpidos hermanos solo porque tú lo sedujiste, ¡no pensé que fueras tan ingenua! No lo hizo antes porque no tenía la suficiente información y un efectivo tratamiento médico, es todo. Podría apostar que Lemus tiene mucho que ver en esta mierda, pero todavía me falta una pieza, ¿quién convenció a mi tío que su asquerosa polla funcionaría precisamente contigo?

—Maksim no intentes enredarme con tus estúpidas conspiraciones, sé que siempre estarás de parte de Misha. Defiendes al doctor porque es tu hermano, y lo entiendo...

—Y convenientemente tú rehabilitado marido se parece visualmente a tu perro médico, ¿estoy delirando acaso? Cabello rubio, ojos azules, porte musculoso, ¡por un demonio, es evidente! Te acabo de confesar que mi tío mantuvo un romance homosexual con tu padre... ¡Con tu propio padre, maldita sea! ¿No adivinas quién la metía  en esa mezcla de cuerpos? ¡Exacto! Lo mismo que te mete el alcalde hasta los confines de tu matriz fue el mismo trozo de carne que tuvo incrustado tu padre, ¡en el trasero...! ¿¡Qué esperas para salir corriendo de este lugar asqueada y repudiando a tu  esposo!?

—No me importa, Mak. Alec no fue mi primer hombre, y si a mí padre no le importa mi pasado sexual, ¿por qué tendría yo que juzgar el suyo? Y para aclarar este asunto, no solo tengo al alcalde metido en los confines de mi matriz, también en otros lados más profundos...

—¡Estás loca! —Maksim se tapó la cara con ambas manos evidentemente perturbado—. Estimaba mucho a Jojo... ¡Necesitaré hipnosis para sacarme esa imagen de la maldita cabeza, estúpida! 

—No te quejes, bufón. Tú empezaste...—me burlé de sus gestos de asco hasta el punto de reírme a carcajadas.

—¡Eres una maldita rata! Y lo peor es que ni siquiera es un insulto para ti. Debo irme, descansa bien esta noche... Mañana es el tercer día, y dudo que tú Frankenstein del sexo soporte más noches de abstinencia...—Mak se levantó, arregló su sofisticado traje y se apresuró a la salida—. Nos vemos pronto en su palacio municipal, señora Mulroy.

Entonces se fue dejándome sola. Mi vida era así, de pronto todo parecía una carrera interminable por mi felicidad, y al poco rato estaba sola pensando que nada tiene un maldito sentido sin Alec. El hombre que quería era una roca atada a la cuerda con la que pretendía ahorcarme, y lo peor era que no tenía fuerzas para escapar de mi matrimonio. El problema era que varias personas deseaban que yo estuviera muerta, solo les bastaba ver mi cadáver para sentirse bien con ellos mismos, pero yo me aferraba a la vida para estar con él. Quería que mi padre me encendiera la sangre, que cerrara los ojos, y se enredara conmigo en la cama por varios días. Alec era terrible, pero me estaba salvando sin querer, porque aprendí a vivir a su lado. Esa noche no pude dormir pensando en que tenía la gran oportunidad de escapar muy lejos de los Mulroy, lo que había implorado al cielo hacía muchos meses atrás, sin embargo era lo que menos quería hacer por culpa del maldito rubio elegante. Necesitaba verlo, hubiera muerto de pena si aquello no ocurría.

—¿Señora Mulroy? Llegó su pedido —la mucama entró con el camisón que ordené—. ¿Dónde cuelgo su ropa?

—Déjalo sobre la cama por favor. Mi esposo no tarda en venir de visita, asegúrese de atenderle bien...—comenté metiendo otro bocado de postre en mi boca—. ¿Falta mucho?

—Descuide, madame Mari. Está quedando preciosa para el alcalde Mulroy...—murmuró la peinadora, todos fueron demasiado serviles conmigo, estaba acostumbrada a ese trato—. ¡Lista!

—¡Por dios! —La imágen que reflejó el espejo era increíble, no podía salir de mi asombro—. ¡Me encanta! Buen trabajo... ¡Mi cabello está precioso!

Las asistentes de belleza se despidieron muy entusiasmadas, me vestí para luego bañarme en perfume acomodando la cama nupcial que hasta ese momento nadie había calentado. Miré la puerta una vez más sintiendo aquella culpa que oprimía mi pecho, ¿qué pasaría si escapaba? ¿Qué me esperaba en América? ¿Qué sucedería con Raymond? ¿Quién daría de lactar al alcalde? ¿Y Alec...? ¿Acaso en todos los hombres que vendrían después buscaría un pedacito de él? No importaba con quién compartía mi cama, el recuerdo de papi venía a aplastarme... Siempre.

—¡Mari, mi amor...! —El fuerte golpe en la puerta me sacó de mis delirios románticos, y ahí estaba mi rubio elegante de siempre, mi salvador, el único amor intenso en mi corta existencia—. ¡Maldición mocosa! ¡Estás aquí...! ¿En verdad estás aquí...?

—Señor Mulroy... —su voz aceleró mis latidos, me quedé paralizada, lo extrañaba demasiado pero tenía que fingir—. ¿Qué hace usted aquí…? Por favor déjame en paz.

Alec se quedó inmóvil bajo el umbral de la puerta mirándome como si yo no estuviera ahí, su respiración estaba agitada, su pecho subía y bajaba con rapidez, su ropa estaba desaliñada, su semblante demacrado, su cabello hecho un desastre. El fuerte olor a licor me reveló el lamentable estado del hombre que tenía al frente, ebrio, sucio, con los ojos inyectados de dolor y esperanza. 

—¡Maldita sea…! ¿Quieres volverme loco…? —Cubrió su rostro con ambas manos, empezó a sacudirse intensamente mirando sus manos temblorosas y luego cayó de rodillas—. ¡Me estoy volviendo loco sin ti, bebé!

—Me va a tener que disculpar, pero usted no tiene nada que hacer en este lugar… No debió comportarse como un completo idiota con su esposa...—no quise arruinar mi maquillaje, pero me alegraba verlo después de tantos días, Alec estaba en un deplorable estado y me culpé por ello, caminé lentamente a su encuentro.

—Mi niña yo... No soy capaz de continuar sin ti... Te amo... Lo juro, te juro que intento controlarme, alejarme de tu vida, de ti... Pero no puedo… ¡No quiero!

—No intentes engañarme otra vez, te gusta Yerik. ¿Verdad...? Somos amigos, puedes contarme lo que sea, no pienso juzgarte por ser diferente… Lo acepto, te amo así como eres, te ruego que no cambies nunca. Solo quiero que seas feliz, y si tú asistente es…

—¡NUNCA EN MI MALDITA VIDA! Jamás he amado a nadie más que a ti, Mari. No me gusta Yerik, he fallado, lo sé… ¡Fallé...! Y fallé a mi juicio porque amo tus ojos, Hardy... Amo esos hipnóticos faros oscuros que me están robando la razón, me roban la calma, las ansias, tus bellos ojos que sin duda alguna me causarán la muerte...

—Tengo los mismos ojos de John... Siempre lo dices…

—Y yo tengo los ojos azules, Mari. Azules como aquel médico que te gustaba... ¿Lo ves? Por eso es perfecto, por eso funciona nuestro amor, ambos encontramos algo mejor de lo que perdimos.

—¿Cazadores de fantasmas...?

—Buscadores de perfección, mi niña. ¿Para qué quedarse con lo obsoleto cuando podemos gozar de una versión mejorada del amor?

—Amo desesperadamente a está versión mejorada del amor, adoro que seas tú, te elijo a ti, siempre te elegí...

Abrí mis brazos invitando a mi amor a llenarlos con su perfecta anatomía, cada paso de Alec ocasionó un latido intenso de mi corazón, llegó a mi lado y me apretó entre su brazos tal y como me tenía acostumbrada. Aspiré ese aroma a tabaco conocido, esa exclusiva colonia varonil que me inspiraba una seguridad extrema. Desesperado buscó mis labios los cuales le ofrecí sin chistar, y me besó de aquella manera apasionada, aletargada y erótica que me encantaba, enredando su lengua con la mía, quitándome más que el aliento con su beso. Entonces aprendí la mejor lección de mi historia; todo vuelve en esta vida, todo el amor que le brindaba era mío de regreso, ese inmenso amor volvió a mí, estaba perdidamente enamorada de un caballero maduro, experimentado, elegante y divino. Y para ser sincera, no estaba nada mal el cambio.

¿Cuántas veces más lo dejaría dominar mi mente?

¿Cuánto duraría nuestra reconciliación?

¿Cuántas descargas me iba a costar mi permanencia en la vida del alcalde Mulroy?

Nota de autora: preguntas generales.

🌞¿Es necesario leer las dos versiones?

R: No, no es necesario si te da flojera leer el ambas plataformas. La versión de Wattpad se entiende perfectamente con la censura, la diferencia que en Inkitt a parte de encontrar el contenido original también encontrás capítulos extras que amplían el contexto de la historia, y su disfrute. Muchas gracias por leer.👏🏻😊

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