Prefacio.

━¡Por tu culpa no entré en los brazos de Allah!━exclamó la pelirroja, lanzando una mirada furiosa a Mahidevran.

━Si hay alguien a quien culpar, soy yo. Por tu culpa, yo no entré━replicó Mahidevran, con el mismo tono lleno de resentimiento.

━¿Pueden callarse las dos?━interrumpió una presencia luminosa, mirándolas con evidente impaciencia y agotamiento.

Las dos mujeres se miraron mutuamente, con el ceño fruncido y las emociones a flor de piel, preguntándose qué podría estar impidiendo su descanso eterno en el paraíso. Todo lo que querían era hallar la paz después de la muerte, y el hecho de que esto se les negara les llenaba de frustración.

━Ninguna de las dos entrará al paraíso━ sentenció la presencia con voz firme.

━¿¡QUÉ!?━gritaron al unísono, incapaces de ocultar su sorpresa.

━No hasta que aprendan a llevarse bien.

Con esas últimas palabras resonando en sus mentes, ambas mujeres fueron devueltas al punto de partida. Mahidevran abrió los ojos, encontrándose de nuevo en sus aposentos de Manisa, mientras Hurrem despertaba en su modesta habitación en Rutena. Ambas, al percatarse de la extraña situación, no pudieron evitar soltar un grito de pura frustración.

¿Qué había sucedido? ¿Por qué estaban de nuevo al inicio de todo? ¿Por qué tenían que soportarse otra vez?

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