Juani: Capítulo Catorce

Hace siete años...

12 de setiembre 2014

Las gotas se resbalaban por mi ventana y recién iniciaba mi mañana. Siempre me gustaba escuchar...escuchar como el viento arrullaba las calles junto al aguacero.

Una roja gorra me protegía de su desespero, a la par una polera negra junto una casaca jeans me intentaban abrigar del ánimo del clima de hoy.

Caminaba en dirección a la escuela, aunque todo afuera esté echo charco, me gustaba pasar tiempo caminando sola... o más al lado de ella.

Miré hacia mis zapatillas que estaban un tanto manchadas que por suerte no era como antes. De los años anteriores hasta la actualidad, en estos ocho años, muchas cosas habían cambiado... tanto que todo parecía distinto. Como si nunca hubiera existido ese pequeño pueblito donde nací, como muchos árboles habían sido reemplazados por pistas, supermercados, casas y más edificios. Dicen por ahí que todo avanza, que mientras cambia lo externo lo interior también debería de variar... pues entonces todo estaba de lujo.

Y de lujo la escuela estaba por ponerse, ¿recuerdan la primavera?... esa misma que pintaba campos, cielos e incluso ánimos de muchos.

Muchas cadenetas de colores llamativos y banderines estaban listos para unirse con algunas que ya estaban colocadas en la entrada del colegio e incluso en las puertas de unas aulas. Un periódico mural en el medio del inmenso patio ya reposaba. Flores y rosas por cada rincón del papel, frases cálidas y motivadoras estaban escritas con imágenes de sonrisas en ella. Un mes muy querido por todos... a mí solo me causaba gracia, era un mes gracioso, me divertía mirando sus expresiones y la emoción de cada uno. Pero para ella, siempre sería maravilloso.

Como cada año se realizaban concursos de todo tipo.  Setiembre era muy pintoresco y cálido para nuestros sentimientos... 

-Juani- A penas  su dulce voz tocó mi sentido me detuve. Giré despacio y ahí estaba ella... con esa melena larga y castaña que el viento agitaba con delicadeza- Oye, espero que te halla llegado mi mensaje- Sus grandes ojos me interrogaban expectantes. Yo solo asentí- Ya sabes las chicas- Lo dijo apuntando hacia su grupo de amigas, con las que siempre pasaba los recreos, una de ellas estaba arriba de una mesa mientras las otras dos le pasaban mas adornos- Se me paso decirte que hoy tenía que salir antes para decorar el patio- Solo le sonreí, ya lo sabia, pues ella misma me lo había comentado la semana pasada. 

-Me lo dijiste hace una semana- Reí negando. Como siempre olvidadiza.  Entonces me devolvió una sonrisa burlona- Hoy también me quedaré hasta tarde, tengo practica de baile- Asentí y escuché como sus amigas la llamaban- Me voy- Suspiró- Este mes es agotador- Antes de irse me volvió a regalar una de sus bellas sonrisas y se regreso a sus amigas. Emma, como cada año, era colaboradora para decorar el patio y el escenario para cuando llegara el "Festival de Primavera".  Mi mejor amiga era amante del baile, así como la primera en inscribirse en cualquier oportunidad que hubiera de concurso.

Seguí mi camino; ingresé a mi aula y me dirigí en medio del todo el bullicio de mis compañeras para sentarme en el último asiento.  Busqué entre mis cosas mi lapiz y lo dejé sobre la carpeta -¡Juana tienes tijera!- Como siempre no faltaba una idiota con el gusto de arruinarte una linda mañana, la ignoré,  deposité mi mochila en el suelo. Entré a la lista de canciones de mi celular y marqué la opción aleatoria, me coloqué mis audífonos- ¡Adiós aula de idiotas!- Grité para mí. 

Trazaba con sutileza cada detalle de su mirar, quería intentar plasmar sus lindos ojos que eran una explosión entre un azulejo y verde de magia en la madera de mi mesa. Pero se me hacia imposible; los ojos que estaban marcados en la madera no me enloquecían ni mucho menos me hacían querer desvanecer como los reales me hacían sentir.  Simplemente nadie sería capaz de descifrar todo aquello que Emma provocaba en mí. Como con solo percibir su presencia, ella ya tenía todo mi mundo a sus pies. 

Sin darme cuenta una mueca tonta se escapo de mis labios... Hay muchas cosas que no le he contado. Cosas como el verdadero porqué no me gusta que me llamen por mi verdadero nombre o que sencillamente no me gustan los hombres: Le miento a Emma. Pero en mi defensa, solo no ha llegado la oportunidad de hacerlo... quizás ya no soporte más, porque estoy enamorado de ella. 

(...)

La primera parte de la mañana había terminado, estaba algo agotado... aunque no supiera porqué. Algunas veces pensar en la situación en la que me encontraba con respecto a Emma me hacia sentir una piedra más en el mundo, inservible e invisible. Mis recreos eran solos desde...mi último año de primaria. Podría soportar ser yo la carnada del salón pero no estaba dispuesta que ella sea arrastrada a mi frecuente papel de víctima de todos los años. Todavía tengo las imágenes de sus rodillas heridas por las infinidades de veces que intento defenderme. Era humillante saber que ella veía, cada que sonaba la campana del recreo, como me tomaban por burla. Ya estaba acostumbrada, incluso antes de que ella ingresara en mi vida... Por ello muchas veces le pedí que no se quedara conmigo, aunque recibí tantas negaciones por su parte. Los primero años de nuestra amistad, a pesar de mis imploraciones, ella no me dejó sola; ante su frecuente compañía una que otra vez logró ganarse sus golpes que con solo recordarlo me hacían doler mi corazón. Pero gracias a su persistencia por defenderme logro que en algunas semanas solo sean dos o incluso un día de "mi merecido".  Mientras pasaba el tiempo me dí cuenta de su potencial por ser amistades y por mi cercanía muchas veces las hacia a un lado... todo por estar siempre a mi lado; por miedo a que cuando ella se fuera, las otras vinieran. Un día recuerdo de Noviembre, ella me había contado que un chico le parecía muy lindo... Yo solo puedo decir que no estaba dispuesta ha oscurecer sus ilusiones. Tal chico la invitó un día pasar el recreo juntos y cuando noté la intención de rechazarlo, entendí entonces lo mal que podía ser continuar permitiendo que ella se quedara junto a mí. Se negó tanto, pero lo conseguí. Fue el primer día de recreo desde que llego a la escuela que la miré reír y disfrutar tanto como los demás lo hacían. Desde ahí supe que ella no podía volver a mirar como me golpeaban en la escuela. Y ella siempre fue mi caja de secretos. Así es como hasta hoy, algunas veces ella intenta quedarse a mi lado en ese bendito tiempo, aunque no permito que se me acerque mucho en la secundaria. Tengo miedo que eso cambie su posición de "Popular", y por la que muchos me llaman "La protegida de la bonita". Ahora en tercero de secundaria, nadie me ha vuelto a joder los recreos, pero no basta algún que otro estúpido que me mande cualquier comentario de doble filo. Pero eso no es ni media pisca de lo que viví en la primaria... y todo gracias a ella. Para ingresar en la secundaria, nuestros padres nos cambiaron de escuela, nosotras pedimos que nos colocaran en la misma... aunque siendo sincera en un inicio no lo quería pero luego imaginarme lejos de Emma me hizo por  terminar por rogar al igual que ella. Por mis gustos tan diferentes que el resto logré formarme mi propia imagen de "chica rara", la cual nuevamente me alertaba volver a repetir la historia, sin embargo... algo fue distinto. Emma en un abrir y cerrar de ojos se había colocado en la mira de todos. Y por su cercanía de ella hacia mí, entonces cada alumno tenia conocimiento de nuestra amistad, aquello me alarmó no quería que ella perdiera eso... porque sabia que ella lo amaba. Desde entonces siempre estoy sola en la aula o en cualquier espacio de la escuela, con excepción del momento de ingresar y salir de ella... pues la chica de hermosos ojos me resguardaba. 

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