14. Final.













—Bueno... llegamos.— habló su madre, llamando la atención de los gemelos.

—Por desgracia si...

—Elliott...— regañó a su hijo, que éste bufó molesto.

—Nos vemos mamá...— murmuró, apareciéndose al asiento delantero y le dio un beso en la mejilla a su progenitora para salir del auto.

—¿Sabes que le pasa a tu hermano?— preguntó preocupada Melissa, viendo la espalda de su hijo menor yendo a las puertas del instituto.

Ethan, apartó la mirada de su gemelo que ya había desaparecido adentrándose al edificio, para mirar a su madre que se encontraba a su lado.

—Tengo las sospechas de lo que es... pero estoy esperando a que él me lo diga.— comentó triste por su hermano y por su madre.— Pero no te tienes que preocupar... Elliott estará bien.

—¿Seguro? ¿No estoy mucho tiempo con ustedes? Porque puedo cortar mi horario de trabajo y pasar más tiempo con...

—Mamá...

—Y así podré charlar con Elliott sobre el tema que le este molestando...

—Mamá...

—¿Es mi culpa cierto? Maldición... algo le está pasando a mi bebé, y yo solo trabajo y trabajo...

—¡Mamá!— gritó fuertemente, llamando la atención de las personas afuera.

Y de los Cullen, que se encontraban en el estacionamiento, observando a ambos humanos. Excepto Jasper y Avary que no habían llegado todavía.

Si, Jasper pasa a buscar a la castaña.

—Estamos bien... no vas a cortar horario ni nada... ¿Si?

—Pero...

—Nada de pero...— le reprochó molesto.— estamos bien, solo falta que Elliot confronte ese "problema" que tiene y pasará...

》Además estoy yo, su gemelo, no lo voy a abandonar.  Y en estos momentos, se perfectamente que él ahora necesita espacio, y vendrá a mí y lo charlaremos.《

—¿Y conmigo?

—Y contigo después mamá.— sonrió.

La madre bufó molesta al saber que sería la última en enterarse sobre los problemas de sus hijos.

Era el colmo.

—Bien...— farfulló indignada.

—Bueno... debo irme...— comentó apunto de abrir la puerta cuando su progenitora trabó las puertas.

Ethan tragó saliva nervioso.

No era nada bueno lo que vendría después.

—Ethan McCallister quiero que me prometas que no te meterás más en problemas.

Ethan rodó los ojos, aunque se arrepintió inmediatamente, ya que todavía le dolía todo el rostro.

—No prometo nada...

—Ethan.

—¡Molestan a Elliot mamá! ¿¡Como no voy a defender a mi hermano cuando lo tratan mal!?

—¡Me acabas de decir que estaba todo bien y ahora me dices que molestan a tu hermano!— chilló furiosa su madre causando que Ethan arrugara la nariz molesto por la idiotez que hizo.

Elliott lo iba a matar.

Le había hecho prometer que no diría nada sobre el acoso y el Bullyng que le hacían, y Ethan se lo prometió.

Oh si, lo iba a matar.

—¿Desde hace cuanto?

—Mamá...

—Hace cuánto molestan a tu hermano Ethan Ellian McCallister.

Oh... cuando su madre usaba su nombre completo, es que estaba furiosa.

Y joder, como odiaba su segundo nombre.

—Hace tiempo...

—¿Cuánto es... "Hace tiempo"?— masculló con la mandíbula tensa.

En donde se salvó de contestar al escucharse el timbre de entrada.

Ethan suspiró.

—Ah no jovencito... esto no queda así.— habló su madre, destrabando la puerta.— Esto lo hablaremos a la tarde, tu y tu hermano.

Ahora si... era hombre muerto.

—Esta bien...— tragó saliva, mirando a su madre con ojitos de cachorrito.— ¿Ya me puedo ir?

La madre bufó molesta y apuntó su mejilla. Ethan se acercó a su madre, dándole un beso de despedida en su cachete y salió de allí lo más rápido que podía, para no llegar tarde a las clases.

A Ethan no le molestaba demostrar amor a su progenitora, nunca lo vio como algo vergonzoso, así que no podía entender porqué esos adolescentes odiaban que sus padres demuestren cariño en frente suyo.

Giró sobre sus talones observando como su madre salía del estacionamiento para desaparecer por la ruta.

Suspiró y se giró para entrar al edificio. Al verlo vacío, se maldijo interiormente y comenzó a correr por los pasillos como si el diablo lo siguiera, girando en una esquina cuando su cuerpo se choca contra algo duro y frío, provocando que caiga al suelo sentado.

—Mierda... fijate por donde vas.— maldijo, levantándose adolorido del suelo, cuando al levantar la mirada se arrepintió por completo al haber dicho eso.

—¿Estas bien?— preguntó la rubia al ver como el humano se había quedado congelado en el lugar, con la boca abierta, en shock.

Era tan lindo... molestarlo.

—Lo siento... fue- fue mi-mi cul-culpa chocar con-contigo.—tartamudeó rojo de la vergüenza.— Yo... yo, iba esto...

¡Dios estas pasando vergüenza!— pensó frustrado consigo mismo, cuando el recuerdo de la mirada seria y de desagradable de ese día vino a su mente.

—Yo... debo irme.

Y escapó.

Escapó como un cobarde.

Y Ethan se sintió miserable.

Unos sentimientos horribles abundaron en su interior, llenos de dudas y miedo de lo que la rubia piense ahora de él.

No puede dejar de recordar lo que sucedió ese día.

FLASHBACK

—Ya... entonces, ¿Mi Avary dejó de ser virgen?

La castaña chilló roja como un tomate y le golpeó en el hombro a su mejor amigo por esa pregunta. Ethan abrió la puerta riéndose de las mejillas rojas de su amiga mientras que Elliot negó divertido ante las reacciones adorables de ésta.

La relación entre Avary y Elliot mejoró demasiado, luego de que la castaña vaya a la casa de los gemelos, con una gran bolsa de comida chatarra, películas de Marvel (siendo la mayoría, las películas del Capitán América) y un cómic del gran Steve Rogers y un dibujo también del personaje, que lo hizo ella, como a modo de disculpa.

Claro que también influyó un poco su carita de perro mojado, para que la perdonara. Y Elliot no pudo negar ante todos los regalos que le daba y de esa carita, decidió perdonarla. Haciendo una pijamada como los viejos tiempos, en donde también incluyeron a Ethan.

Por desgracia.

—¡Claro que no Ethan!— chilló nerviosa y acalorada al tener la mirada de su novio sobre ella. Que no se animó a mirar a la mesa donde seguro estaba sentado él y todos sus hermanos, escuchando su conversación.— ¡Elliot dile algo!

Elliot con una sonrisa divertida en sus labios, que era muy raro en él y que el grandulón estaba disfrutando de la hermosa vista, el humano negó divertido ante los gestos y nerviosismo de la castaña.

—¿Que quieres que diga? También estoy con la intriga.— habló, mientras los tres pasaban por unas mesas para ir hacia el sector de comidas.— Dinos pelusita... ¿Sigues siendo virgen?

Avary se tapó el rostro y negó con la cabeza.

—Sigo... si-sigo si-siendo virgen...— murmuró haciéndose chiquita queriendo desaparecer, al saber que todos ellos estaban escuchando. Dios, la ponía demasiado nerviosa.— Aunque...— volvió a hablar.

—¿Te hizo algo?— interrumpió Ethan, pensando lo peor.

—¿O ha hecho algo que tú no querías?

—¿Algo en contra de tu voluntad?— siguió el otro.

—Porque si es así...— hablaron los dos a la vez, sorprendiendo a la castaña al verlos con rostro serio e intimidante, que también sorprendieron a la mesa Cullen que se encontraba observando con lujo y detalle a los tres.— lo golpearemos.

—Lo golpearán...— habló con dudas la castaña.— ¿Con su bate?

Asintieron a la misma vez con su cabeza.

—Con nuestro bate.

Avary rió fuertemente al imaginarse a ambos golpeando a Jasper fuertemente y que justo al chocar con el cuerpo del vampiro se partan los bates.

Elliot y Ethan se miraron a la vez y comenzaron a reír junto con ella. La castaña los abrazó a los dos, feliz de tenerlos con ella. Mientras que los Cullen estaban disfrutando de la hermosa amistad de ellos.

—Ya, mucho amor, aléjense.— exclamó Elliot apartando a los dos, causando que Ava se ría, y Ethan rodara los ojos.

Que sin darse cuenta, Elliot chocó contra alguien, provocando que se escuche un fuerte golpe de bandeja y varios jadeos de alumnos.

—Tú... idiota.

Elliot quiso que la tierra lo tragara al escuchar esa irritante y odiosa voz de Mike Newton.

—Mierda.— pensó, girándose para observar al rubio de ojos celestes, furioso, con su camisa toda manchada y la bandeja en el suelo.

—¿Eres imbécil o te haces?— masculló con la mandíbula tensa acercándose al ojeroso, cuando ve como su gemelo se coloca en frente de él.

—Fue un accidente.— interrumpió la castaña, nerviosa, agarrando fuertemente el brazo de Elliot.

— Owww, ¿Que? ¿No tienes las bolas suficientes para defenderte solo, rarito?

—No lo llames rarito, imbécil.— masculló Ethan con la mandíbula tensa, acercándose al rubio, siendo detenido por su hermano, que lo agarró del brazo.

—Ethan, déjalo.— habló desinteresado.— No vale la pena.

—Tu eres el que no vale la pena, fenómeno.— insultó furioso al haber escuchado risitas por las palabras de McCallister, que se quiso acercar hacia él, siendo detenido por Ethan que colocó una mano en el pecho del rubio.— Mírate, eres tan patético que el idiota de tu hermano debe defenderte.

—A mi insúltame todo lo que quieras pero con mi hermano no, idiota.— empujó al rubio, sin poder contener la furia recorrer en sus venas.

—Ethan, déjalo.

—Oh... ambos son tan ridículos.— rió el rubio volviendo a acercarse a Ethan.— Pero que se podía esperar... si su padre los abandonó y su madre es una inútil que apenas...

Mike ni terminó de hablar cuando recibió un fuerte puñetazo en su mejilla, provocando que caiga al suelo por el golpe.

Y todo allí fue un caos.

Ethan golpeaba sin parar al rubio, en donde éste último no se quedaba atrás.

Elliot intentaba separar a su hermano de Mike.

Avary gritaba a Ethan para que reaccionara.

Todos habían hecho un círculo alrededor de esos dos, apoyando algunos a Ethan y otros a Mike, en donde ninguno de los dos tenía intenciones de parar cuando la voz de uno de los profesores interrumpió la pelea.

—¡Sepárense ya ustedes dos!

Elliot al ver que esos dos se separaron, agarró a su hermano de las axilas, ayudándolo a pararse.

—¡No me importa como empezó todo esto! ¡Pero no voy a permitir que pasen estos tipos de comportamiento en este instituto!— volvió a gritar furioso, al ver los rostros de ambos llenos de sangre y moretones que se pondrá peor más tarde.— ¡Tú!— señaló al rubio.— ¡Y tú!— luego a Ethan.— ¡A dirección ahora!

El profesor giró sobre sus talones, marchándose hacia las puerta de salida del buffet, en donde las abrió, esperando que pasen ambos.

Ethan siendo ayudado por su hermano caminó hacia la salida, al igual que el rubio siendo ayudado por Tyler. Ninguno mirándose.

Avary iba detrás de ellos preocupada por el estado horrible en el que quedó su mejor amigo. Cuando vio como Ethan miraba sobre su hombro, mirando a alguien detrás de ella. La castaña hizo lo mismo, encontrándose a los Cullen lo más apartado posible de la pelea.

Con sus cuerpos tensos y conteniendo la respiración, aunque no lo necesitaran.

Pero sabía que su mejor amigo miraba a una persona en específico.

Y Avary vio el rostro furioso de Emmett y de su novio y los rostros llenos de preocupación de Edward, Alice y de Rosalie.

Rosalie estaba preocupada por él.

Pero Ethan lo malinterpretó.

Pensando que lo miraba con desagrado, con asco y enojada.

—Bien, tú.— señaló a Mike.— siéntate allí, y tú.— señaló a Ethan.— te sientas allá... ustedes tres a sus aulas.

—Pero...

—Nada de peros, al aula ahora.— sentenció el profesor.

Avary y Elliot miraron a Ethan que éste asintió con la cabeza intentando sonreír para que dejen ese rostro  de preocupación.

Cuando los tres se fueron, y el profesor le dio aviso al director sobre los estudiantes se marchó a su clase, dejando a los dos en espera de que termine lo que este haciendo el director. Su mente comenzó a maquinar en su contra, recordando el rostro de la rubia, comenzando a enfurecerse consigo mismo por lo que había hecho.

Aunque no se arrepentía.

Había insultado a su madre y a su hermano y no iba a permitirlo.

—Amm... disculpa... ¿La secretaria?

Ethan al escuchar esa voz, levantó la mirada del suelo, encontrándose a una muchacha pelirroja de cabellos largos, ojos celestes y piel pálida, muy bonita a su parecer.

—Acaba de irse a la dirección, ya volverá.— respondió Ethan, intentando sonreír cuando sus sentimientos son muy apagados.

—Oh... gracias.— sonrió, sentándose a dos asientos de él.— ¿Estas bien?

—No...— respondió con una mueca en sus labios, al tener todavía esa mirada enojada, de desagrado en su mente.— La chica que me gusta me acaba de ver golpear al idiota que se encuentra a tu otro lado... y seguro que voy a terminar suspendido por dos semanas...

》¿Y sabes lo peor de todo? No podré decirle que yo no soy así...《

—Ya veo...— hizo una mueca con sus labios.— ¿No tienes alguna manera de hablar con ella? Digo para...

Dejó de escuchar  lo que estaba diciendo la muchacha a su lado, ya que había tenido una idea.

—¡Eres una genia!— gritó de felicidad, mirando a la pelirroja que ésta la miraba confundida.— ¿Tienes papel y una lapicera?

—Oh... sisi.— de su mochila, sacó lo que le pidió y se lo entregó.

—Gracias.— sonrió, ignorando todo el dolor de su rostro.

—McCallister, Newton el director los está esperando.— habló la secretaria, llamando la atención de los tres.

—Mierda...— susurró, comenzando a escribir con rapidez sobre su pierna.

—McCallister lo está esperando el dire...

—Sisi ya voy.— le entregó la lapicera y el papel a la pelirroja.— Por favor, entregásela a mi hermano que él se lo va a entregar a mi amiga y mi amiga se lo entregará a la chica que me gusta...

》Y si no encontras a ninguno de ellos... busca a Rosalie Hale, es la mujer más hermosa que vas a ver en toda tu existencia, pelirroja.
Créeme.《

La pelirroja se sorprendió al escuchar esas bonitas palabras de parte de un chico.

—Tranquilo... se lo daré.— sonrió.— Por cierto... soy Magdalena Evans...

—Ethan McCallister.— sonrió comenzando a caminar de espaldas, esperando, deseando que la pelirroja le diera el papel.

—¡Oye espera! ¿¡Quién es tu hermano!?

—¡Búscame a mí y lo encontrarás!

FLASHBACK.

Si... al final había quedado suspendido por dos semanas y haberla visto otra vez, le recordó esa mirada que le dirigió a él.

Dios... debe pensar horribles cosas de él.

Sin saber que, estaba completamente equivocado y que al escapar de la rubia... no se dio cuenta que se le cayó un labial al suelo.





































—Cuándo mierda van a dejar de mirarme.— masculló con la mandíbula tensa, intentando comer ignorando las miradas puestas en él.

—Mmm... no se... ¿Cuándo te dejes de ver como un pirata?

Ethan gruñó molesto con la respuesta de su gemelo, en donde le arrojó una papa frita.

—No parezco un pirata...— refufuñó.

—Dile eso a tu ojo negro.— comentó mientras hacia algunas actividades de álgebra.— Antes te parecías al jorobado de Notre Dame, estabas horrible.

Ethan hizo un puchero.

—Eres cruel.

—Cruel es bueno.— le sonrió divertido, ganándose un gruñido de parte de su hermano.

—Hola chicos.— habló Avary, apareciendo con una bandeja y la muchacha pelirroja.— Ethan te ves mejor.

—Gracias pelusita.— sonrió.— Hola Magdalena...

—Hola Ethan.—saludó sentándose al lado de él, poniendo su bandeja arriba de la mesa.— Me puedes decir Magda o Maggie, como quieras.

—¿Se conocen?— preguntaron Avary y Elliot al verlos hablar como si fuesen amigos de toda la vida.

—Nos conocimos en la dirección.— respondió la pelirroja con una sonrisa en sus labios.— Él me pidió un favor y.... ¡Cierto!— se giró a mirar exclusivamente a Ethan.— Se lo di a la rubia en la salida, me costó encontrar a tu hermano.

—¿Cómo no me pudiste encontrar? Elliot es igual a mi.

—Bueno, tampoco me dijiste su nombre para que se me hiciera más fácil.— replicó.— Y me dijiste solo eso, hubiese sido más fácil que me dijeras que tienes un hermano gemelo.

》Y cuando se lo entregué a la rubia, ahí apareció  tu hermano. Ya era tarde, el mensaje ya lo había entregado.《

—Bueno...— suspiró.— ¿Te dijo algo?

—Ethan.

El cuerpo de los cuatro se tensaron al escuchar esa melodiosa y angelical voz, pero fue el corazón de Ethan el que comenzó a latir con rapidez al oírla, y más al escucharla decir su nombre.

—¿Me... me ha-hablas a mí?— se señaló, viéndola con su ojo sano, nervioso y sorprendido al verla parada allí en frente suyo, hablándole.

Elliot rodó los ojos y Avary y Maggie soltaron una risita al ver el rostro embobado de Ethan y el ceño fruncido de la rubia.

—Ammm... ¿Hay otro Ethan en éste lugar?

—De hecho si...— volvió hablar Ethan, sin apartar la mirada de los ojos dorados.— El chico de allá se llama igual que yo.— señaló a una mesa más apartada.

—Vaya... no sabía eso.— murmuró la rubia.— Ya, pero te estoy hablando a ti, ¿No?

Ethan asintió con la cabeza tan rápido, provocando que le doliera el cuello.

—Ammm si, si... ¿Querías algo?— se animó a preguntar.

—Quiero hablar contigo...

—Lo estamos haciendo.— interrumpió Ethan, escuchándose detrás suyo un 》palm face《de los tres.

—A solas.— terminó la rubia de decir, sonriendo divertida al verlo abrir y cerrar la boca como un pez fuera del agua.

—¿A solas?

—Si.

—¿Tú y yo?

—Si

—¿Se..

—¡Ya vete idiota!— gritó la pelirroja, ganándose la mirada de los gemelos, Avary, Rosalie, los Cullen que estaban del otro lado y la mayoría de las mesas cercanas a ellos.

—Ya... esta bien, no es para que me grites.— refufuñó como un niño pequeño, ganándose la mirada fulminante de la pelirroja, levantándose de su lugar.

Quedando frente a frente de la rubia, sintiéndose intimidado ante tan fuerte y hermosa presencia de la rubia.

Rosalie con cuidado agarró la muñeca del humano y comenzó a arrastrar a su humano a la salida. Ethan intentó calmar su pobre corazón que comenzaba a latir demasiado rápido al tener la fría y pálida mano sobre su piel, que al contacto le provocó un escalofrío recorrer todo su cuerpo.

Miró sobre su hombro, dándose  cuenta que todo el buffet los estaba mirando, para luego dirigir la mirada a la mesa Cullen, que los miraban con una sonrisa en sus labios, para después clavar su mirada en sus amigos que Avary levantó ambos pulgares con una gigante sonrisa en sus labios, Magda también sonreía y hacía el mismo gesto que la castaña y su hermano gemelo lo miraba serio pero con un poco de miedo e intriga en sus ojos.

Ambos sentimientos justificados, al pensar que la rubia podría romper el corazón de su gemelo.

Ethan le sonrió a su clon para que se tranquilizara, siendo lo último que vio Elliot al verlos desaparecer del buffet.

Suspiró.

—Tranquilo Elliot... todo estará bien.— miró a Avary que sonreía emocionada y asintió con la cabeza.

—Eso espero.

—¿Vieron que el cuatrimestre que viene llega una alumna nueva?—habló la castaña.

— ¿A mitad de año?

—Si, se dice que llega la hija del Sheriff.


















Mientras tanto Ethan intentaba que sus piernas dejaran de temblar de los nervios y que su corazón se calmara, pero todo fue inútil al ver que entraban a un salón vacío.

Tragó saliva más nervioso al ver como soltaba su muñeca y cerraba la puerta, quedándose esta vez si, solos.

Completamente solos.

Ok... está bien, cálmate.— pensó intentado ignorar la mirada dorada de la rubia.

—Se te cayó.

Ethan observó la mano de la rubia, en donde en ésta se podía apreciar un labial.

El labial que le iba a entregar hace dos semanas atrás.

Tragó saliva y con su mano temblorosa lo agarró.

—No es mía.

—Se te cayó cuando chocamos hoy.

Ethan abrió la boca para luego cerrarla rápidamente.

—Lo que quise decir... es que era para Avary... ella me pidió esta cosa... ya sabes...— empezó a divagar nervioso, causando que la rubia disfrutara de los gestos adorables del humano.

Que aunque tuviera el ojo negro y varios raspones en todo su rostro que todavía no desaparecían, se veía demasiado tierno con sus mejillas todas rojas, como un tomate.

—Me gusta este color.

—¿Que?

—Que me gusta éste color.— volvió a hablar, acercándose a él, señalando el labial.— Tienes un buen gusto para elegirlos.

Ethan bufó riendo, haciéndose el idiota y lo guardó en su bolsillo de la campera.

—No se... de qué... estas hablando...

—Oh vamos... ¿Seguirás insistiendo?— rodó los ojos con una mini sonrisa en sus labios.— Se que eres tú el que me entregas labiales y notas.

》Lo supe desde hace mucho tiempo, y digamos que hace dos semanas te delataste tú solito al decirme que debías defender a tu madre y tu hermano.《

—Vamos Ethan... son los únicos gemelos de todo el pueblo.

—No puedo discutir ante esa lógica.—murmuró mirando hacia otro lado, comenzando a balancearse de adelante hacia atrás, sin saber que hacer.

Ya había sido descubierto.

¿Lo rechazaría?

—¿Solo era eso?— se animó a preguntar.—  ¿Me vas a rechazar ahora?

—Puede ser.

El pecho de Ethan dolió al escuchar esas palabras y asintió con la cabeza.

Era un idiota creyendo que entregando notas iba a enamorar a alguien.

Porque le haya funcionado a su mejor amiga no significaba que a él también le funcionaría.

Además... ¿Qué podría ofrecerle él a ella?

Ella es una diosa.

Y él es solo un nerd, sarcástico y charlatán, sin tener ningún atractivo que presumir.

Por suerte su hermano estaría allí para apoyarlo en su dolor.

—Ya... entonces dilo...

—Mmm... no...— sonrió la rubia al verlo fruncir el ceño, molesto.

—¿Puedes dejar de jugar conmigo?— se cruzó de brazos como autodefensa.

—No estoy jugando contigo.— respondió, acercándose aún más al humano.— Al principio pensaba rechazarte y de la peor manera posible, no me gustaba ni un poquito el recibir cosas sin saber de quien era y de donde provenía.

Ethan asintió con la cabeza estando de acuerdo con lo que dijo, que al escucharla decir eso realmente sonaba acosador y terrorífico.

—¿Y que cambió?— preguntó con dudas y el nerviosismo creciendo por su cuerpo al tenerla tan cerca de él.

Y esos ojos dorados mirando fijamente su rostro.

—Dos momentos... hubo dos momentos que me hizo cambiar.— respondió corriendo un mechón de cabello de Ethan hacia un costado, para poder seguir observando esa mirada miel que le comenzaba a enamorar, que le provocó escalofríos al humano el sentir los dedos de la rubia rozar su frente y sus mejillas explotaron de color rojizo al haber presenciado ese gesto de ella hacia él.— La primera fue cuando fuiste a nuestra mesa y le escupiste a mi hermano.— la rubia rió al recordarlo, mientras que Ethan disfrutaba de esa hermosa risa.

Parecía la risa de un ángel.

—Entonces... — frunció el ceño, un gesto que le pareció adorable a la vampiro.— ¿Cambiaste porque le escupí a tu hermano?

La rubia negó con la cabeza.

—No, cambié en el momento en que me dijiste que a mi me quedaba todo perfecto y sumándole tú mirada de enamorado que tienes hacia mí.

Ahora si, Ethan quería que la tierra lo tragara.

¿Tan obvio era?

—Bueno... ¿Cuál es el segundo momento?— preguntó mirando hacia otro lado, queriendo ocultar todavía sus mejillas rojas.

Joder, podría recibirse de tomate.

Un tomate chamuscado.

—El segundo fue hace dos semanas...— murmuró la rubia, colocando sus manos en cada mejilla del castaño, acariciando con sus dedos pulgares la zona afectada de los golpes y ese ojo negro que lo tiene un poco violeta. Ethan ahora si creía que moriría al tener las manos perfectas y heladas de Rosalie Hale sobre su rostro y estaba seguro que su corazón se saldría de su pecho al tener a pocos centímetros la cara de ella, podía sentir su aliento helado sobre sus labios.— Cuando defendiste a tu hermano y a tu madre... obviamente no me gustó que lo atacaras, pero entiendo que te tocó a tus familiares y que cada persona reacciona de diferentes maneras.

》Yo solo... quiero decir que... me preocupaste y mucho.《

—¿En serio te preocupe?— murmuró sorprendido al escuchar esas palabras. Esperanzado. Enamorado.

Y ahí estaba esa mirada.

Esa mirada que hacía que su corazón muerto palpitara una vez más.

Esa mirada de amor puro e inocente que le dirigía a ella.

Solo a ella.

—Si, Ethan... me preocupaste y mucho.— murmuró con una sonrisa en sus labios.— ¿Te sigue doliendo?— preguntó haciendo referencia a los golpes en su rostro.

Asintió con la cabeza.

—Mmm...

Ethan no se lo esperaba.

Ni siquiera ustedes se lo esperaban.

Los labios fríos y pálidos de la rubia habían chocado contra el ojo negro de Ethan, que en otras palabras, le dio un beso en la zona más afectada, causándole un sin fin de sensaciones por todo el cuerpo a Ethan.

Que ahora estaba seguro que moriría de un ataque al corazón como un tomate.

—Respira Ethan.— volvió a hablar la rubia, con una sonrisa divertida en sus labios al ver el rostro todo rojizo y en shock del humano.

—Sisi...— susurró con la mirada perdida en esos ojos dorados como el oro.— Yo... ¿Quieres en algunos de estos días salir conmigo?

—¿A modo de cita?— molestó juguetonamente.

—Si.— murmuró mordiendo su labio inferior.

—Acepto.— respondió, apartando sus manos del rostro del castaño que éste en un auto-reflejo, los tomó entre sus manos, sin querer separarse de ella. Y pensándolo bien, ella tampoco quería separarse de él.— ¿Vamos?

—Yo iría a cualquier lado contigo.— respondió hipnotizado, que parpadeó varias veces al darse cuenta de lo que dijo.— ¿A dónde vamos?

—A clases.— rió, soltando una mano y entrelazándolo con la otra, que a ambos les sorprendió que quedaran perfectamente unidos, como dos rompecabezas, en donde la rubia le dio un suave apretón siendo correspondiendo inmediatamente por él.— Tenemos arte.

— Juntos.




























*Imagen en multimedia: la reacción de Rosalie de la pelea, o algo así sería.



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