Institución Científica de Gestores de Perfección Genética Avanzada.


El androide de protocolo entró en la sala deslizándose como una sombra, los científicos no le prestaron atención, sumergidos como estaban en una intensa discusión. Justo en el centro de la congregación, una camilla metálica sobre la que se encontraba el un feto retorcido y deforme. La doctora Illia sostuvo entre sus manos enguantadas al engendro, arrugó la nariz y negó con la cabeza con desaprobación y disgusto. Los demás murmuraron entre sí, otros incluso se atrevieron a apostillar su negativa, si Illia no hacia algo iban a terminar por cancelar su experimento.

-Compañeros, esto solo es la punta del iceberg, estamos a punto de alcanzar nuestro objetivo ¿No lo veis?

-Yo solo veo que llevamos quince años trabajando en un imposible. Desde el principio fue una locura, pero confiamos en ti porque eras la mejor en este campo, pero mira el resultado de tanto trabajo, de tantos millones.- La científica señaló con un gesto de desagrado al feto.- Creo que va siendo hora de que cancelemos este experimento.

-¡Ni hablar! Para ti solo han sido unos años, para mí, una vida. Así que no pienso cancelarlo, aún tenemos los sujetos del programa Delta, tengo muy buenas sensaciones con estos sujetos.- Tomó aliento, clavó sus ojos de un perfecto azul cielo en todos y cada uno de los allí reunidos. Era la más joven de todos ellos, sus rasgos casi infantiles les hacía imposible a los demás decirle no.

-Solo una oportunidad, este grupo será el último, si fracasas el proyecto se cancelará, pero si consigues que esto funcione...- La sonrisa del científico mostró una hilera de perfectos dientes blancos, la sonrisa se reflejaba en sus deliciosos ojos de color chocolate.

Los demás asintieron, aceptando la propuesta del joven científico. Illia le guiñó un ojo y la sonrisa del joven se ensanchó. El androide acudió a la llamada mental de su ama, esta caminó con altivez hacia la salida, el droide la siguió empujando la camilla metálica con el engendro, sus tacones repiquetearon de camino a la cabina del teletransportador.

-¡Que dé comienzo el experimento que hará temblar los mismos pilares de la tierra!- El teletransportador emitió un zumbido, y el grupo de científicos se quedó mirando la cabina metálica vacía done había desaparecido Illia.

-Bien... ¡Dama y caballeros, preparaos para la acción!

-Pero Magnus...- El joven científico se giró hacia su interlocutora.- Es una locura, es demasiado dinero, demasiado trabajo. La ICGPGA se creó para mejorar la humanidad, no para perseguir quimeras. Propongo cancelar de inmediato este experimento antes de arruinarnos.

El joven se acercó unos pasos, su perfecta sonrisa cincelada en un rostro perfecto. Sus movimientos eran ágiles, felinos, peligrosos, la mujer tragó saliva, sobrecogida. Magnus agarró con una mano el rostro de la mujer, lo acercó al suyo, entornando los ojos para examinar cada centímetro de su piel, con los ojos aún clavados en su dermis pasó el dedo pulgar por una zona de piel en la parte inferior del rostro, casi pegada a la barbilla, el maquillaje se corrió, dejando al descubierto una mancha oscura. El sonrió, la mujer tembló.

-ID-12.- Llamó con un ronroneo. Un droide se separó de una de las paredes donde aguardaba.- Escanéala.

El droide bañó el rostro de la científica con una luz azulada, después bajo el sensor, escaneando también su cuerpo. Al terminar la luz se volvió anaranjada y el droide emitió una serie de pitidos y chirridos, el intérprete asintió cuando Magnus lo miró, su sonrisa felina se ensanchó.

-Doctora, usted sabe mejor que nadie que no podemos permitirnos este tipo de errores, lo siento, se la echará de menos en su departamento.- La mujer abrió la boca, pero esta no emitió sonido alguno. El intérprete se le había acercado por la espalda y le había clavado una inyección en el cuello. El cuerpo sin vida de la mujer cayó al suelo con un golpe sordo.

-¿Algo más que añadir?- Dijo Magnus, dirigiéndose al grupo de científicos sin abandonar ni por un segundo su máscara de perfección. Todos aguantaron la respiración, sobrecogidos.- Muy bien, entonces ¡A trabajar! No hay tiempo que perder.



El sujeto Delta14 abrió sus exóticos ojos rasgados, la cegadora luz del gran foco hacía deslumbrar el laboratorio completamente blanco. El conocido repiqueteo de los tacones de la científica se acercó a la camilla en la que yacía, Delta14 esperó pacientemente a que le indicara qué hacer a continuación.

-Maravilloso querida, absolutamente maravilloso.- La felicitó con emoción pueril.- Levántate querida y deja que observe mi obra.

La chica se levantó de la camilla, la doctora tanteó y revisó cada palmo de su cuerpo desnudo con una meticulosa evaluación, cuando terminó se quitó los guantes de látex, que el androide se encargó de tirar a la basura.

-Querida, eres perfecta.- Acarició un mechón de cabello negro y lacio, se lo acercó a la nariz e inspiró.- Maravilloso, absolutamente maravilloso. Bien querida, después de tanto tiempo uno de mis tesoros a conseguido alcanzar la absoluta perfección.- Tomó aire lentamente, extasiada con su obra.- Mañana, mañana será el gran día ¿Estas preparada?

-Cuando lo ordene, mi ama.- Respondió mecánicamente.

-Así me gusta, querida. Juntas llegaremos muy lejos.- La tomó de las manos, extasiada con el tacto de su piel, la forma de sus manos, la dureza de sus uñas.- BR-7.- Llamó, el androide de protocolo se acercó.- Vístela, no quiero que enferme y estropee el gran día.- Se alejó hacia el teletransportador.- BR-7, tráela mañana a primera hora a la sala de experimentación. Vamos a hacer historia.

Magnus se acercó a la cápsula, apoyó la mano sobre el cristal exterior y arrugó la nariz observando el pegajoso líquido verdoso. Los fluorescentes parpadearon cuando Illia puso en marcha la monstruosa máquina. Dos camillas metálicas salieron de ella. BR-7 aguardó hasta ese momento para acercar a Delta14 hasta la máquina, mientras que otro droide se encargó del sujeto masculino, la científica se acercó a este último, su piel de color chocolate brillaba a la luz de los fluorescentes, lo chequeó brevemente y sonrió complacida, Magnus rechinó los dientes.

-Eres perfecto.- Murmuró con voz aterciopelada, e inspiró profundamente por la nariz, se giró hacia Magnus.- Son absolutamente perfectos.

-Ya lo veremos.- Dijo mirando con desagrado al sujeto masculino.- ¿por qué no escogiste a Delta3?

-¿El rubio de ojos claros?- Magnus asintió.- No era tan perfecto. Su espalda no era tan ancha, ni sus oblicuas estaban tan marcadas. Delta21 tienes unos genes más fuertes y es perfectamente compatible con los genes de Delta14.- Hizo un gesto con la mano y ambos sujetos se desprendieron de sus túnicas grises y se introdujeron cada uno en el compartimento de su camilla. La máquina se cerró herméticamente.

-¿Y ahora qué? ¿Por dónde empezamos?- El científico estaba ansioso.

-Un escáner final de compatibilidad, les enseñaremos imágenes del otro para ver hasta que punto se atraen, unas pruebas de perfección genética, compatibilidad de genes...-Sonrió, encantada.

-¿Y si no funciona?

-Funcionará.- Afirmó con seguridad.- Y mañana estaremos a un paso de alcanzar nuestro objetivo, alcanzaremos la perfección.

-¿Cómo puedes estar tan segura?

-Yo misma doné mis genes para crear estos sujetos, he sacrificado mi vida, así que si tienes dudas será mejor que abandones mi laboratorio cuanto antes.

-Lo siento, doctora, no pretendía...-Agachó la cabeza con sumisión.

-Cállate y revisa los códigos. Nadie me puede arruinar este día. Mañana tendré el feto encapsulado, y en unos meses todo este tedioso trabajo habrá dado su fruto.

7 Meses después...

La sala de exposición estaba abarrotada. El repiqueteo de unos tacones hizo callar a la multitud. La científica y BR-7 se acercaron a la cápsula, el líquido verdoso, los tubos y conectado a estos un feto. Illia sonrió a la multitud.

-He aquí la magia de la ciencia, después de tanta espera, ha llegado el momento, los sujetos Delta nos han proporcionado la fusión perfecta de dos genéticas totalmente diferentes.- Tomó aire lentamente.- Ahora procederemos a la extracción.- El androide de protocolo pulsó una seria de botones en un panel y la máquina emitió un ruido de succión mientras el líquido iba desapareciendo, la cápsula se abrió, y el droide desconectó los tubos del pequeño cuerpecito. El bebé lloró, Illia sonrió, acercándose con impaciencia a su pequeño. El droide lo arropó con una toalla y se lo dio a la joven científica, esta lo cogió, a través de los guantes de látex sintió la resbaladiza piel del bebé. La piel de este era oscura, aunque menos que la del padre y los ojos rasgados, de un precioso color avellana. Los observó minuciosamente buscando imperfecciones.

-A... a...- El bebé balbuceó.- Ama...

Illia rió extasiada, como una niña con un juguete nuevo. Los demás se quedaron paralizados mirando al pequeño. La joven dejó al niño en el suelo y el bebé se puso a gatear.

  -Roza la perfección ¿No es cierto?- Illia se pavoneó por la sala.- Pero aún se puede mejorar. Aún podemos mejorarnos como especie, por algo somos la especie dominante por naturaleza ¿Qué me decís? .- Los vítores y los aplausos inundaron la sala, Magnus destacaba en primera fila, más ferviente que ninguno.- ¡Pues manos a la obra! Hoy comienza una nueva fase. Preparaos para el programa Épsilon. ¡Vamos a hacer historia!  

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