Historia invertida

Imagina por un solo instante que toda esa maravillosa historia que has oído miles de veces. Esa historia que has aprendido desde principio a final cada palabra, cada momento, cada gesto... Imagina que el orden se invierte. Imagina que el principio está al final y el final al principio. Imaginalo por un solo instante... Imagina a esa pareja desconocida que leía en el tren camino a casa, al chico mirando a hurtadillas la portada del libro de la chica atraido por su capacidad de abtraerse del mundo, de sentir cada palabra e implicarse tanto en esa historia, la forma rápida y fluida con la que sus pupilas vidriosas danzaban sobre cada línea. A ese chico que gastaba todos sus ahorros en comprar un ejemplar de el libro que la chica sostuviese entre sus manos. Imagina que la chica nunca se hubiese dado cuenta de que el chico la miraba todo el trayecto sin poder concertrarse en el libro. Imagina que ella un día deja de ir en ese tren, imagina que nunca llegan a conocerse, imaginalo.
Imagina la tragedia. Todo lo que ello supondría... La chica nunca sabría lo especial que es. Ni sabría que alguien la admira en secreto, ni sabría que ella había conseguido que un simple chico como él, un chico que en su vida había pensado en tocar un libro siquiera fuese contagiado por su pasión. Envidiando incluso la manera en la ella sostenía el libro sobre su regazo, acunado bajo el abrigo de sus manos curvadas.
La forma en la que sus labios se curvaban en una sonrisa, en como se mordía el labio y apartaba la mirada hacia el margen de la página. En sus ojos vidriosos y en alguna lagrimilla traviesa que escapaba del refugio de sus ojos... Todo eso y más despertaban los libros en ella.
Pero la verdad es esta: ella estaba tan enamorada de sus libros, tan pendiente de una historia ficticia, tan convencida de que nunca encontraría el amor, que nunca llegó a ser consciente de ese pobre chico que ahora sostiene una libreta entre las manos con la esperanza de que algún día pueda escribir un libro y de que ella se emocione tanto con sus palabras como con sus libros.
Esto va para ti, aunque no sepas quien soy, aunque nunca sepas que eres tú, aunque en tu vida no hayas pisado un tren y aunque no tengas ni idea de como esto ha llegado a tus manos...
Posdata: Nunca olvides levantar la vista por más interesante que esté una historia. Recuerda que todas las historias tienen una base de realidad, y que aunque tú, que ahora me estas leyendo sin creer ni una sola palabra de lo que te digo, podrías ser esa chica...
Por y para siempre, un simple desconocido...

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