Capítulo 5
Poco a poco fue volviendo la rutina, unos continuando con ella, otros creándola de nuevo como Nadia, que se había hecho por completo al nuevo ritmo de trabajo. Cada vez tenía más cosas que hacer porque iban ocurriéndosele nuevos talleres, nuevos proyectos e, incluso, había comenzado a plantearse grabar un cortometraje.
Tenía su cabeza trabajando a mil por hora, intentando no estrellarse contra nada. Pecaba a veces de querer abarcar muchas cosas y no concluir todo lo que quería, a no ser que tuviera una fecha de entrega, así que trataba de obligarse a ello. De cualquier forma, iba a ir poco a poco, llevaba apenas un mes desde que volvió, no tenía prisa por cumplir objetivos.
Era viernes y de pronto, estaba pensando irse ese fin de semana fuera. Una pequeña salida fotográfica. Le apetecía ver rincones carismáticos para inmortalizar. Avisó por el grupo que se iba ese fin de semana por ahí, y que no contaran con ella para los posibles planes. Muchos y variados mensajes le llegaron en contestación, unos de envidia sana, otros, como el de su hermano, diciéndole que tuviera cuidado e incluso el del Víctor, preguntando si se podía apuntar al plan.
Contestó a todos en general que tendría cuidado y en particular a Víctor, diciéndole a la hora que podrían irse. Justo cuando iba a guardar el móvil, le llegó un nuevo mensaje privado, esta vez de Ernesto, apuntándose también a la excursión. No pedía permiso u opinión, simplemente constataba un hecho. Se apuntaba y quería saber la hora. Para que no se pudiera negar aportaba su coche, ahorrándole a ella el tener que pagar gasolina, como si ella si hubiese planteado negarse en algún momento.
Tendría a sus mejores amigos sólo para ella durante 2 días, lo que le encantaba pues adoraba sus locuras. De hecho, se habían apuntado sin saber siquiera dónde tenía pensado ir.
No soltó su móvil pues enseguida llamó para buscar alojamiento. Tenía claro que quería ir a los pueblos de la Serranía de Ronda, sitio que le encantaba. Llamó a Belén, que conocía bastante la zona, recomendándole lo que hacer. No dudó en seguir sus instrucciones y lo solucionó todo bastante rápido, quedándose así tranquila.
Tenía todo listo para irse un fin de semana. Le daba pena no poder pasarlo con Beatriz, ya que ésta tenía un máster el sábado y domingo enteros, por lo que cuando vio que Nadia se marchaba y Víctor se apuntaba al plan, no dudó ni un instante en hacer lo mismo.
Se lo iba a decir a Beatriz, no queriendo que hubiera ningún malentendido entre ellos. No llevaban mucho tiempo juntos, pero le gustaba estar con ella, disfrutaban juntos, se entendían. Es cierto que Beatriz no era ella, pero no podía estar toda la vida esperando que lo vieran de forma distinta, y él no arriesgaría una amistad como la que tenía cuando había tantas posibilidades de no ser correspondido.
No estaba enamorado de Beatriz, tampoco ella lo estaba de él, pero el amor tampoco era como las películas lo pintan y tenía claro que él tendría que luchar mucho más contra su propia mente y corazón, aunque sabía ser paciente. Se pasó por su casa con su pequeña maleta en el coche ya, para irse luego directamente.
Ella estaba entre papeles cuando Ernesto pegó a la puerta, con su soniquete particular. La abrió y lo saludó con una sonrisa y un beso en los labios.
―Te veo agobiada ―le comentó él viendo lo que tenía formado en la mesa del salón.
―Uff, no lo sabes bien. Acabo de llegar, tenía que buscar unos apuntes y mira ―concluyó señalando la pila de papeles.
―Pero no te agobies. Si allí vas a coger apuntes igual, ¿no?
―Sí, ya, pero yo me agobio. No sé para qué me meto en estos embolaos.
―Hombre, tienes cara de empollona. Se ve que no puedes estar mucho tiempo sin estudiar algo.
―Ja, ja ―contestó dejando los papeles y acercándose a él―. Eres muy graciosillo.
Ernesto la abrazó por la cintura.
―Bueno, bueno... normalillo, no me pongas colorao ―le dio un beso, ahora un poco más largo que el primero.
Beatriz se separó al poco, sabiendo que él había ido a decirle algo, aunque se mantuvo en su abrazo.
―¿Y qué te trae por aquí? ¿Me echabas de menos?
―No te lo niego. Pero sobre todo es para decirte que me voy el finde.
―¿Ah, sí? ¿Dónde?
―Ni idea ―contestó honestamente, aunque continuó aclarando todo―. Voy con Nadia y Vic. Finde fotográfico. Nos hemos apuntado en el último momento. Como tú vas a estar ampliando tus, ya de por sí, vastos conocimientos, así yo no me aburro y me entristezco sin ti.
Ella sonrió por la voz zalamera que él estaba usando.
―¡Qué bien! Pero qué pena que no puedo ir yo ―dijo haciendo un puchero con los labios.
―No te importa, ¿verdad?
Lo miró con cara de incredulidad y se separó ya del todo, aunque sin alejarse demasiado de él.
―¿Por qué me iba a molestar? ¿Cuán controladora crees que soy?
―No sé. Controlar, controlar... ―Hizo como que pensaba―. Controlas el castellano lo suficiente como para decir un arcaico "cuán" ―enfatizó haciendo las comillas con los dedos.
―¡Serás idiota! ―dijo riendo y pegándole―. Anda, vete con tus amigos y disfruta. Y espero que no les digas que te controlo, que ya creo que no le caigo muy bien a Nadia, como para que encima crea que te quiero para mí solo.
―¡Venga ya! ¿A quién le podrías caer mal? Nadia es tímida al principio, le gusta ver cómo es la gente.
―¡Guau! Ahora me siento juzgada.
―Por suerte para todos eres un encanto, así que la implacable jueza seguro que te absuelve.
―Zalamero.
―Pero funciona, ¿no? ―la acercó de nuevo a él.
―Bueno... ―comenzó con una voz más suave―. No te digo yo que no.
Volvieron a besarse, sin prisa, disfrutando ambos del otro, hasta que el teléfono los interrumpió.
―Perdona, es Vic. Me tengo que ir, ¿nos vemos el domingo?
―Claro. No prometo estar muy despierta, pero haré lo que pueda.
―Podría hacerte compañía ―dijo sugerente arqueando varias veces las cejas.
―Podrías ―contestó ella en el mismo tono.
Ernesto se inclinó sobre ella, le dio un profundo beso y se separó, igual de bruscamente que como empezó.
―Hasta el domingo ―le dijo apenas separándose. Ella no pudo más que asentir en respuesta.
Se marchó finalmente a recoger a sus amigos. El fin de semana seguro sería muy bueno, pero lo que le esperaba al final del domingo también prometía.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top