Capítulo 12

—Salgan del auto, ¡ahora! —ordenó el sujeto. Todos nos miramos confundidos y Loane susurró una grosería.

—Erás, pásame el gorro que tiene Linceln a su derecha —pidió en un susurro y él asintió, luego se lo pasó disimuladamente.

En un movimiento rápido; Loane se puso el gorro escondiendo así toda su melena pelirroja. ¿Por qué? Ni idea.

Todos salimos del auto con un poco de temor. R y Loane no se miraban preocupados, pero supongo que ya es parte de ellos estar tranquilos en situaciones críticas.

—¿Qué están haciendo aquí? —preguntó el sujeto que le apuntó a Linceln.

—S-solo venimos a-a visitar un amigo —titubeó.

—Esta zona no es de visitas, ¿los envió el barrio contrario? Contesta o te vuelo los sesos.

Linceln tragó grueso y nos miró a todos. Seguro no se esperaba esta situación. El hombre dijo que contaba hasta tres o le dispararía a Linceln, pero no llegó ni a dos cuando un disparo sonó detrás de ellos.

—¡Emboscada!

Todos corrimos a escondernos detrás de un auto para evitar que nos dispararan mientras los sujetos que nos amenazaron comenzaron a disparar al lado contrario.

¿En qué momento mi vida se volvió tan intensa?

—¡Hermano, nos están acorralando! —gritó uno.

Loane se acercó agachado a uno de ellos y enmedio de la balacera le gritó.

—¡Dame un arma!

—¡¿Estás loco?! ¡Te pueden matar! —contestó el otro.

R saltó detrás de mí y se lanzó sobre uno de los sujetos más jóvenes y le quitó dos pistolas. ¿No estará pensando hacer lo que creo que va a hacer, o si?

Mi compañera le lanzó un arma a Loane y éste la atrapó en el aire, la cargó en un movimiento veloz y comenzó a disparar. R hacía lo mismo.

Luego de varios minutos noté que la munición de R se había acabado, oh no, estamos en problemas. ¡Al igual que las películas de acción que solía ver! ¡Todos moriremos! ¡No quiero morir virgen!

Esperen, eso no tiene importancia.

R miró a mi dirección y levantó sus manos para decirme algo:

“No te muevas de aquí” dijo en señas y asentí.

Ella corrió junto con Loane para quitarles las municiones a los sujetos y comenzaron nuevamente a lo suyo. Lo malo no era que estaban disparando.

¡Habían salido a campo abierto en medio de una balacera! ¿Se quieren morir o qué?

R le disparó a varios de los sujetos que nos atacaban y estos caían heridos, luego huían. ¿Cómo puede hacer tal cosa como si se tratara de un deporte? No era normal. Loane recibió un disparo en el hombro izquierdo y la sangre comenzó a brotar de la herida.

—¡Bastardos! —exclamó y le disparó en la cabeza a los dos sujetos que quedaban.

Linceln, Erás y yo nos manteníamos acurrucados pensando que en cualquier momento nos darían un balazo, pero afortunadamente no ocurrió. Los sujetos que nos habían amenazado anteriormente se miraban confundidos y salieron de detrás del auto al igual que nosotros. El peligro ya había pasado.

—¿Quienes son ustedes? —preguntó el mayor de ellos. En total eran cuatro.

—¿Ya no me reconoces? —preguntó Loane y se quitó los lentes y el gorro. Los ojos del hombre se iluminaron.

—¡Flaco, tanto tiempo sin verte! —exclamó y le dió un abrazo a Loane.

Espera, ¿qué?

¿Ya se conocían?

—Vamos viejo, no exageres, sabes que no me gustan los abrazos —gruñó el pelirrojo.

—¡Pero hace años que te fuiste! ¿Y cómo van las terapias? —preguntó y Loane desvió la mirada y sus labios formaron una línea recta. Al parecer le molestaba un poco ese tema.

—Ya sabes, lo mismo de siempre.

Detrás de nosotros se escuchó un quejido y vimos a R y Erás trayendo dos cuerpos cada uno. Los cuerpos que traía ella estaban inmóviles y los que arrastraba Erás estaban vivos.

—¿Quién es ella? —preguntó otro.

—Nadie con quien te puedas meter —se limitó a contestar Loane. 

—Qué bonito eres —susurró alguien en mi oído y me sobresalté inmediatamente.

—Deja tus bromas gay para otro rato, ¿quieres? —comentó otro.

¿Quienes eran estos sujetos?

—Me disculpo por no presentarnos correctamente. Somos los hermanos Calesso, sean bienvenidos —anunció el más viejo.

—Parll, ¿por qué no me dijiste que vivías en un barrio? —preguntó Linceln.

—No me llames por mi apellido —gruñó Loane. Su apellido era raro.

—¿Irás al club? —preguntó el menor de los hermanos.

—Quizá mañana en la noche, hoy tengo asuntos con mi otra mitad —respondió mi compañero.

—Estoy aburrido, ¿y tú? —me preguntó Linceln. Asentí.

—Vamos a casa —Dijo Loane y todos asentimos.

—Viejo, lamento la confusión de hace rato —expresaron los hermanos y luego se despidieron.

Loane se colocó en el volante al momento de dirigirnos a su hogar ya que Linceln aún se encontraba nervioso y finalmente llegamos a una zona llena de casas muy bonitas.

—Llegamos —anunció Loane cuando se detuvo frente a una casa grande y pintada de negro.

¿Qué loco pinta una casa de negro?

Creo que la familia de Loane lo hizo.

Cuando llegamos a la puerta, Loane se detuvo y se giró hacia nosotros. Su mirada demostraba nostalgia e ira.

—Alguien vendrá a abrir la puerta y he de aclarar que si alguien dice algo, le voy a sacar los ojos y haré que se los coma —murmuró y su mirada me dió escalofríos.

Tocó el timbre y se escuchó un “ya voy” desde el fondo y la punta de una escopeta se asomó por un agujero que tenía.

—¿Quien se atreve a irrumpir mi paz?  —preguntó.

Loane sonrió y dijo—: Tu media mitad.

Inmediatamente el arma fué quitada del agujero y se abrió la puerta. Una chica bajita, gordita, pelirroja y muy similar a Loane apareció tras ella. Sus ojos se iluminaron al ver al pelirrojo.

—¡Loni! —exclamó y se lanzó a abrazar a Loane. Él le correspondió y envolvió sus brazos alrededor de su cintura—. ¿Trajiste amigos? —preguntó  y sus pupilas se dilataron—. ¡Mi Loni tiene amigos! —exclamó y soltó el abrazo.

—No son amigos —comentó Loane muy sonrojado. ¿En serio? ¿No que muy rudo?

—¿Quien es ella? —preguntó Linceln.

—Chicos, ella es Loani, mi hermana gemela —presentó Loane y la chica se dispuso a saludarnos.

Saludó a Linceln, me saludó a mí y le respondí con una sonrisa y R nisiquiera le prestó atención, pero al ponerse frente a Erás su pálido rostro se tornó rojo y comenzó a balbucear cosas sin sentido. Le gustó Erás seguramente.

—Es un placer conocerla, mi bella señorita. Me llamo Erás Akove y me siento honrado de conocer tan bella mujer —saludó Erás y tomó la mano de Loani para luego besar el dorso de ella.

El rostro de ella era digno de una fotografía.

—M-m-mucho gusto guapo, digo, Erás, estoy soltera, digo, estoy encantada, yo... —se calló por unos segundos—, ¿desean pasar? —cuestionó finalmente.

—Con gusto —contestó Erás y la expresión de Loane fué indescifrable al ver a Loani hecha un tomate.

—Lani, ve y prepárales un café a todos, por favor —pidió Loane y cuando ella desapareció por la sala, mi compañero se acercó a Erás y susurró—: Ni se te ocurra fijarte en mi hermana.

Bueno, ni tan susurro fué porque pude escucharlo.

—Loane y Loani, ¿quién lo diría? Nunca imaginé que tuvieses una hermana gemela. —comentó Linceln.

—Entremos —ignoró lo que Linceln dijo, y entramos siguiendo a Loane.

La casa por dentro era preciosa, he de admitir que estaba muy decorada de la forma más delicada posible.

Pero aquí la interrogante que me hago: ¿de dónde sacó tanto dinero esta familia para tener tal belleza?

No le di vueltas al asunto cuando noté que de la cocina aparecía Loani acompañada de un joven de cabello castaño y con una sonrisa plasmada en el rostro, él reía y Linceln se sonrojó considerablemente.

Cuando el chico se dio la vuelta, el enfermero le quedó viendo el trasero.

Así te quería agarrar, puerco.









Bueeeeenas genteeee ¿cómo están los fantasmas más fantasmas que hay en esta historia?

No estoy hablando de las divas que votan y comentan (hablo también de tí Mariita)

En fin, andaba aburrida y dije; voy a publicar y vamos a poner a un puerco. Ya vieron al Linceln 😂😂.

🚨Alerta de spoiler: el próximo capítulo será unas revelaciones intensas, ya que no podemos dejar sin identidad a nuestros protas...

Además habrá...

Olvídenlo.

Dejen su voto, su comentario, me siguen en el perfil... ¿qué sigue? Ah, cierto. Dejen lo que quieren que pase y con gusto lo pongo.

Quiero experimentar con sus ideas retorcidas ewe. Bueno, ¡besos!

#Quedateencasaollegaráelcoronavirus

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