Capítulo 5


Capítulo 5: Pícale los ojos al cornudo/Un gorila conduciendo

Klaus

Desde que soy semidiós que coincide con la cantidad de tiempo con la que tengo recuerdos, los monstruos por alguna razón siempre se lanzan contra mí. ¿Será algo por el olor o simplemente les encanta mi rostro que se ve apetitoso?

Como sea, no tengo la respuesta ahora mismo por estar esquivando los cuernos afilados de uno de los monstruos más conocidos de la mitología griega. Sinceramente a este punto ya debería estar acostumbrado estar escapando de ellos, no me llamaría experto pero soy digno de medalla. Ver como su gran cuerpo se estrellaba contra la pared de acero que seguramente era reforzado, pues no tenía el más mínimo daño a pesar de que estoy seguro que esa embestida me había partido en dos.

-Travis saco su espada al igual que Apolodorus su lanza –Muy bien, este idiota podemos con él. –Exclama el hijo de Ares-

Me dan ganas de golpearme la frete contra una de las piedras que estaban ahí, estaba por decirle que esa bestia podía ser torpe por su mala vista y mal oído pero según las leyendas tenía el sentido del olfato tan desarrollado que era la envidia del perro policía mejor entrenado de la historia o al menos eso dice mi libro. Aunque no termine de leer el resto de la información porque, bueno debo admitir que también pensé que sería fácil derrotar a una bestia así.

Pero ahora que la tengo enfrente de mí, sacudiendo su cabeza por el golpe con aquella dura superficie, la verdad estábamos en desventaja por muchas razones:

1) Estamos de nuevo en un lugar muy pequeño para pelear.

2) A pesar del tamaño del monstruo su fuerza bruta sería suficiente para mandarnos a la siguiente vida de un solo golpe si es que no nos empala antes.

3) Hay que proteger la motocicleta/carruaje del disque Dios de la guerra.

4) Tengo de apoyo a un niño bromista y a un idiota que se está lanzando contra la bestia de nuevo.

Joder.

Logro empujar al gorila antes de que el minotauro le diera un golpe, haciendo que ambos cayéramos al suelo.

– ¡¿Qué diablos haces?! ¡Tenía vía directa!

–Al infierno tal vez ¿No aprendiste nada del león de Nemea? No ataques a lo idiota. –Le gruño molesto-

–La bestia es una tonta, yo soy el más fuerte de los tres y quien tiene más experiencia, no necesito tu ayuda ¡Cuidado!

Después de haber gritado eso me empujo haciendo que evitara que nos aplastara con el puño.

Travis, quien usando su mochila de artefactos de bromas le empezó a lanzar lo que creía que eran bombas de pintura haciendo que el minotauro se tratara de quitar de la cara.

–Y yo soy el que tiene el mando en esta misión –Le digo mientras me pongo de pie tomando mi espada- soy quién eligió Hestia y soy quien sabe más de esta bestia.

Ver como la vena de su cuello me hizo entender que le molesto mi comentario y al parecer iba a decir algo más pero al escuchar el fuerte rugido de esa bestia nos hizo voltear y ver como estaba acorralando al hijo de Hermes, eso me hizo abrir los ojos para lanzarme contra él. No podía dejar que algo le pasara a Travis, por muy ridículo que suene la responsabilidad de su vida está en mis manos y debo regresarlo con vida de vuelta al campamento, aunque eso puede que me lo impida la profecía o quién sabe.

Salte impulsándome con una de las rocas para alzar mi espada dejando un corte en la espalda que lo hizo soltar un bramido de dolor, pero no se disolvió en polvo lo que hubiera sido demasiado fácil. Y sinceramente creo que las palabras "fácil" y "semidiós" no van muy bien en la misma oración.

Me deslice entre sus piernas para dejar otro corte en una de sus piernas haciendo que se arrodillara, por lo que me levante de nuevo listo para encajarle mi espada en la espalda pero no pude ver venir a tiempo su puño hasta que me impacto en el pecho.

Seré sincero, sentí que estaba muriendo en ese momento y que seguramente me había roto una o posiblemente todas las costillas del cuerpo mientras luchaba desesperadamente por respirar. Esto era muy diferente a cuando el león me hizo golpearme la cabeza, había recibido un golpe de esa bestia casi directo que de no ser porque al último segundo trate de alejarme un poco posiblemente en este momento estaría muerto o creo que estoy muriendo, perdonen pero luchar por mi vida no me hace pensar bien.

Escuche la voz de Travis apenas, que no tengo la menor idea en qué momento se posiciono a mi lado. Mientras escuchaba el sonido de los gritos Apolodorus que seguramente de nuevo está luchando solo.

Enserio esto me estaba empezando a molestar, no podía pasar una sola pelea con monstruos sin que resultara herido o a punto de morir, esto solo me hacía sentir...débil.

Débil.

Débil.

Débil.

Esa palabra se fue repitiendo y resonando en toda mi cabeza mientras apretaba los puños sintiendo el dolor de mis costillas y de cómo mi respiración parecía cortarse de vez en cuando.

Sin embargo la ira en mi pecho inundo todo mi sistema, incluso dejando el dolor de lado y tal vez sea por la adrenalina, la ira o incluso por la locura. Pero por un segundo creía poder escuchar la voz de una persona pidiéndome que me levantara.

Era difícil describirla, pues sonaba fría y seria pero de alguna forma escuchaba preocupación dentro de todo eso o tal vez estaba tan herido que estaba escuchando cosas, eran casi como murmullos pero entre todas esas palabras confusas que pasaron entre mi cabeza que estaba por explotarme, pude entender como me pedía que me acercara a la oscuridad. Pero lo decía de una forma casi desesperada. Sea como sea hice lo que pude para tratar de enfocar mi vista que estaba casi nublada o no podía enfocarla correctamente, pero entre todo eso pude captar como a unos pocos metros estaba el fondo de la cueva, que estaba llena de sombras y algo de oscuridad.

Por lo que tratando de reunir todas las fuerzas que tenía y el aire que mis pulmones me permitieron tener en ese momento, empecé a arrastrarme enterrando mis dedos en el suelo sin importarme que llegara a lastimarme con ella, me iba arrastrando como si de una babosa fuese. Cualquiera que me viera pensaría que mi acción y la distancia no significarían mayor esfuerzo, pero la verdad es que con cada movimiento era como si me metieran un soplete en los pulmones haciéndome querer gritar de dolor por cada movimiento de mis respiraciones que trataba de regular lo más que podía.

Mi mochila voló en algún momento lejos de mi espalda, donde guardaba mi ambrosía pero aunque la tuviera su efecto no es instantáneo con la gravedad de la herida que seguramente tenía y en este momento el tiempo era lo que menos teníamos en ese momento.

Y la verdad no tengo la menor idea porque es que estoy arrastrándome hacía el fondo de la cueva después de que una alucinación me hablara. Pero la verdad es que no tenía muchas opciones en ese momento y menos tiempo para pensar en eso, así que cuando estaba a pocos metros con un último esfuerzo rodé hasta quedar entre las penumbras de la cueva. Y fue cuando paso.

¿Han experimentado alguna vez un disparo de adrenalina, azúcar o incluso de éxtasis? Pues digamos que lo que sentí en ese momento fue algo similar, al principio no pasó nada de nada que estuve a punto de reírme de mi propia estupidez al haber gastado mis últimas fuerzas en haber hecho algo tan ridículo en vez de haber intentado pelear con mis compañeros, pero antes de que pudiera empezar a reír del dolor sentí cómo todo mi cuerpo, no, cómo si todo mi ser recibiera una poderosa descarga eléctrica. O creo que la mejor forma de describirlo sería:

Frío.

Un frío cómo si me hubiese lanzado desnudo al agua helada en Rusia justo en su época más fría. A pesar de eso no temblé, no sufrí espasmos por la corriente de frío, más bien fue como si esa misma corriente me llenara de energía y poco a poco fuera calmando el dolor de mi pecho, dejándome de esa forma poder respirar de nuevo. Por lo que sin dudarlo me levante cuando sentí la fuerza suficiente.

Al principio me maree un poco pero cuando sacudí mi cabeza pude enfocarme mejor para poder ver mis manos.

Antes sentí que me había hecho ligeros cortes en los dedos mientras me arrastraba gracias a las piedras, sin embargo al ver mis manos completamente intactas quedé confundido, mucho más al tocarme el pecho donde no sentí la más mínima punzada de dolor, cómo si en ningún momento hubiese recibido daño. De hecho podía jurar que me sentía más...

Fuerte.

Sin embargo salí de mis pensamientos al escuchar el bramido del Minotauro, haciendo que alzara la vista y me llevara la sorpresa de ver cómo tenía sujeto a Travis en una de sus manos y el gorila le había apuñalado la pierna pero sin hacer un daño mayor, de hecho el toro/humano con esteroides lo veía como si le quisiera arrancar la cabeza.

Lo iba a matar, pero no podía permitirle eso.

Así que corrí tomando mi espada del suelo para correr donde estaba el monstruo que seguramente estaba por usar al hijo de Hermes como maso para golpear a Apolodorus, pero antes de que lo hiciera le hice un corte en la mano haciéndolo gritar de dolor soltando a su presa y cuando alce la vista pude ver cómo al igual que antes, intento darme un golpe que seguramente me mataría.

Pero a diferencia que la última vez, con unos reflejos que no sé de donde salieron pude agacharme para luego deslizarme y con el mismo impulso de mi cinturón lanzar la daga que tenía oculta justo a su hombro.

De nuevo sus gritos de dolor llenaron la cueva, pero no me detuve a escucharlos pues tomando a Travis sobre mi hombro me fui corriendo hacía nuestro compañero que estaba defendiendo la motocicleta de su padre.

–Parece que eres más difícil de acabar contigo Hale –Gruño al vernos llegar a su lado- pues perfecto, escucha mi plan si no quieres que nos...

–Ya basta –Hable de forma firme y seria haciéndolo callar- no me importa que tengas más experiencia que yo en estas cosas, que hayas sido reconocido por tu padre o que me odies, en este momento todas esas cosas me importan un pepino –Hablo mientras bajo a Travis que nos miraba a nosotros y como el Minotauro trataba de quitarse la daga con sus grandes dedos- yo fui quién recibió el pedido de la Diosa, yo soy quién le dio la profecía el Oráculo, yo soy quien evito que el león de Nemea te devorara y soy quien está a cargo de está maldita misión ¿Quieres llevarle honor a la cabaña de Ares? Perfecto, los mejores guerreros no son siempre los que se lanzan a pelear sin tomar en cuenta a los demás, los mejores guerreros son aquellos que son peligrosos solos pero letales en conjunto, así que vas a cerrar esa maldita boca y me vas a escuchar ¿Entendiste?

La cara de Apolodorus se puso pálida unos cuantos segundos, en sus ojos pude ver miedo mientras me observaba y por alguna razón eso me hizo sentir satisfacción. Pero deje eso de lado cuando a los pocos segundos despabilo y lo vi asentir de mala gana dándome a entender que aceptaba.

–Travis, quiero que lo distraigas y lo lleves al fondo de la cueva limitaremos su movilidad ¿Aún tienes granadas de olor?

–Solo dos, aunque me quede sin olores fétidos son más bien los perfumes que le robe a los de la caballa de Afrodita. –Dijo sacando las susodichas que tenían dibujitos de flores-

–No me importa mientras sea fuerte el aroma, esa cosa no ve ni escucha bien pero su olfato es lo que lo destaca, así que haremos que lo pierda también, distráelo todo lo que puedas pero mantén una distancia prudente, no quiero que corras riesgos innecesarios –Le digo haciéndolo asentir para luego voltear a ver a mi otro compañero- eres más fuerte que yo pero tu lanza aquí es inútil si el objetivo no se queda quieto en un lugar pequeño, así que te daré algo con lo que apuñalar, pero necesito que esperes mi señal.

-Veo como la vena de su cuello sobresale haciéndome entender que no le gustaba que le diera ordenes, sin embargo solo se limitó a asentir – ¿Cuál es la señal?

–Lo sabrás.

Vemos como finalmente logro quitarse el arma para ponerse de pie listo para cargar contra nosotros, pero Travis se le adelanto llamando su atención lanzándole varias piedras a la cara.

– ¡Oye toro! ¡Hace unas horas me acabo de almorzar a tu madre!

Pues a pesar de no escuchar bien, lo hizo enojar lo suficiente para empezar a perseguirlo por estrecho lugar.

–No has dicho que es lo que vas a hacer. –Me habla Apolodorus a mi lado-

No sé qué cara habré puesto que lo hizo verme cómo si fuese un alienígena, pero yo sabía perfectamente mi papel.

–Haré lo que siempre he hecho hasta ahora, obtener la victoria. –Respondo haciendo aparecer mi escudo-

Corrí hacía donde estaba mi enemigo que se estaba distrayendo con Travis, por lo que aferrándome a mi escudo y con la fuerza de impulso que llevaba no dude en embestir la pierna que tenía herida haciendo que perdiera su equilibrio arrodillándose contra el suelo, donde no perdí el tiempo y desabrochando las ataduras del escudo lo azote contra la cabeza del Minotauro aturdiéndolo. Eso mismo hizo que se llevara las manos a la cabeza, dándole una abertura a Travis para lanzar la granada donde (hago paréntesis para resaltar que si los brillitos y el rosa tuvieran aroma, sería cómo el de esa granada) juro por Dios que extrañaba la granada de hedor.

Pero volviendo a la pelea, el monstruo se cubrió la nariz por el intenso olor de la caballa de Afrodita, para con sus cuernos intentar embestirnos a alguno de nosotros pero al intentar dar un paso su pierna lo hizo mantenerse quieto.

Le lance una mirada a nuestro compañero que debió entender mi gesto pues al verlo soltar su lanza y correr en nuestra dirección no dude en lanzarle mi espada ¿No era peligroso lanzar un objeto afilado? Lo es y mucho, pero en este momento era más peligroso nuestro enemigo que algo insignificante como eso. Por eso mismo agradecí que con gran destreza Apolodorus la atrapo en su mano para seguir corriendo contra el Minotauro.

Así que colocándome de nuevo el escudo y ubicarlo encima de mí, cuando sentí el peso del hijo de Ares que lo estaba usando como apoyo al momento de atacar esa cosa.

Lo siguiente que escucho es un bramido o mugido, no tengo la menor idea pero sé que después fue seguida por un montón de polvo y un cuerno que cayeron contra el suelo demostrando así nuestra victoria en esta pelea.

Las carcajadas de Travis y el grito de victoria del gorila en ese momento me parecieron muy agradables mientras me derrumbaba en el suelo completamente exhausto.

Pocos minutos después la puerta de metal reforzado se abrió mostrando la entrada de la cueva. Al parecer ya había terminado.

***

Debo admitir que sacar la motocicleta no fue tan difícil cómo me imagine, no sé qué diablos deben estar viendo los demás pero me conformaba con saber que estábamos saliendo de este lugar.

–Increíble, así que algunos monstruos sueltan cosas como estás cuando los matas ¿Botines de guerra dijeron? –Pregunte recibiendo una afirmativa-

– ¡Sí! En la casa grande me contaron que hay una cabeza de Hidra y otras cosas más, pero también me dijeron que ganarle a un Minotauro es algo igualmente increíble ¡Y tenemos un cuerno para probarlo! –Habla con emoción Travis-

Me es imposible no sonreír un poco, de verdad con este chico me era imposible no hacerlo. Sin embargo mi atención es llamada al escuchar al gorila aclararse la voz mientras empujaba la motocicleta.

–Debo admitir, que para un novato no fue un mal plan del todo tal vez no seas un completo idiota como pensé. –Habla viendo al frente-

Alzo una ceja sorprendido por sus palabras pero solamente me limito a asentir completamente desconcertado ¿Eso fue un cumplido?

–Gracias, creo –Le digo tendiéndole el cuerno- ya tienes algo que presumirle a tus hermanos.

-Se me queda viendo confundido – ¿Por qué me lo das a mí?

–Bueno, tú le diste el golpe de gracia así que técnicamente es tuyo y de todas formas no es cómo que me encantaría tener un cuerno cómo pisapapeles, además del hecho que a alguien le encantaría saber que su hijo venció al Minotauro. –Le digo con una ceja alzada-

El entendimiento lleno su rostro haciendo que se detuviera justo cuando estábamos caminando por la acera saliendo del zoológico.

– ¿Me darás el crédito? Si es una clase de compasión yo no...

–Por el amor de, viejo se llama compañerismo y créeme que a alguien que me lleva cabezas de altura lo último que le tendría es compasión, casi nos matan varias veces por estar peleados, creo que lo mejor sería tratar de llevarnos mejor o al menos soportarnos más por lo que dure la misión y no creas que lo hago solo por eso, si no fuese por tu fuerza no creo haber sido capaz de cortarle la cabeza a esa cosa, esta victoria es tuya –LE extiendo la mano- ¿Qué dices?

No mentía en lo que decía. Posiblemente no hubiera tenido la fuerza suficiente para haber cortado el cuerno y la cabeza de esa cosa cómo él lo hizo, pero también lo hacía porque no quería que nuestras diferencias siguieran entrometiéndose en la misión. Necesitaba lo mejor de cada uno en ella y si para eso debo ceder en momentos cómo ese lo haría.
Para alcanzar mi objetivo lo haría sin dudarlo.

Mientras que Apolodorus se me queda viendo unos segundo para bajar a mi mano asintiendo lentamente hasta estrecharla.

–No te perdono por haber humillado a mi cabaña y a mí, pero te reconozco cómo alguien que nació para pelear, colaborare mejor y te apoyare Klaus. –Dijo con una sonrisa leve-

–Asentí de igual forma –Gracias Apolodo... -Suelto un suspiro- ¿Sabes qué? Te diré Apol, es más corto y de esa forma nos ahorramos tiempo.

Vi como hacía una expresión de enojo ante mis palabras pero la risa de Travis nos hizo verlo, nos fue imposible no sacar aunque sea una sonrisa. Por lo que mientras caminábamos saque mi reloj de bolsillo y casi me atraganto al ver la hora.

– ¡Joder! –Alzo la vista- ¡Tenemos menos de 20 minutos antes de que el sol se ponga! ¡¿Cómo llegaremos a tiempo?!

Travis se rasco la cabeza mientras me decía que él podría tomar "prestadas" las llaves de algún auto para poder irnos, sin embargo con el tráfico dudo que lleguemos en 20 minutos. Pero el sonido de un motor llama mi atención haciendo que ambos volteáramos para ver cómo Apol, estaba sentado en la motocicleta.

–Espera, ¿No pensaras en...?

Ni siquiera podía terminar la pregunta ¡Era una idea estúpida!

–No es momento de eso Klaus –Dijo serio- mi padre no se le conoce por ser el Dios más paciente, con la motocicleta llegaremos más rápido y pues, por si lo preguntas, sí, si tengo licencia y en vez de perder minutos valiosos en está plática mejor súbanse y recen para que no haya demasiado tránsito.

Sinceramente se puede decir que tomo decisiones que para la mayoría serían suicidas como la del tren, la del Minotauro entre otras más que posiblemente tome a futuro, pero incluso para mí tomar el transporte divino de un Dios que literalmente es la representación de la guerra no me parece algo tonto o suicida, tiene la palabra "MUERTE" escrita en todas partes. Pero la verdad es que no teníamos demasiadas opciones, por lo que eso mismo nos llevó a estarme sujetando del asiento de esa motocicleta con una mano, mientras que con la otra mantenía quieto a Travis de que no se escapara volando en alguna de las curvas que tomaba nuestro mal intento de Dominic Toretto.

Conducía de una forma que juraba que podía ver mi vida pasar ante mis ojos ¡Y lo peor es que solo veía desde que desperté en el bosque!

Vueltas, acelerones, baches. De verdad agradecía no haber comido nada en el almuerzo pues juraba que en cualquier momento lo devolvería todo.

Por eso mismo después de no sé cuánto tiempo en esa tortura andante pude apreciar cómo nos acercábamos al restaurante donde habíamos acordado reunirnos.

Diría que estacionarse fue lo mejor que hizo, pero la verdad es lo contrario pues fue tan fuerte el frenazo que de no ser porque estaba agarrado del asiento seguramente habría salido volando.

Okey, nota mental: Jamás subirme de nuevo a un vehículo de dos ruedas con un hijo de Ares o de preferencia a ninguno que posea ruedas, alas o flote porque tengo el presentimiento que sería mucho peor.

–Genial y con dos minutos de sobra. –Habla emocionado nuestro piloto mientras Travis y yo solo lo matábamos con la mirada-

Estaba por preguntarle cómo le había hecho para conseguir su licencia, pero unos aplausos detrás nuestro nos hizo girar para llevarnos la nada agradable sorpresa de encontrarnos con el responsable de toda esta loca aventura.

–Debo admitir que no esperaba que salieran ilesos de una de las trampas de Hefesto, ese deforme puede ser lo más feo del mundo pero sabe construir trampas que ni yo puedo librarme fácilmente –Habla con una sonrisa burlesca para dirigir su mirada a su hijo- vi cómo acabaste con ese Minotauro hijo mío, estoy realmente satisfecho de saber que lograras acabar a ese monstruo por ti mismo, veo que nuestra charla sirvió.

El cuerpo tenso de mi compañero se relajó al escuchar las palabras de su padre, aunque ni siquiera debió acercarse a lo que me esperaría de lo que un padre le debería decir a su hijo cuando hizo algo muy bien, aunque yo no sepa nada de eso supongo que es lo mejor que sacaremos de él. No lo pensé demás ya que la mirada del señor de la guerra se dirigió a mí.

No podía ver sus ojos por las gafas de sol, pero sabía que me estaba viendo a mí que incluso su rostro se borró de aquella sonrisa para ponerse completamente serio.

Al menos por unos segundos ya que su sonrisa regreso más amplia que incluso sus ojos llameantes se notaron a través de los lentes oscuros.

–Lo sabía, tienes sus malditos ojos. –Murmuro pero logre escucharlo haciendo que me confunda-

– ¿Disculpa? -Pregunte confundido-

-Solo me dedica la misma sonrisa –Nada, solo digo que no eres tan idiota cómo me imagine y creo ver un poco de la razón del porque Hestia te escogió, en fin ya que trajeron mi moto antes del atardecer por dos minutos y que mi hijo se llevó la gloria de está majestuosa misión, dejare pasar por alto que se subieron en él, ahora aléjense para que pueda irme, tengo una cita.

Mis dos compañeros se movieron sin dudarlo, pero yo me quede en el mismo lugar haciendo que el Dios de la guerra me viera con una ceja alzada, sin embargo no me amedrente ante eso, mucho menos ante la ira que me estaba llenando. Lo había pensado después de nuestro primer encuentro pero con esto termino de confirmar que la presencia de este tipo hace que uno se llene de ira y pensamientos de enojo. Eso solo haría que un enemigo cometa tonterías.

Yo no soy así, por eso hice punta de todo mi autocontrol para verlo fijamente.

–Muévete. –Me ordeno-

–No –Hablo serio- nos dijo que a cambio de traerle está cosa nos daría un transporte después de que usted se encargara de acabar con el que teníamos, así que cumpla con su palabra.

Después de mis palabras todo se quedó en silencio siendo reemplazado por una gran tensión mientras mis dos compañeros me miraban con miedo, pero la verdad es que yo no lo tenía. Literalmente estuve a punto de que un Minotauro me aplastara las costillas y me matara, no iba a irme sin que cumpla con su palabra, no me importaba que fuese un dios, un mortal o un semidiós, jamás dejaré que alguien me vea la cara de tonto.

–Eres un niño muy valiente o muy idiota ¿Sabes que puedo convertirte en cenizas si se me da la gana, no?

–Lo sé, pero no le tengo miedo –Hablo sin que me tiemble la voz o se escuche duda en ella- eres el tercer Dios que he conocido y con eso puedo decir que eres un completo fastidio.

-Baja sus lentes mostrando las llamas de sus ojos que ardían con furia –Esto fue gracioso al principio, ahora muévete.

-No lo hice, solo me mantuve frente a él –Casi me mata un maldito hombre toro, me golpearon la cabeza, nos hiciste perder nuestro tren, enserio me sorprende la paciencia que tengo, pero me estás haciendo enojar –Sentía como mis ojos empezaban a arderme pero no por eso aparte la mirada o parpadee- y créeme que hasta ahora los que me han hecho enojar no se lo han llevado muy bien.

Okey, tal vez me haya dejado llevar por el enojo. Sin embargo al ver a este tipo enserio me genera un gran enojo y posiblemente no es algo que olvide con facilidad. No oba a retractarme pues no estaba diciendo nada que no fuese cierto, puede que suene a una tontería hablarle a un Dios tan aterrador cómo él. Puede que incluso sea una forma de suicido no registrada en los historiales de la policía y cuando encuentren mis restos no sabrán que poner cómo motivo de muerte.

Pero a pesar de todo eso no aparte la mirada, no me moví o siquiera me encorve ante la poderosa energía que emanaba su cuerpo. No iba a ceder.

Sus ojos ardientes me observaban fijamente cómo si me quisiera arrancar la cabeza o convertirme en un ratón, pero de un momento a otro su mirada se enfocó en un punto detrás de mí y por un segundo me quede confundido cuando lo vi retroceder unos cuantos pasos.

–Tienes suerte que no quiera que Hestia se enoje conmigo por matar a su primer héroe. –Dijo para chasquear los dedos-

En ese mismo instante escuchamos el rugido de un motor haciendo que volteara a un callejón para llevarme la sorpresa de encontrarme con una Jeep Wrangler 4x4 pintada de un verde militar que le quedaba increíble.

Volteo a ver a Ares que se estaba colocando el casco.

–Niklaus Hale, no pienses que olvidare tu nombre –Me dice con un tono mordaz- en está ocasión te salvaste pero la próxima vez que nos veamos no será tan fácil –Sonríe de forma escalofriante- después de todo, los de tu clase no duran demasiado.

El Dios se quedó viendo a cierto punto unos segundos para finalmente arrancar e irse rápidamente de ahí. Sin embargo yo dirigí mi vista a donde estaba viendo antes y me quede confuso al ver cómo a unas dos o tres casas estaban tres ancianas sentadas en mecedoras tejiendo. La verdad si se veían algo de miedo pues me miraban fijamente mientras tejían, pero lo desconcertante de todo era ver cómo una de ellas extendía un hilo que por un segundo me pareció ver que brillaba, pero de la nada otra de las ancianas con unas grandes tijeras lo cortó.

Por sorprendente que suene eso si me hizo retroceder asustado, pues una corriente de frío recorrió todo mi cuerpo de una forma muy desagradable, me le quede viendo a esas tres ancianas que parecían sonreírme pero no pude prestarles demasiada atención ya que la voz de Travis llamándome para que me subiera al vehículo me hizo voltear un segundo para después de inmediato volver a ver a esas ancianas.

Ya no se encontraban ahí.

***

Muy bien empiezo a pensar que no podre tener un maldito sueño tranquilo.

Me encontraba en lo que parecía ser un desierto, ¿Cómo lo sé? Pues estaba rodeado de arena, arena, oh! Y más arena. Así que creo que es obvio.

En fin, no había nada más que kilómetros y kilómetros a la redonda de pura arena, ni siquiera un maldito cactus, solamente la miserable arena, el cielo estaba cubierto por el manto de la noche, las estrellas estaban muy hermosas que incluso podía ver las constelaciones en él.

Me sorprendía no ver ni la más mínima nube en el cielo, pero no le di mayor importancia al momento de empezar a caminar tratando de encontrar algo que no fuese arena.

No tengo idea de cuánto tiempo camine, cuantos kilómetros de arena mis pies fueron capaces de recorrer, no me sentía cansado, con calor o siquiera frío cómo debería ser en una noche en el desierto. Aunque supongo que al ser un sueño supongo que tiene sentido, creo.

En fin, cuando creí que no encontraría nada interesante y estaba por reprenderme por no soñar aunque sea con estar en un parque de diversiones o siquiera en un museo, cualquiera de esos lugares era más interesante que estar recorriendo todo esto. Cuando estaba por rendirme vi algo brillando a la distancia, un brillo naranja que veía a la distancia cómo si fuese...

–Fuego. –Murmure-

No dude en empezar a correr a donde venía aquel brillo, no me importo caerme en la arena o siquiera me detuve a pensar que no llevaba mi espada conmigo ya que ¿Qué me podría pasar en mi propio sueño?

En fin, cuando finalmente llegue a la cima de una colina de arena algo agitado pude ver cómo en efecto a unos pocos metros había una fogata y sinceramente quede bastante confuso pero igualmente me acerque para verla mejor.

Se deben estar preguntando la razón del porque estoy haciendo esto, la verdad es que no lo sé pero mis sueños últimamente son tan raros y confusos que hacer esto me parece lo más normal del mundo.
Por eso mismo cuando me pare enfrente del fuego solamente suspire para sentarme en el suelo para ver como las flamas ondeaban con el poco viento que había, el crepitar de la madera sonando y su hermoso color anaranjado.

Inevitablemente el recuerdo de cuando conocí a lady Hestia llego a mi cabeza y una sonrisa irónica se dibujó en mi rostro. Algo no me cuadraba con esta misión y no hablo del hecho de que dice que uno de nosotros iba a morir por el peso de sus actos o lo que sea, sino que no me cuadraba que siendo yo apenas un recién llegado le encomendaran una misión, cómo dije antes debería sentirme agradecido pero algo en mi cabeza me decía que algo no estaba bien. Puede que tenga que ver con las palabras de Ares, hablo cómo si supiera quien era, incluso más de lo que yo sabía.

Esa maldita sonrisa en su rostro me molestaba pero sabía que aparte de mostrar burla se notaba que estaba escondiendo algo y puede que eso tenga que ver con quien sea mi padre o madre divino.

Y supongo que Hestia también debe saberlo, o tal vez ya me estoy volviendo paranoico sospechando de todo y todos, pero enserio solo quiero que está misión termine para poder tener aunque sea una pista de quienes son mis padres. Sé que suena tonto ya que por lo que me han dicho los dioses rara vez hablan con sus hijos si no es para alguna misión, pero yo quiero al menos saber el nombre de mi padre o madre, e incluso si me ayudan a saber que paso con mi otro progenitor y del porqué de mi falta de memoria.

No me gustaba saber que gran parte de mi memoria está perdida en alguna parte de mi cerebro. Ni siquiera sé si Niklaus es mi verdadero nombre (aunque no me molestaría que me dijeran que no) al menos me gustaría saber si en realidad tengo algo por lo que luchar.

Apolodorus tiene como objetivo llevar el nombre de la cabaña de Ares en alto, Travis, bueno es Travis. Pero ¿Y yo? ¿Qué tal si solo me están usando para conseguir las malditas manzanas y no cumplen con su palabra? El oráculo lo dijo, pero nada me garantiza que hablara explícitamente de eso.

Un gruñido salió de mi boca. Enserio me estaba comiendo la cabeza con este tema.

–Pero son dudas muy importantes Niklaus. –Habla una persona detrás de mí haciendo que de inmediato me levante llevando una mano a mi cinturón listo para desenfundar mi espada...si la tuviera-

Maldije tratando de ver a la persona que había hablado, sin embargo solo me encontré con que no había nadie más ahí.

–Los dioses no pueden cumplir sus palabras a menos que sea algo que los beneficie –Hablo de nuevo la voz haciendo que volteara para tratar de verlo, pero no encontraba a nadie- nada garantiza que te digan lo que tanto deseas saber.

Reconocí la voz esta vez, era la misma que escuche en aquella cueva y en aquel agujero.

–Veo que sigues desconfiando de mí chico, pero no debes hacerlo, no de mí quien soy quien puede decirte quién eres, de hecho puedo decirte con toda confianza que eres alguien que lo esperan grandes cosas.

–Si claro. –Murmure-

De pronto el fuego se avivo más en la fogata haciendo que retrocediera un par de pasos, pero mis ojos se abrieron cómo platos al ver la silueta de un hombre y una mujer bailando una especie de vals. No podía distinguir sus rostros o sus características.

–Yo puedo decirte de dónde vienes Niklaus, puedo decirte acerca de tu legado y cuál puede ser tu futuro.

-Yo trague saliva mientras sentía cómo mi corazón estaba a nada de salirse de mi pecho –Nada en esta vida es gratis –Hablo lentamente- y supongo que esa información tampoco lo es ¿Verdad? –Pregunto-

Una risa resonó por todo el lugar y solamente logro hacerme sentir más alerta, algo en la voz de esa persona me ponía los pelos de punta.

–Tan listo como esperaba, en efecto chico a cambio de darte todo lo que tu corazón desee yo necesito que hagas algo por mí, pero con los resultados te darás cuenta de que nos beneficiara a todos.

Trague saliva nervioso, mis manos temblaban por lo que las cerré en puños para calmarme respirando unas cuantas veces.

– ¿Qué es lo que quieres?

Se quedó un momento en silencio, unos minutos que parecieron eternos.

–Quiero que seas fiel a mi Niklaus, solo eso pido y a cambio yo te apoyare en todo lo que necesites, haremos este mundo lo que los dioses no pudieron hacer en milenios –Habla con un tono tan amable que me helo la sangre- ...tal cómo debes imaginarte, esos dos son tus padres y yo sé quiénes son ambos, yo puedo decírtelo sin que tengas que arriesgar tu vida en una absurda misión, solo debes darme una respuesta.

Cerré los ojos tratando de calmar mi mente, de despejarla para poder pensar adecuadamente pero mis traicionero ser me hizo abrir los ojos para ver la silueta de fuego frente a mí.

¿Enserio estará diciendo la verdad?

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