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El 25 de marzo, mi vida tomó su rumbo a entenderse por fin. Papá falleció y con ese hecho, empecé a sentir lo que era que el obtuviera su muerte, que fuera libre y que muriera como más lo prefirió. Tras un pequeño beso a mamá, cerró sus ojos y se fue en paz, justo cuando yo estaba lejos suyo y en casa de mis suegros.
Le dije que volveríamos a vernos el lunes, pero se fue un sábado. Duele bastante no ser como los demás, sentirme confiada en dejar salir mis lagrimas como los demás pueden liberar, hablar del pésame, del luto a mi padre como cada quién de mi familia lo hace, a veces me hace sentir como un desconocido en mi propia familia.
No lloro como ellos cada vez que se encuentran con cosas de él, no uso sus ropas como ellos lo hacen, no hice un tik tok emotivo para recordarlo. No tengo fotos con él compartiendo la vida, solo tengo mis recuerdos, hablar de él como si no me doliera despertar y no hacer bromas en cooperación con él hacia mi mamá, mirarnos y tener esa conexión especial que teníamos.
Me desgarra el alma saber que mis sobrinos tienen a su padre para abrazar en las festividades, que tienen para decirle un "te amo", o "un te quiero" o desearle simplemente que le vaya bien en el trabajo. Las cosas cambiaron de tal manera que no lo puedo recordar con llanto frente a los demás, no lo puedo recordar tras una foto y decirle palabras bonitas ya no estando a mi lado, sino que entre los cielos lejos de la tierra que lo tenía agotado y martirizado.
Estoy siguiendo la última promesa a pie de la letra, estoy cuidando a mi mamá hasta que ya no sienta esa necesidad, pero en el camino estoy tocando fondo y duele disimular que no me hace daño ver como mi sobrina, se parece más una hija suya que una nieta. Ella lo recuerda más como un padre, pero yo hablo de él sin dificultad, lo recuerdo con nostalgia, no tengo arrepentimientos con mis actitudes o acciones que tuve con él en su último tiempo de egoismo contra todos a semanas de su marchar, no tengo nada que me ate en mal sentido hacia él, pero si tengo paranoia y dolor de no haber abrazado un poco mas para ya no sentir el helado vacío que me dio verlo sin vida en esa silla, palido y amarillo, incapaz de abrir los ojos. Todo el mundo llorando a su alrededor, mi novio manteniendo mi mano por si fuera a caer pero yo, yo solo estaba allí sin ninguna gota de lagrima, mirandolo triste pero aliviada de que al fin estuviera descansando.
¿Porqué me siento tan incómoda de ser tan distinta ante su muerte? ¿Porqué me siento tan mal al ecsuchar que no lo quise lo suficiente por eso parece que no lo extraño, o que no le lloro...?
¿Porqué siempre estoy a la defensiva y me es incapaz llorar y demostrarle que también me pesa? Aunque a esta duda si le tengo respuesta, porque en medio de todo el proceso de la enfermedad de papá, ellos no supieron comprenderme, consolarme ni darme lugar a adaptarme solo eligieron ser ellos quienes disfrutaran de esas cosas buenas y yo fuera quién les diera la paz, como si fuera gratis llevar el alma con tanta pesadez humana. Lo único que me faltaba era confianza en un abrazo que diera fuera, pero era yo, quién daba fuerzas a los demás y ellos no a mi....
¿Porqué me siento tan mal?
¿Porqué quise que todo fuera diferente?
¿Porqué soy tan diferente?
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