Episodio 6: Escena Quinta
El Prisma, el Claustro, Sector Gnóstica, Clínica en la zona restringida.
KANAY
(dando un discurso retransmitido)
Tergiversaron los hechos, hicieron que les prometiese lealtad. Me pasé media vida pensando que la Antítesis era la culpable de mis desgracias y que el Alto Mando me había dado un motivo para seguir adelante.
(mira intensamente al público y coge aire)
Pero no era verdad. Mi familia fue leal a la Antítesis y la Antítesis a ellos. No traicionasteis a mi padre, todo lo contrario, pusisteis a salvo a mi hermana y hoy en día es ella quien os lidera.
EIDER bosteza. El neonomante ha dicho, más o menos, lo que era de esperar.
KANAY
Y seguiría pensando lo mismo si no fuera por el Canon.
(KANAY le pasa un brazo por encima a SIÓN que se encuentra a su lado, claramente turbado)
Él me abrió los ojos.
EUREKA entra en plano y pone una mano en el hombro de su hermano.
EUREKA
Y nosotros nos alegramos de que hayas encontrado tu camino de vuelta y que hayas ayudado a nuestros agentes y a nuestros aliados en el proceso. Comenzando por traernos al Canon.
EIDER puede oír los vítores. El discurso está siendo retransmitido en directo desde alguna balconada del sector lúdico.
EUREKA
También nos alegramos de que os hayáis encontrado él uno al otro.
SIÓN muestra más sonrojo aún si cabe, pero sonríe ampliamente. Él no ha dado un discurso, pero se contenta con devolverle al gentío una mirada sincera. EIDER se sorprende de cómo alguien que guarda tantos secretos (propios y ajenos) como SIÓN, es capaz de parecer, a simple vista, un libro abierto.
EIDER deja de observar la terminal holográfica para echar un vistazo a su alrededor. Solo el personal de la clínica circula a esas horas por los pasillos de la sección restringida llevando y trayendo carritos repletos de material médico, pads con datos o expedientes en papel. En total, son cuatro. Dos ENFERMEROS, una DOCTORA y un ANALISTA de datos.
GERTRUDE y CLEMENCIA aguardan sentadas a pocos metros. El hall de la clínica hace las veces de sala de espera. Aparte de la terminal cuenta con poco más que una fila de bancos geométricos adosados a la pared y un par de cuadros de colores plácidos que no parecen representar nada en concreto. Las secciones son acristaladas, EIDER puede ver trabajar al personal, pero por supuesto, el cristal es blindado. La única excepción a esa falta de intimidad es la sala en la que ha entrado hace pocos minutos el DOCTOR AZALEA, totalmente opaca y con puerta reforzada.
CLEMENCIA echa miradas disimuladas a la entrada de aquel habitáculo, preocupada por su marido. Siguen desconfiando del compuesto que les van a inocular. Aunque todos parecen fiarse del criterio de SIÓN al respecto y han decidido aceptar por el procedimiento. A pesar de la incertidumbre, CLEMENCIA no deja de prestar atención a su interlocutora. Entre susurros ultiman su maniobra, ambas con una sonrisa autoimpuesta miran hacia la terminal, como si estuvieran comentando algo relacionado con la retransmisión y sus compadres televisados. Pero el asunto que tratan es muy distinto.
GERTRUDE
AZALEA ya se habrá asegurado una muestra del compuesto en su organismo.
CLEMENCIA
Cuando algo una seña nos bastará para saber si es seguro o no. Por eso se ha ofrecido el primero. Él puede generar anticuerpos para casi cualquier cosa.
GERTRUDE
Bien. Y ahora... hablemos de lo otro. ¿Cuánto tiempo necesitas?
CLEMENCIA
Necesitaré diez minutos. Pero debéis distraer a todo el personal clínico.
GETRUDE
Demasiado tiempo.
CLEMENCIA
Serán tres minutos si conseguís que tenga al analista de datos a mano. A apenas unos metros de distancia.
(Mira a GERTRUDE fijamente con su tríada ocular. Algo titila en las tres pupilas.)
GERTRUDE
(susurra)
¿Tres DataLens? ¿Estás loca, muchacha?
CLEMENCIA
Con tecnología de Irrupción.
GERTRUDE
Te explotará la cabeza.
CLEMENCIA
No a mí, capitana. No a mí.
GERTRUDE
(suspira)
Está bien, viendo el empeño que le pones, yo no puedo ser menos.
Creo que podría crear algo de confusión y hacer que todos salgan al pasillo.
CLEMENCIA
Eso sería óptimo.
EIDER
(carraspea y se acerca disimuladamente cambiando sus posaderas de asiento y susurra)
El analista tiene debilidad por las mujeres entradas en ella. Le recuerdan a su madre.
Ambas lo miran, extrañadas.
GERTRUDE
Su sonrisa y su deferencia hacia mí al entrar, lo dejan claro. Me saludó incluso a través de los cristales. Pero ¿cómo sabes lo demás?
EIDER
Una foto de familia sobre su escritorio. Un chaleco de punto de pelo de minótida sobre la camiseta, el jersey posee irregularidades así que es de esos que solo tejen los familiares ancianos, pues esas cosas ya se hacen con impresoras de materia. Es un hombre familiar y que claramente destila aprecio por alguien mayor, probablemente mujer, su comportamiento para con la capitana, así lo confirma.
Hacedle creer que a GERTRUDE le ocurre algo grave y saldrá al pasillo, haga falta o no.
CLEMENCIA
¡Que solaz! Me gusta que las grandes mentes del equipo tengamos un tète a tète de vez en cuando.
GERTRUDE
Bien, si AZALEA nos confirma que está todo correcto, lo haré tras la inoculación. Será más creíble.
EIDER
Entiendo, puedes simular un efecto adverso.
CLEMENCIA
Si es que no lo hay de veras.
EIDER
Pronto lo sabremos.
(EIDER señala al final del pasillo)
AZALEA sale acompañado de uno de los enfermeros, un humano regordito y bonachón. Le está dando cháchara y el ENFERMERO parece divertirse. Cuando se gira para saludar a sus compañeros con una sonrisa, todos pueden detectar un leve meneo de la cabeza. Una sutil negación.
Significa que el compuesto no parece peligroso. Y en caso de que lo sea ya ha podido sintetizar una muestra del mismo en su propio cuerpo.
AZALEA se despide del ENFERMERO y se acerca al grupo.
CLEMENCIA
¿Cómo estás, corola mía?
(le mira con sincera preocupación)
AZALEA
(bajando la voz)
¡Tranqui, troncos! No he podido detectar ningún tipo de mutación celular. Si hubiera sido así mi cabello hubiera cambiado de color. Pero eso no asegura que no haya cambios sutiles a nivel genético.
Pero he de deciros que sí he percibido cambios en algunas hemoproteínas de la sangre.
Fijaos.
(la uña de uno de sus dedos meñiques ha adquirido una suave tonalidad morada)
Es el dedo que tengo genoprogramado para detectar cambios en la hemoglobina.
De todos modos, analizaré el compuesto con más detalle en el laboratorio de la nave, lejos de miradas indiscretas. Por el momento, y si nos fiamos de Sión, considero que es lo suficientemente seguro.
ENFERMERO
El siguiente, por favor.
GERTRUDE se adelanta.
GERTRUDE
Yo misma.
(dedica una mirada cómplice a CLEMENCIA)
ENFERMERO
Por aquí.
GERTRUDE cruza el pasillo y se interna en la sala.
Una silla domótica y reclinable se encuentra en el centro de la sala. Sobre ella hay un aparejo médico con varias herramientas adosadas. En esos momentos GERTRUDE puede ver como dos secciones se abren y una aguja esterilizada sale de un compartimento estanco y humeante y se acopla a un extensor. Un vía se acopla a la aguja y a su vez esta se encuentra conectada a un depósito de contención de fluidos. No se puede ver lo que hay dentro.
El enfermero se sienta en una silla junto a una terminal médica y comienza a introducir datos. Le pide a GERTRUDE su nombre, mete los datos de su nave y le hace algunas preguntas sobre si tiene alergias o ha sufrido reacciones de algún tipo en el pasado. GERTRUDE contesta con negativas por defecto.
ENFERMERO
(cuando se acerca para ajustarle las correas del brazo que le va a inyectar.)
Lo que tiene en la cara... Esas manchas. Debería mirárselo. La doctora...
GERTRUDE
Ya se lo he dicho, es algo dermatológico, una mancha de nacimiento.
(miente, al menos en parte)
Ya me lo he mirado en su día. Pero gracias por señalármelo y hacerme sentir incómoda.
ENFERMERO
(su cara se congestiona)
No era mi intención, de verdad...
GETRUDE
¿Podemos continuar?
ENFERMERO
Claro, claro... Relájese. Apenas notará el pinchazo, esta silla médica no es último modelo, pero es de las buenas.
GERTRUDE
Es sorprendente que tengáis una de estas.
ENFERMERO
La resistencia tiene ahora unos recursos que hace años no podríamos imaginarnos. Esperemos que siga así.
La silla se reclina levemente la aguja comienza a descender hacia su brazo.
GERTRUDE
Esperemos...
ENFERMERO cruza los dedos en respuesta y se acerca a la terminal para hacer unos ajustes.
ENFERMERO
Es posible que pueda experimentar un leve mareo o sensación de... euforia.
GERTRUDE
¿Euforia? ¿Cómo Eufo...?
GERTRUDE sí nota el pinchazo, y el pequeño torrente entrando en sus venas y es entonces que los sonidos mecánicos se atenúan y a vista se le nubla.
Y en el espacio de espacios la ve a ELLA, como la vio aquella vez. Y ahora la vuelve a sentir dentro, una vez más. Y recuerda que ya estuvo dentro antes, vino y se fue, pero dejó algo tras de sí.
Y es este nuevo velo de sus ojos el que sustituye al velo de su mente, el velo sobre sus recuerdos.
Y ahora sabe que ELLA está allí, está muy cerca, solo unos cuantos metros de materia las separan. Y siente anhelo y pena y dolor, pero no es suyo, no. En su mayoría, es del pequeño. El pequeño que le ha acompañado toda su vida. Y este llora, y le duele... ¡Cómo le duele!
GERTRUDE grita, y en uno de eso alaridos, se retuerce y se desploma. Cae con todo su peso fuera de la silla y, a traspiés, se abalanza hacia la puerta. El ENFERMERO apenas puede entender lo que sucede. Se derrumba entonces en el pasillo, y entre lloros y quejidos impropios de ella, se revuelca finalmente en el suelo. De su brazo gotea sangre. Se ha arrancado la vía de cuajo.
Todo el personal de la clínica sale al pasillo, los enfermeros se apretujan junto a la mujer gritándose los unos a los otros intentando entender lo ocurrido, el ANALISTA, un loreano delgado y con cara de pasmarote, asoma la cabeza por la puerta de su cubículo. La DOCTORA, otra loreana de rostro ojeroso, aparece por ensalmo y empieza a poner orden. El resto de la tripulación de la Escaramuza también se ha unido al tumulto, pero la doctora en seguida les ordena que se alejen y que le den espacio a la doliente.
Tardan varios minutos en poder hablar con GERTRUDE, sus sollozos perduran incluso unos minutos más. En total, diez minutos. Solo entonces GERTRUDE parece haber recobrado parte de su compostura.
GERTRUDE
Estoy bien...
ENFERMERO
(a la doctora)
No sé qué ha pasado. Acababa de terminar de inocularle cuando...
DOCTORA
Eso no importa ahora.
(le ataja, mientras le toma el pulso a GERTRUDE)
Señora ¿Puede describirme como se siente? ¿Ha sentido algún tipo de reacción? ¿Le duele algo...? ¿Dolor en la cabeza, en el pecho?
GERTRUDE
No, no exactamente.
GERTRUDE sabe que no es un dolor físico, es un dolor multidimensional, es materia y es idea. Ella nunca pudo sentir de tal manera. Pero ese dolor sí se traduce en una palabra que ella conoce: Añoranza.
La DOCTORA ha sacado un analizador y está escaneándola.
GERTRUDE
Déjelo, doctora...
(resopla)
Es solo que tengo un trauma a las agujas... Pensé que lo había superado.
Pero esta aguja era tan grande, y el estar sujeta a esa silla...
La Doctora suspira aliviada y sonríe. Se ha tragado la mentira.
DOCTORA
Menudo susto nos ha dado.
Una fobia ¿eh?
(la ayuda a levantarse)
El Analista, poniéndose de puntillas intenta echar un vistazo por encima del hombro de los enfermeros para asegurarse de que a aquella buena mujer no le ha pasado nada.
ANALISTA
Yo también tengo mis fobias, señora. A los espacios cerrados, por ejemplo. La entiendo.
Pero le aconsejo que visite a un terapeuta. Aquí en la Antítesis tenemos a un par. Muy buenos. No sabe lo bien que nos vienen.
ENFERMERO
Sí, sobre todo a él.
(le dice a su compañero, mientras mira al ANALISTA con burla)
GERTRUDE le devuelve una sonrisa forzada al ANALISTA y asiente agradeciéndole el consejo.
DOCTORA
Bien, por favor, despejen la zona. No ha pasado nada grave. Y por fortuna, la inoculación pudo completarse. Llevadla a los asientos, ponerle una gasa en el brazo y luego traedle un suero oral.
(le guiña un ojo a GERTRUDE)
Hidrata y está dulce. Le gustará. Quédese un rato en la sala de espera.
Si se marea de nuevo, le traeremos una camilla.
GERTRUDE anda ya por su propio pie y con un gesto agradece a los ENFERMEROS sus atenciones.
GERTRUDE
Ya estoy bien, No se preocupe. Me sentaré un ratito mientras espero a mis amigos, y le acepto ese suero.
DOCTORA
De acuerdo, si necesita cualquier cosa avise a mis compañeros. Yo debo seguir analizando unas muestras en el laboratorio.
GERTRUDE
Vaya, doctora.
AZALEA
Muchas gracias, nosotros cuidaremos de ella. Yo también soy doctor.
DOCTORA
Lo sé, y por lo que se murmura, uno excelente.
(a GERTRUDE)
La dejo, entonces, en buenas manos.
AZALEA
No lo dude.
ANALISTA
Intente descansar, señora. Hoy no haga más esfuerzos.
(aún se queda un buen rato mirándola desde el quicio de la puerta que conduce a su cubil un buen rato antes de entrar)
EIDER acompaña a GERTRUDE hacia las sillas, AZALEA le hace varias comprobaciones repitiendo el mismo proceso que la Doctora. CLEMENCIA emocionada se sienta a su lado.
CLEMENCIA
(susurra)
Ya os dije que solo necesitaba tres minutos si el ANALISTA se ponía a tiro, capitana. Creo que os habéis excedido. Me ha dado tiempo no solo a quedarme con el software de seguridad, sino que ya he empezado elaborar un troyano. Sin duda, sobresalís en este tipo de empresas.
EIDER
No ha sido una pantomima. ¿verdad?
CLEMENCIA
(alarmada)
¿No, pues?
AZALEA
No, no lo ha sido, esas convulsiones fueron más que verdaderas. Pero la temperatura corporal está bien, y sus reflejos...
(le da un golpecito en la rodilla y la pierna de GERTRUDE se levanta involuntariamente)
Sus reflejos también.
GERTRUDE
Doc, para...
EIDER
¿Qué pasó, GERTRUDE?
GERTRUDE
No lo sé. Recordé algo, pero no solo yo. Él también. Tiene que ver... Con lo que hay en la Sala 9. Lo sé, lo siento. Es como sí...
Pero sus compañeros no la escuchan ya.
EIDER
GERTRUDE...
CLEMENCIA
Vuestra faz.
ALELUYA
Tronca, esto es raro que te cagas.
CLEMENCIA y le retransmite lo que ve a las DataLens de Gertrude.
GEERTRUDE contempla como la mancha de su cara ha descendido, liberándole el rostro y ahora baja por el cuello concentrándose en su pecho.
GERTRUDE
¿Qué narices?
(se toca su rostro, que nunca ha estado tan limpio de mácula)
EIDER
Será mejor que salgáis de aquí ahora. O harán preguntas. Cuanta menos gente se entere de esto mejor.
ENFERMERO
(desde el pasillo)
Bueno ya he arreglado el desaguisado, todo está en orden. ¿A quién le tocaba ahora?
EIDER
(susurrando)
AZALEA llévatela. Y procura que los guardias que hay en la entrada no se fijen en su rostro, ni tampoco los que os escolten fuera del recinto...
Abróchale el cuello de la blusa y que no se saque su tocado.
AZALEA asiente.
ENFERMERO
¿El siguiente, por favor?
EIDER
Iré yo.
Al acercarse a él el ENFERMERO se muestra curioso.
ENFERMERO
¿Qué tal está?
EIDER
Mucho mejor, pero ha dicho que necesita tomar el aire.
ENFERMERO
Pobrecilla. Seguro que se le pasa rápido.
EIDER
Eso espero.
(mirando como GERTRUDE sale del recinto)
No quisiera que le pasara nada a una vieja amiga.
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