Episodio 4: Escena Novena
Etereonodriza de la discográfica Oxion, recién entrada en Sector Gnóstica. Sala de vigilancia.
La mujer se pone la gorra del uniforme y recoge su abrigo. Es una mujer de unos cincuenta, adusta, pero de trato fácil y KANAY no se encuentra a disgusto compartiendo aquel exiguo espacio con ella. Es vigilante veterana y aunque no se puede decir que es su superior se le considera con más experiencia que él. Se presume que KANAY le debe guardar cierto respeto.
MUJER
Muchacho, acuérdate de rellenar las incidencias del día antes de que llegue el relevo.
KANAY
(responde)
Claro, sin problema.
(piensa)
"¿Qué incidencias? ¿Qué alguien ha robado dos chocolatinas de la máquina de aperitivos del pasillo?"
"¡Llamemos a las patrullas!"
MUJER
Los estás haciendo bien, muchacho. Eres disciplinado, tienes madera para este trabajo.
KANAY
Gracias.
(piensa)
"Sí tú supieras."
MUJER
Dejo todo esto en tus manos, Halmin estará al llegar. Yo acabo mi turno por hoy. Tengo que llegar temprano a mi camarote, los niños quieren que vea esa serie de detectives que tanto les gusta con ellos. Una promesa es una promesa.
KANAY
(siente)
Pasadlo bien.
MUJER
Buenas noches, muchacho.
KANAY
Buenas noches.
La mujer abandona la sala. KANAY piensa que es una buena mujer, agradable, aunque algo aburrida.
KANAY
(piensa)
"Seamos justos. Tampoco yo soy una fiesta"
Aparta su vista de las pantallas de vigilancia durante un momento y mira por el ventanal hacia el espacio.
KANAY
(susurra)
Me pregunto cuánto tiempo más he de representar esta charada. Debe quedar poco para llegar a la Estación Nodal. Aunque si no me equivoco la etereonodriza tiene asignada una parada en el Nodo Lingote. Por una entrevista o algo así.
(suspira)
¿En serio te veré, Nina?
Al pensar en su hermana se le encoge el corazón, no sabe si por congoja o por emoción.
KANAY
(piensa)
"Ella, líder de la resistencia. No sé cómo gestionar esa información.
Aunque sabiendo lo que sé ahora. Tiene cierto sentido. "
Percibe algo por el rabillo del ojo. Raudo se echa hacia delante y enfoca su vista en el panel de monitores. Ha visto algo.
Repasa las filas de monitores rápidamente con la vista. Y vuelve a percibir algo de manera fugaz.
KANAY
Es en la cámara 12.
Se centra solo en esa cámara y las adyacentes. Pero no le hace falta cambiar el ángulo de las mismas o el enfoque porque ahora la viSIÓN es clara. El objeto esférico flota delante de la cámara. Se acerca a ella como un animalillo curioso, da vueltas alrededor lanzando chispazos de luz y pitidos.
Luego aparece en la cámara del pasillo de al lado y hace lo mismo. KANAY reconoce el objeto.
KANAY
(susurra)
¿será posible?
En esos momentos escucha pasos en el corredor.
Rápidamente manipula esas cámaras y las de los pasillos contiguos para enfocarlas hacia el techo en un intento de que su sustituto, que acababa de entrar por la puerta, no se dé cuenta de lo que está aconteciendo.
Un rivano de tez perlada, ojos de neón azules y rasgos cansados le saluda con desgana. Es HALMIN.
HALMIN
Buenas noches, chico nuevo. ¿Qué tal todo?
KANAY
Bien, bien. Sin novedades.
KANAY terminando de teclear unas últimas líneas en su informe de incidencias, le responde escuetamente a las siguientes banalidades de rigor, luego coge sus cosas amontonadas en el rincón y se dirige a la puerta.
HALMIN
Tenemos prisa ¿eh?
KANAY
Sí, un poco. Disculpa. Ahí te dejo el registro de incidencias. He de irme.
HALMIN
Es una cita... ¿o algo así?
(bromea)
KANAY
No, no... nada de eso
(piensa)
"O eso creo."
HALMIN
Vale, vale. Ve pues.
KANAY
Hasta mañana.
KANAY sale al pasillo, poco transitado a esas horas. Solo quedan los último rezagados cenando. KANAY ya había pedido algo para cenar a los gerentes del comedor que siempre surtían al cuerpo de vigilancia con aperitivos y cenas a domicilio.
Pero KANAÝ no se dirige a su camarote, sino que enfila hacia los pasillos que había observado en los monitores.
KANAY
El Orbe PSIÓNico... ¿Qué hacía ahí?
Llega al pasillo donde está instalada la cámara 12, no ve nada reseñable. Avanza un poco más, saluda levemente a un operario de limpieza al pasar a su lado y tuerce la esquina. El pasillo de la Cámara 13.
KANY
(farfulla)
Espero que Harry no haya manipulado todavía estas cámaras. Sea lo que sea que está haciendo ese cacharro es mejor que no lo vean. Sin hablar que los operarios de limpieza de los alrededores podrían toparse con él.
(piensa en SIÓN)
"Hay que ser inconsciente."
Pero no está enfadado. Tratándose de SIÓN, era incapaz. De hecho, lo que sentía era algo distinto. Algo en el estómago. Puede que un cosquilleo.
KANAY
(piensa)
Quizás la cena. Nunca me sentaron bien las especias.
(se sonroja)
Sí, seguro que es eso.
Recorre todo el pasillo y cuando piensa que debe continuar oye un pitido.
Asomado a una esquina está el Orbe, entra en un estrecho pasillo que lleva a la zona deportiva.
KANAY
¿Está ese cacharro jugando al escondite conmigo?
KANAY se interna en el pasillo, el Orbe ya se encuentra en la zona deportiva y parece detener su avance de cuando en cuando para asegurarse de que le sigue. De repente, gira hacia el acceso a la piscina.
KANAY le sigue mirando a su alrededor en busca de otros tripulantes. Pero no hay nadie. Las instalaciones están aún abiertas, pero poca gente va a darse un chapuzón a esas horas en días laborables.
Atraviesa los vestuarios y comienza a aventar el olor característico del filtraje de la piscina. Las puertas batientes de entrada aún aletean, el Orbe acaba de pasar a través de ellas. La humedad se hace patente. KANAY sigue a la Reliquia y entra en el recinto.
El lugar es agradable. La piscina de tamaño olímpico se llena a través de varios estanques adyacentes que a su vez se ven surtidos por una especie de cascadas. En el techo hay una proyección que emula el cielo del atardecer, está claramente programado para adaptarse al momento del día y al nivel de actividad del recinto. En aquel momento las aguas están calmas y la piscina vacía a excepción de una sola persona.
SIÓN se encuentra metido en el agua apoyado contra el bordillo, en la zona donde menos cubre y cierra los ojos y tararea algo, KANAY no reconoce la melodía, pero es muy melancólica.
Sin haberse dado cuenta, KANAY atraviesa la piscina y se acerca a él.
En ese momento el Orbe desciende del techo y da vueltas encima de la cabeza de SIÓN lanzando un chasquido. SIÓN se sobresalta y mira al Orbe confuso y luego a su alrededor.
Sus miradas se cruzan.
SIÓN
(sonríe)
Hola.
KANAY
Hola.
SIÓN
¿Vienes a bañarte?
KANAY
No. Ehm... he seguido al Orbe hasta aquí. Por un momento creí que... bueno, no importa.
SIÓN
¿El Orbe te llamó?
(SIÓN lo mira estupefacto y acto seguido se pone muy, muy colorado)
A veces, hace lo que quiere, cuando estoy relajado, va por libre.
KANAY
Pues deberías tener cuidado podrían verle. Casi sale en los monitores de vigilancia.
SIÓN
El Orbe sabe que eso no me gustaría, no te preocupes.
KANAY
Yo sí le vi.
SIÓN
Bueno. Quería que le vieras ¿no?
KANAY
¿El Orbe o tú?
SIÓN
(tarda en contestar)
Quizás yo. Sin saberlo.
KANAY
Ah.
(dice sin más)
SIÓN
Siento no haber hablado contigo estos días.
KANAY
Lo entiendo, es importante que cada uno mantengamos nuestras fachadas, cuanto menos te conozcan de la Nave menos sospechas levantaréis cuando seáis suplantados.
SIÓN
Bueno... la verdad es que no he querido ver a mucha gente estos días.
(le mira y se gira)
Excepto, al parecer, a ti.
Los dos permanecen en silencio un rato.
SIÓN
No sabía que existían casas de baño tan grandes. Son mejores que esas duchas.
KANAY
¿Casas de baño? Esto es una piscina.
SIÓN
¿No sirve para asearse?
KANAY
No... es para hacer ejercicio. Ya sabes, nadar, fortalecer los músculos.
SIÓN
No lo sabía. No había de esto en la Catedral.
KANAY
(piensa)
"Es verdad, llega en la Catedral media vida. Es fácil olvidarse de eso."
Otro silencio. El Orbe decide aprovechar el momento para fundirse de nuevo en la espalda de SIÓN. Este da un respingo.
SIÓN
¿Y no quieres nadar?
KANAY
(se frota la nuca)
No tengo traje de baño.
SIÓN
¿Traje de baño?
KANAY
Sí, traje de baño. Una muda que sirve para nadar en el agua.
SIÓN
Ah, vaya. Yo tampoco tengo de eso.
KANAY no se ha dado cuenta antes debido al reflejo de la luz del Orbe en el agua. Pero ahora puede verlo claramente. SIÓN está desnudo y el agua queda permite una visual sin interferencias.
Las orejas de KANAY enrojecen sin preaviso. Desvía la mirada, azorado. Claramente no puede seguir mirando al cuerpo de SIÓN. Ese cuerpo definido, marfileño, fuerte y delicado a la vez. No puede evitar que su cerebro evoque ciertas escenas. Las puntas de sus dedos empiezan a iluminarse de un color rojizo.
KANAY
(para sí)
"¡Piensa en otra cosa!"
"Debes controlarte."
SIÓN
Bueno, no importa si no quieres. Me habría gustado nadar contigo.
KANAY le mira, intenta mantener una mueca sobria y de tipo duro, pero realmente no habla por temor a trabarse la lengua.
SIÓN
Yo no sé nadar, nunca me enseñaron.
¿A ti sí?
KANAY
Sí.
(responde con dificultad)
A mí sí me enseñaron, forma parte de mi instrucción militar.
SIÓN
(sonríe)
Entonces podrías enseñarme.
KANAY no contesta.
KANAY
(piensa)
"¿Qué me pasa? No es la primera vez que veo a un hombre desnudo o algo por el estilo."
KANAY se repite a sí mismo ha compartido vestuario miles de veces con sus camaradas.
KANAY
(piensa)
"Pero nunca algo como esto."
(intenta concentrarse para controlar las corrientes de neón de su cuerpo)
"Puede ser peligroso, para él."
SIÓN
(se acerca inquieto, con una nota de preocupación en su voz)
¿Estás bien?
KANAY observa sus ojos claros y el flequillo rizado que se balancea húmedo delante de ellos.
KANAY
"Por la Hermética. Es tan bello."
(traga saliva)
"Normal. Es un ángel de plata."
KANAY agita la cabeza reprochándose en silencio por pensar esas tonterías.
KANAY
No, estoy bien.
(piensa)
"Pero has pasado ya un tiempo desde que sentí algo así. Desde que pasó aquello. Yo he mejorado, he entrenado mucho. Quizás ahora pueda..."
En un momento de coraje decide sacarse la ropa y, sin pensar, se mete en el agua.
SIÓN se acerca a él al parecer muy contento. Señala sus piernas, más concretamente sus prótesis.
SIÓN
¿Se pueden mojar?
De repente KANAY se siente muy consciente de sus piernas artificiales, aunque en ese mismo instante están configuradas como pies mecánicos, siente cierta incomodidad.
KANAY
(piensa)
"Normal que se fije. Llaman la atención, no es que sean muy bonitas."
(se sonroja)
"Ni muy atractivas."
De repente le gustaría no haberse sacado los pantalones.
Finalmente responde.
KANAY
Sí, pueden mojarse es de un material que soporta todo tipo de condiciones.
SIÓN
(sorprendido)
¿Puedo tocarlas?
SIÓN se agacha en el agua, tantea los muslos de KANAY y palpando va bajando sus manos hasta el comienzo en que la prótesis está herméticamente adherida al miembro.
KANAY nota calor en las cuencas de sus ojos.
KANAY
(piensa)
"¡Mierda! Tranquilo... tranquilo."
Coge las manos de SIÓN entre las suyas y las aparta con suavidad.
KANAY
Eeehhhhhh...
(profundamente azorado)
Mejor, luego... luego te las enseño.
(desviando la atención)
¿No querías aprender a andar?
SIÓN se levanta de un galope.
SIÓN
¡Sí, sí quiero!
Ahora que SIÓN se puesto completamente de pie, KANAY vuelve admirar la belleza de su torso, está claro que en el monasterio no le falto entrenamiento. Por lo que él sabe, todos los Cánones entrenan en una variedad de ejercicios que provienen del estilo de combate Zalka donde se entrena la flexibilidad, el aguante y el equilibrio.
SIÓN
¿Me vas a enseñar, entonces?
KANAY vuelve en sí, al parecer llevaba varios segundos mirando el cuerpo de SIÓN. De nuevo, se azora.
KANAY
Eh... ¡Sí, claro!
(carraspea)
Veamos... ¿Qué sabes hacer?
SIÓN
Nada de nada.
KANAY
Vale, aprovechemos que estamos donde no cubre. Intenta moverte de aquí a allí.
(señala unos metros más adelante)
Sin poner los pies en el suelo de la piscina. Veamos qué es lo que te sale por instinto.
De repente SIÓN coge impulso y da un salto hacia atrás, aterriza casi en el mismo lugar donde le ha señalado KANAY.
SIÓN vuelve a emerger del agua y peina su cabello húmedo hacia atrás.
KANAY
(ríe de improviso ante la ocurrencia)
¡Pero sin saltar!
SIÓN
(con gesto mohíno pero divertido)
¡Me has dado mal las instrucciones!
KANAY
Vale, vale, culpa mía.
Pues ahora vuelve aquí desde donde estás. Recuerda: sin saltar.
SIÓN asiente, luego el Orbe emerge de su espalda. De repente se agarra a él en pleno vuelo. La Reliquia es capaz de transportarle unos metros flotando en el aire.
KANAY se ve distraído unos segundos por una clara viSIÓN de no solo su trasero, lo cual le impide darse cuenta de que el Orbe se ha pasado de largo y de que SIÓN se ha soltado justo cuando sobrevolaba encima suya.
SIÓN con grito cae sobre él y los dos se hunden. Vuelven a emerger. SIÓN se ríe y KANAY escupe agua. Apenas tarda un segundo en notar que tiene a SIÓN desnudo entre sus brazos.
SIÓN
¡Esta vez no he saltado!
KANAY no contesta, intenta recuperar el control de la situación. Calor, calor creciente.
SIÓN se echa unos pasos hacia atrás para ver la cara de KANAY.
SIÓN
¿En serio estás bien?
KANAY
Sí, sí.
Coge aire para tranquilizarse. Se da la vuelta de la manera más natural de la que es capaz y se aleja unos pasos, preocupado porque su excitación sea evidente y visible a pesar del agua, pero sobre todo asustado, asustado de que no haya pasado el tiempo suficiente, de no ser capaz de mantener su neón en control ante tales estímulos.
De algún modo logra sobreponerse. No quiere asustar a SIÓN.
KANAY
Me pondré aquí para verte mejor. Probemos... probemos otra vez, la idea es que te muevas de aquí allí, sin salir del agua ni caminar por el fondo. Nadando, agitando brazos y piernas para impulsarte en el agua.
SIÓN
(le guiña el ojo)
Sí, ya lo había entendido tras la primera. ¡Pero me divierte meterme contigo!
KANAY
(sonrojado)
Serás... ¿A qué se termina la clase aquí?
SIÓN
(junta las manos)
¡No, no, por favor!
No te eches atrás, ¡me lo has prometido!
KANAY
Pues haz caso a tu maestro. ¡Nada!
SIÓN se lleva la mano a la cabeza en un gesto militar mal ejecutado.
SIÓN
¡Sí, señor!
Entonces se arrodilla en el agua y empieza a patalear en el agua en un movimiento que solo puede describirse como el de una trucha con catalepsia.
KANAY no puede evitarlo y ríe, ríe a carcajadas. SIÓN se da la vuelta sorprendido y cruza los brazos.
SIÓN
¿Te hace mucha gracia?
KANAY asiente y sigue llorando, hasta lagrimea. Sin darse cuenta, toda la tenSIÓN que sentía se ha desvanecido.
Aún con los brazos cruzados SIÓN intenta parecer serio sin conseguirlo y se echa a reír también.
SIÓN
¡Pues menudo profesor!
(entre risas)
Riéndose de los esfuerzos de su alumno.
KANAY se acerca sin pensarlo.
KANAY
Perdona, perdona. Mira, deja que te ayude.
Siguiendo sus indicaciones, SIÓN se da la vuelta en el agua y se tumba bocabajo con la cabeza sobre el agua y KANAY agachado le pone los brazos debajo en contacto con su torso y su abdomen.
KANAY
Vale ahora intercala los brazos, y las piernas.
SIÓN chapotea.
KANAY
Vale, no está mal, pero hazlo a la vez con fuerza y suavidad, altérnalos de manera metódica. Primero este... luego este...
KANAY le va haciendo varias indicaciones, y SIÓN las sigue durante un par de minutos.
KANAY
Cuando metas las manos en el agua tuércelas a modo de pala para moverte más rápido y los pies en esta posición...
Otros dos minutos pasan y es en el último intento cuando KANAY aparta los brazos y sin percatarse, SIÓN nada un par de metros perfectamente por su cuenta.
Cuando es consciente, frena en seco y pone los pies en el suelo, se vuelve con los ojos muy abiertos y una sonrisa triunfal.
SIÓN
¡Lo he hecho!
KANAY
¡Enhorabuena! ¡Ya sabes nadar a lo perrito, cadete!
SIÓN
¡Me encanta nadar!
(chapotea)
Tengo que apuntarlo en mi libreta.
KANAY
¿Tu libreta?
SIÓN
Sí, en ella apunto las cosas que me gustan.
SIÓN se agacha y empieza a alternar brazos y pies de nuevo y llega a donde KANAY.
KANAY
¡Otra vez! ¡Muy bien! Ya puedes solo.
SIÓN Emocionado da un par de saltos, y en uno de ellos se cuelga de KANAY. Ambos se hunden de nuevo. Vuelven a emerger.
SIÓN
¡Gracias, profesor!
KANAY
No hay de que ahora solo debes...
No pudo seguir hablando. Los brazos de SIÓN estaban alrededor de su cuello y sus labios contra los suyos. El ángel de plata le besaba torpe pero apasionadamente. Entonces SIÓN se aparta unos centímetros y con timidez le dice.
SIÓN
En mi libreta... también estás tú.
Y vuelve a besarle. La cabeza de KANAY le da vueltas, una especie de fiebre se apodera de él, y entonces arrebatado abraza fuertemente al Canon, como temiendo que desaparezca, lo presiona contra sí, notando el contacto de su piel mojada, fría de la humedad contra la caliente como una ascua. Todo se encuentra en erupción mientras sus lenguas se buscan y sus piernas se entrelazan bajo el agua.
Entonces KANAY escucha aquello...
SIÓN
¡Ay!
El terror vuelve a asomar la cabeza, KANAY se aparta inmediatamente. SIÓN se aleja un par de pasos frotándose un costado. En el lateral de su abdomen el neonomante puede percibir una marca enrojecida, una pequeña quemadura con la forma de la mano de KANAY.
El terror. KANAY recula.
SIÓN
¡Espera!
(alarga el brazo)
No pasa nada...
KANAY
¡Sí!
(grita fuera de sí)
¡Sí que pasa!
KANAY sigue alejándose del Canon, el agua a su alrededor comienza a burbujear entrando en ebullición. Sus venas adquieren un color luminiscente siendo visibles a través de la piel, los ojos brillan como antorchas al igual que sus cabellos tubulares, KANAY comienza a respirar con dificultad.
KANAY
¡Sí que pasa! ¡Me dejé llevar! ¡No puedo hacer esto...!
(le señala)
¡Te he hecho daño!
SIÓN
No es nada...
(dice)
Tienes que tranquilizarte. Lo que lo provoca es el miedo.
KANAY
¡No, cuando siento algo... así! ¡Algo... como esto también me ocurre!
SIÓN
¡Porque tras lo que sientes se oculta el miedo, pero aún no lo sabes, KANAY!
Yo lo sé. Lo he visto... Nos he visto.
KANAY
¡No, no puedes saberlo!
¡No sabes lo que puedo hacerte, ya me ha ocurrido en el pasado! ¡No puedo!
SIÓN
(se aproxima)
Todo irá bien, escúchame. Yo puedo...
KANAY
¡No! ¡No te acerques!
Con un estallido rojizo de neón KANAY se propulsa fuera de la piscina. Cae jadeando en el suelo, pero se levanta inmediatamente y recoge sus ropas y corre hacia los vestuarios.
KANAY
(se da la vuelta)
Perdona, SIÓN. Lo nuestro, no es seguro.
SIÓN creer notar un leve quiebro en su voz. Sus ojos incendiados están claramente fijos en su quemadura.
KANAY
Perdóname.
A una velocidad pasmosa abandona el recinto.
SIÓN no sabe qué hacer. Se queda allí inmóvil mirando hacia la puerta ojiplático frotándose la pequeña quemadura del costado.
El Orbe emerge.
SIÓN
(entristecido)
Mis directivas siguen siendo las mismas. No quiero saber nada más de lo que ya sabía...
Sé que podría haber salido de otra manera.
(mira al Orbe)
Pero no quiero que me adviertas de estas cosas.
El Orbe emite un chirrido.
SIÓN
(susurra)
Me dan igual los protocolos de conservación. No quiero saber nada... no con respecto a él, a nosotros. No es justo. No es...
(coge el Orbe entre las manos)
Quiero que lo que tengamos sea auténtico. Que sea solo nuestro.
(susurra)
Por favor... sigue sin mostrarme estos momentos. No quiero evitarlos.
El Orbe se zafa, chirría da un par de vueltas y se hunde en su espalda.
SIÓN
(se frota de nuevo la quemadura)
Son lo único que tengo.
Se hunde en el agua, no conoce que sensación es al que le embarga, no la ha sentido antes, pero esa sensación sin nombre ha llamado a las lágrimas. Una voz anuncia el cierre del recinto por megafonía y es lo único que ahoga sus sollozos.
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