Episodio 4: Escena Decimocuarta
Bahía Boato, Nodo Lingote, Sector Gnóstica, Área: El Pozo.
El montacargas chirría y sus quejidos resuenan en el desfiladero metálico regado de tuberías de servicio. El Pozo es un área periférica de Bahía Boato, una zona de acceso a los sistemas de ventilación fontanería y bioconservación. Un gran agujero semicircular que conduce a las entrañas de Nodo en cuyo perímetro viven los trabajadores y técnicos que faenan en los conductos de mantenimiento y saneamiento, humildes miembros de familias obreras que reciben la oportunidad de vivir en el Nodo Lingote y obtener, a cambio, ventajas que faciliten su vida y den un futuro más próspero a sus descendientes.
EIDER desciende en el montacargas industrial en dirección a las entrañas Del Pozo. Uno de los que le acompañan sostiene un comunicador por el que mantiene una "agradable" conversación con su interlocutor.
EIDER
Mis fuentes no se equivocan de eso puede estar seguro.
HAMMOND
(a través del comunicador)
Más te vale. Sabré si me la juegas. Mis chicos te "cubrirán las espaldas". Si algo les pasa o si te quitas el colgante, tomaré medidas.
EIDER
Si desconfía de mí, podría haberme acompañado en vez de quedarse dando vueltas en los aledaños.
HAMMOND
¡Ja! Una figura pública como yo no puede ser vista en ese agujero. Literalmente hablando, ¿y para qué sino te tengo a ti y a mis "chicos"?
(con tono grave)
Pero espero que cumplas lo prometido y me entregues lo acordado, ni la opinión pública, ni el aliño me detienen cuando me enfado. Soy una persona muy "fogosa".
EIDER piensa que sus amenazas en forma de burdas insinuaciones llegan a ser aburridas.
EIDER
No lo dudo. ¿Algo más?
HAMMOND
No, por ahora. No me jodas. No me arrepientas de haberte devuelto tus abalorios. Espero que lo tomes como una muestra de fe.
EIDER hecha una mirada inconsciente a la pechera de su chaqueta donde esconde su abanico de filo sónico. HAMMOND había atendido a razones. Quizás necesitase protegerse allí abajo.
El Ministro, al parecer, estaba seguro de que el rastreador explosivo que EIDER llevaba al cuello en forma de colgante era medida disuasoria suficiente.
EIDER se pregunta hasta qué punto eso ha sido un error de cálculo por su parte.
En todo caso, no tiene nada más que decirle al gerifalte así que EIDER hace una seña al Vertebrado que sostiene el comunicador. Es un modelo antiguo que funciona por antena de radio, el TransData no llega fácilmente al Pozo.
El lacayo vuelve a ponerse el comunicador en la oreja, mantiene una breve conversación, asiente un par de veces y cuelga.
EIDER suspira. Las luces de emergencia del elevador se encienden, a su alrededor más luces rojizas y anaranjadas le hacen compañía, las de los túneles de mantenimiento. Hay poco espacio en el montacargas, cinco personas son demasiadas. HAMMOND le había recogido haría una hora y siguiendo sus indicaciones le había dejado en las inmediaciones del Pozo no sin antes asignarle a dos escoltas más a mayores de aquellos que le habían acompañado a ver los archivos de la Erudición.
EIDER espera que sus educaciones sean correctas. Aunque pocas veces no lo son.
El Canon del Orbe le había dicho que la Reliquia que la Cuaterna busca, que HAMMOND busca, se encuentra también en el Nodo Lingote.
SIÓN
(su voz resuena en los recuerdos de EIDER)
Un gran agujero. Gente con rostros en la espalda y animales de colores por todas partes. Uno de esos animales te conoce.
EIDER no pudo sacar nada más en claro, porque al parecer el muchacho muchas veces tampoco lo tenía claro.
EIDER recuerda su pregunta:
EIDER
¿Y esa Reliquia para que la quieren?
SIÓN
(se muerde el labio)
Para nada bueno.
EIDER
Si la encuentro... ¿Qué debería hacer con ella?
SIÓN
Lo que has prometido. Entrégala... y luego da un paso atrás. En todos los sentidos.
EIDER recuerda insistir, SIÓN daba evasivas aludiendo que no siempre tiene toda la información y cuando la tenía, alegaba que contarle de más podría estropearlo todo.
EIDER
"Al menos esta pista es más evidente que la de la Cifra, en Bahía Boato no hay otro agujero que este. Me las apañaré."
(tuerce una comisura)
"De algo ha servido después de todo haber sido Anarko."
La bombilla del montacargas se mantiene como últimos estigio de la superficie, la última luz. Un pequeño vórtice contenido, asediado por las sombras. Asustado por la fetidez del moho, el chasquido de las secciones mecanizadas y el siseo de los escapes de gas, los escoltas rebullen, uno de ellos susurra algo a su compañero que le reprende por ser asustadizo.
Entonces el montacargas cobra velocidad, su motor chirría. S
EIDER sabe cómo acceder a ese inframundo, al menos como hacerlo ilegalmente, se necesita un pase codificado, pero no en su caso, puede usar sus credenciales de Alto Funcionario para llegar al último nivel. Aunque sabe que no es algo común que un miembro del Cuerpo Funcionarial visite esos túneles.
Es consciente que una vez llegue al fondo del abismo sí deberá seguir las indicaciones que cualquier mercader de dudosa reputación o grupo antisistema conocería. Espera que con el tiempo esas indicaciones no se hayan quedado obsoletas.
Tras casi tres minutos de vertiginoso descenso en la oscuridad se comienzan a vislumbrar regueros de neón y bajo su hálito pasillos de cemento húmedos y claustrofóbicos. En las paredes se mostraba un identificador: SN43, Subnivel 43.
En unos segundos el montacargas frena abruptamente, EIDER mantiene el equilibrio, pero los Vertebrados dan algún que otro traspiés.
Con tiento, sus acompañantes abren la reja metálica del elevador y dejan paso a EIDER. Dado que ninguno conoce el camino, le siguen. Por supuesto, llevan el arma a punto. Dos de ellos encienden sus linternas para mejor visibilidad.
Sus pasos, o más bien chapoteos generan un eco desagradable, hundir el pie en la película de moho y detritus de esos pasillos es como aplastar una decena de caracoles. Y el hedor no ayuda.
EIDER recuerda lo que sus compañeros Anarko le comentaron en su día sobre como encontrar el Mercado Anegado. Seguir solo las luces de emergencia verdes. Así de sencillo, y así de eficaz.
Recorren casi un kilómetro dando quiebros en las bifurcaciones y en algún caso metiéndose por esclusas.
VERTEBRADO RIVANO
(Susurra a un compañero)
Esta cabrona quiere enterrarnos aquí abajo.
Nadie responde, pero la inquietud va en aumento.
El último desvío bajo auspicio de los neones verdes les conduce a un ventilador de gran tamaño que se encarga de la extracción de los efluvios condensados en los pasillos circundantes, impidiendo que los gases malsanos se acumulen en cantidades suficientes como para resultar volátiles.
VERTEBRADA HUMANA
Esto no tiene salida.
EIDER
Aparentemente.
EIDER pide a la Vertebrada que alumbre la pared. En cuanto visualiza las líneas de circuitería las sigue de vuelta a la entrada del corredor. Abre una caja de fusibles. No hay conmutadores solo cables y grandes tuercas recubiertas de goma que vinculan unos circuitos con otros.
Solo hay un cable verde. Y claramente EIDER gira la tuerca. La corriente se interrumpe.
Con un crujido el ventilador se para. Hay espacio suficiente entre las aspas para pasar.
EIDER encabeza la marcha de nuevo. La comitiva deja atrás el ventilador descendiendo por el resbaladizo túnel, por suerte el suelo ha sido labrado a modo de escalera rudimentaria. A pocos metros un aviso en la pared se ilumina brevemente reaccionando con La Luz de la linterna "Por favor, conecte el ventilador de nuevo". Justo debajo hay otra caja de fusibles, esta vez con menos cables. Aunque no tiene por qué, EIDER, quizás por mera cortesía, devuelve la electricidad al ventilador que han dejado a sus espaldas que tras chirriar unos segundos se poner en marcha. Siguen descendiendo.
Pronto las linternas no son necesarias, el resplandor de colores ácidos apuñala sus pupilas. Han llegado a un gran colector principal del que salen enormes túneles, en su galerías y esclusas se han asentado puestos, tenderetes y tiendas. En las paredes, enormes letreros de neón invitan a ver el género. Todos ellos, piensa EIDER, funcionales gracias a derivaciones procedentes de las líneas de abastecimiento de Bahía Boato. Casi todos los letreros tienen nombre de animal o relacionados con los mismos y sus reclamos y logotipos son inmensas criaturas de neón con muecas desagradables, excéntricas o atrezadas con abalorios ridículos. Muchas de esas criaturas son antropomórficas.
Esa es la seña de los comercios del Mercado Anegado, uno de los mercados negros no digitales más influyentes del Sector Lúdica. Algunos de ellos ofrecen servicios en SubData o incluso cotizan en la Bolsa Nodal mediante empresas subrogadas, tanto estas empresas como sus filiales hacen siempre referencia a algún un animal. De este modo cualquier habitual del mercado negro que sepa de qué va el tema, nada más verlas, se percatará de la naturaleza del negocio.
Los Vertebrados miran a su alrededor con cara de pánfilos. EIDER los ignora y se centra en pasear por el colector. Ha llegado hasta allí, y está claro que el lugar es sorprendente, pero le gusta centrarse en sus objetivos. No sabe exactamente lo que busca, así que se dedica a caminar por los infectos bulevares esquivando a Forajidos, Irruptores, contrabandistas y maleantes. Algunos transeúntes caminan acompañados de guardaespaldas armados, posiblemente albaceas de gente influyente o de la Élite que se encargan de algún trabajo sucio relacionado con los negocios opacos de sus contratantes. El resto de los visitantes del Mercado suelen evitar a estas comitivas.
EIDER decide recorrer el colector norte y tras quince minutos vuelve al colector cental sin tener éxito. Las nomenclaturas de los negocios son variopintas: "MinoTrans: falsificación de datos", " Flaman y Ursani: contenedores de contrabando", "Albataride: Agencia de relocalización de ilegales".
Minotidas, flamantes, osos y albatros. Gatos, linces, hógridos (59) y racunas (60). Una burlesca fauna insignia que a EIDER no le dice absolutamente nada. Los dependientes de estos negocios ya sea con el torso desnudo o con sus ropajes, muestran sus espaldas al público gran parte del tiempo, en ellas se ven caras bordadas, pintadas o tatuadas con diferentes expresiones que al parecer dan sutiles indicaciones sobre la términos y naturaleza del negocio. EIDER no conoce los pormenores y en ese momento no es algo de su interés, pero no puede evitar hacerse preguntas al respecto y de manera superficial ha deducido algunas cosas. Si la cara plasmada en la espalda guiña un ojo, se permite el trueque de servicios como opción alternativa al pago, si el rostro dibujado aprieta los dientes y los enseña, casi con seguridad que los clientes deberán pagar la deuda contraída y no satisfecha con sus vidas. Un rostro con los ojos cerrados significa, sin embargo, que no se negociará directamente con los operadores o los técnicos que ofrecen el servicio sino con un robot, IA o albacea que hace de intermediario.
Los murmullos de los Vertebrados le sacan de quicio, eso y el gentío. Alguno le ha lanzado varias miraditas y un enajenado ha gritado algún desatino indirectamente referido su persona. Y eso que HAMMOND le había dado la posibilidad de llevar un atuendo más discreto y de lavarse parte de la cara en las dependencias de su nave oficial estacionada en los jardines de atraque, justo antes de conducirle al Pozo.
Pero su atuendo grisáceo de corte minimalista y su maquillaje exiguo no puede evitar que destaque entre la multitud, como una garza paseándose entre patos. Sin embargo, la mayoría de los habituales del lugar son capaces de distinguir con quien no meterse, y quizás por este sexto sentido, nadie parece dirigirse directamente a EIDER.
Al recorrer el túnel oeste sus acompañantes comienzan obligarle a acelerar el paso con leves pullas. Eso le exaspera. Pero diez pasos más adelante frena en seco, provocando que los Vertebrados tropiecen entre sí. Un mapache de neón violeta toma la siesta repanchigado en una media luna con los brazos tras la cabeza. Bajo la efigie puede leer "Purrchasing: servicios de compensación".
EIDER
(Masculla)
Por supuesto. Como no.
Sin pensarlo dos veces entra en la galería. El túnel al menos está relativamente limpio forrado con alúmina pintado con colores fosforescentes y con colgadores luminosos en forma de media luna. Una reja hace las veces de entrada y al cruzarla se puede ver una superficie alfombrada sobre un altillo de madera hecho de palés, unos sofás cómodos (sino lustrosos al menos aceptables) y un mostrador rojizo y pequeño a un lado. Contra la parte de atrás de aquella galería abovedada se puede vislumbrar una mesa de trabajo, mínimamente ordenada y unas cuantas pantallas. Tras una cortina se encuentran las "dependencias" privadas.
Una voz llega de detrás de las cortinas.
VOZ FEMENINA
En seguida estoy con ustedes, señores.
Se escucha un cacharrero y algunos pitidos digitales. Las cortinas se hacen a un lado y EIDER no está "sorprendide".
PURR viste unos tejanos negros con hilos de colores entretejidos en las perneras, un gorro de pelo violeta con orejeras que le llegan hasta los hombros que dejan entrever un flequillo recién teñido de blanco y un top cargado de chapas coloridas. Sus botas de cuero con remaches hacen crujir las tablas de la tarima.
Se seca el sudor de la frente, claramente ha estado trabajando en algo que requería esfuerzo, tiene cuidado de no deshacer su maquillaje purpúreo alrededor de los ojos.
Primero se fija en los Vertebrados y pone cara de disgusto y luego se queda perpleja al ver a EIDER: Pero esto solo dura un segundo. Y es este último detalle lo que realmente desconcierta al "funcionarie."
PURR
Esto sí que es un placer.
(suelta una carcajada)
"Perla" en persona. ¡En carne y hueso!
Se acerca a ella y le coge los mofletes y le besa la frente. EIDER se deja hacer. Los Vertebrados intercambian miradas.
PURR
Sabía que si alguien era capaz de encontrarme esa serías tú. ¿Cómo lo has hecho? ¿Quizás algo que dije el día que hablamos en SubData? ¿Algún detalle imperceptible en mi indumentaria digital, o en mi avatar? ¿Cuál fue la pista que puso a trabajar esa cabecita tuya?
¿O esa amiga de RAFIA que nos monitorizaba te ha echado una mano?
Pero lo más importante: ¿Por qué has venido hasta aquí?
EIDER
Te sorprenderá, pero no sabía nada sobre tu ubicación. Ha sido una coincidencia...
PURR frunce el ceño.
EIDER
No, mejor dicho... una adivinanza.
PURR
Ahora soy yo la que no entiende nada.
EIDER
Alguien me dio unas indicaciones para encontrarte o para encontrar algo que, ahora que pienso, posiblemente tengas en tu poder.
PURR se retira un par de pasos, EIDER la nota recelosa. Su anfitriona mira a los cuatro que acompañan a EIDER.
PURR
¿Amigos tuyos?
EIDER
No.
PURR
¿Guardaespaldas?
EIDER
Tampoco.
PURR
Claramente. Están más ocupados en apuntar sus armas hacia ti que hacia mí.
VERTEBRADO RIVANO
Eso no te importa. Hablad lo que tengáis que hablar y no hagáis nada extraño.
PURR
(mira al RIVANO)
Veo que lleváis Vértebra. No es que lo disimuléis mucho.
VERTEBRADA
No hay nada que disimular.
PURR
Y supongo que vuestro curator os ha pedido amablemente que vigiléis a mi colega. ¿Me equivoco?
VERTEBRADO RECIANO
(La apunta a ella)
De nuevo, no es asunto tuyo.
PURR
(se dirige a la mesa del fondo y busca algo en los cajones)
Oh, dueño y señor, el vuestro. Hummm, no es de mi agrado.
VERTEBRADA
(con claro fastidio)
Como si eso importara mucho.
PURR
A mi me importa. Y soy bastante cabezota.
PURR sin previo aviso tira unas canicas al suelo. Las canicas escanean el entorno y comienzan amoverse en formación hasta ponerse en círculo alrededor de los vertebrados y de EIDER.
Todo en menos de unos segundos. Es entonces cuando comienzan a vibrar y cambiar de color. EIDER no siente nada, pero los VERTEBRADOS gritan, se retuercen y se llevan las manos al cogote.
VERTEBRADA
¡Qué! ¡Qué nos has hecho!
PURR
Tranquilos, el malestar solo dura unos segundos.
Y no miente. Los Vertebrados respiran con dificultad, pero recobran el equilibrio.
VERTEBRADO RECIANO
Noto algo diferente.
EIDER suspira y se sienta en el sillón cercano, cruza las piernas y decide esperar a que la escena termine.
PURR
(a los vertebrados)
Claro que lo notas. He desactivado vuestras Vértebras. Inhibido su señal. Así que ahora podría usar esto.
Saca del cajón contiguo una máquina en forma de garrapata provista de un brazo de largo con varias oquedades.
PURR
Antes de que preguntéis, es un desensamblador de Vértebras. Ahora que no estáis monitorizados y sus funciones permanecen desactivadas puedo extraerlas.
Los VERTEBRADOS se miran entre sí.
PURR
Él o ella...
EIDER
Es un él.
PURR
Él ya no podrá controlaros y podéis quedaros aquí un par de días por seguridad y os colaré en algún transporte fuera del Nodo si es que os preocupa que os busque.
VERTEBRADO RIVANO
Es... un farol. No puede ser.
PURR
Alguien tiene síndrome de Estocolmo.
(les mira un a uno)
Os estoy ofreciendo la libertad. Vuestra única posibilidad. La tomáis o la dejáis.
El VERTEBRADO RECIANO es el primero en tirar el arma. Los demás le siguen.
PURR
Así me gusta. Os extraeré las Vértebras cuando termine de hablar con mi colega. En privado.
Dudan unos minutos. Dos de ellos murmuran algo. Se encuentran perplejos. No contaban con que nada de aquello sucediera.
Al final se muestran conformes y salen a la calle.
EIDER
Eso que acabas de hacer me traerá problemas. A estas alturas HAMMOND ya se habrá dado cuenta de que no recibe la señal de las Vértebras de mi escolta.
PURR
¿HAMMOND como en el Primer Ministro HAMMOND?
EIDER
El mismo.
PURR
Nunca me decepcionas.
(señala a su medallón)
Supongo que sabrás que eso no puedo desactivarlo, el escaneo me dice que está vinculado a un explosivo.
EIDER
Sí, lo sé, HAMMOND tiene el control remoto para desactivarlo. Lo siento, no quería exponerte.
PURR
No te preocupes, aquí debajo no funciona la geolocalización, al igual que ocurre con las Vértebras él recibe la señal de que está activado, pero no puede ubicarte con exactitud.
Eso sí, no me extrañaría que en cuanto tenga tu localización vaya a buscarte. En persona.
EIDER
Lo que me extraña es que no me haya reventado en mil pedazos ya.
PURR
No, no te extraña.
EIDER
No, no me extraña. Es meridiano que me necesita. O necesita lo que yo puedo proporcionarle. Mientras haya alguna posibilidad de que se lo pueda dar, no correrá el riesgo de destruirme sin saber si la Reliquia está en mis manos y pueda salir dañada.
PURR
¿Eso es lo que busca, una Reliquia?
EIDER
Sí, y algo me dice que es especial, su destino no es pasar a engrosar la colección de la Iglesia o la Erudición. Es algo que los Cuatro Poderes buscan de manera prioritaria, algo que puede afectar a todo el Sistema Nodal, y no es la única Reliquia "extraoficial" que ansían. HAMMOND se siente ultrajado y es consciente de que le usan como hombre de paja y quiere tener un as en la manga.
PURR
No tengo toda la información, pero supongo que, por alguna razón, piensas que yo tengo esa Reliquia.
(se sienta junto a EIDER con un pie bajo el trasero y con los brazos abiertos sobre el respaldo)
Y que si la tengo te la daría para que, a su vez, se la entregues a un hombre peligroso que puede, o no, usarla para poner en jaque a todo el Sistema Nodal.
EIDER
Esas insinuaciones ya me corroboran que está en tu poder.
PURR
Sería de estúpidos cuestionar tus deducciones. Es perder el tiempo.
(se rasca la cabeza)
¿Sabes por qué este negocio se llama "servicios de compensación"? ¿Sabes lo que eso significa?
EIDER
No, pero me lo explicarás igualmente.
PURR
Pues es sencillo. Yo escojo a mis clientes tanto como ellos me escogen a mí. Y lo que hago es escoger casos donde la gente de a pie, los apestados, los soliviantadores, los antisistema se ven contra las cuerdas. Entonces les proporciono el asesoramiento y los recursos necesarios para hacerse fuertes frente a las corporaciones, las instituciones y el status quo en general. Creo equilibrio. Al menos, dentro de lo posible. A veces no saco mucho beneficio de ello, tengo otros negocios que me compensan el lucro cesante, pero esta es mi actividad principal, y la ejecuto con pasión y orgullo.
Ahora dime, colega. ¿Qué clase de equilibrio sería darle una Reliquia tan importante a un hombre poderoso con intenciones megalomaniacas?
EIDER
Ninguno.
PURR
(señala el colgante)
Y si es por salvarte el culo, aún podemos estudiar soluciones alternativas.
EIDER
Sé que sí. Y lo más lógico sería ponerme en tus manos. O al menos intentarlo. Eso en una situación corriente, donde mi visión del problema es limitada.
Pero esta vez existen otros indicios... Alguien que me ha proporcionado información vital que me ha hecho tener en cuenta otras implicaciones.
PURR
Ilumíname.
EIDER
En la nave de RAFIA viaja un Canon.
PURR
Cuidado con la información que das, "perla".
EIDER
Deduzco que ya lo sabías. Tu reacción fisiológica ha sido mínima.
PURR
Me has pillado. ¡Solo he reunido retazos de información aquí y allá, enhebrados de mala manera! Tras el encuentro con nuestra querida RAFIA, me picaba la curiosidad. Existen ciertas probabilidades de que ese Canon sea aquel que busca la Iglesia de Gevaudán.
EIDER
Te confirmo que así es.
PURR se queda callada, pensativa.
PURR
¿Te ha dicho algo, no es así?
EIDER
Me dijo que tenía que recuperar esta Reliquia. Que tenía que entregarla. Parecía estar muy convencido. Dijo que eventualmente, debía reunirme con él. Que formo parte de algo... No sé de qué exactamente.
PURR
Te guardas información.
EIDER
Sí. Pero no es porque no confíe en ti. Solo creo que es prudente hacerlo.
PURR le pone una mano en el hombro y sonríe. Se desabrocha una de sus chapas y se la pone en la pechera. La solapa de la chaqueta de EIDER desciende levemente debido al peso. El abalorio es bastante grueso.
PURR
Un regalo. Para que te acuerdes de mí. Me ha dado cuenta que nunca sabemos cuándo podemos volver a encontrarnos.
EIDER toca la chapa.
EIDER
Gracias.
PURR le guiña el ojo, se levanta de un brinco y se dirige a la trastienda. Tras las ajadas cortinas se oyen unos repiqueteos.
EIDER
(desde la trastienda)
Entiendo lo que significa sentirse parte de algo. Cuando estaba con los Anarko vosotros erais mi familia, sentía que hacía algo importante. Quizás para otros eran meras gamberradas, chiquilladas antisistema.
(un ruido metálico)
Pero tan mal no lo hacíamos si mandaron a los Flagelos a por nosotros.
Pero ese tiempo ya pasó. Y todos debemos buscar nuestro lugar de nuevo. Con suerte, algo a lo que pertenecer. Tanto yo, como tú. Aunque tú siempre has sido bastante de ir por libre.
En los Anarko siempre nos cubriste las espaldas, pero todos sabíamos que tenías una misión. Algo íntimo, privado. Siempre fui consciente de eso.
(un chirrido)
Has de saber que yo sí he encontrado mi lugar. Y si me preguntas al respecto, tengo la sensación de que tú estás muy cerca de encontrar el tuyo.
Sale de detrás de las cortinas con algo envuelto en una bolsa de alúmina.
PURR
Y creo que ambos lugares no se encuentran tan distantes. Y eso está bien, me gusta poder vigilaros desde la lejanía, saber que estaréis a salvo.
(se sienta de nuevo)
O al menos hacerme ilusiones de que lo estaréis.
EIDER
(con extrañeza)
Hay algo que no me dices.
PURR
(con sorna)
Sí. Pero no porque no confíe en ti. Solo creo que es prudente hacerlo.
EIDER sonríe. PURR le pone el objeto sobre las manos.
EIDER
¿Me la das? ¿Sin reservas?
PURR
Te la doy con reservas. Pero aun así no deja de ser un salto de fe.
EIDER
¿Cómo la encontraste?
PURR
La llevábamos buscando mucho tiempo. Y la obtuvimos no hace mucho.
EIDER
¿Llevábamos? No hablarás de la Cara Sombría.
PURR
Sí y no. La Cara Sombría es solo un espejismo. Un espejismo con influencia, eso sí.
Como un bonito cuento que te hace creer en la magia y el poder de la amistad. O en este caso en el tráfico de información y la cultura libre. Pero créeme es todo lo que es. ¡Sí hasta el nombre le fue otorgado por la comunidad de TransData! Pero ese espejismo sí fue creado en su momento por una razón.
Pero no te mentí la última vez que nos vimos. No trabajo para la Cara Sombría. Aunque quisiera, no podría, es una pantomima colectiva.
EIDER
Podrías haber sido más específica.
PURR
Bueno si querías más claridad, nuestra conversación podría no haber sido monitorizada por una sensual extraña.
(levanta las cejas, insinuante)
Aunque ya me encargué de que dejara de ser una extraña. He hecho mis indagaciones ¿sabes?
EIDER
Me lo imagino.
Y dime... ¿Tienen esos amigos tuyos que están tras bambalinas algo que ver con la tecnología desvertebradora que acabo de presenciar? ¿Acaso se la proporcionaban a los Falsarios en Neonostro para sus "liberaciones"?
PURR
(Ríe)
Preguntas y más preguntas.
Es tu seña de identidad.
Te lo dije EIDER. He encontrado mi lugar. Y por favor, no hagas más preguntas. Y yo prometo devolverte la misma moneda.
EIDER se muestra conforme. Tras un segundo de duda, finalmente descubre el aparato que tiene en su regazo. La Reliquia es peculiar. Tiene forma de rotoscopio, con un eje central repleto de circuitos alienígenas, pero aspecto pétreo. Y varios segmentos huecos dispuestos de forma radial provistos de lentes de un material cristalino opaco y desconocido. A plena vista, a EIDER le parece que la sección radial está hecha para girar en torno al eje. Pero no es capaz de deducir su uso. Por supuesto tampoco tiene interfaz. Las Reliquias poseen interfaces biológicos, los Cánones. Paneles de control y usuarios al mismo tiempo.
EIDER vuelve a cubrir la Reliquia, PURR le entrega una bandolera que trae al hombro, le anima a introducir la Reliquia dentro. EIDER lo hace y luego se pone la bandolera a la espalda, ajustando su banda diagonal para asegurar la carga.
PURR
Bien, todo listo.
EIDER
Eso parece.
Ambos camaradas se levantan. PURR se dirige hacia el mostrador. Pulsa un botón. Suena un pitido. Al fondo, una de las gruesas tuberías vertícales se abre, es un ascensor camuflado. Bastante pequeño, pero en mejor estado que el montacargas por el que EIDER había descendido una hora antes.
PURR
Es mi elevador privado, te llevará a la superficie Del Pozo. A una pista de atraque de carga y descarga junto a unos almacenes destartalados. Supuestamente abandonados. Supuestamente. Recibo mi mercancía en ese lugar de forma clandestina. El trayecto a la superficie será mucho más rápido y mucho más cómodo que volver por dónde has venido.
EIDER
El ascenso seguirá siendo lo suficientemente largo como para que HAMMOND vuelva a recuperar mi señal a mitad de trayecto. Y no tardará en ir en mi busca para pedirme explicaciones.
PURR
Lo sé, no pretendía darte ventaja solo ahorrarte molestias. Pero recuerda lo que te dije.
(y sin previo aviso le abraza)
Yo siempre os vigilo de lejos.
Se separa de EIDER, hace un repiqueteo cómico en el suelo con los pies mientras se aleja y le guiña el ojo de nuevo.
EIDER sonríe y asiente. El aprecio por aquella antigua compañera vuelve a asomar la cabeza en la pulida superficie de su mar de templanza.
EIDER se introduce en el ascensor. Antes de que se cierren las puertas ve a PURR dirigirse a la entrada de su negocio. EIDER escucha su arenga hacia los VERTEBRADOS que esperan a la puerta.
PURR
¡Venga vosotros cuatro! ¡Traed esos cogotes aquí! ¡Es hora del bricolaje!
El ascensor se clausura y comienza el largo ascenso a toda velocidad.
Ocho minutos después EIDER surge de una columna herrumbrosa en el interior de un almacén ruinoso con partes del techo al descubierto plagado de cajas apiladas y excedentes de obras.
Sale al exterior. Se encuentra de nuevo en la superficie del Pozo, Nivel 0, un lugar conformado de placas de metal ensambladas, sin vegetación, sin lujos. Es como pasear por el casco de una etereonodriza antes de pasar por chapa y pintura. Solo a lo lejos, construidos en el mismo metal incoloro, es capaz de discernir los núcleos habitados conformados por los apartamentos de los trabajadores y obreros del área. Aparte de eso, en la vastedad metálica, solo asoman los edificios de los pequeños puertos de atraque y lugares de almacenaje o desguace diseminados por el horizonte. Es un área bastante desolada, algunos vehículos transitan las vías aéreas, pero solo de manera esporádica.
Pero EIDER ve algo más, una limusina. Y juntos a dos VERTEBRADOS y bajo una sombrilla desplegada por un brazo robótico que sale del capó, le espera HAMMOND con los brazos cruzados, en actitud faraónica. En una de las manos sostiene su mechero, en la otra el control remoto de su colgante.
HAMMOND
(en tono amenazante)
Alguien tiene ganas de que le pongan en órbita.
(acaricia con el dedo el pulsador del mando)
EIDER
Usted mismo. Perderá lo que busca.
(señala al macuto de su espalda)
HAMMOND abre los ojos. El ansia se refleja en sus pupilas.
HAMMOND
¿Dónde está tu escolta?
EIDER
Han sido el precio a pagar.
(camina hacia el Ministro)
HAMMOND retiene una réplica. Y espera pacientemente a que EIDER avance.
El "funcionarie" se desata el macuto y lo sostiene frente a él.
HAMMOND
Sácala de la mochila.
EIDER le hace caso y extrae la Reliquia.
HAMMOND se acerca examinándola mientras se acerca.
HAMMOND
Sí, encaja con lo descrito y parece auténtico.
(ríe repentinamente)
¡El Alternador ya es mío! Ahora iré un paso por delante.
Dámelo.
EIDER se acerca, pero retira el brazo en el último momento.
EIDER
¿Cómo sé que cumplirás tu palabra, dejar en paz a los míos?
HAMMOND
No lo sabes, pero soy un caballero.
EIDER
¿Un caballero que dejará que me vaya sin más?
HAMMOND
No estoy seguro de que eso formara parte del trato.
(hace una seña a sus VERTEBRADOS que se acercan a EIDER)
EIDER sabe que está a punto de suceder algo irreversible. Recuerda las palabras de SIÓN.
"Entrégala... y luego da un paso atrás."
EIDER suspira.
EIDER
No hace falta que movilices a tus tropas. Toma, aquí tienes.
HAMMOND coge el Alternador con avidez, con gesto de triunfo. EIDER hace lo que se le ha sugerido. Da un gran paso atrás.
HAMMOND
La Reliquia que me pertenece. Demostraré que yo soy un elegido más. Yo soy un Canon. ¡Claro que lo soy! Y esta es la Reliquia que se me había prometido lo sé. ¡Solo es cuestión de tiempo que me sintonice con ella! ¡Lo sé! ¡Lo sé!
El ruido cobra intensidad con rapidez. Los gritos de euforia de HAMMOND han impedido que los presentes detecten antes la irrupción.
Es el ruido de un rotor. Un etereomotriz de última generación los sobrevuela.
Las puertas correderas del vehículo se abren y varios Represores se asoman empuñando Fulminadores. EIDER no puede asegurar que estén configurados en "modo aturdir".
Un hombre con un tupido bigote se asoma con un megáfono.
HOMBRE CON BIGOTE
Excelentísimo alcalde HAMMOND. Queda usted bajo la custodia de la Represalía, se le acusa de confabulación y de tráfico de influencias con núcleos antisistema. Por favor, permanezca quieto, dígales a sus curados que entreguen sus armas. Esta es una orden directa del Alto Mando, una orden de emergencia que está en trámite de ser refrendada por el Consejo. El estado de excepción nos permite tomar medidas punitivas en caso de resistencia.
HAMMOND
(con furia)
¡PROGTORIUS! ¡Maldito hijo de puta!¡Te envía esa arpía mecánica de La Coronel! ¡Conspirando contra mí!
(Se gira hacia EIDER)
Tú, tú has tenido algo que ver. Tú les has avisado.
EIDER no responde, se encuentra también "sorprendide". El Represor continúa su discurso.
PROGTORIOUS
Entréguese Alcalde, y entregue la Reliquia que está en su posesión. Yo y mi equipo tenemos la misión de hacernos con ella y es de vital importancia. Colabore y este malentendido se aclarará lo antes posible.
"A buen entendedor, pocas palabras bastan" No haga esto más difícil de lo que ya es.
Al mencionar la Reliquia la faz de HAMMOND se congestiona.
HAMMOND
(entre dientes)
No, por supuesto que no. Esto será muy, pero que muy fácil.
HAMMOND coge aire, su boca se abre y una secreción emana en chorro de ella, con tal presión que alcanza al etereomotriz en vuelo rasante. Apenas un instante después de escupir esa emanación aplica la llama de su mechero al manguerazo viscoso y este se torna en una densa llamarada. El helicóptero comienza a arder a una velocidad inconcebible. Varios de los Represores caen al suelo gritando en llamas y algunos de ellos pierden la vida al estrellarse contra el suelo.
En apenas un segundo HAMMOND ha transformado ese lugar en mitad de la nada en un pequeño infierno de bolsillo.
Algunos de los Represores y el propio PROGTORIUS se han deslizado al suelo a tiempo con sus arneses. Se desenganchan antes de que el etereomotriz se estrelle debido a que el piloto se está carbonizando en la carlinga. De entre los que han llegado ilesos al suelo, dos son arrasados por el rotor del vehículo que ahora chirría sobre la estepa de metal, y que segundos después, acabará explosionando unos diez metros más adelante.
PROGTORIOUS grita unas comandas a los que siguen con vida. EIDER, que se encuentra a una distancia no lo suficientemente prudente del peligro, no llega a comprenderlas. De algún modo los pocos hombres y mujeres que quedan se reorganizan. Pero es demasiado tarde, una nueva rociada de mucosa les llueve encima y un segundo después varios de ellos intentan rodar por el suelo para apagar las llamas y poder vivir. PROGTORIUS el primero.
Cuando se reincorpora, el Represor Mayor tiene una mejilla quemada y la parte derecha de su barba se ha chamuscado. Le duele, pero no le impide disparar a HAMMOND tres veces en el pecho con su Fulminador. Y no en modo aturdir.
Otra represora que ha esquivado el envite hace lo mismo. Pero HAMMOND se ha abierto paso entre cadáveres chamuscados, su propio cuerpo prendido en llamas, Las balas de plasma parecen haberle dado pero su impacto solo se trasluce en una cojera y una mueca de dolor, el político sigue avanzando y abraza a la represora entre llamas, impregnándola de mucosa de Sapo Ígneo y luego la suelta mientras esta grita en agonía. PROGTORIUS aumenta la potencia de su Fulminador, desesperado, y le mete otros dos tiros al Ministro justo cuando HAMMOND al rojo vivo, se abalanza sobre él, ambos ruedan por el suelo.
EIDER, mientras esto sucede, ha ido reculando. Y se sorprende cuando de entre la segunda pira, más pequeña, surge el Alternador, que rodando sobre su pieza circular choca contra su pie derecho. El calor no parece haberle afectado, se encuentra intacto.
"Darás un paso atrás. En todos los sentidos" repite SIÓN en su cabeza.
No solo se trata de recular, alejarse de aquel crematorio improvisado, sino también de dar un paso atrás en su decisión de entregarle la Reliquia a HAMMOND o a la Cuaterna. HAMMOND la había tenido entre sus manos. Ahora le tocaba a EIDER. Un pitido suena bajo su camisa. Ya sea debido a la lluvia de plasma o al calor de las llamas el mando que controla el colgante de EIDER parece haber quedado inactivo. EIDER toma la alhaja en la mano y ve como sus circuitos se han apagado por completo, así que la arroja bien lejos y luego recoge el Alternador. La "funcionarie" sigue retrocediendo, mientras lo introduce de nuevo en la bandolera.
Ahora lo que nota es una vibración en el pecho. La chapa que le ha dado PURR comienza a temblar. Está enviando una señal.
De uno de las casetas adyacentes al almacén ruinoso emerge una pequeña etereoplaza, una etereomotriz ágil de dos asientos que con su zumbido característico se alza en despegue vertical y se dirige a su encuentro.
"Sigue el zumbido". SIÓN le conminaba a huir.
EIDER corre al encuentro de la máquina voladora.
Unos metros más allá, PROGTORIOUS con quemaduras de segundo grado en medio cuerpo, retira de encima suya el cadáver inerte y humeante de HAMMOND con una fuerte patada. Da un grito de frustración al ver a toda su patrulla calcinada y tras una breve ojeada a su alrededor repara en la única persona viva que corre hacia los edificios en ruinas. Para el Represor Mayor es una cómplice del Primer Ministro, y en esos momentos se marcha con la Reliquia. Es suficiente motivo para tomar medidas al respecto. Configura el Fulminador para largo alcance y una mirilla emerge. Se da cuenta que una nave en piloto automático llega a recoger a su objetivo.
PROGTORIUS
(Con voz rasposa y dolorida)
"Quien huye para luchar otro día, huye de su propia cobardía"
Dispara una ráfaga de pulsos rápidos de plasma, cada pulso es emitido a un segundo de Cadencia del anterior. No hay margen de error.
Pero EIDER no descuida sus espaldas. Saca el abanico sonido de la pechera. Dispuesta a desviar el primer proyectil, por mera desesperación. El biplaza ya está aterrizando y desplegando la pasarela para que suba a bordo. EIDER no cree que llegue a los mandos del vehículo con vida.
Un solo pulso eso es lo que puede desviar. Esos son sus cálculos y sus cálculos siempre son correctos.
Pero su cabeza por primera vez, le da una contradeducción. Su percepción es limitada. La supervivencia es posible. Su cabeza se expande, duele, palpita, contempla las constelaciones infinitas. La Cifra reclama su mente, y EIDER puede verla como si la tuviera grabada a fondo en sus retinas con sus pulsos luminosos y vectores. Y sabe que esconde un mensaje. Un mensaje que no solo le es transmitido, sino que le es revelado.
EIDER ejecuta un salto mortal hacia atrás despliega su abanico y sus pupilas se dilatan. Se da cuenta de algo. Algo que tendría que ser obvio. Ese pulso es igual que todos los demás, en esencia comparte el mismo tipo de átomos esenciales que otras fuentes de energía. Todo proviene de la misma fuente, todo tiene un relación causal, diametral, secuencial, metafísica, semántica. Ese pulso no es diferente de los siguientes pulsos que le sucederán.
El mensaje es claro.
EIDER
"El "Todo" y el "Uno". No son más que ilusiones. Todo es cuestión de perspectiva."
Y para EIDER en ese momento, desviar un pulso es desviarlos todos. Pues todos son en esencia, el mismo.
El abanico sonido diluye la fuerza del pulso y con fuerte movimiento, EIDER lo desvía haciendo que impacte contra el suelo. Sin razón física aparente, los demás pulsos de la ráfaga mortal se desvían en la misma dirección.
PROGTORIUS se queda tan estupefacto que se olvida por un momento de preparar la siguiente ráfaga. Para cuando lo hace la pasarela del biplaza se cierra y el sujeto ya se encuentra en su interior. La ráfaga de plasma destruye un embellecedor y chamusca algunas partes del casco, poco más. El Biplaza parece estar bien reforzado para ser un vehículo ligero.
PROGTORIUS sabe que no podrá alcanzarlo. Levanta la cabeza y aprieta los dientes para acallar el dolor, su cuerpo exige atención médica.
PROGTORIOUS
"Ver para creer".
Dos cuervos graznan en las alturas, sobre su cabeza. Son graznidos de decepción.
En el interior del etereoplaza, alejándose a toda velocidad del Pozo y elevándose hacia los límites exteriores del Nodo, EIDER resuella, víctima de enormes vértigos y una creciente migraña. Parece que la cabeza le va a explotar. Ha conseguido sentarse a rastras en el asiento del piloto. Un rostro aparece en pantalla. A EIDER cuesta enfocar la mirada, pero es capaz de distinguir a PURR aún entre los miasmas.
PURR
"Te he estado monitorizando a través de la chapa. Perdona la intrusión, quería asegurarme de que salieras con vida de esta.
De hecho, Hay también una cámara a bordo. Te estoy viendo."
EIDER
Que...
(retiene una arcada)
predecible eres.
PURR
"Dijiste que debías volver con RAFIA. ¿Me equivoco? Bueno, pues tengo una ligera idea de donde puede estar. He puesto el piloto automático, usaré rutas de contrabando. No te preocupes por nada."
EIDER levanta una mano con debilidad.
PURR
"Tus constantes son un asco. Descansa. Cuando estés mejor, dispones de un botiquín con fármacos al fondo de la cabina."
EIDER asiente y cierra los ojos.
PURR
"Nosotros siempre os vigilaremos en la distancia. A todos vosotros. No os dejaremos a vuestra suerte."
Pero EIDER, seminconsciente, ya no la escucha, se mece a merced de los vaivenes del tráfico aéreo, rumbo a lo desconocido.
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(59) Hógridos: Mamífero artiodáctilo y doméstico sin pelaje propio del Nodo Mazorca cuyo rostro está compuesto de una inmensa nariz, posee ocho patas, y es capaz de distinguir vetas de metal alcalino a kilómetros y bajo tierra, se alimenta de dichos metales tras disolverlos con su saliva.
(60) Racunas: Carroñeros anfibios del Nodo Esfera. Suerte de lampreas articuladas con patas que se alimentan tuétano de los cadáveres, propias de charcas y lugares donde abunde la descomposición orgánica. A pesar de su naturaleza sus colores y su epidermis cristalina les hace objeto de fascinación.
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