Episodio 3: Escena Vigesimosegunda
Gran Mirador de Ghabana, Ghabana, Capital del Nodo Herradura, Sector Lúdica.
Varias estrofas frenéticas inundan la pantalla del comunicador:
GERTRUDE
¡Es la última vez que nos la juegas!
SIÓN
La última... lo prometo.
GERTRUDE
¡No prometas lo que no puedes cumplir!
¡Más vale que estés ahí cuando lleguemos, y no te dejes ver!
FINNEGAN
¿Cómo has conseguido abandonar el recinto? ¡Ni siquiera te vimos salir!
¿En qué andas metido, muchacho?
SIÓN
Estaré aquí para cuando lleguéis, confiad en mí.
SIÓN oye el pitido de otra airada contestación, pero ya ha cerrado la aplicación encriptada de comunicaciones. Se guarda el comunicador en el bolsillo.
El ruido del anfiteatro es un murmullo lejano acompañado de percusiones rítmicas pero lo suficientemente distante como para ser solapado por el viento de la noche y el ruido del agua de las fuentes de los miradores cercanos. La noche comienza a ceder terreno al amanecer. Escucha algunos grillos y el piar perezoso de los pájaros. Intenta respirar, concentrarse en esos sonidos amigos, pero no puede evitar cerrar la palma de la mano derecha sobre los dedos de la izquierda, estrujándolos, exteriorizando su tensión. Está nervioso, está inquieto. No entiende que le pasa. O quizás sí.
Ya ha llegado el momento. Toma aire hasta el tope de sus pulmones y lo deja salir gradualmente.
SIÓN
(habla hacia sus espaldas)
Nunca he visto nada así. Nunca nos dejaban salir de la catedral. Solo visitábamos los jardines del complejo.
KANAY
Parecía que lo estabas disfrutando, quería darte unos minutos más.
SIÓN se levanta, el viento mueve su flequillo y se cuela por debajo de su camiseta.
Se da la vuelta. Y ahí está él. Sus ojos cálidos, su cabello de pulsos de sangre, su piel morena y de tiznes plateados... KANAY, el polizón de sus visiones. El que venía sin que el Orbe le llame.
SIÓN observa su uniforme oscuro, su torso desnudo, se acerca lentamente y repara en su altura, sus prótesis de corredor le hacen aún más alto si cabe.
KANAY no aparta la mirada cuando SIÓN clava sus pupilas en las suyas. No es capaz. Quizás, fugazmente, con cierto esfuerzo, para fijarse en su revuelto cabello y en como sus ropas que movidas por la brisa delinean su cuerpo. Y por algún motivo, en sus labios. Pero aquello no tiene importancia. Es el Canon que busca, va de incógnito, pero en la cercanía no cabe duda de que es él. KANAY ha estudiado su foto varias veces a lo largo de los dos últimos días.
KANAY
Podemos quedarnos un poco más antes de partir, si lo deseas.
Ahora que está junto a él, SIÓN comprueba que su coronilla apenas rebasa la clavícula del Neonomante.
SIÓN
Estaría bien. Pero todo va a suceder muy rápido. Y partiremos juntos, aunque aún no está decidido cómo.
SIÓN respira profundo, simplemente quiere un poco más de ese aire nocturno que le infunde calma, pero lo que le llega es el olor de él, un aroma suave pero electrizante, casi puede oler el neón que su cuerpo despide, notar su calor. Esto no parece tranquilizarle, ya que sus latidos comienzan a acelerarse.
KANAY
Tengo que admitirlo, que hayas podido urdir este plan y escapar de tus secuestradores me ha sorprendido. Quizás ahora con tu declaración puedas ayudar a la Represalía a atraparles. Si tú estás aquí hay posibilidad de que aún no hayan salido del Nodo.
SIÓN
¿Por qué dices eso? Sabes que no es así.
Se sostienen la mirada de nuevo.
KANAY
Sí, lo sé. Solo quería hacerte hablar. Perdona por la artimaña.
(sonríe)
Se leer entre líneas. Algo no me encajaba en el informe que nos pasaron sobre tu caso. Y visto el mensaje que me has dejado... Soy una persona intuitiva ¿sabes? no siempre lógica, sin embargo. A veces tengo corazonadas, llego a una conclusión sin saber muy bien que camino he tomado para ello.
Y sé esto. Ayudaste a tus captores durante tu secuestro. Y ahora que te veo...
(mira a SIÓN de arriba a abajo, se hunde en sus pupilas como intentado alcanzar con la mano algo que se esconde en ese pozo oscuro.)
Ahora que te veo, sé que de alguna manera también fuiste tú el que orquestaste tu secuestro desde un principio. De algún modo, conseguiste que eso sucediera. Eres un Canon después de todo.
SIÓN
(baja la cabeza y ríe)
Es...
(el sonido cambia, ¿llora?)
Es agotador
(llora)
Estoy tan cansado.
Tan cansado de mentir.
KANAY se siente extraño, culpable de esas lágrimas inesperadas, torpe como un niño que ha roto algo valioso mientras jugaba con el balón. Tiene ganas de recoger los añicos y pegarlos de nuevo en un vano intento de que todo vuelva a estar de una pieza. Aunque en el fondo sabe que él no ha hecho nada malo, no puede evitar sentirse así.
KANAY
(piensa)
"Pero está llorando. Y él no puede llorar.
Yo no quiero verle llorar."
(se sorprende pensando)
"Nunca."
KANAY se queda inmóvil, incrédulo ante la voz en su cabeza. Se pregunta una vez más quién es ese Canon.
KANAY
(se acerca a SIÓN y le levanta la cabeza empujando su barbilla con un dedo, con cierto rubor)
Mentir es todo lo contrario a lo que has hecho conmigo.
(SIÓN mantiene la mirada enjugándose rápidamente las lágrimas, avergonzado)
Te has revelado ante mí, aunque no tenías por qué.
SIÓN
Y tú podías haberme delatado. Haber compartido tus sospechas y la ubicación de nuestro encuentro y no lo has hecho.
KANAY
Quizás porque no estaba seguro de si mis deducciones eran correctas. Quizás para no quedar como un idiota.
SIÓN
¿O quizás...?
KANAY
(piensa)
"O quizás..."
(habla en alto)
No... no hay más quizás.
La sonrisa de SIÓN es tenue, casi melancólica.
SIÓN
No me gusta ocultar las cosas, ni mentir, ni manipular a nadie ¿Sabes?
Pero es mi manera de cuidar de la gente, de mantenerla segura.
KANAY
(tras meditar un rato)
Todo el mundo tiene derecho a tomar sus decisiones. Y necesitan la verdad.
SIÓN
Sus decisiones pueden generar a la larga verdaderos desastres. O eso pensaba. Pero en este corto espacio de tiempo, empiezo a entender ciertas cosas. No importa si intento que todas sus decisiones vayan por la vía correcta si eso significa que nunca pueden decidir, entonces lo que consigan nunca será suyo. Y yo necesito que hagan suya esta lucha. Porque es suya... nuestra. Creo que me estoy equivocando, el modo en que he lo he hecho hasta ahora.
KANAY
Yo no sé si entiendo bien de lo que hablas. No sé qué tipo de capacidades te da esa Reliquia. Solo sé que te tengo que llevarte conmigo. Pero si quieres mi consejo para un futuro...
KANAY calla, KANAY duda, su entrenamiento marcial le ha enseñado a no intimar con los objetivos, y desde que se ha cruzado con ese chaval no ha hecho más que incumplir esa directiva. Y desconoce la razón.
KANAY
(continúa)
Si quieres mi consejo. Deberías probar en confiar en las personas. Son más fuertes de lo que crees.
SIÓN
(le mira y abre los ojos, como si nunca le hubieran dicho verdad como aquella)
"El amor son los cimientos y la confianza las vigas. Así se construye una familia"
(La imagen holográfica de Garibán aparece en su mente)
Tuve una vez una conversación, si es que se puede llamar así, con alguien, con el recuerdo de alguien. Siempre decía eso.
Sé que tienes razón, estoy intentando hacerlo de otra manera...
(se muestra decidido)
Voy a hacerlo de otra manera.
(le mira)
Confiaré.
KANAY asiente.
SIÓN
Así que haré algo que no esperaba hacer... Haré lo correcto. Porque hay algo que quiero enseñarte.
KANAY
¿Enseñarme?
SIÓN
Tu tomarás la decisión de verlo, y si la tomas solo podré acompañarte, pero no protegerte. Tienes derecho a decidir, y te va a frustrar, y te va a doler, pero también encontrarás verdad.
KANAY
(confuso)
No hay tiempo para eso. Debo llevarte conmigo. Tenemos que irnos.
SIÓN
Y lo haremos, pero una vez tomes esta decisión. Ver lo que te quiero enseñar o no. Debes saber que es algo importante, algo de tu pasado. Después de eso, o yo me voy contigo o tú te vienes conmigo, pero, igualmente, nos iremos juntos de aquí.
KANAY
¿A dónde iría contigo? ¿Con los fugitivos? ¿Por qué razón lo haría?
SIÓN
Hay una razón. Pero solo la descubrirás si decides ver lo que quiero enseñarte. Porque esa visión es tuya, te pertenece. Yo no debería verlo, pero no puedo evitarlo.
(SIÓN recuerda a GERTRUDE y sus palabras)
No es justo que yo lo vea y tú no.
SIÓN respira y el Orbe Psiónico emerge de su espalda. KANAY da un paso atrás.
KANAY
El Orbe.
La Reliquia comienza a girar y cada giro es una pulsación y cada pulsación un latido de luz. SIÓN toca el campo de luz que envuelve al orbe y esa luz que irradia se extiende por su persona. KANAY no puede creer lo que ve.
KANAY
(susurra)
El ángel de plata...
Mamá... el ángel de tus cuentos...
SIÓN
"Hoguera", tú decides.
(extiende la mano)
Coge mi mano y te enseñaré lo que es, por justicia, tuyo, o recházala. Eres libre de tomar esa decisión.
KANAY
(duda)
Y si veo lo que me quieres mostrar, ¿vendrás conmigo?
SIÓN
Y si decides no verlo, también.
KANAY
Arriesgas mucho.
SIÓN
Lo sé.
A KANAY los segundos le parecen eternos.
KANAY
(piensa)
"¿Debería fiarme de él? No le conozco."
(la voz de su madre resuena en su cabeza, le interpela)
"Es el ángel de plata, "chispita"... El ángel de plata te protege, nos protege a todos. Y por encima de todo, te protegerá siempre a ti."
KANAY se acerca y extiende la mano.
SIÓN
(con voz entrecortada)
Tu mundo dará un vuelco. Yo... no podré protegerte de lo que descubras. Todo en lo que basas tu vida... Yo no podré...
KANAY
(piensa)
"Este ángel dice que no puede protegerme, mamá. ¿Qué te parece eso?"
(su madre le contesta)
"¡Ay, "chispita"! Quizás este ángel necesita que seas tú el que le proteja."
SIÓN le mira.
KANAY le reconoce. Ve en él lo que su apariencia oculta.
KANAY
(piensa)
"No, este ángel es fuerte. Muy fuerte. No necesita que le protejan. Solo que confíen en él."
(KANAY le da la mano a SIÓN)
KANAY asiente. SIÓN asiente en respuesta.
La luz del Orbe les inunda a los dos. Muta colores y formas, degrada la realidad visible, y el pasado les atrapa.
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