Episodio 3: Escena Sexta




Taller clandestino de Feijoa, Cabo semilla, Nodo Herradura, Sector Lúdica.


SIÓN se despierta sobresaltado, en su espina dorsal laten las pulsiones del Nodo. Respira profundamente, intenta decelerar su ritmo cardíaco.


SIÓN

El orden....

(Suspira. Enjuga una lágrima que recorre su mejilla de camino a los labios.)

El orden debe ser...

(Siente angustia.)

Mira el reloj digital en una esquina de la consola de mando. Madrugada.

Se yergue del futón, aún agitado. Logra calmarse caminando de un lado a otro.


SIÓN

Yo no pedí verlo... ¿Por qué me lo mostró?

(susurra)

Siempre ocurre con él. Solo con él.

(agita la cabeza, necesita despejarse)


Echa un vistazo a través de las ventanillas de la nave. El Taller de FEIJOA se encuentra en penumbra. Pero ve un resplandor a lo lejos en uno de los pasillos. Ya había investigado el taller durante toda la tarde, sabe que es el pasillo que conduce a la zona de los riscos, la única área de aquella guarida que da al exterior.

A los pocos minutos se encuentra doblando el pasillo, con su camisola blanca que la hace las veces de pijama revoloteando tras él. Sus pies descalzos sobre la tibia superficie metálica del suelo del taller.

Al final del corredor se oyen voces pausadas, alguna risa, y una música suave a bajo volumen.

La terraza de los riscos es una terraza horadada en las paredes verticales del Cabo, las arcadas profusamente decoradas con motivos vectoriales tallados a láser dan directamente al vacío etéreo y desde ellas se puede vislumbrar el resto del Nodo y las luces nocturnas de Ghabana. Más allá, el Vórtice emitiendo destellos amarillos y rosados, un lejano faro en la madrugada. Las oquedades de los ventanales irradian una iridiscencia sutil, es un cambo iónico que deja pasar el aire, pero mantiene fuera otro tipo de cuerpos extraños. FEIJOA les había contado que también había instalado un proyector holográfico que impedía que aquella terraza se viera desde el exterior.

En un rincón de la terraza, sentado en una de las mesas de piedra iluminada por una lámpara de neón, sobre la que se encuentran expandidos algunos volúmenes, y con una taza humeante en la mano está el PROFESOR TYR. Lee los volúmenes con sumo interés y toma notas mientras tamborilea con los dedos en la mesa siguiendo el compás de una delicada pieza de piano y percusión. Más que molestarle parece ayudarle con sus quehaceres. De vez en cuando levanta la cabeza y comenta algo o hace una observación a otro hombre que se encuentra cerca de los ventanales en una zona menos iluminada. Al acercarse SIÓN lo reconoce, es el DOCTOR AZALEA. Revisa unas cápsulas de oxígeno con diferentes especies vegetales dentro, las cápsulas están abiertas y les está sulfatando un compuesto procedente de un pequeño difusor amarillo. Junto a él hay un pequeño transistor antiguo semi-analógico, radiando aquella música. SIÓN sabe que el aparato pertenece al doctor.


SIÓN

Os gusta la misma música.


Ambos reparan en él.


PROFESOR TYR

¿No puedes dormir SION?


DOCTOR AZALEA

¿Qué tal "soda-boy"? ¿Dando un paseo nocturno?


SIÓN

(señala al transistor)

¿Es divertido?


PROFESOR TYR

(posando el bolígrafo)

¿La música?


SIÓN

(niega con la cabeza)

El "gustar" algo juntos.



DOCTOR AZALEA

(ríe)

Debo admitir que no estoy acostumbrado a gente con buen gusto musical. Le decía a FINNEGAN que hasta a mi querida esposa la he tenido que cultivar al respecto.


PROFESOR TYR

Mi padre adquiría "tracks" como esos cuando alguno de los "negocios" extraoficiales que hacía en el almacén le iban bien. Él intentó ser músico en su juventud. Tenía una banda y todo.


DOCTOR AZALEA

Tronco, tu padre me habría caído bien.


PROFESOR TYR

Creo que la simpatía sería mutua.


SIÓN

A ti te gustan las plantas, y a ti los libros antiguos.


PROFESOR TYR

Bastante obvio.

Se quedan en silencio unos segundos.


DOCTOR AZALEA

¿Te gusta la música a ti?


SIÓN

No sé... creo que sí.


PROFESOR TYR

¿Crees?


SIÓN

Creo que sí, no sé si hay cosas que me gustan. Hay cosas que me agradan, pero no sé si me gustan.


DOCTOR

(masajeando las enormes hojas de un espécimen azulado)

Este chaval siempre sabe cómo sorprenderme.


PROFESOR TYR

¿Cómo no puedes saber qué cosas te gustan? ¿No tienes pasatiempos? ¿Ninguna cosa favorita?


SIÓN

Los Canones nos centramos en las enseñanzas de GEVAUDAN, en la meditación y la concentración. Estudiamos nuestra Reliquia. Somos comunidad. Es...egoísta que te gusten cosas para ti. Pensar como un " yo".


Los eruditos intercambian miradas está vez cargadas de gravedad. El PROFESOR TYR rebusca entre sus cosas y se acerca a Sion.


PROFESOR TYR

Bueno, pues todo buen estudio científico, comienza con la observación. ¿Quieres conocer quién eres? Obsérvate.

(le da una pequeña libreta rayada y un tubo de pigmento.)

Puedes llevar esto contigo y cuando sientas que algo te agrada mucho, hasta el punto de querer hacerlo más veces, apúntalo. Haz una lista de las cosas que te gustan y ya que estás de las cosas que no te gustan.


DOCTOR AZALEA

Y yo no me quedaría ahí "soda-boy", apúntalas y luego escribe que te hacen sentir.


El PROFESOR asiente con la cabeza.


SIÓN contempla la libreta y el instrumento de escritura entre sus manos. Sonríe, les mira y asiente con fuerza. No necesita comentar nada más, su entusiasmo por la idea es patente.


PROFESOR TYR

¿Sabes trazar? ¿Escribir con instrumentos analógicos? ¿Prefieres un pad?


SIÓN

No, no se trazar, pero se quién me puede enseñar. Parece divertido.


DOCTOR AZALEA

¿A quién te refieres? ¿Quién te puede enseñar?


PROFESOR TYR

Si te refieres a mí, lo haré con gusto. No hay nada como lo analógico, más seguro e inmune a los problemas de la era moderna. Te ayudaré con ese cuaderno tuyo, Te conocerás a ti mismo antes de lo que piensas.


DOCTOR AZALEA

(cerrando alguna de las cápsulas)

Recuerda que... cabe la posibilidad de que no te guste todo lo que conozcas de ti. Créeme.

(su tono se vuelve monocorde)

Cabe esa posibilidad.


SIÓN abraza la libreta, la estrecha contra sí, ni siquiera es consciente de ello. Se siente bien. Tras unos minutos la guarda en la cinturilla de sus pantalones.

SIÓN repentinamente mira hacia el corredor. Muda de expresión, cómo si alguien acabara de darle un susto repentino.


SIÓN

¡No puede ser! ¡No lo vi! ¿Por qué no lo vi?


Y echa a correr hacia el pasillo. Los hombres se miran unos instantes, pero no tardan en seguirle a paso rápido.

Los tres, con SION a la cabeza vuelven al hangar del taller. Al fondo una silueta se mueve en la penumbra, solo recortada por el fulgor desvaído de una luz de emergencia.

Parece la silueta de una mujer encorvada, jadea y da manotazos agitando sus manos frenéticamente por la superficie de una de las paredes.

A su lado divisan un bidón de combustible volcado. La mujer ha vertido el combustible y moja ahora sus manos en él para seguidamente crear trazos en la pared dejando un enorme mensaje ilegible en la penumbra.

El DOCTOR AZALEA, alcanza a SIÓN que ahora ha frenado en seco, el PROFESOR TYR le pisa los talones.


DOCTOR AZALEA

¿Qué narices? ¿¡Quién eres!?

(Azalea se remanga)


La figura le ignora y sigue trazando el mensaje en la pared.


SIÓN hace un gesto con la mano a sus acompañantes sin mirarles. Les indica que esperen durante al menos treinta segundos. Al final la silueta de un par de pasos hacia atrás y entonces se deja caer. SIÓN le coge la cabeza a tiempo para evitarle el golpe.

El DOCTOR se acerca. Y entonces se encienden los neones de esa sección del hangar. SIÓN mira por el rabillo del ojo y ve que es TYR quien ha ido al cuadro de luces para activarlos.

El DOCTOR AZALEA mira a la mujer y no sale de su sorpresa.


SIÓN

No pude ver esto... ¡No hasta que estaba ocurriendo!


Ninguno de los dos hombres le escuchan, no les impacta tanto el hecho de que sea capitana la que se encuentra ahora en los brazos de SIÓN, como el contenido del mensaje en la pared.


"HABRÁ SOCIEDAD. LA JERARQUÍA Y LA LUCHA DE PODER SERÁN LA NORMA."


PROFESOR TYR

¿Qué narices le pasa a nuestra capitana? SIÓN...que...


SIÓN

No lo sé. No lo vi. Y si no lo vi, en este caso solo puede significar una cosa.

Es cosa de ellos...


DOCTOR AZALEA

¿Ellos, chaval?


SIÓN acaricia la cabeza de GERTRUDE en su regazo que ahora parece dormida, aunque respira agitada. Luego mira hacia al techo, a través del techo, más allá del cielo, de la atmósfera, al espacio etéreo, a la Estrella Hermética.


SIÓN

Ellos... están comenzando a despertar. 

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