Episodio 3: Escena Decimonovena



Lupanar Falsaria, Subnivel 2, Neonostro, capital del Nodo Pirámide, Sector Heráldica.

La música sugerente del lupanar envuelve a EIDER al entrar. Le parece curioso como aquel entorno de luces cálidas y tenues, provisto de sofás con cojines de terciopelo, biombos de papel pintado y cortinajes de raso le han proporcionado siempre serenidad. Incluso los hologramas altamente sugerentes que se proyectan en las tarimas le hacen sentir como en casa.


EIDER

(piensa)

Es mi casa. Y esta es mi familia. No dejaré que les hagan daño.


Solo una cosa está fuera de lugar en el Lupanar. No hay gente, ni un solo cliente, y teniendo en cuenta que ya ha anochecido, para EIDER esto es motivo de alarma.

Cruza el recibidor, atraviesa la zona de bar y el área de baile, se dirige al único reservado que se encuentra ocupado. Alguien parece oírle. La cortina iónica se hace a un lado. Dos matones de ojos muertos y provistos de diversas cicatrices salen y se sitúan a cada lado del acceso, van vestidos de traje. Uno de ellos es un reciano de tez parda, el otro un humano de los Nodos del este, de ojos rasgados. Le indican con el dedo que se acerque. Van armados con armas de pulsos.

EIDER se acerca con parsimonia y levanta las manos. Los matones le cachean en busca de posibles armas. Mientras lo hacen EIDER ve una Vertebra asomar por el cuello de sus camisas. Durante el cacheo encuentran su abanico en la cinturilla. El reciano levanta una ceja y mira a su compañero interrogante, duda de si aquello cuenta como arma. EIDER considera inteligente por su parte el que hayan decidido requisarlo. Pues en manos de EIDER sí es un arma.

Se hacen a un lado y le hacen una seña para que entre. EIDER lo hace y estos le siguen.

MAMA FALSARIA viste una bata de satén con pedrería y el cuello adornado con falso plumaje de cisne. Su melena implantada cae en tirabuzones cortos enmarcando su cara. El resto recogido en un moño sostenido por alfileres dorados. Lleva unas enormes plataformas blancas y con una sonrisa tensa sirve más (52) Surribo en la copa que HAMMOND sostiene en su mano. En la otra, el alcalde sostiene un puro al que le da una intensa calada. Hoy viene ataviado con un traje amarillo chillón de corte sublime.

El resto de los muchachos y muchachas se encuentran de pie o sentados en sillas, apiñados al fondo del reservado. Tienen miedo, eso es evidente.

Aparte de los matones que vigilan la entrada, HAMMOND está flanqueado por otro humano de tez clara y pelo rapado y una rivana de piel blanca y ojos y cabellos de un amarillo luminoso. Ambos visten trajes oscuros y portan rifles.


HAMMOND

(girándose en su sofá, sonríe y levanta la copa en un brindis)

Salud, querida. Me alegro de que hayas sacado tiempo para asistir.

(da un sorbo al Surribo)

Sé que estás muy ocupada conspirando. No es tarea fácil.

(se da golpecitos en los labios y pone sonrisa pícara)

A saber en qué andabas metida hoy antes de que te interrumpiera.

Por lo que he podido comprobar desde que mis chicos te vigilan te dedicas a un poco de todo.

Pero lo más sorprendente fue seguir la pista de tus coetáneos.

(señala a los Falsarios)

¡Evasión de condenados! ¡Esta sí que es buena!


EIDER le mira sin responder.


HAMMOND

Así que vosotros sois los responsables de que las buenas gentes de Neonostro se estén quedando sin sus pequeñas mascotas.

(hace ruidos con la boca)

Tsk, tsk, tsk... No, no, no. ¿Qué haría yo sin mis cachorritos?

(acaricia la mano del guardaespaldas que tiene a su lado.)

A EIDER no le cuesta deducir que ambos llevan Vértebras.


HAMMOND señala a MAMA FALSARIA.


HAMMOND

Sé que sientes aprecio en especial por esta mujer. Quizás pueda condonaros a las dos si ponéis este Lupanar a mi servicio. Nada de evasiones. Veo que sois eficaces, así que os dedicareis a hacer trabajitos para mí.


MAMA FALSARIA muestra tranquilidad, EIDER sabe que lo hace para proteger a sus chicos y chicas, cualquier desliz podría significar la ruina para ellos.


EIDER

(piensa)

"Es prudente. No quiere poner a los demás en peligro. Si estuviera sola... El sapo no tiene ni idea de como se las gasta."


MAMA FALSARIA

(a HAMMOND)

Señor alcalde, estoy segura de que yo y mis chicos podremos llegar a un acuerdo.


HAMMOND

Pues claro que sí.

Y desde ahora tus chicos harán servicios especiales a mis chicos. Y algunos amigos, gente importante. Deberían sentirse orgullosos. Tienen gustos muy especiales.

(sonríe)

Por supuesto pagaré la cobertura sanitaria, aunque quizás en algunos casos no sirva de mucho.

(deja la copa en la mesa y con calma apaga lo que queda de su puro en su propia mano)

¡Aaaaaaaaah!

(el suspiro es de deleite)

Pero quizás lo lleguen a disfrutar tanto como yo lo hago.


La marca en la piel zooperada del alcalde comienza a desaparecer. El Sapo Igneo es conocido por poder resistir abrasiones.

Los Falsarios parece totalmente horrorizados ante sus expectativas de futuro. EIDER sabe que aquel trato será la ruina del Lupanar, de MAMA y de los muchachos. Era elegir entre el esclavismo o la Vértebra, la ejecución sumaria tampoco era inviable.


HAMMOND

(a EIDER)

Y por supuesto tú, mi delicada muñeca de porcelana. Serás mi preferida. De eso no te preocupes. Quizás conmigo encuentres por fin la luz, entre mis sábanas.

(se ríe y al hacerlo los pliegues de su papada aplauden)


EIDER coge una silla cercana. Los matones hacen amago de apuntarla. HAMMOND sonríe y les apacigua con un gesto de la mano.

EIDER arrastra la silla. Sus patas arañan el suelo enmoquetado del reservado, el sonido es desagradable, pero EIDER no se da prisa.

Sitúa la silla delante de HAMMOND y se sienta con una pose erguida, señorial, le mira a los ojos y sonríe.

La sonrisa de HAMMOND pierde intensidad. Siente que algo no va bien.


EIDER

Siento comunicarle, alcalde. Qué es usted víctima de un engaño.


HAMMOND echa a reír de nuevo.


HAMMOND

Dudo que te refieras a vuestras artimañas.

(da otro sorbo al Surribo)

¿O es que quieres insinuar que la información que tengo sobre este lugar es falsa?

Ni lo intentes por favor, preciosa. Déjame que aún respete tu inteligencia, al menos.


EIDER

Quien le ha engañado, Alcalde. Es la Cuaterna.


HAMMOND se pone serio.


EIDER

Usted no es un miembro de la Cuaterna. Es un fraude.

HAMMOND se pone de pie. A pesar de su tamaño, lo hace con relativa facilidad.


HAMMOND

Quizás sin lengua me gustes más.


EIDER

Sin mi lengua no le puedo contar lo que sé.


HAMMOND tiembla de indignación.


EIDER

Dígame, alcalde... ¿Ha tenido usted la Revelación?


HAMMOND

Por supuesto, los propios miembros de La Cuaterna me revelaron mi posición. Usaron el Selector en mí y dio positivo.


EIDER

Eso es un fraude. El Selector ni siquiera es una Reliquia, es un aparato, un juguete de Oxímoron. Así no es como se produce al Revelación.

Los Patriarcas le hablan... le hablan a uno directamente en su cabeza.


HAMMOND rechina los dientes. Sin darse cuenta la copa estalla entre sus manos de la presión. Mantiene el puño cerrado a pesar de haberse producido múltiples cortes. Gotas de sangre tiñen ahora la moqueta a sus pies.


EIDER

Lo que me temía. Le han hecho creer que es el cuarto, les interesaba a alguien manipulable en el Gobierno Nodal. Pero la verdad es que el cuarto miembro de la Cuaterna, es otra persona. Otra bien distinta. Que supuestamente dirige una institución mucho más poderosa que el Gobierno Nodal.

(se acerca a HAMMOND, apenas dejando unos centímetros entre sus rostros)

Usted es una marioneta. Y cuándo los Patriarcas despierten, y vean que algunos de los preparativos no han salido como querían, buscarán a un culpable. Por supuesto, toda la Cuaterna se podrá en su contra, usted les es útil, pero necesitan un chivo expiatorio en caso de que deban sufrir la ira de sus jefes.

Por ello ya han empezado con un plan B, le han echado el ojo a otra compañera suya. Una marioneta sustituta.


HAMMOND

¡Mientes! ¡¿Y saben lo que hacían con los mentirosos antaño en los nodos del Este?! ¡Los quemaban!


HAMMOND ha sacado su mechero zippo del bolsillo y juega con él. Su piel adquiere un tono rojizo de ira y comienza a sudar. O más bien a secretar un compuesto que EIDER sabe que es inflamable.

EIDER sabe que podría prenderse fuego a sí mismo y hacer arder todo el local. Solo HAMMOND saldría con vida. Sus guardaespaldas también lo saben y rebullen inquietos.


MAMA FALSARIA

No hay razón para ponernos tensos.


HAMMOND

¡Calla, vieja gloria! Esto es entre tu sobrina y yo.


EIDER

Sabes que tengo razón. Pero no te compensa deshacerte de mí. Yo sé cómo librarte de las acusaciones, yo sé cómo desmantelar su plan y ganarte el favor de los Patriarcas cuando despierten. Sé cómo conseguir el Alternador. Y una vez lo tengas, si todo va bien, puedo llevarte al Orbe Psiónico.


HAMMOND

Esta información. Sobre la Cuaterna, sobre el Alternador, el Orbe....

¿Cómo la has obtenido?


EIDER

Tengo mis fuentes. Alcalde. No me subestime.


HAMMOND la mira, haciendo chasquear la tapa de su mechero, durante casi un minuto.


HAMMOND

Me propones un trato.


EIDER

Sí, yo le consigo dos cosas que ansía, y usted me concede otras dos.


HAMMOND

¿Cuáles?


EIDER

(atusándose su pelo engominado con delicadeza)

La primera inmunidad y vía libre para que los Falsarios se exilien de Neonostro.

Se escuchan murmullos en la sala. MAMA FALSARIA mira al suelo. No dice nada, porque ya ha atado cabos en su cabeza. Sabe que no hay otra posibilidad.


EIDER

(piensa)

Ahora que han sido descubiertos, corren peligro. No podemos fiarnos de la palabra de HAMMOND, ni de que la información que ha recopilado sobre el Lupanar no se filtre. Por lo menos vivirán.


EIDER

(en alto, a HAMMOND)

Cuando ellos salgan de la ciudad comenzaremos la búsqueda del Alternador. Y yo, Alcalde, iré con usted. Seré su fianza andante.


HAMMOND

Eso está bien. Pero que muy bien.


MAMA FALSARIA

(sin tan siquiera darse cuenta de lo que hace, se levanta como un resorte y mira a su "sobrine")

¡No seas "estupide"!


FALSARIA le sostiene la mirada, erguida, imponente. HAMMOND parece que se lo piensa por un segundo. Su mano tiembla con indecisión, no sabe si dar la orden a sus chicos para que apliquen un correctivo a la "madame".


EIDER

Despacio, alcalde, no eche a perder tan pronto un trato provechoso.


EIDER dirige una mirada a su tía. Una mirada que dice "confía en mí".

HAMMOND coge aire y lo suelta y vuelve a mostrar una falsa sonrisa.


HAMMOND

Por favor, soy un hombre paciente. Volvamos a lo que nos concierne.

¿Cuál es su segunda petición?


EIDER

Usted me ayuda acceder a un sitio cuando lleguemos al Nodo Lingote. Para usted será sencillo conseguir acceso. Hay algo en él que quiero ver por mi "misme".


HAMMOND

¿El qué?


EIDER

Eso es un asunto personal. No le incumbe.


HAMMOND

¿Y qué lugar es ese?


EIDER

Las cámaras de la Erudición en el Nodo Lingote.


HAMMOND

Interesante.


EIDER

Ese es el trato. Deje salir a los Falsarios, vayamos al Nodo Lingote, yo le diré que traman sus compañeros. Cuando haya accedido a la Cámara le diré como encontrar el Alternador y con el Alternador en su poder, podremos encontrar el Orbe.


HAMMOND

Curioso. Nunca he tenido una socia. No, una tan interesante como tú.


EIDER

Menos coba, alcalde.

(le sonríe)

¿Hay trato?


HAMMOND se enciende otro puro. Su mirada es de consternación, pero intenta disimularla con una pose confiada. Su mundo se ha venido abajo, pero se aferra a la única posibilidad de salvar su estatus.

Le da una calada al puro y le tiende la mano.

EIDER le da la mano para cerrar el trato. Está viscosa, pero lo ignora. En ese momento, hace cálculos, responde preguntas. Se prepara para lo que vendrá.


EIDER

(piensa)

"Más vale que tu plan salga bien, muchacho del Orbe, si es así, te prometo que te devolveré el favor."

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(52) Surribo: Bebida hecha de algarrota fermentada y rábano picante típica del Nodo Hongo.                    

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