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La noche de reconciliación fue agotadora, la siguiente fue dulce porque ambos pudieron dormir en los brazos del otro por casi doce horas, y así sucesivamente, alternando entre las risas, las charlas serias, las pláticas tontas, los momentos calientes y las horas dulces que hacían olvidar el estrés de sus días llenos de trabajo. Los días estaban pasando sin que lo supieran, pero no era como que les importara demasiado.
Las noches anteriores habían sido tan maravillosas e irreales que por un momento Wonho casi pensó que podría vivir de amor. Aunque lastimosamente no, todavía era un empleado de prueba, trabajando en un lugar donde estaba su suegro, que para variar no lo toleraba, y con su vida económica pendiendo de un hilo.
¿Por qué? Por imbécil.
¡Pero eso no lo desanimaba en lo absoluto! Bueno, sí un poco. Pero no ese día.
Esa mañana tenía una sonrisa enorme de oreja a oreja desde que había despertado estando empapado de la fragancia de su esposo, enredados entre las tibias sábanas y con los recuerdos físicos y emocionales de una noche intensa.
Fue uno de los pocos días donde la alarma no era necesaria. Simplemente abrió los ojos y se encontró con aquella escena, y aunque después de apreciarlo por mucho tiempo y de no querer despertar al delgado, intentó salir de la cama para cumplir sus responsabilidades, fue imposible no despertarlo. Hyungwon había dormido tan aferrado a su cuerpo que cuando se movió solo un poco, la fresca ráfaga de viento que se coló entre sus cuerpos, fue suficiente para despertarlo.
A pesar de que le pidió que se quedara acostado, considerando el cansancio que seguramente sentía, Hyungwon se negó a quedarse más tiempo en la cama, y en cambio se levantó, le ayudó a preparar la ropa mientras él se duchaba y hasta le arregló las cosas que llevaba usualmente en su maletín de trabajo.
Wonho no sabía el porqué de Hyungwon haciendo tantas cosas relativamente nuevas en esos días, pero no le molestó en absoluto. Al contrario, se sintió tan alegre que pensó que podría acostumbrarse a una nueva normalidad.
Sin comentar nada para evitar incomodarlo, terminó de prepararse, comió un desayuno ligero que fue preparado por esas hermosas manos y cuando pensó que todo lo bonito acabaría ahí, escuchó a Hyungwon soltar un simple "se hace tarde para que esperes el transporte, te llevaré hoy" y así lo hizo.
— ¿Ocurre algo? —preguntó el delgado al ver que a pesar de haber traído en su motocicleta a Wonho y haberlo dejado justo al frente de su trabajo, él se había quedado de pie, simplemente viéndolo— estás asustandome... —susurró sintiendose extraño y llevando su mano a la mejilla del mayor por inercia— ¿olvidaste algo?
Entonces Wonho sonrió de la nada.
En su cabeza había dicho algo que aunque no pudiera expresar correctamente en palabras todavía, era sincero.
— Te lo diré después. —respondió apartando aquella suave mano de su mejilla para posarla en sus labios y darle un beso. Pero sintió que eso no era suficiente, así que sin mediar palabra, se acercó al delgado y levantó el casco de su esposo para dejarle un beso lento de ojos cerrados.
No pasó mucho tiempo antes de que ambos escucharan a una tercera persona aclarando su garganta con una notoria intención de regaño por ser desvergonzados.
Al separarse, Wonho no tuvo que girar para saber que la persona detras suyo era nada más y nada menos que su amado suegro, porque inmediatamente lo notó en el rostro de Hyungwon y en su saludo de respeto no verbal.
No se había encontrado personalmente con él desde el incidente que lo llevó a estar en una montaña rusa de sentimientos, pero por alguna razón se sintió agradable verlo. Sobre todo porque había sido testigo de realmente amaba a HyungHyung y estaba dispuesto a besarlo enfrente de todo el mundo ahora.
— Papá, buenos días... —le saludó Hyungwon con una leve sonrisa y luego dirigió su mirada a Wonho de nuevo— se te hace tarde, debo irme...
Wonho suspiró y asintió. No tenía ganas de escuchar esas palabras pero lastimosamente no podía hacer nada, no es como si pudiera retener a Hyungwon a su lado todo el tiempo.
— Cuídate... —susurró y dejó un último beso en sus labios.
El delgado asintió levemente, le dio una mirada más, una cálida sonrisa a ambos y finalmente se fue como si no quisiera hacerlo.
Solo entonces Wonho se giró y saludó a su suegro con respeto, para finalmente ingresar juntos al lugar. No hubo demasiada charla entre ellos pero tampoco había tensión.
En el trabajo Wonho por fin se enteró por boca de su jefe lo que había sucedido. La situación era un poco polémica, su socia realmente estaba embarazada pero por algún motivo se negaba a dar la identidad del padre, quizá por reputación o miedo.
Wonho se sintió realmente triste por ella, pero a pesar de la polémica, el trabajo siguió adelante. Su día estaba siendo lo suficientemente ocupado para tener un dolor de cabeza intenso, pero de alguna manera era entretenido tener a su suegro cerca. Era como ver una versión mayor de Hyungwon, tenía las mismas manías, gestos e incluso la misma actitud, eran realmente tan parecidos que era imposible que aún en medio de su trabajo, Wonho no pensara en su esposo, pero entonces algo más vino a su mente y suspiró.
Todo había ido demasiado lejos, había usado a toda una familia para sus propósitos y lo único que quería ahora era desligarse de la farsa y ser feliz.
Aprovechando que el trabajo había culminado y los cambios en los detalles más específicos ya habían sido hechos, se aventuró a buscar a su suegro en medio del grupo de personas con un objetivo claro en la mente.
— Señor Chae... —le llamó tocando su brazo y soltandolo inmediatamente al ver la fuerte mirada natural que el hombre poseía, entonces comenzó a reír nerviosamente al recordar las palabras que el hombre le había mencionado el día que lo amenazó— ah... Yo...
El confundido hombre frunció el ceño.
— ¿Si? —preguntó para incitar a hablar al chico delante suyo que parecía una gelatina.
Wonho hizo un traqueteo con los dedos de sus manos mientras seguía sonriendo de una forma extraña.
— Antes que nada... ¿Cómo se supone que deba llamarle? —preguntó sin pensar— ¿suegro? ¿Papá? ¿Papi suegro? —soltó una risa por su tontería— no, no... Ese último no... ¿Qué tal-
Detuvo sus palabras abruptamente al caer en cuenta de que aquella mirada feroz seguía puesta sobre él, entonces carraspeó la garganta.
— ¿Qué ocurre contigo? —preguntó el confuso hombre— ¿tienes fiebre? —le tocó la frente para comprobar la temperatura de su yerno tonto— ¿trabajar te está quemando más neuronas de las necesarias?
Wonho quería ponerse a llorar.
¿Por qué era tan difícil hablar con ese hombre? Claramente lucía como Hyungwon, pero su caracter era mil veces más duro.
Que difícil tener suegro.
— Yo... —carraspeó su garganta al notar que su voz salió quebradiza y menos segura de lo que quiso— quiero invitarte a tomar unas cervezas.
El hombre que a esas alturas ya estaba confundido y preocupado, alzó una ceja con expresión extraña.
— ¿Qué significa eso? —preguntó con voz firme— sé que Hyungwon se parece mucho a mí, pero esto... ¿Qué demonios te pasa?
Wonho se asustó al ver que sus intenciones estaban siendo malinterpretadas y no soportó más la amabilidad, así que suspiró fuertemente y se recostó en una pared queriendo golpearse la cabeza.
¿Cómo podía la gente ser amable y formal todo el tiempo sin decir una estupidez? ¿Qué clase de superpoder es ese?
No le quedaba otra opción más que ir directamente al grano.
— Olvídalo. —respondió aún recostado y con los ojos cerrados— solo quiero decir algo importante.
El hombre lo miró fijamente sabiendo que el único tema que los unía y que podía considerarse verdaderamente importante entre ellos, era Hyungwon.
— Solo dilo. —respondió.
Wonho suspiró fuertemente y abrió los ojos para verlo.
— Probablemente ya lo sabes, pero les mentimos a todos. Hyungwon y yo. —comenzó sin detenerse a analizar la reacción del hombre— Hyungwon se casó conmigo porque se lo pedí, para obtener la residencia de Francia, sin embargo acabé enamorandome de él y aunque mis intenciones iniciales no eran buenas, no me quiero separar de él ni un segundo ahora.
El menor guardó silencio mientras tragaba con dificultad. Estaba siendo sincero, pero más que eso, estaba sacando a la luz los secretos que podían arruinarle la vida.
— Continúa. —comentó el señor Chae.
Wonho asintió.
— Le dije a mi mamá que en realidad estoy casado con tu hija. —confesó— le pedí que fingiera y ella lo hizo porque yo se lo pedí, no consideré sus sentimientos, su relación o los sentimientos de Hyungwon. —suspiró— pensé que mi mentira sería momentánea y que todo acabaría rápido, pero las mentiras se hacen cada vez más grandes hasta que es imposible romperlas sin dañarse, y yo ya hice mucho daño... —bajó su mirada al suelo— mi madre insiste en que repita la supuesta boda con mi familia y amigos en mi país, pero debe saber la verdad ahora. —volvió a levantar la mirada hacia el hombre frente a él— no voy a seguir mintiendo.
— Tú... —intentó responder, pero fue interrumpido al ver a Wonho ponerse de rodillas.
Estaba estupefacto al ver esa acción y esa actitud.
— Perdóname por jugar con tus preciados tesoros. —hizo una reverencia hasta el suelo— Perdóname por entrometerme en tu pequeña familia y hacerlos pasar por ese tipo de cosas. —Wonho no sabía en qué momento había empezado a derramar lágrimas— te entenderé si después de esto me odias y quieras golpearme hasta quedar deforme, te aseguro que entre todas mis mentiras hay una verdad absoluta; amo a tu hijo como no he amado a nadie. Es la mejor persona que he conocido y quiero enmendar mis errores, por eso inicio pidiéndote perdón.
En ese momento levantó su rostro del suelo, con las mejillas empapadas en busca de alguna reacción a su reciente confesión, pero después de mucho silencio no hubo nada.
Al menos hasta que vio aquella mano aproximarse directamente hacia él.
Cagadas que no debes cometer:
#66) No tengas miedo de decir la verdad.
“Puede doler mucho,
pero es un dolor sano.”
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** La frase que complementa a
mi escrito es una frase dicha por el
dramaturgo Alejandro Casona **
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