❻❺ (🅴)
Tratando de retomar un poco de control sobre su cuerpo, Wonho frunció el ceño y tragó con dificultad.
— ¿Es esto un tipo de venganza? —preguntó casi en tono de burla— porque si es así... HyungHyung... Es muy cruel.
La comisura de la boca de Hyungwon se alzó sutilmente. Wonho notó que sus palabras le habían gustado y no pudo evitar sentirse feliz porque a pesar de todo, estaba haciendo que su amado se sintiera bien, y su confianza en sí mismo lo hacía lucir todavía más sexy. Tanto así de que Wonho tenía que luchar con todas sus fuerzas por no tener un orgasmo solo con aquella vista.
El delgado estaba sentado en él, rodeando su cuello, su cabello un poco despeinado y aquella jodida sonrisa ladina, era la combinación perfecta para darle un infarto.
— ¿Y qué si es una venganza? —preguntó orgulloso alzando una ceja— ¿Qué puedes hacer tú al respecto? —en ese momento se acercó a los adoloridos labios de Wonho y los besó superficialmente— ¿vas a impedirme que te muerda y te marque? —el mayor sonrió sutilmente— ¿con qué derecho? Eres mío.
Wonho casi se separó de él para verle la cara y cerciorarse de que estaba compartiendo ese momento tan naturalmente sexy con Hyungwon y no era un intruso enmascarado que quería reemplazarlo. Nunca había visto o escuchado a Hyungwon actuar de esa manera, pero su corazón estaba cálido al punto de querer derretirse dentro de su pecho.
¡Claro que era suyo! ¡Claro que también podría marcarlo como quisiera! ¡Claro que estaría feliz de ser reclamado por la persona que amaba!
Sinceramente esa era la respuesta que quería escuchar cuando preguntó si Hyungwon lo quería a su lado o no. Su intención nunca fue solo poseer a Hyungwon como suyo, sino que también quería pertenecer a alguien.
Es por eso que desesperadamente tocó la puerta de ese corazón reacio una y otra vez, siendo necio al punto de que a esa persona no le quedó más opción que ceder, abrir la puerta y entregarse a sus brazos con alma y cuerpo desnudos, mencionando lo que tanto quería escuchar; tenía un hogar en ese corazón. Un muy cálido hogar.
No pudo más y sonrió de la dicha, por estar viviendo verdaderamente su matrimonio. Siendo más que un trato, más que deseo y más que compasión.
Levantó sus manos para posarlas en la cintura de su amado y aunque también fue obstaculizado, esta vez soportó el castigo y no se detuvo hasta que tuvo el cuerpo de Hyungwon presionado contra la cama.
Un leve jadeo y ojos vidriosos se posaron en él, por culpa del movimiento del cambio de posición y la dicha fue todavía más grande en ese momento.
¡Quién podría haber imaginado que el tonto Hoseok fuera propiedad de una persona tan genial, hermosa y maravillosa!
Antes de que Hyungwon pudiera mencionar una palabra, Wonho hundió su cara en el cuello del menor, sin restringirse de nada esta vez. Besó cuanto quiso, lamió como quiso, embistió tan rápido como quiso y tocó todo lo que quiso.
Hyungwon por su parte, tampoco se contuvo de nada. A pesar de que cierta parte suya estuviera avergonzada de mencionar las palabras tan sinceras que dijo, decidió no prestarles atención y sumergirse en ese momento que se le otorgaba. Abrió sus piernas lo más que pudo para recibir la longitud de su esposo y finalmente las enrolló en su bien moldeada cintura para animarlo a aumentar la velocidad o la profundidad de las embestidas. Sus manos tampoco se contuvieron de envolver a Wonho y atraerlo hacia él. La sensación de sentir a Hoseok dentro suyo, llenando y estimulando no solo su cuerpo sino también su corazón, era indescriptible.
Su piel ardía de calor, sus labios ya estaban hinchados y de un tono rojizo claro que solo los hacía ver más apetecibles, pero no se había olvidado de algo importante, así que decidió empujar un poco al mayor.
— Wonho, espera... —sus pálidas manos se posaron en aquel firme pecho y lo empujó todavía más.
Hoseok miró fijamente a Hyungwon por un par de segundos hasta que se sobresaltó al ver al menor darse la vuelta sin deshacer su unión. Ni siquiera había terminado de procesarlo, cuando miró como el delgado reposaba su mejilla derecha en la almohada y lo miraba de reojo al tiempo que se apoyaba débilmente en sus rodillas.
— Hyungwon... —gruñó Wonho al encontrarse con una imagen todavía más erotica que la anterior.
Su HyungHyung de espaldas hacia él, regalandole la vista perfecta de la posición que anhelaba desde hace un tiempo. La pálida piel de su espalda tan expuesta y necesitada, con leves marcas por su ronda anterior de provocación, su bonito trasero en elevación dejando su unión más a la vista que nunca, su sonrojada cara apoyada en la almohada, mirándolo al mismo tiempo que jadeaba.
— No te muevas... —le pidió entre respiraciones erráticas— te haré sentir bien...
Wonho quería preguntar algo, ni siquiera sabía el qué, pero sus palabras y pensamientos se esfumaron al ver como aquella delgada figura se ondeaba frente a él de forma grácil y placentera, autopenetrandose en aquella fuerte erección.
Aunque intentó evitarlo, Hoseok acabó mordiéndose el labio por la sensación que tenía en todo el cuerpo en ese momento. Sentía cosquillas, escalofríos, calidez, extasis y amor mezclados.
¿Cómo podría soportarlo por más tiempo?
Sin dudarlo tomó la cintura de Hyungwon entre sus manos tan fuerte que sus dedos se marcaron en la piel del delgado cuando comenzó a embestirlo. El ritmo que Hyungwon había marcado era notoriamente más lento que el suyo, pero el cambio de velocidad no molestó en absoluto a ninguno de los dos. Al contrario, sus sentidos se volvieron más intensos. Hyungwon tampoco se contuvo de gemir o de moverse en busca de una mejor penetración para llegar al clímax que ambos estaban anhelando.
Estaban placenteramente acalorados, respirando por la boca y deseando fusionarse incluso hasta el alma en ese encuentro, descubriendo un nuevo tipo de sabor. Experimentando por vez primera aquello que se sentía al ir más allá del deseo carnal.
En un momento, las piernas de Hyungwon amenazaron con fallarle y acabar desplomandose sobre la cama, por lo que Wonho lo sostuvo con más fuerza pero esta vez usando una mano para estimular el húmedo miembro de Hyungwon.
A esas alturas, aquello que había comenzado con un breves jadeos y gemidos ahogados se había transformado en el fuerte sonido de un chapoteo, fuertes gruñidos y gemidos audibles. Tanto que a Wonho le causo un poco de gracia.
— HyungHyung... —articuló con dificultad entre jadeos y risa— espero que estas paredes no sean tan delgadas como pienso...
Hyungwon, quien en ese momento se aferraba a la almohada en la que había hundido su rostro antes, se giró para mirarlo por un momento con una sonrisa que delataba todo menos vergüenza.
— Que se jodan... —susurró en medio de aquella sonrisa traviesa— y que aprendan como hay que hacerlo con ganas.
Después de tal declaración, ¿como podría un simple hombre tener tanta fuerza de voluntad para no arremeter con más deseo contra esa delgada figura? Imposible.
¡Pues a la mierda el mundo!
Su mano se apresuró a estimular casi ferozmente al miembro que sostenía, moviéndose con tal rapidez y precisión que Hyungwon no lo soportó por mucho más tiempo y acabó cediendo en medio de algunos suaves gritos al placer de un primer orgasmo, pero no se detuvo ahí. Aprovechandose de la doble estimulación, volvió a retomar el control del ritmo y moviéndose tan bien como sabía hacerlo, aún en las secuelas de su placer, logró arrastrar al acalorado Hoseok al orgasmo también.
En un principio, Wonho pensó retirarse al sentir su orgasmo aproximarse, pero Hyungwon fue más rápido al tomar sus muñecas y tirar de él para que en cambio se acercara más. Y así fue como recibió el orgasmo de su esposo, sintiendo su ardiente cuerpo quemar su espalda, sintiendo sus agitadas respiraciones, tocando sus pieles en casi toda su extensión. Sintiendose en casa, a gusto.
Por un momento Hyungwon se sintió aturdido. Tan abrumado que no sabía ni como habían llegado ahí, pero a los pocos segundos sintió un cosquilleo extra en su sensible cuerpo y no se trataba nada más que de unos cálidos labios dejando cortos besos en la húmeda piel de sus hombros y espalda.
— Mío, mío, mío... —susurraba Hoseok incansablemente mientras besaba una y otra vez aquella extensión de piel, como si no quisiera dejar ni un solo trozo de ella sin darle su atención correspondiente.
Hyungwon sonrió al sentirlo.
Tenía los ojos húmedos y no sabía por qué o cuando había comenzado a llorar, pero no podía parar de sonreír como un idiota.
— Je suis tout à toi... —susurró con los ojos rojos sin dejar de derramar lágrimas sobre la almohada, aquellas que Wonho nunca notó.
¿Por qué lloraba?
Cagadas que no debes cometer:
#65) Si no quieres sufrir, no ames.
Traducciones:
[1] Soy todo tuyo.
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Aclaración:
Debido a algunos comentarios recibidos anteriormente me veo en la necesidad de aclarar algo, y es que Hyungwon en ningún momento está siendo “tóxico” al decir que Wonho es suyo. Esto intenté explicarlo durante el capítulo pero por si no entendieron aquí la explicación: al igual que todas las parejas/personas, él también tiene su propio fetiche/gusto en las relaciones y es que pese a ser normalmente tranquilo en su diario vivir, cuando se trata de la vida privada en la cama le gusta el tipo de trato "rudo" obviamente con consentimiento, por eso en capítulos anteriores Samuel mencionó algo así y Hyungwon no lo negó porque estaba diciendo la verdad, y eso no significa que él es un sumiso todo el tiempo, a veces le gusta tener el control (como en esta ocasión) o ser controlado. Si bien al inicio estaba enojado de verdad con Wonho por lo que hizo, supo darle la vuelta a la situación para resolver el problema de una forma satisfactoria para ambos; Wonho obtuvo su respuesta y ambos obtuvieron placer.
Tengan en cuenta que esto es nada más un roleplay de pareja, todo con consentimiento y sin daños severos de por medio. Al contrario de lo que muchos pensaron, no se convirtieron en una pareja tóxica, más bien son una pareja más unida ahora porque supieron ponerse de acuerdo para que ese ambiente se desarrollara de forma satisfactoria y sana.
Eso es todo.
Espero hayan disfrutado.
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