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Aquel abrazo era reconfortante e hiriente en ambas direcciones, a medidas iguales, sin embargo, separarse parecía doler más que mantenerlo, así que ninguno lo rompió antes de tiempo. Hyungwon clavó su mirada en lo que había detrás del sofá, no era nada interesante, de hecho era solo una pared, pero aquella simple pared lo estaba envolviendo en un remolino de pensamientos e intensas emociones que no podía controlar.
Aquella no era sólo una pared, era la pared del apartamento que había rentado desde muy joven, cuando decidió que sería él quien tomaría el mando de la cafetería de su abuelo para que el negocio no quebrara. En ese mismo apartamento tuvo su primera vez, compartió con Samuel por años y aquellas mismas paredes también habían sido los únicos testigos de todas las noches que lloró con el corazón hecho pedazos. Más tarde esas paredes fueron las que escucharon sus murmuraciones cuando un tonto extraño extranjero lo insultó cuando decidió ser amable, después fueron testigos de cómo aquel mismo extraño le hizo una petición estúpida que aceptó sintiendo su pecho desmoronarse de emociones, entonces también fueron testigos de las platicas de madrugada, de las peleas tontas, de la peleas reales y también de las reconciliaciones.
¿Cómo era posible que algo tan tonto como una pared fue testigo irreemplazable de la mayoría de cosas de su vida? Pero más importante... ¿Serían aquellas paredes el testigo del dolor que Wonho iba a vivir con su partida? ¿Qué otra cosa surgiría ahí dentro? Y... ¿Por qué aquella simple pared se sentía más importante que muchos de los objetos de la casa? ¿Acaso... Era porque lo consideraba un hogar?
Miles de preguntas rondaban aún por su mente cuando sintió que los fuertes brazos de Wonho lo levantaron en el aire, el mayor se levantó del sofá cargandolo en brazos yendo en dirección a la habitación y aunque quizo cuestionarlo por su repentina acción, decidió que no lo haría. Se sentía más que en deuda con Wonho por todo lo que había pasado y lo que pasaría luego.
Al llegar al lugar, Wonho lo depositó sobre la cama con mucho cuidado y después de dejar un beso en su frente se apartó de él dejando que una leve ráfaga de aire frío reemplazara el calor que sus labios habían dejado en él.
— Voy a dormir contigo esta noche. —comentó quitándose la camiseta que tenía puesta, dandole la espalda al delgado— suena muy descortés, pero dejaste en claro que podía hacer lo que quisiera y mi voluntad es dormir con mi esposo esta noche.
Al acabar con su explicación, volteó para ver al sorprendido Hyungwon que estaba en la cama sin saber cómo reaccionar, sin embargo no fue capaz de reprochar a su decisión, al contrario asintió y simplemente empezó a desvestirse con lentitud para colocarse la ropa de dormir que usaba habitualmente, aunque debía admitir que su pijama había quedado en el olvido desde que Wonho vivía activamente con él, en esos momentos ya le bastaba con ponerse una camisa de Wonho y dejar su bóxer debajo para tener una cómoda noche de sueño y claro que el mayor lo sabía, porque en cuanto lo vio quitándose la ropa, le ayudó y buscó por su propia cuenta entre sus camisas alguna que fuera cómoda para que Hyungwon pudiera descansar esa noche.
— ¿Esta está bien? —preguntó alzando una camisa gris en su mano derecha y cuando Hyungwon asintió avergonzado por darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, él sonrió— bien...
En ese momento colocó la camisa en él sonrojado Hyungwon y no se contuvo de observarlo fijamente, sin importarle que aquella intensa mirada pudiera incomodar a su ya avergonzado esposo.
— ¿Q-qué ocurre? —preguntó nervioso sin poder levantar la mirada de sus manos que sostenían con fuerza el borde de la camisa gris debido al nerviosismo.
Wonho sonrió y negó.
— Me gusta verte y aprovecho ahora que puedo, porque sé que eres demasiado cambiante y quizá mañana no me dejes estar contigo. —comentó sorprendiendo al menor— eso es todo... Aunque, debes saber que si mañana no quieres verme, esperaré al día después. —sonrió levantando el rostro del delgado por la barbilla— siempre buscaré el día a día contigo.
El delgado soltó el suspiro que no pudo retener y unió sus manos junto a las de Wonho lentamente, esperando no provocar una reacción demasiado fuerte en el mayor.
— Entonces hay que dormir ahora, creo que ambos estamos cansados. —susurró con una sonrisa que escondía muy bien lo que estaba sintiendo.
Se acostó en la cama y tiró levemente de Wonho para que lo siguiera. No quería más palabras de por medio, ya era suficiente dolor por una noche.
Sin embargo, aún después de apagar las luces y quedar en completo silencio, la simple tarea de dormir le resultaba casi imposible y ni siquiera era culpa de algo de su exterior. Todo se debía al ruido de sus pensamientos que llegaban a ser fastidiosos, entonces, cuando giró por decimoquinta vez en la cama en busca de una posición más cómoda para forzarse a dormir, sintió el brazo de Wonho envolverlo por la cintura y atraerlo hacia él, formando la típica cucharita en la que dormían en sus mejores días.
— ¿Qué ocurre? —preguntó el mayor muy cerca de su oído, con la voz ronca debido a que no había hablado en un buen rato— ¿no puedes dormir? —Hyungwon negó levemente sintiéndose a gusto en sus brazos, entonces sintió como Wonho lo mimaba acariciando su cabello— oh HyungHyung... Si no liberas tu mente de los pensamientos no podrás descansar correctamente.
Al escucharlo, Hyungwon giró lentamente y con mucho cuidado de no romper el contacto para finalmente quedar cara a cara con su esposo, quien tenía el rostro tenuemente iluminado por los astutos rayos de luz de farolas que se colaban entre las cortinas.
— Entonces cuéntame algo bueno. —susurró con un nudo en su garganta.
Wonho lo miró fijamente, luciendo bastante pensativo.
— No me sé ningún cuento... —lamentó— pero puedo contarte una anécdota.
Hyungwon asintió.
— Solo háblame... —respondió sinceramente, acurrucado contra él— cuéntame algo de ti que no sepa y que consideres importante.
El mayor suspiró.
— Hay dos cosas que he querido decirte hace mucho... —comenzó— la primera realmente no es agradable, sé que me dijiste que te dijera algo bueno, pero ya que puedo hablar contigo de algo personal, entonces tomaré la oportunidad... —el delgado asintió— hace años, la gente que me conocía y se enteraban de quienes eran mis padres, me odiaban sin razón. Siempre pensaban que yo sería un maldito engreído, algo así como un "intocable"o simplemente" un niñito de papi" —ironizó soltando una risita triste— y comenzaban a buscar problemas sin motivo, así que cuando fui creciendo empecé a rodearme de gente y hacerles ver que era "amigable". Empecé a ocupar mi dinero en contentar a los demás, y ese fue mi método de defensa en mi día a día... En ocasiones no tenía dinero suficiente, pero otras sí. Y era precisamente en esas ocasiones donde yo era el favorito de todos. —sonrió levemente— me creé una reputación que cuidé por años, todo... —suspiró— todo porque siempre he tenido miedo a la soledad, HyungHyung. Cuando no tenía el dinero, me daba mucho miedo decir la verdad porque... Odio estar solo.
— ¿Eso no es considerado casi como una extorsión? —preguntó en un susurro— si fue hace años podrías haberlo dicho a tus padres.
Wonho negó rápidamente.
— ¿Sabes que hubiera pasado si lo hubiera dicho? Todo sería peor. Demostraría con honores que en realidad era un niño de papi y habría provocado que todo fuera el doble de malo... —respondió casi triste— Y sabía que si mis padres se enteraban de la situación dirían que era ridículo que no me defendiera, así que simplemente lo ocultaba... —acarició su cabello— Incluso antes de venirme a Francia organicé una enorme fiesta de despedida donde terminé borracho a más no poder en la sala de la casa de mis padres... —susurró— Yo solo quería que alguien me acompañara en el último día que estaría en mi país y emborracharme para olvidar por un momento que estaría solo en un país que no conocía, dejando atrás todo lo que construí por años...
El corazón de Hyungwon se entristeció. Él nunca había tenido demasiado dinero, pero jamás le habían faltado las risas sinceras y la calidez del amor.
— Wonho... —le llamó, incapaz de poder decirle algo más, pero él acarició su cabello como si quisiera decirle que no hacía falta decirle nada más.
— HyungHyung, realmente amo tu compañía, sin embargo he luchado mi vida entera por no quedarme solo y ahora me estoy enfrentando al temor de perder a los que amo por mantenerla. —le comentó, provocando que Hyungwon suspirara.
— Lo comprendo. —respondió sin más.
Wonho sonrió.
— Amarte es lo más difícil que he hecho en mi vida... —soltó una risita— pero jamás me arrepentiría de ti y menos ahora, después de todo lo que he hecho.
El menor intentó por un momento buscar algún indicio de ambigüedad en sus palabras, pero luego decidió no indagar demasiado en el tema, simplemente para evitar hablar de la situación actual como pareja.
— ¿Qué era lo otro que querías decirme? —preguntó cambiando el tema drásticamente.
Wonho lo miró como si lo hubiera olvidado por un momento y lo recordara de repente.
— Oh, eso... —respondió con una sonrisa leve que confundió al delgado— Bueno, es... No sé si decirlo después de decir lo que dije.
Hyungwon frunció el ceño.
— ¿Qué? —cuestionó confundido.
Wonho soltó lentamente su cintura para tomar sus manos y apretarlas suavemente, como si quisiera hacerle sentir que su compañía era real...
— Hyungwon... —le llamó en el momento que sus miradas se conectaron— sé que hemos pasado por muchas cosas juntos. No hay una sola locura que no haya disfrutado a tu lado, sin embargo hay algo que nunca te he dicho... —Hyungwon buscó en sus ojos aquella respuesta— HyungHyung... Jamás superaré la tanga, pero no tienes idea de que tengo muchas ganas de hacerte el amor de perrito...
El delgado abrió la boca con confusión.
— Q-Quel? —respondió en francés sin poder decir algo más.
Cagadas que no debes cometer:
#62) No tengas charlas nocturnas.
Las cosas se pueden tornar
un poquito extrañas...
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